Partida Rol por web

La pelea acaparaba toda la atención de Frankie. Dos tíos zurrándose delante de ella hacía que su sangre se enervara, calentara y pidiera a gritos entrar en acción. Pero sus ganas tendrían que esperar para otro momento, uno en que tuviera a un adversario delante al que chafar la nariz de un puñetazo.  

El golpe de Chuk apenas fue advertido por Waveman que contraatacó con decisión propinándole algo de su propia medicina. El puño del japonés golpeó la cara de Chuk violentamente. La sangre comenzó a manar por la nariz del negro mientras este daba un paso atrás, volviendo a "bailar" alrededor de Waveman, buscando su punto débil. Pero el golpe recibido parecía haberle conmocionado, pues no paraba de agitar la cabeza intentando recuperar la concentración.

Y aunque su puño sigue siendo rápido, se nota que a perdido velocidad. 

La lluvia comenzaba a golpear con fuerza tus manos. Ya no era una simple llovizna, ahora llovía de verdad, te estabas calando y además hacía frío.

Una llamada entrante te llegó mientras intentabas distinguir las líneas blancas de la vía.

-Hola Bleidd-. Dijo Rhianna cuando descolgaste. -Espero que no estés metido en alguna movida que implique un dragón. Ya sabes el dicho; "Ahorra munición y nunca pactes con un dragón"-. Su voz sonaba claramente preocupada. -Pero si te sirve de consuelo, nadie sabe acerca de la prematura muerte de dragones por enfermedad, o por lo menos no se tienen registros. La única enfermedad que les afecta es un misil hammer con carga explosiva, a parte de eso, nadie sabe nada más-. 

Si eso era verdad, la muerte de aquella cría era la primera, el paciente cero o tuvo que ser en un laboratorio, un experimento cruel que ya sabrían cabrearía a un dragón. ¿Pero quién querría cabrear a un dragón de aquella forma?.

-Sin embargo-, continuó Rhi -si he conseguido algo acerca de los Dragoons. Es una banda de fanáticos cultistas que adoran a los dragones ubicada en Bellevue. Su actual líder se hace llamar Khaleesi, por nosequé movida de antes de la goblinización. Son tipos chungos que siempre están jerarquizando y bajo luchas de poder, como los dragones. si hablas con ellos ten cuidado-.

Aunque su maniobra de contraataque no le había salido como esperaba, Kenji logró aguantar el golpe y dirigirle un potente puñetazo en la cara a su enemigo.
Coló había previsto, aquello no fue suficiente y debería seguir esforzándose para vencer el combate.

Bleidd soltó un segundo la mano izquierda del manillar para activar el commlink y dejarle un mensaje de respuesta a Rhianna por encima del rugido del motor.

-Demasiado tarde para preocuparse, pero gracias, Rhi. Sabía que debían ser unos raritos, pero como no, tenían que ser cultistas locos y peligrosos. Lo tendré en cuenta. Si no tienes noticias mías en un par de días, cierra el chiringuito y sal de la ciudad unos días. Por si acaso. Bleidd fuera.

Aceleró más la moto, a todo lo que daba el motor. Si el resto del equipo estaba ya viéndoselas con esos tipos, tenía que llegar lo antes posible. De nuevo, por si acaso. Ojalá hubiera tenido tiempo para invocar algún otro espíritu antes de salir, pero no había tiempo para eso. Solo contaba con el espíritu ancestro que aún tenía vinculado, y esperaba no tener que recurrir a sus servicios.

Siguió conduciendo en silencio por las calles de la plex, esperando que sus compañeros no se hubieran metido ya en líos.

El boxeador seguía acosando al japo que parecía confundido, adormilado y poco dispuesto a luchar. 

Otro golpe directo a las costillas fue detenido por la chaqueta blindada de Waveman que se encogió un poco para recibir el golpe, sin que aquél pudiera tener el más mínimo efecto sobre sus costillas.

En cambio Chuk sí quedó sorprendido, quieto, mirando al japonés a través de esas gafas oscuras que reflejaban el rostro sonriente de la líder de los DragOOns. Chuk miraba ahora a su jefa, no a Waveman, sintiendo como había sido engañado, siendo el japonés intruso, un instrumento para completar un maquiavélico plan.

Ya fuera porque su oponente estaba distraído o porque la lucha se le antojaba larga, Miyagami efectuó un giro de brazo asestándole un golpe oblícuo en la mandíbula sin mucho esfuerzo ni consideración. Estaba claro que el japonés era muy superior en lucha cuerpo a cuerpo al campeón elegido por la líder, la cual, sonreía satisfecha mientras el cuerpo del tal Chuk caía a plomo al suelo.

-Remátalo-. Dijo con una voz fría como el hielo. De pronto las manos de multitud de DragOOns sujetaban armas, casi todas cortas, apuntando a otros miembros del club, a Jamal y a Frankie.

-Hicimos un trato japonés-. Recordó la mujer, que se levantó de su asiento mas parecido a un trono. -La lucha era a muerte. Mátalo o no os diré el nombre de quien puede ayudaros y...-. Su dedo señaló a Jamal y Frankie, apuntados con sendas armas, mientras la pelirroja humana se acercaba lentamente hacia los luchadores con un brillo febril en los ojos y una sonrisa siniestra en la boca.  

-¿Creías que no lo sabía, Chuk?-. La mujer ahora hablaba con el caído luchador, que jadea del esfuerzo del combate. -Sabía que tú y tus seguidores queríais quitarme el liderazgo. Una pena que estos caballeros...,-dijo pasando la mano por delante vuestra como si os estuviera presentando al boxeador -y dama,- terminó la presentación mirando a Frankie -aparecieran esta noche y pudiera usarlos para crear una distracción con la que pillaros desprevenidos. ¡A Todos!-. Puntualizó girando sobre sí misma mientras con los brazos abarcaba el círculo completo de seguidores y aquellos que tenían un arma apuntándoles a la sien.

-¡Mátalo!-. Ordenó la líder al japonés.

Jamal pensaba que las cosas podrían terminar así. No esperaba el giro del conflicto interno entre los Dragoons y eso lo descolocó. 

Miró a Frankie y a Waveman. Sonrió, porque era la única coraza que tenía (sin contar su traje blindado). 

"No mates civiles, es mala prensa" se dijo siempre. Le gustaba el trabajo limpio, iba a necesitar varias duchas para volver a sentirse bien.

Sacó su Predator y caminó decidido hacia Chuk. Le había dado la orden a Kenjuro pero él era la cara del grupo y el que tenía que cargar con la responsabilidad.

Francine apretaba con fuerza los puños mientras maldecía, en silencio, la jodida situación en la que se encontraban. Si no despachaban al tipo que ahora yacía en el suelo, el trabajo se iría al garete, pero si dejaba que lo hiciesen, faltaria al código que durante tanto tiempo había estado siguiendo... Había que hacer algo, y había que hacerlo rápido.

- No, matar a todos estos capullos adora reptiles tampoco es la solución - pensó, reprimiendo una fuerza primigenia que la instaba a actuar sin control.

- Si ese come mierda tiene algo de orgullo, matarlo supondrá para él más una bendición que un castigo - dijo, al fin, mirando fijamente a la mujer que lideraba a aquella panda de chalados ​​​​​​- Es mejor que le dejes ir, y que hagas correr la noticia de su derrota, y de su traición, por toda la jodida ciudad. Vivir con la vergüenza de estar marcado, será para él un castigo peor que la propia muerte, pues será un apestado y nadie querrá trabajar con alguien así. Puede que incluso decida acabar con su miserable vida, para no seguir sufriendo tal condición - la orca escupió en el suelo, para enfatizar sus palabras, esperando que éstas hiciesen mella en la fémina.

Después, guardó silencio, estudiando a los presentes en la sala, por si, finalmente, tuviese que hacer caso a esa fuerza primigenia.