Partida Rol por web

Buscas alguna forma de improvisar algún tipo de arma pues temes que pronto vas a tener que entrar en acción.

Un cucharón de madera que había en la cocina del refugio y clavos, era un plan genial. Pero no tenías ningún martillo ni se te ocurría como ibas a realizar tal obra maestra de ingeniería.

Bueno, por lo menos no te habías roto un dedo en el intento. Esa era la parte positiva.

La “malavida” volvía a jugarle una de sus trastadas y aunque Bernini ya debería estar acostumbrado a ello no era el caso y por ello tuvo una rabieta.

En este caso descargo toda su frustración sobre las ollas, platos, vasos y demás enseres de la cocina a las cuales golpeaba con una gran cuchara de madera al grito de:

“No tengo martillo”, “no tengo martillo”.

Ahora, que quería significar aquel extraño grito de guerra era algo incomprensible para mentes más sanas y sin embargo para Bernini parecía ser algo MUY importante.

Una vez hubo terminado con aquello pareció serenarse – al menos de momento -, y volviendo a adoptar su ahora “normal” actitud huraña y retraída se acerco hacia donde estaban ya esperando sus compañeros a los cuales les dijo por lo bajo como a modo de explicación:

“No tengo martillo”, mientras mostraba la cuchara destrozada que aun llevaba en la mano.

Un rápuido recuento de nuestros fondos muestra claramente que no disponemos de dinero para alquilar un carruaje, el voto de pobreza puede ser práctico para un monje ermitaño, pero no tanto para alguien que ha de hacer cumplir las leyes de los Fundadores

-ah, en fin, tendremos que caminar, mejor darnos prisa-

Antes de marchar Bernini tiene un ataque que obserbo en silencio, cuando finalmente nos enseña la cuchara rota sonrio -es algo que habrá que arreglar, Bernini Macabeo debería tener un martillo-

Sin esperar una respuesta empiezo a caminar a paso rápido por el camino a la mansión

El espectaculo de Bernini no dejo indiferente a Giani y Sav quienes observaron la escena con tanto estupor como con indiferencia pues sin duda empezaban a acostumbrarse a sus locuras.

Si, pongamonos en camino cuanto antes.

La suerte estaba echada y al acabar el día habrían cumplido su misión o habrían muerto en el intento, Bernini ya no tenía remedio a estas alturas, no había tiempo para hacerle cambiar así que Sav se conformó con pensar que con un poco de suerte quizá pensarían que todos estaban locos y eso hacía que los subestimaran.

Salís a pié de la ciudad. A medida que seguís las indicaciones hacia la mansión de Ambrogino, el aire empieza a cargarse de un aroma a fuego y cenizas. A lo lejos, unas finas columnas de humo se elevan hacia el cielo. Os teméis lo peor.

Aunque todavía se mantiene en pié, el refugio del antiguo no es más que una cáscara vacía.

La mansión ha ardido por completo.

Brilla la luna llena, y la niebla oculta la empalizada. Un frío viento sopla desde el este. El terreno está húmedo.

El olor a quemado no era buena señal, el cruce de miradas un instante después nos decía que estábamos pensando en lo mismo.  Las columnas de humo y la visión de la casa finalmente confirmaron los peores temores

Parece que algo ha ido mal, o alguien le ha alertado de nuestra llegada.  Echemos un vistazo.

Sav siguió hacía delante agudizando su oido, un silbido se hizo oir desde el gangrel.

Un par de pájaros pequeños responden al silbido, gorjeando soñolientos desde las ramas de un fresno. También una ardilla levanta la cabeza de entre el rocío de las hierbas húmedas. 

Tus sentidos detectan unos pasos invisibles entre la niebla.

De entre la niebla emerge una figura cuya voz suena con un suave acento italiano. 

- Ah, adoro el arte, y no podía dejar que sufriese daño una obra tan bella. 

Lleva en sus manos un retablo bizantino, que deja a un lado con delicadeza.

- Permitid que me presente. Me llamo Ambrogino.

Por el camino voy pensando como enfocar el próximo enfrentamiento, pero encontrar la mansión devastada por las llamas trunca por completo mis planes, me quedo mirando el edificio en ruinas mientras Sav llama a sus animales

Así sigo cuando de entre la niebla sale nuestro esquivo fugitivo y se presenta con naturalidad

Yo le respondo con igual naturalidad, auqnue sigo mirando la mansión arruinada con fascinación

-Mucho gusto, yo soy Giani Vitello, mis acompañantes son Bernini y Savio. ¿Podría decirnos que ha causado el fuego?-

Sav pudo escuchar los pasos de alguien mientras se acercaba, aunque fue una sorpresa que fuera el propio Ambrogino.

El vastago Tenía un regio porte y una desconcertante naturalidad, no pareció sorprenderse de encontrarnos allí lo que llevo a pensar a Sav en que tenía un plan y que aquel encuentro no era fortuito.

Sav permanecía atento, concentrado dejando las palabras a Giani. El gangrel se agachó ligeranmente mientras silbaba a los animales que habían acudido a su llamada los cuales se alejaron tras unos instantes.

El hombre contiene una risotada, como si aquello fuera una especie de comedia.

- Yo ¡He sido yo! ¿Quién si no?

El hombre se acerca ofano y con el pecho henchido.

- ¿O a caso creéis que todo esto es casualidad? - señalando a la mansión y a vosotros tres. - Os habéis ido comiendo todas las migas del camino una a una des del principio ¡¡Y no esperaba menos de los herederos de la gran conspiración de Isaac!! Por eso mismo os escogí, claro que sí. 

Los ojos del hombre muy abiertos os miran fijamente mientras se explica.

- Os he elegido para un destino muy especial y ahora que habéis demostrado ser dignos de ello, ya es hora que sepáis toda la verdad.

Un brillo de codicia y autoridad reluce en su mirada

- Obedeced mis órdenes y os prometo un poder con el que jamás habéis soñado. ¡Os compararán con el mismo Dios y tendréis un señorío que gobernar, al lado del clan Giovanni!

Se escucha un fugaz aleteo en las ramas del fresno y los pajaros se dejan caer antes de ascender de nuevo revoloteando por la zona.

El hombre contiene una risotada, como si aquello fuera una especie de comedia.

- Yo ¡He sido yo! ¿Quién si no?

El hombre se acerca ofano y con el pecho henchido.

- ¿O a caso creéis que todo esto es casualidad? - señalando a la mansión y a vosotros tres. - Os habéis ido comiendo todas las migas del camino una a una des del principio ¡¡Y no esperaba menos de los herederos de la gran conspiración de Isaac!! Por eso mismo os escogí, claro que sí. 

Los ojos del hombre muy abiertos os miran fijamente mientras se explica.

- Os he elegido para un destino muy especial y ahora que habéis demostrado ser dignos de ello, ya es hora que sepáis toda la verdad.

Un brillo de codicia y autoridad reluce en su mirada

- Obedeced mis órdenes y os prometo un poder con el que jamás hayáis soñado. ¡Os compararán con el mismo Dios y tendréis un señorío que gobernar al lado del clan Giovanni!

Algo no te cuadra. Conoces muy bien a la familia Giovanni y sabes lo celosos que son con sus secretos. Su endogamia fue precisamente lo que te hizo tomar el riesgo de traicionarlos, y ahora que te vuelves a presentar ante ellos, te esperan con los brazos abiertos ofreciendo compartir algo que parece mucho más importante que la propia inmortalidad. Alerta.

Cita:

Aquella palabra pareció enfurecer a Sav, estaba harto de la prepotencia de los señores que creían que podían comprar todo con dinero... pero aquella vez sería diferente a lo que podía estar acostumbrado Ambrogino.

No deseo ni tus riquezas y las migajas de tus delirios de grandeza, sabes a lo que hemos venido.

El Gangrel seguía concentrado en sus sentidos sin perder de vista a Ambrogino.

Vaya, no me esperaba que el propio Ambrogino entregara al fuego la mansión en que se refugiaba, un signo mas de su locura, como el resto de sus palabras

-"Porque fuego habéis encendido en mi furor, para siempre arderá"-

Tras la cita miro por primera vez a Ambrogino

-Lo que propones es blasfemia, y ya hemos comprobado personalmente que los Giovanni son malos jefes. Entrega lo que robaste y afronta el juicio por tus actos-

Con poca esperanza de que Ambrogino razone con nosotros empiezo a reunir el poder de mi sangre para lo que temo va a venir a continuación

Bernini no tenía ni zorra idea respecto a lo que estaba sucediendo allí y ahora pero al parecer el nuevo Dioscuro estaba más loco que el mismo y eso ya era decir mucho.

Miro a su MAESTRO y a su amado-compañero el Doma Ratas y vio en ambos preocupación, molestia, estreñimiento gástrico o algún tipo de incomodidad reflejada en sus rostros – o le pareció a el que ya puestos es más o menos lo mismo -. Como fuera, si sus amigos estaban en contra del “nuevo” el  también iba a estarlo.

Pero sobretodo porque ODIABA a los Giovani y no confiaba en ellos por nada del mundo.

Bernini no era un hombre de posibilidades ni planeamientos y cuando tenía que ir al hueso, pues iba y sin pedir permiso. Ese, como es dicho, era Bernini, pero sin embargo “El Otro” estaba hecho de otro material.

Yo pienso que su idea es interesante, dijo El Otro en el cuerpo de Bernini mientras se acercaba hacia el Giovani sin miedo alguno.

- Necios ¿¡cómo osáis acusarme de robos y delirios?!

El gélido viento otorga resonancia a las palabras del hombre y podéis ver como un charco de sangre se empieza a crear bajo sus pies a pesar de que el hombre no muestra signo alguno de estar herido.

- Estaba equivocado. ¡No habéis entendido nada en absoluto! ¡¡Si no sois capaces de cumplir con vuestro destino, entonces no sois más que un estorbo!!

Las pupilas tiemblan y las falanges de los dedos crujen extendiéndose en forma de monstruosas garras.

Empieza el combate.

No necesito usar mis dones para darme cuenta de que está usando alguna clase de oscuro poder, tras ver a Aricia manejando la oscuridad es dificil sorprenderme, pero desde luego lo de la sangre y sus manos resulta muy llamativo.

-Es desafortunado cuando no se pueden hablar las cosas de forma civilizada- comento mientras saco mi espada de entre mis ropas, sin embargo no doy un paso hacia Ambrogino, concentrado como estoy en potenciar mi físico con el poder de la sangre

-¿seguro que no podemos convenceros de ser mas razonable? "El velo no se ha levantado, pues solo en Cristo desaparece"-