Partida Rol por web

La partida de caza había tenido buen resultado, volvíais a casa hasta arriba de pieles y con piezas de carne suficientes como para varias celebraciones. Gran parte de esa carne se secaría y se almacenaría para que no se estropeara, pero con el resto os podríais dar un buen festín en el que seríais los "heroes". Podríais contar historias a los niños sobre la cacería, siempre un poco exageradas pero... ¿que más da?

Ya habíais llegado al arroyo, vuestra aldea estaba a tan solo media jornada de viaje. Debíais decidir entre hacer un pequeño descanso o forzar la marcha hasta llegar entre los vuestros. 

-Mirad hermanos un arroyo!!! podríamos  descansar un poco antes de seguir y refrescarnos... el agua de mi odre esta rancia ya...  Rellena el odre en el arroyo y mete la cabeza bebiendo hasta saciarse -Por orlanth agua pura y fría... un regalo de los dioses Os miro para ver que decidís hacer os decantáis por refrescaros o seguir caminando hacia nuestra Gloria como cazadores

Al llegar al arroyo dejo en el suelo la pesada presa que he cazado. Clavo a su lado el hacha en el suelo y saco mi odre. Lo abro y empiezo a rellenarlo. - Al fin llegamos al arroyo, ya estamos cerca de casa. Rellenad vuestros odres de agua, refrescáos un momento y volveremos a partir. Nuestra gente nos espera con los estómagos vacíos. Ya tendréis tiempo de descansar cuando estéis con vuestras familias disfrutando del banquete. Tras una pausa para beber agua. - Además, antes de partir el padre de Drusilla me transimitió una visión que había tenido sobre la aldea. Algo malo me dijo que estaba envolviendo a la aldea, será mejor que volvamos cuanto antes por si acaso. Después de estas palabras recojo otra vez mi hacha, el ciervo y paso por el lado de Wulfric para darle unas palmaditas en el hombro.- Si sois fuerte, los dioses os lo agradecerán.

Ashart llega al arroyo cargado con dos venados y varias codornices atadas a la cintura. Está agotado, así que se sienta en una roca junto al arroyo y deja las presas a un lado. Tras pasarse el antebrazo por la frente para secarse el sudor, rellena el odre con el agua fresca y bebe hasta saciarse. Debería sentirse orgulloso de la caza que ha conseguido, ya que esta vez es algo mejor que la de Thorfinn. Sin embargo, durante la caza se le cruzó por delante un cuervo que pareció salir de la nada, una señal de muy mal agüero, y su rostro solo muestra preocupación.

Tan solo tiene ganas de volver junto a su esposa y comprobar que sus hijos están bien, sobre todo el pequeño. Está seguro que el juguete que ha hecho con las plumas de ave del trueno le va a encantar. Se alegra cuando oye a Olaff dar la orden de descansar lo justo para seguir adelante, pero cuando escucha lo que dice del padre de Drusilla, se pone en pie de repente y se dirige a Olaff:

-¿Qué? ¡¿Por qué no nos lo contaste antes de salir, Olaff?! -exclama Ashart, furioso-. Un mensaje de los dioses como ese no debería haberse tomado a la ligera. Podríamos haber acortado la partida de caza para no alejarnos tanto de la aldea -añade señalando en dirección al pueblo sin dejar de mirar a Olaff.

Como le haya pasado algo a Ivarne y los niños... Orlanth, Ernalda, protegedlos...

-¡¿Nos vamos ya?! -añade con impaciencia dirigiéndose al grupo. Luego se dirige a sus presas y vuelve a echárselas al hombro mientras busca con la mirada a su hermano Garnath. Una vez preparado, lanza una mirada de desaprobación a Olaff y niega con la cabeza.

Quizá fuera el menos interesado en regresar... no tenía mujer ni hijos nunca le entusiasmaron esas cosas y tampoco estaba en disposición de guerrear contra otros jóvenes por ninguna mujer pues no era un gran guerrero, la vida de la aldea era algo rutinaria para Harold y la mejor parte del día consistía precisamente en alejarse un poco de la aldea a por alguna planta o expedición. Por otro lado habría una celebración y esa parte si pintaba interesante.

Pensando en lo que esperaba se acerca a rellenar el odre y beber con las manos... al escuchar la conversación de sus compañeros entre pensamientos vuelve en si...

- Ashart tiene mucha razón Olaff, no discuto tu decisión pero las visiones de un sabio son ideas de los dioses que han escapado y corren por el viento... siempre son importantes y siempre deben atenderse, deberíamos apresurarnos - cerrando el odre y haciendo intención de seguir caminando de inmediato

Llego el último al riachuelo. Las largas caminatas campo a través no son para mi, pero debo mantenerme a la altura d emi hermano; Él está en su territorio y sabe cómo moverse sin apenas jadear tras largas caminatas pero éste no es mi caso. Cuando por fin dejo mi carga en el suelo, algunos miembros del grupo ya están pensando en continuar caminando.

-¡Por los cuernos de Toro Tempestuoso, vamos a reposar un instante!- Digo mientras me dejo caer sobre la hierba del suelo. -Quizás lo que vió el padre de Drusilla fuá a un grupo de cazadores sedientos y agotados llegando destrozados a la aldea. -Bromeo.

Viendo que a nadie le hace demasiada gracia mi comentario, lleno mi odre de agua y me levanto, dispuesto a continuar.

Yo soy el último en acercarme al arroyo. Miro a mi alrededor y olfateo el aire, al fin y al cabo es mi trabajo como explorador: otear y buscar rastros. Algo extraño huele en el aire, parece cenizas. Me acerco al arroyo y me enjuago el sudor con agua fresca, tras llenar mi odre me dirijo hacia mie compañeros:

- Deberíamos marcharnos ya - digo con mirada ausente y voz queda - tengo un presentimiento, algo pasa en la aldea, lo huelo en el aire, - y dirigiendome hacia el jefe añado: - Jefe tienes razón, me temo lo peor. El aire sopla en nuestro favor y me trae olores extraños: cenizas, podredumbre.

Aunque no me gusta nada la mirada de desaprobación de Ashart, entiendo su preocupación.

- Decidí no deciros nada porque nuestra aldea, nuestras familias necesitan esta carne. Debemos alimentarlos durante tiempo. No me quiero llevar a cazadores preocupados porque cazan menos, debo pensar en el bien de la aldea. De todos modos el padre de Drusilla no me dijo nada específico ni me pidió que nos quedasemos a pesar de que se lo ofrecí. Como me dijo él, la voluntad de los dioses no puede ser contrariada. Garnath! No querrás que les expliquemos a los niños que te quedaste atrás porque estabas cansado, no?

Maldita sea, debemos volver cuanto antes! Vamos aprovisionaros de agua y partamos. Dije mientras limpiaba algunos restos de sangre que se habían quedado en el mandoble que portaba. Un mandoble hecho por mi mismo y que me había acompañado en numerosas cacerías.

De repente mis ojos perciben algo en la distancia. Parece una espiral de humo. ¡por todos los dioses!  Según mis cálculos la aldea debe estar detrás de ese anillo de árboles. Me vuelvo hacia Olaff con ojos desencajados y con expresión de súplica:

- ¡La aldea está ardiendo! - señalo con el dedo hacia el humo casi imperceptible -Allí, jefe. Tenemos que marcharnos.

¡¡MALDITA SEA!! Corramos.- Cargo a la espalda mi mandoble y cojo mi mochila y salgo corriendo hacia la aldea. 

Todo el cansancio acumulado se desvanece cuando Thorfinn nos alerta. Sin dudarlo ni un segundo arrojo las piezas de caza al suelo otra vez y corro en dirección al pueblo.

La aldea... acelero el paso junto a los demás

No hacía falta la orden del líder para que todos corriesemos para salvar nuestro hogar y nuestras familias. Después de recoger un par de liebres y colgármelas en el petate salí corriendo con los demás armas en mano.

- Todos juntos, no os separéis! Vigilad, podría haber enemigos cerca antes de llegar a la aldea esperándonos. Thorfinn, avánzate un poco a nosotros y dinos que ves!

Tharth, uno de los mejores rastreadores asiente

- Si, parece que viene de la aldea... - os confirma

Avanza con Thorffin

Al oír a Thorfinn, Ashart alza la vista para otear por encima de las copas de los árboles, distingue la columna de humo en la lejanía y echa a correr con los demás sin pensarlo ni un segundo. Los venados son una carga demasiado grande, así que los echa al suelo para correr más ligero.

Y nos queda media jornada de viaje... ¡Odayla! ¡Da fuerzas a nuestras piernas para que podamos llegar cuanto antes! ¡Orlanth! ¡Trae tu tormenta sobre la aldea, te lo suplico! -reza Ashart en silencio mientras corre veloz entre los árboles.

El agotamiento que sentía antes de llegar al arroyo se desvanece por completo al dejar paso a la urgencia y la prisa.

Suelta las presas en el suelo antes de salir corriendo junto a sus hermanos armas en mano sin quedar rezagado, mientras vigilo la retaguardia -Deberíamos  haber tomado las visiones de Drusilla mas en serio... Espero que las mujeres pudieran esconderse antes de la catástrofe, alguien debe contarnos que paso...

Me ajusto el escudo a la espalda para que no me incomode y haga ruido, saco mi hacha y me dispongo a avanzar con paso sigiloso. Contengo mis impulsos de salir corriendo me deslizo entre los árboles en dirección a la aldea. Con el corazón golpeando a ritmo acelerado voy alejandome poco a poco del arroyo hasta internarme más en la maleza. Hago una pausa para otear tras unos arbustos. Puedo oir a mi espalda las respiraciones jadeosas de ms compañeros.

​Por Humakt, Dios de la Guerra, más le vale a nuestros enemigos que no estén cuando lleguemos...

Edito: Desde mi posición no puedo ver nada, debo acercarme más. Sin detenerme a pensar en nada más me arrastro entre los arbustos y continúo deslizandome sigilosamente.

Nada que llame tu atención.

Agitado por la marcha forzada cogí mi hacha y la alcé para que todos vieran la señal.- Parad! Descansad un instante. Coged aire. Preparad bien vuestras armas. Esperad aquí un momento, todos.

Avanzo arma en mano, escudo en el otro brazo con paso lento hasta una piedra grande que hay en medio del camino. Me subo y miro a la aldea para ver a nuestros enemigos, saber que ha pasado. Es en ese momento cuando lo veo todo claro...