Partida Rol por web

El silencio responde a mis palabras, bien por educación o por miedo, me quedaré con esa duda, pero quería dejar claro cual era mi posición al respecto. No iba a dejarme pisar por un cualquiera. Demasiados problemas tenía ya por ser quien soy, alguna ventaja tenía que tener.

Camino en silencio el resto del trayecto, deteniéndome momentáneamente en la entrada de la mansión. Los detalles eran importantes, más en un antiguo y un Príncipe. Tenían demasiado tiempo para estudiar las cosas.

Recorro los pasillos del edificio, intentando recordarlos. Nunca se sabe cuando tienes que hacer una salida apresurada. Al hablar con alguien tan viejo suele ser demasiado fácil ofenderle y una salida temprana podía evitar males mayores. Cuando llegamos a la presencia de Mithras no puedo evitar un escalofrío por mi cuerpo, aunque sea más algo psicológico que puramente físico dada mi situación de no-muerta. Aquel hombre era peligroso, y lo demuestra su falta de educación y modales al saltar directamente a un interrogatorio tan abrupto sin necesidad de otras palabras. Giani habla, calmado, como siempre, y yo simplemente asiento ante sus palabras.

Si el Príncipe me dirige la mirada, esperando mi palabra, simplemente me presentaré: - Aricia Mytros, chiquilla de Leopoldo Valdemar, del clan Lasombra. No puedo añadir nada a lo que ya ha dicho mi compañero.

- Jäger. Brujah.

Respondo hoscamente mirando con desconfianza a todos los presentes.

El príncipe repiqueteaba un dedo en el reposabrazos de su silla sin quitaros la vista de encima. Vuestras respuestas habían sido complacientes, pero sin duda había algo que seguía inquietandole y perturbaba la tranquilidad de su atormentado rostro.

Entonces, los ojos de Mithras buscan a los de la hermosa mujer de la sala, y ésta responde con un leve asentimiento sin borrar la sonrisa de su cara.

- Es un milagro que hayáis llegado tan lejos, sobretodo dada la "irresponsabilidad" de vuestros sires.

Sus palabras son corteses y su voz es como el más suave terciopelo, pero puede adivinarse el hierro bajo el mismo. Sus ojos de color violeta os contemplan con una mezcla de simpatía y diversión.

- Dicen que buscan a alguien, pero no han mencionado su nombre.

Apunta el otro hombre dirigiéndose al príncipe pero sin mirarle directamente.

Me encojo de hombros ante las palabras de la dama que no se ha presentado, las locuras de nuestros sires son algo de lo que hace tiempo me desentendí, aunque algunos como los fundadores no quieran dejarlo en el olvido

Las palabras del hombre me interesan mas ya que atañen a nuestra razón de estar aquí, yo me dirijo a Mithras como si las palabras hubieran sido suyas

-No, no hemos dicho su nombre ¿deberíamos?. No conozco demasiado las leyes en vuestros dominios, pero el no es un habitante de vuestra ciudad y nosotros lo buscamos en beneficio de altos dirigentes de la Camarilla. ¿Vais a ayudarnos en nuestra busqueda?¿o tal vez detenernos si se trata de un aliado vuestro?-

Las palabras de aquella mujer me sonaban repetidas en algún lado de mi cabeza. ¿No nos habían dicho algo parecido cuando nos recogieron recién convertidos a la no-vida aquellos malditos que ahora nos mandaban a dar vueltas por el mundo detrás de sus caprichos? Me sentí ligeramente confundida, hasta que Giani habló. Al principio parecía educado al hablar directamente con el de mayor rango de la sala, pero al final de sus palabras pudo resultar incluso amenazante. ¿Acaso confiaba en que Mithras temiera a la camarilla o sus dirigentes? Era más que probable que ese hombre llevara más de 2 siglos en la ciudad como para temer a algo tan relativamente nuevo.

Tenso mis músculos, preocupada, mientras doy medio paso hacia atrás, apartándome. No quería que me salpicara la sangre si a alguien le daba por atacar solo por aquel desacato.

Cuando te concentras para ver el aura de los presentes, nada. Sus colores se difuminan como por arte de magia antes de que alcances a verlos ¿se habrán dado cuenta? tienes la ligera impresión que alguno de los presentes ha contrarrestado tu poder de alguna forma.

En cuanto a la mujer que te sonaba de algo, de repente caes en la cuenta: se trata de la misma persona cuya figura estaba representada en el mascarón de proa del barco que os condujo hasta Dover, el galeón llamado "Endurance"

- Tranquilas gallinitas mías,* habrá tiempo de aclarar vuestras dudas. Por ahora podéis estar tranquilas.

Se apresura a decir la mujer en tono conciliador cuando ve que Aricia se tensa y aparta.

Por su parte notáis como la expresión del príncipe se relaja ostensiblemente, mostrando su agrado ante la respuesta de Gianni. De todas formas, sus facciones siguen siendo duras y su porte el de una criatura remotamente antigua.

- No tenéis la obligación de revelarnos su nombre y los asuntos de la Camarilla son bien recibidos en nuestra ciudad. De hecho nuestra principal preocupación en estos momentos es la presencia de un enemigo de la Camarilla en Londres, pero ni yo ni Violetta - refiriéndose a la mujer a su lado. - conocemos su identidad.

Hace una pausa, pensando un segundo las siguiente palabras.

- Creemos que Vance lo sabía, pero siento comunicaros que nuestro conocido en común ha sido destruido recientemente y vosotros fuisteis los últimos en saber de él.

En este instante notáis las miradas de todos los presentes fijas en vosotros, buscando cualquier indicio que os delate como autores del crimen que os acaban de revelar.

Por un momento miro a la mujer como evaluandola, luego vuelvo a dirigirme al príncipe

-aquel al que buscamos es un enemigo de la Camarilla, o asi lo piensa Hardestadt al menos- me doy un momento para observar la reacción de los presentes a este nombre, sin duda lo conocerán

-Su nombre es Ambrogino Giovanni, y robo un libro en Roma que hemos de recuperar y devolver a la ciudad santa-

Las siguientes palabras me hacen fruncir el ceño -¿Vance ha sido destruido?- apenas hace unos días desde que escuche ese nombre por primera vez, pero desde luego la de Jäger fue una intuición muy aguda

Al ver que las palabras de Giani no son tomadas como una afrenta o un insulto, me permito relajarme ligeramente, aún alerta. No me gustaba esa situación de no saber ni controlar lo que ocurría. Me sentía demasiado espectadora de los hechos que estaban ocurriendo alrededor.

Las palabras de Violetta me vuelven a llamar la atención. Me quedo mirándola, quizás demasiado tiempo para ser sutil. ¿Por qué usaba esas palabras? ¿Por qué parecía conocernos tan bien? Estaba seguro de que no la había visto antes. No me sonaba su cara.

Cuando Mithras vuelve a hablar, desvío mi mirada de la mujer. Aquí ocurrían cosas más allá de nuestro entendimiento, como la recién nombrada muerte de Vance, con las miradas acusadoras que ello conlleva. Otra vez en el centro de mira. Otra vez en riesgo.

- Agradeceríamos colaboración de los presentes, en tanto pudieran, para localizar al señor Giovanni y a ese libro, por los intereses de la Camarilla y de Hardestadt y el resto de los fundadores. - digo, en un tono de voz neutro, depositando mi mirada ante los presentes que lanzaban esas miradas inquisitivas.

- Giovanni.

se acaricia la barbilla interesado, pensando durante unos segundos antes de menear la cabeza contundentemente.

- No, ese no es el hombre que buscamos.

el hombre vuelve a entornar la mirada hacia vosotros.

- Mis hombres están demasiado ocupados en el asunto del que os he hablado como para ofreceros nuestra colaboración. Aunque si estáis dispuestos a ayudarnos en la investigación de la muerte de Vance y a encontrar al malhechor que está detrás de ello, seguro que encontraríamos alguna forma de devolveros el favor.

La mirada de Mithras se desvía a un lado, como si su interés estuviera menguando por momentos.

- Tengo asuntos que atender ahora. Si necesitáis algo, aclaradlo con Valerius.- señalando al chico de ropajes elegantes.- Si trabajáis para Hardestadt como decís, no hará falta que os recuerde que no se va a tolerar ninguna afrenta a las tradiciones en esta ciudad.

No os queda claro si esta última frase se trata de una advertencia o una sentencia, pero el tono era extremadamente serio.

En lugar de ofrecer ayuda la piden, está visto que eso viene siendo lo habitual pero sigue siendo desalentador

-Haremos lo que esté en nuestra mano por ayudar- respondo quedamente, una afirmación que realmente nos compromete a bien poco. De todos modos la conversación con el príncipe parece haber acabado

Con una leve inclinación de cabeza y el simbolo de la cruz me despido del príncipe y me dispongo a seguir a Valerius

Viendo que mis palabras habían influido más bien poco en ninguno de los presentes, doy por finalizada la conversación, girándome para salir de la sala, no sin antes dedicar una última mirada a esa mujer que se hacía llamar Violetta y un gesto a modo de despedida con la cabeza.

Quedaba pendiente el asunto de alimentarme. Tendría que hablar con ese tal Valerius para poder hacerlo. Iba a ser demasiada sangre para poder beberla de un único recipiente.

El robusto hombre sale con vosotros y os dice:

- Habéis obrado bien respetando la tradición. Podéis quedaros en la posada del Palisandro el tiempo que deseéis.

Acto seguido, se inclina levemente en señal de despedida y se marcha con pasos largos y firmes.

- Para que luego digan que los Ventrue somos estirados.

Comenta con sorna Valerius, mientras Gaiman se aleja al compás de sus botas.

Luego se gira hacia vosotros.

- Le habéis caído bien a Mithras, pero no por ello habéis dejado de ser sospechosos de asesinato. 

Os advierte de nuevo.

- Si no hay nada más...

Se dispone también a despedirse de vosotros y volver al interior del palacete.

Hago un gesto de asentimiento con mirada firme hacia Valerius.

- De acuerdo entonces. El tiempo probará nuestra inocencia. Probablemente haya sido el propio Giovanni el artífice de tal asesinato. - digo, sin pelos en la lengua, pues me tenía un poco harta toda la trama política de la ciudad nada más llegar y sin haber tenido tiempo a acomodarme.

- Necesitaré alimentarme esta noche. ¿Tengo vuestro permiso?

una vez fuera del Eliseo Me despido de Gainman, pero cuando el segundo de Valerius nos deja tambiñen le detengo

-un momento por favor, estamos buscando a alguien o algo llamado "Mallotte", tal vez podáis ayudarnos con eso-

Después de todo resulta mucho mas sencillo preguntarle a el que ir buscando a ciegas en esta ciudad desconocido de extraño idioma

- Mhm.

Asiente Valerius a la pregunta de Aricia

- Podéis cazar a varones en el Strand, o bien fuera del área enmurallada. Al otro lado del Támesis.*

Os dice señalando el río. Luego se gira hacia Giani, haciéndo una pausa para mirarlo fijamente tratando de adivinar las causas que motivaban aquella pregunta a cerca de Mallote.

- André Mallote. Número 7 de la calle Savoy Hill, muy cerca de aquí también. - recita con excelente virtud - Aunque os advierto que Mallote es un respetado miembro de la Camarilla que no debe ser importunado.