Partida Rol por web

Una hora más tarde, terminado el programa de Reba, estaban todos en el apartamento de Cliff. Éste había regresado de su visita a Rober con información sobre Willis. Y le había ido bastante bien.

Morgan Willis había tenido su momento de gloria en los 50 cuando logró encadenar varios éxitos en las listas. El mayor de ellos, como había corroborado la oyente de Reba, había sido 'Hoodoo's Lucky Boy' en el 58, en un segundo puesto justo por debajo del mismísimo Elvis. El intérprete había sido un chico negro llamado Bob Haunting, aunque probablemente fuera su nombre artístico. Flor de una noche el tal Haunting desapareció de los circuitos casi de forma simultánea a su promotor. Robert había seguido la pista de Willis descubriendo que se había pirado de Dallas debiendo mucho dinero a un importante mafioso local: Joseph Civello. Se las arregló para darle esquinazo y Civello fue apresado por la policía en la famosa redada de Apalanchin de 1957, en New York, donde fueron atrapados varios de los capos más importantes del país. De aquella Willis ya se había afincado en California ejerciendo en varios oficios del espectáculo: organizador de fiestas, promotor de cantantes, etc... Actualmente está retirado y sigue vivo, con residencia fija en California, pero tiene una propiedad en Dallas que compró a finales de los 70, cuando Civello ya había fallecido. Robert incluso había logrado la dirección de la casa: una pequeña propiedad en las afueras.

- Me ha cabreado mucho lo de los dos Jims, no sé de qué conoces a Sonny, Tony, pero aparentemente ha preferido no hablarnos de otros que han seguido la pista de las grabaciones antes que nosotros. me han dado a entender que no les fue precisamente bien...- Comentó Reba, recalcando lo que ya había explicado sobre su cháchara con el colgado. Estaba más pálida que normalemnte, tenía cara de haber pasado por un muy mal rato, pero parecía estar recomponiéndose, aún así todo lo que quería en ese momento era una puñetera cama. - Entonces ¿Vais a querer esperar hasta mañana para ver si damos con algo en Maison Willis o seguimos según lo planeado?

—Ni puta idea... —respondió Tony casi sorprendido— A mí tampoco me dijo nada pero no me parece raro que sea algo peligroso. ¿No leíste las cartas? Hay organizaciones enteras buscando los discos desde hace años. Es algo jodido, Reba.

Tony no era de mostrar nunca un aspecto preocupado en la vida. Incluso cuando las cosas se torcían mucho, era el típico que buscaba el punto positivo en el asunto. 

—Pero vaya, que me da igual si lo han intentado antes y les ha salido mal. Ahora tenemos nuestro turno, ¿eh? Y nos va a salir de puta madre —añadió con una sonrisa— La casa de Willis está a las afueras, casi que nos coge de camino, ¿no? Vamos primero por ahí, antes de que se haga mucho más tarde. Que tenemos un afán por visitar a la gente a las tantas...

—¿Visitar? Dudo que haya nadie para visitar ahí. Robert me dijo que Willis vivía en California así que no creo que sea capaz de estar en dos sitios a la vez. ¿O sí?

Sonrió y miró a Reba y a Chief, tratando de bromear con el aspecto místico que estaba tomando aquella investigación.

—Podemos pasar y echar un vistazo pero anticipo que a menos que queramos saltarnos alguna ley...

Arqueó las cejas relevando que tampoco le importaría demasiado hacerlo. Quizá otros fracasaron porque no quisieron tomar riesgos. Cliff no iba a fracasar por eso.

—Venga, apurad la copa —dijo meneando el whisky con hielo que tenía en una gran copa y acabando con él de un último trago—. Voy a preparar el coche... ¿vamos todos en mi coche, verdad?

- No perdemos nada por parar allí antes de salir. - dijo el Chief dejando la copa que apenas había tocado sobre la mesa y asintiéndo a la pregunta de Cliff.

Ninguno de sus acompañantes había dado excesiva importancia a lo sucedido con el amuleto de la señora Painbell aunque seguramente eran como el Apostol Tomás y necesitaban ver para creer. Seguramente hasta él mismo hubiese dudado de lo sucedido si no lo hubiera vivido personalmente. Pero lo había vivido.

- Hay algo que no termina de encajarme en todo esto... - estaba dándole vueltas a la llamada que Reba les había contado. - Ace encargó este trabajo a alguien antes pero no sabemos cuándo fue... Sugarman apareció ahorcado hace una semana... Ace convenientemente llega antes que la policía y encuentras las cartas... ¿y si todo el mundo dio por hecho un suicidio cuando no fue así?

Miró al resto, esperando sus respuestas, y añadió una nueva propuesta.

- Quizá debamos revisar la casa de Sugarman antes de partir aunque no sé si seguirá siendo escena del crimen. - recordaba las noticias y que habían encontrado ropa de un niño desaparecido. - Seguramente esté todo patas arriba pero quizá pasaron algo por alto, algo que no sabían buscar, que no sabían ver.

Tras su blackout en el aire Reba no tenía gnas de ahblar en caliente de lo que le había comentado Chief, estaba claro que allí había una pila de mierda de dimensiones descomunales y esa mierda parecía estar entre dos mundos, si es que el resto, como ella, medio podían creer en tal cosa, ahora mismo esa pila de mierda estaba acotada por un espejo, proyectando otro tanto de mierda en la superficie de su reflejo, como si aquel truco fuese solo un aviso de lo que podía haber al otro lado. Alguien levanta el espejo y la otra mitad de la pila de mierda ya no es simétrica e igual a la vista si no algo de millones de veces peor. Quería pensar que podrían encontrar las grabaciones sin levantar el espejo pero las cosas se estaban poniendo muy MUY serias.

- Yo hoy estoy para el puto arrastre. No acabo de saber por qué pero entorno a la llamada de Chief para ponerme al tanto de su aventura me he quedado completamente en blanco en mitad dle programa. Deberíais de haber vito la cara de mi técnico de sonido... Como si el programa lo estuviese guiando una momia putrefacta que acababa de salir de su sepultura. Así que voy a dejar que me llevéis en la sillita de la reina. Que queréis parar a ver si lo de Shuggi Man es accesible, Muy bien... Que preferís mirar si hay luz en la casa de Dallas del tal Willis, yo os aguantaré la linterna, peor por favor, movámonos de una vez si es que tenési pensado continuar con el viaje tras esas posibles visitas. Si no me quedaré hecha un burrito en el asiento de atrás.

—Bueno, tampoco sabemos si está en California, ¿no? —respondió a Cliff— Igual ha venido por unos días o algo, ¿no? —por alguna razón, Tony había dado por hecho que habría gente en la casa y ahora pretendía defenderlo— En cualquier caso, a mí también me da igual —añadió Tony encogiendo los hombros—, si tenemos tiempo, quizá no estaría mal pasar por ambos sitios.

Dallas. 21:30. Barrio residencial de la periferia, residencia ocasional de Morgan Willis

Al tal Willis no le debían haber ido tan mal las cosas tras la muerte del mafioso que se la tenía jurada. La casa sobre cuya pista había puesto Robert a Cliff estaba ubicada en un barrio residencial de las afueras y contaba con una pequeña parecela con jardin e incluso una piscina. Era un edificio de piedra de dos plantas, con un porche a lo sureño y amplias galerías.

Y había luz en la segunda planta.

Cliff detuvo el coche en la acera de enfrente y miró a sus acompañantes. ¿Qué harían ahora?

- ¿Hay alguno que se las quiera dar de acosador profesional o preferís descansar después de vuestra apasionante noche de ayer?- Preguntó Reba. Se había pasado todo el viaje asomando la cabeza por la ventanilla y curiosamente había recuperado algo de su (inexistente) color. No solía tender mucha suerte lanzándose de cabeza a abordajes como este pero después de la,imposible historia de Chief (¿Cuanto sería cierto y cuánto metáfora?) puede que prefiriesen algún cambio en su manera de proceder.

- Un negro en Dallas llamando a la puerta de un ricachón a estas horas... - el Chief dejó sin acabar la frase pero seguro que más de uno en aquel vehículo podía seguir la línea de pensamiento.

Reba tampoco parecía interesada en ello pero quizá los otros dos fuesen capaces de sacar algo y sería menos llamativo que cuatro tipos interrogando a un abuelete.

- Un artículo sobre Johnson podría ser un motivo para acercarse a entrevistar a Willis. - sugirió a Cliff y Tony.

—Me parece perfecto —respondió Tony.

La idea de Chief era bastante buena, salvo por la hora. Pero bueno, Cliff tenía conocimiento de sobra para darle credibilidad. Y Tony... Bueno, Tony...

—Tú pones el cerebro —le dijo a Cliff— y yo la sonrisa... —añadió con esa amplia sonrisa pícara— Nos lo llevamos de calle.

Cliff forzó la sonrisa. No le gustaba nada acercarse de frente pero tampoco tenía una idea mejor así que accedió.

—Si la situación se descontrola —le dijo a Tony de camino a la puerta—, lo reduzco y hablamos con él "tranquilamente" desde una posición de control. Este tipo no es trigo limpio... los sabemos, ¿verdad?

Miró a Tony para obtener una confirmación visual y, tras ello, llamó al timbre.

—Estate atento por si sale disparado por atrás.

Llamaron a la puerta. Una voz masculina contestó desde la planta de arriba:

—¡Ya voooy!

Al poco rato escuchaban la misma voz aproximándose a la puerta mientras decía en alto:

—Joder, ya era hora. Me estoy muriendo de hambr...

Al abrir la puerta y encontrarse con Cliff y Tony el rostro del hombre mostró una enorme decepción. Era un tipo delgado y enjuto, cuyo rostro de ojos saltones mantenía una eterna expresión de sorpresa, con unos labios carnosos que ahora se curvaban para mostrar un profundo desencanto. Tenía un rostro arrugado que dificultaba determinar su edad pero estaba claro que no podía ser Morgan Willis.

—¿Quién puñetas sois? Si no traéis comida china...— dijo asomándose para mirar por encima de los hombros de los recién llegados en un gesto teatral —Si no traéis comida no sois bienvenidos. ¿Quién cojones sois vosotros y que pollas hacéis en mi propiedad llamando a la puerta a estas horas? No parecéis testigos de Jeovhá y, lo peor, tampoco chavales que repartan comida a domicilio.

En la radio sonaba algo que trataba de sonar como una versión avant jazz del tema de la serie de televisión de batman de finales de los 60, pero cualquier parecido con el tema era casi ilusorio. Moon bajó el volumen para poder escuchar sus pensamientos.

Tras repasar mentalmente la charla previa que había tenido con él por teléfono, Reba se giró hacia Chief.

- Pero esa puta locura que nos contaste... ¿Ya te las habías visto con una cosa tan... Tan...?- Ni tan siquiera tenía un adjetivo para ello, así que se le quedó mirando con las gafas deslizadas hasta la punta de su nariz, mostrando unos ojos deseososo de saber... O de tener más drogas donde ahogarse, hay veces en que ambas impresiones pueden compartir una misma expresión.

Conocía muy poco a Darbonne, pero tras escuchar su aventura con la bolsita hoodoo, su interés por el exorcista amateur había ganado enteros.

—Buenas noches. ¿El señor Willis? —Mi nombre es Jason Samenow, del Dallas Morning News, discúlpeme por la hora.

Recordó ese nombre del artículo que leyó en el periódico por la mañana y le salió casi instintivamente.

—Este es mi colega, Andrew Freedman. Estamos trabajando en un especial sobre R. Johnson en el periódico y tenemos una referencia importante sobre Morgan Willis, ¿es usted? No será mucho tiempo... tan solo concertar una entrevista para hablar en un momento más propicio.
 

El tipo se quedó un momento mirando a Cliff, como calibrando la información que le daba.

—No, — dijo finalmente — Morgan es mi tío. Yo soy Steve, su sobrino. Me encargo de la casa cuando él está fuera, que es casi todo el tiempo. Vive en California. Robert Johnson ¿eh? Sí. Mi tío es una jodida eminencia sobre el negrata que pactó con el demonio. De hecho lo conoció personalmente. O al menos es lo que siempre cuenta. Estoy seguro de que si estuviera aquí le encantaría soltarles el rollo pero como les digo vive normalmente en California. Pero puedo darles el teléfono de su residencia allá. Un momento.

Entró en la casa volviendo un poco después con un pequeño bloc de notas en el que garabateo un teléfono.

—Aquí lo tienen.

Le tendió el papel a Cliff. En él podían leerse 'Residencia Dodds' y un número.

—Es un sitio cojonudo. Estuve un par de veces allí de visita. El viejo cada vez viene menos a Dallas y no me extraña. Allí lo tratan como un príncipe.

En ese momento se escuchó el ruido de una moto aproximándose. Steve Mills se asomó con la satisfacción dibujada en su rostro:

—Joder... por fin la puta cena.

La mirada del Chief estaba fija en el camino que habían tomado sus compañeros, quienes quedaban ahora fuera de su vista tras unos setos, mientras sus dedos tamborileaban las notas que sonaban por la radio.

Cuando Reba sacó el tema de la bolsa de la señora Painbell, su mano se posó sobre la ajada bolsa de cuero en la que llevaba la lata de café junto al par de juegos de ropa y la biblia con la que viajaba siempre.

- ¿Espiritual? - el Chief usó una palabra que hasta alguien no creyente pudiera utilizar, tan de moda esos días que estaban venga a bombardearles con publicidad de la próxima película de Patrick Swayze.

Miró a la mujer, la única del grupo que realmente parecía percibir la importancia de lo que había pasado y lo que podría significar sobre la búsqueda en la que estaban metidos.

- No, nada como eso... - se sinceró. - En Nueva Orleans puedes escuchar decenas de historias de pequeñas posesiones y los consiguientes exorcismos durante una misa pero aquello... aquello era pura maldad, el pecado y la pervesión en su más tentadora esencia...

El hombre se detuvo unos segundos, al recordar lo que había sentido al tocar aquello durante unos segundos.

- No quiero pensar lo que tuvo que hacerle a aquel hombre... - había retomado su línea de pensamiento en voz alta. - Tanto tiempo siendo corrompido...

Sus palabras se vieron interrumpidas cuando un repartidor en moto pasó a su lado en dirección a la vivienda de Willis.

Cliff miró a Tony por si este quería añadir algo a la conversación, pero Tony estaba despistado.

—Muchas gracias Steve —le contestó tomándose la libertad de tutearlo—. Has sido muy amable. Te dejamos que cenes tranquilo. ¡Qué tengas una buena noche!

Puso una mano sobre el hombro de Tony, satisfecho y se giró en dirección al coche.

—Vámonos Andrew, mañana concertaremos una entrevista con el señor Willis

Efectivamente, Tony estaba despistado. Cliff lo había clavado y Tony se limitó a mirar hacia adentro desde la puerta, por si había algo que le llamase la atención, incluyendo buscar si había algún sistema de alarma.

—Buenas noches —dijo Tony torciendo levemente la cabeza en gesto de despedida—. Del Dallas Morning, ¿no? —le susurró mientras se marchaban— Al final sabía yo que lo de parecer periodista iba a ser útil —le dio un codazo suave mientras se reía.

Los chicos volvieron al coche justo en el momento en el que el repartidor de comida china aparcaba a escasos metros de la puerta de Willis para entregar su pedido.

¿A dónde se dirigiría ahora el grupo?