Partida Rol por web

Biblioteca municipal de Greenwood, 8:00AM

Se separaron en dos grupos para cubrir dos líneas de investigación: Chief y Reba irían a la biblioteca mientras que Tony y Cliff buscarían si la pensión Williams y el viejo garito de Alphonse seguían en pie para echarles un vistazo.

El edificio de la biblioteca municipal de Greenwood era un edificio cuadrado de una planta, con amplios ventanales, situado casi enfrente de una iglesia presbiteriana. A esas horas de la mañana el lugar estaba desierto y la bibliotecaria, que todavía acababa de encender de las luces del local, se sorprendió al ver a dos forasteros entrar en el edificio aunque sonrió amablemente desde el mostrador.

- Un... Uh... Muy buenos días, señorita. Vera, estamos haciendo una investigación sobre las raíces del blues y las gentes que alentaron su florecimiento por distintos estados y estaríamos interesados en revisar su hemeroteca, en caso de ser posible. Si aparte de eso dispusiese de una guía telefónica le estaríamos eternamente agradecidos.- Se explayó Reba dudando por un instante qué información querría buscar Darbonne en primer lugar, pero supongo que al menos podrían dar con la esquela de Josephine e ir escarbando desde ahí.

—Claro. No tenemos los periódicos en filminas pero en aquella zona de allí están clasificados por épocas los locales y los nacionales. En el almacén tenemos los números más antiguos. Pídanme lo que necesiten.— dijo la mujer de forma servicial.

El Chief entró con paso tranquilo, frotandose ligeramente los ojos por el cansancio pero disfrutando del silencio y recogimiento que desprendían para él esos pequeños templos del conocimiento que, al igual que los templos de fé, podía saciar el hambre del que anhelaba respuestas.

- ¿Están ordenados por fecha y luego por local y nacional o al revés? - preguntó con un pequeño asentimiento de cabeza a modo de agradecimiento por el trato amable de la mujer.

Cuando comenzó a mover las polvorientas cajas, se dio cuenta que cada uno de los bibliotecarios parecía tener un método diferente de almacenamiento y mientras que uno le gustaba ordenadarlos las publicaciones según la cabecera, otro prefería agruparlos todos por fechas y un tercero simplemente los había amontonado sin ningún orden.

Lo que ninguna había hecho era modificar el trabajo de los anteriores y aquello, mezclado con el cansancio de la noche en vela conduciendo, solo dio como resultado un tremendo dolor de cabeza para el Chief.

Buscaba información de la cantina de Alphonse pero había empezado a revisar de fechas más recientes a posteriores y terminó repasando las esquelas y noticias sobre fallecimientos y entierros con la esperanza de encontrar información de Josephine.

Siguiendo una corazonada, Reba se puso a investigar prensa reciente, tratando de ver si había algún tipo de referencia a la posible muerte o desaparición de dos sujetos llamados Jim en el último año, pero posteriormente trató de localizar cualquier posible referencia a Johnson, Josephine o alguno de los nombres comunes con los que se habían ido encontrando en su peculiar periplo. Se había hecho con unas fichas en blanco de las que las bibliotecarias usaban para apuntar las referencias de los libros, guardadas en cajoneras por orden alfabético, y había encontrado un bolígrafo rojo, medio roído, con el que escribía nombres y dibujaba cruces y serpientes cada vez que tomaba un respiro de su investigación.

Se pasaron toda la mañana sepultados entre periódicos¹. Chief se hizo un lío un par de veces con los números atrasado y Reba tuvo que pedir ayuda a la bibliotecaria para que sacara cajas del almacén. Pero habían dado al menos con una pista: la muerte de Josephine.

Una Josephine Scott fue enterrada en la Iglesia Baptista de S. Madeleine en Greenwood el 18 de agosto de 1961. Había una esquela:

Josephine Scott
Madre abnegada, sierva de la Verdadera Fe
Ruegan un rezo por su entrada su nieto Edward y su nuera Josephine.
Los Hermanos del Secreto le desean un pronto regreso.

Era una esquela un tanto rara. ¿Los Hermanos del Secreto le desean un pronto regreso? ¿Qué significaba aquello? Había algo que no encajaba y era dudoso que lo encontrasen en la biblioteca².

Reba le daba vueltas a todo aquello. Estaba segura de que estaban en el lugar correcto. En Greenwood había algo oculto, algo que quizás poca gente supiera pero seguramente estuviera enraizado hasta el fondo en aquella comunidad³.

- Los Hermanos del Secreto ¿es cosa mía o eso no suena como ninguna congregación cristiana al uso? Bueno, no soy una gran creyente, por no decir todo lo contrario, pero sigue sonándome muy marciano. Ya que estamos en una biblioteca tal vez podamos consultar algún libro sobre órdenes religiosas al respecto.- La mañana se le había hecho tan cuesta arriba a Reba que ahora hasta le parecía genial lo de buscar cualquier referencia al azar, por el mero hecho de sentirse útil entre tanta papelería. Ya irían a visitar el cementerio con los chicos, pero ellos sabían dónde estaban, en vista de que se habían quedado allí embarrancados.- Hay algo en este pueblo que hace que se me ponga la piel de gallina, pero creo que todavía no hemos dado con el quiz de la cuestión.- Comentó tanto para si como para Chief, esperando que su manera de dar vueltas entre papeles sueltos, almanaques y filminas no hiciese perder la paciencia a su compañero.

No solo tenían una fecha clara de la que poder seguir si no que además habían encontrado una extraña referencia relación con el fallecimiento de Josephine.

- Está claro que la hermandad indica algún tipo de congregación o culto pero lo del secreto... - Chief tuvo que parar su explicación para ocultar con la mano un bostezo.

Aprovechó la pausa para guardar los periódicos que tenía a mano una vez habían apuntado los datos necesarios.

- Y no participéis en las obras estériles de las tinieblas, sino más bien, desenmascaradlas; porque es vergonzoso aun hablar de las cosas que ellos hacen en secreto. - recitó en ese momento la cita de los Efésios que vino a su mente. - Los secretos siempre han sido algo antagónico, relacionado con el demonio, propio de los hipócritas o los fariseos.

Se detuvo y levantó la mano a modo de disculpa.

- Pero no quiero aburrirte, hija mía, ¿quizá un descanso para un café rápido? - sugirió.

Reba ojeaba los libros de religión. Demasiado genéricos como para referirse a una secta local de un pueblo perdido en Mississipi. Aún así le echó un vistazo a alguno de ellos aunque, debía confesarlo, se entretenía más mirando las escabrosas ilustraciones que acompañaban a los pasajes de sectas satánicas que  leyendo los párrafos explicativos.

Los gravados de gente siendo asada a la parrilla o de las clásicas bocas del infierno eran una debilidad para Reba, así como los de temática religiosa pasada de rosca, hasta recordaba haber visto en algún lado un icono de una santa con sus ojos en una copa, creía que era una figura española, con la que se quería hacer una camiseta. Si algún día tenía dinero para abrir un garito con música en directo (un anhelado sueño que esperaba poder hacer ralidad algún día (pro el tiempo pasa tan rápido)) usaría ese tipo de imaginería para forrar los cuartos de baño, pero eso no era de ayuda. 

Los bostezos de Chief le contagiaron y era era menos recatada que el pastor. Cerró el tomo que estaba ojeando y afirmó con la cabeza, con los ojos en blanco, cuando Darbonne sugirió o del café.

- Si, creo que lo necesitamos.- Mientras salían se paró en el mostrador a darle las gracias a la bibliotecaria y ya de paso preguntarle.- Perdone, ¿Le suena de algo la orden de Los Hermanos del Secreto? En la investigación que estamos haciendo ha aparecido su nombre e intuyendo que es usted del lugar, pensaba que tal vez el nombre le recordase algo o tal vez sabría indicarnos dónde podríamos buscar información al respecto.

Agradeció con una sonrisa a aquella mujer lo servicial que había sido y esperó a que Reba obtuviera su respuesta para salir a la calle en busca de un café bien cargado.

- Quizá alguna tienda de esotería o similar pueda tener algo de información. - sugirió Chief.

Dudaba que la moda de abrir tiendas de supercherías y espiritismo que estaba extendiendose por los Estados hubiera llegado a ese pequeño pueblo pero no perdían nada por asegurarse.

La mayoría eran más tiendas de hippies que no habían sabido reconducir su vida tras Woodstock, pequeñas estafadoras tarotistas o niños de papá queriendo encontrar su mundo tras un viaje espiritual a la India pero solían acumular bastantes manuscritos antiguos y podían tener suerte...

La bibliotecaria quedó un momento mirando a Reba y Chief. Su servicial sonrisa pareció congelarse unos instantes antes de desaparecer por completo.

—No, no me suenan de nada, lo siento.— dijo mientras miraba con atención unas fichas que llevaban allí encima toda la mañana.

Parecía que con aquello quería dar por concluida la conversación pero el cambio de tono fue demasiado evidente como para que los dos visitantes no se percatasen que había un deje de miedo e incomodidad en su respuesta.

—Que tengan un buen día.— añadió apresuradamente mientras cogía las fichas para irse al fondo, donde estaba la fotocopiadora, para alejarse del mostrador.

Reba y Chief intercambiaron una mirada. Estaba claro que la habían incomodado e incluso asustado con aquella simple pregunta.

- ¡Qué me zurzan, Darbonne! Espero que simplemente se haya asustado y no nos vayamos a encontrar con una secta de encapuchados al doblar la próxima esquina.- Era una suerte que para llegar a la cafetería más cercana no hiciese falta doblar ninguna esquina, peor el nivel de enrarecimiento que había cobrado todo de golpe se había sumado al recuerdo de lo que había pasado la noche anterior y lo que había vivido el Chief dos noches antes. Si Reba había logrado olvidar toda aquella mierda sobrenatural gracias cerrar un poco el ojo por la noche y la mañana liada en la biblioteca, pero se giró con una expresión un poco adusta hacia su compañero.- ¿No es una locura que estemos siguiendo este camino tras el par de sustos que ya hemos recibido? Es casi como si fuésemos unos sustitutos de la panda de Scooby, ¿No? Y me da la impresión de que me toca ser Shaggy.

Sonrió con cierta tristeza.- Todo esto se me hace muy grande... Tan grande que casi no puedo ni creérmelo, y mucho menos verme aquí tentando a la suerte para que sigamos descubriendo horrores bajo cada alfombra.- Pero al mismo tiempo la presentadora de Diabolus in Musica ya estaba metida en esto hasta los codos y quería hacer el programa o la serie de programas definitivos, tendría que obviar las mierdas imposibles si no quería que la tuviesen por loca, pero iba escribiendo un guión mentalmente.- ¿A ti que es lo que te hace seguir adelante, Chief?- Le preguntó mientras se sentaba junto a la ventana, con la esperanza de ver desde allí a Cliff y Tony si se dirigían a la biblioteca.

- ¿Espero que entonces no me toque ser el cuadrúpedo? - respondio con una sonrisa cansada mientras andaban hacia la cafetería.

Dejó que Reba eligiera mesa y se sentara primero y esperó a que la camarera llenara su taza, a la que solo añadió una pizquita de azucar pero nada de leche.

- Es la canción. - respondió sin dudar un segundo, tras lo que dio un largo sorbo al café.

Cuando volvió a levantar la vista, se dio cuenta que la mujer no podía entender a qué se refería exactamente solo con esa explicación y procedió a dar forma a sus sentimientos.

- Hace tiempo puse mi vida al servicio del Señor, dispuesto a servir a los demás. El Altísimo se presenta a sus siervos de las más diversas forma y, lo que para Moisés fue una zarza ardiente, para mí fue una melodía una noche de Mardi Gras.

Muchas veces había guardado esa experiencia para él mismo ante la incredulidad de alguno de sus parroquianos pero, tras lo acontecido el día anterior, no creía que Reba fuese a dudar excesivamente de él.

- Esa canción la tararea inconscientemente Cliff, así fue como nos conocimos y así es como terminé en The Vintage. Desde entonces he ayudado a que su luz destierra las sombras que albergaba aquel colgante y quiero creer que anoche trajimos consuelo al dolor de un alma inocente.

Nunca antepondría su persona al bienestar de los demás, por lo que no tenía duda de qué le hacía avanzar, qué le daba fuerza.

- ¿Y tú, Reba? - preguntó un tanto temeroso de la respuesta. - ¿Por qué no has regresado a tu tranquilidad?

Tras escuchar pacientemente al Chief, creyendo comprender de forma aproximada el tema de la canción, a fin de cuentas su obsesión por la música era la que hacía que cada semana preparase un especial para tratar de llegar a su disperso, y posiblemente más reducido de lo que le gustaría creer, círculo de oyentes, Reba trató de pensar en su respuesta. Siempre se le había dado mejor preguntar que responder, ¿Verdad, Emily?

- Soy un nido de serp...- Comenzó, peor no le parecía el simil más apropiado. - Soy una colmena, Chief. Una colmena llena de abejas furiosas, ansiosas por clavar su aguijón a la primera oportunidad, aun a sabiendas de que con ello perderán la vida, y la música... Bueno, la música es como el humo que emplea el apicultor para engañarlas, me hace creer que la colmena está en llamas, obligándome a comer toda la miel que pueda y obligándome a salir en busca de una nueva casa. Me levanto por las mañanas por la música, me pego una ducha por la música, como mis cereales por la música, estudio y preparo mis notas por la música y largo mi rollo a las ondas por la música. Pero me aburro con mucha facilidad y eso significa problemas.- ¿Verdad, Emily?.- Así que cualquier excusa es buena para hundirme a fondo en un nuevo vinilo, un nuevo CD o una nueva canción. Ahora mismo vues... Nuestra pequeña aventura con esas cintas perdidas es una canción que todavía no he terminado de escuchar, y aún cuando terminemos, podré escucharla un par de veces más sin que se me revuelva el estómago, pero en tres meses volveré a ser una abeja apunto de suicidarse, furiosa y deseando clavar mi aguijón- ¿Verdad, Emily?.- Y rezo para poder encontrar una nueva canción que pueda escuchar otras dos o tres veces para apaciguarme o puede que...- Reba repasó una película en blanco y negro que revisionaba de vez en cuando cuando alguien le hacía una pregunta profunda que implicaba mirar hacia el futuro. En la película, una grabación a cámara en mano recorría su apartamento lentamente, como si de una mosca planeando se tratara, hasta llegar a su cuarto de baño, recorriendo las infinitas baldosas de su suelo hasta que entraba en el plano una mano crispada, seguida de un brazo amoratado del que pende una jeringuilla sucia. - Ya ves, Darbonne, yo también me alimento de canciones, y puede que esa cosa que tú y Cliff silbais de vez en cuando me salve la vida por una buena temporada.

No sabía si su interlocutor entendería de la copla la mitad, pero Reba no tenía otra forma de explicarlo. Se terminó una taza de café mediada y pidió que se la rellenasen mientras perdía la vista mirando por la ventana junto a la que se habían sentado. - ¿Es la pensión ese edificio de ahí delante?

La pensión estaba lejos de donde los dos compañeros charlaban, pero por una de esas casualidades de la vida el cielo empezó a encapotarse cuando Reba la mencionó. Eran esas nubes tormentosas de verano que tanto podían amenazar con descargar una furiosa tormenta como ser disipadas por una fuerte ráfaga de viento.

- Nos ha tocado un día fino, espero que sea algo rápido.- Comentó Reba señalando a aquellas oscuras nubes, mientras volvía a levantar la para reclamar más café a la pesarosa camarera cincuentona que preferiría estar en la puerta bajándose una cajetilla de tabaco en vez de volver a hacer por enésima vez el mismo camino en el pasillo entre barra y mesas, tratando de pisar solo las baldosas negras del suelo ajedrezado por el mero hecho de intentar hacer algo más allá de rellenar vasos de alquitranado café y pasear platos combinados que sabían como el aceite del fondo de una freidora que llevaba más de cinco años sin ser limpiada.

El Chief asintió ante las palabras de Reba, cuyas palabras le habían recordado al día que habló con el hijo de la Señora Coulsson, semanas antes de que muriese de una sobredosis de heroína, y cómo el pobre muchacho le hablaba de un vacío doloroso en su vida que solo era capaz de apaciguar con la maldita jeringuilla.

Pero la muchacha hizo rápidamente un quiebro, cual jugador de futbol tratando de llegar a la siguiente yarda, y preguntó por la posada.

- Diría que eso podría ser el antiguo ayuntamiento, por lo menos había una señal cercana según entrabamos en la ciudad. - respondió cuando justo el cielo pareció encapotarse rápidamente y su compañera rápidamente se levantaba para no estar ociosa.

Habiendose percatado en esos dos días que el recogimiento y la tranquilidad no formaban parte de la vida de Reba, esperó a que regreserá a la mesa para ofrecerle una salida.

- ¿Quieres que nos acerquemos dando un pase? - sugirió acabando su tercera taza de café. - Podremos hacernos una idea del pueblo de paso.

- Cualquier cosa con tal de perder de vista un rato a la dependienta del año de los últimos 30 años de esta tasca.- Comentó Reba tomando su chaqueta del banco donde estaba sentada antes de echar su cajetilla de tabaco y una libretilla que había dejaod anteriormente encima de la mesa. - Creo que deberíamos investigar algo más sobre la orden esa ¿Crees que el encargado del cementerio o algún otro lugareño nos podrá ser de más ayuda que la bibliotecaria?- Le consultó mientras esperaban para pagar en la barra y salían al exterior. Aparentemente las nubes ya se habían vuelto a disipar.

Salieron de la cafetería paseando hacia el edificio que, efectivamente, era el ayuntamiento tal y como Chief había mencionado. Reba se acercó a un cartel cercano de direcciones y encontró una que indicaba que uno de los cementerios municipales, el Cementerio de la Magnolia, no estaba demasiado lejos.