Partida Rol por web

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¡Riiing! Tu despertador vintage suena con estruendo al golpear el pequeño martillo las campanillas. Te despiertas con el pijama empapado de sudor debido a una pesadilla que no logras recordar, pero que apenas te ha permitido descansar.

Tras una ducha, un cigarro y un café bien cargado, compruebas tu móvil, el único aparato moderno que usas. Chascas la lengua al ver otro mensaje del director pidiéndote explicaciones por tu tercer día consecutivo sin ir a ensayar, maldices de nuevo por haber conseguido la plaza en la Filarmónica de Berlín.

"Con lo bien que estaba en la sinfónica de Miami, un lugar lleno de vida", piensas. Pero decidiste probar en Alemania y, aunque para tu carrera como trompetista fue un gran logro, personalmente te encuentras en el pozo más hundido que jamás has visto.

Contestas con una verdad a medias: "Tengo fiebre y llagas en los labios. Cuando pueda tocar iré. Si me pueden enviar el repertorio nuevo iré adelantando el trabajo que pueda. Un saludo." Realmente sólo tienes fiebre, pero no tienes ganas de enfrentarte a tus fríos compañeros: Gente metódica, sobria y carente de emociones, según lo que entiendes debería ser en esta profesión.

Entonces, para evadirte, pones tu LP favorito en el tocadiscos: El ocaso de los Dioses, de Wagner.

Con las emociones a flor de piel por la combinación de armonías y melodías que con ingeniosa mano diseñó el autor, cierras los ojos y te dejas llevar a un mundo fantástico donde dioses, criaturas y magia son norma. Te sientes asistente en una guerra en la que lo bello está siendo derrotado por el mal, pero en consecuencia, la humanidad queda libre del yugo de las deidades y puede por fin escribir su camino.

Sin embargo, en esa visión luminosa, hace aparición una presencia maligna llena de envidia que, camuflada como la esperanza, apunta su poderosa lanza hacia la joven especie con intención de aniquilarla.

Quieres gritar, avisar de lo que va a suceder, pero tu garganta queda muda y no puedes sino mirar como la lanza es arrojada. Tienes tanta necesidad de chillar que ahora es tu propia voz la que te saca de tus sueños.

—No puede ser.—dices en voz alta—Necesito pasear.

Te vistes con tus vaqueros y deportivas más cómodas, una sudadera algo ajada de tus tiempos en la escuela Juilliard y vas a a salir, cuando ves algo que te llama la atención.

En el suelo hay un sobre lacrado. Al cogerlo notas que hay una carta y un objeto pequeño y duro. Lo abres y...

...de su interior cae una pequeña piedra, es perfectamente lisa y muy suave, como las piedras en los lechos de los ríos. La giras entre tus dedos y ves que tiene dibujada en la parte de atrás, algo similar a un ojo cerrado.

El papel en el interior es una especie de mapa o más bien un boceto. Parece dibujado por un niño, y te sorprende la diferencia entre la elegancia del sobre y lo descuidado del dibujo. Aparte del críptico mapa se puede leer una única palabra en uno de los bordes del papel: "Sueña".

No muy lejos de dónde sueles salir a hacer ejercicio hay un río, si quieres dirigirte hacía allí para comprobar si esas piedras son como las que acabas de encontrar pasa a la pagina 3.

¿Quién te ha mandado esta nota? ¿Es una broma? Cierras la puerta y vas a tu sala de ensayo para revisar con calma el sobre y su contenido, a ver si averiguas quien te lo ha mandado. Pasa a la página 13.

Sabes que tu amiga Jucika es una fanática de este tipo de misterios, de anónimos, cuentos de hackers y leyendas urbanas  Siempre puedes mandarle una foto de estos descubrimientos y consultarla por si le suenan.

Puedes hacerlo en la página 5

Sientes gran curiosidad, pero necesitas que te de el aire un poco, y el río es un lugar ideal.

Ve a la página 3.

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Decides que lo mejor es salir a que te del aire, por algo había sido tu pensamiento inicial. Repasas mentalmente que llevas la cartera, el teléfono y las llaves, a pesar de que estabas a punto de salir y lo acababas de hacer apenas unos segundos antes, pero eres un animal de costumbres.

Vas a ir hacía el río, así que te llevas contigo la piedra, pero también te llevas el extraño dibujo, algo en él ha despertado tu curiosidad. Ya de camino te preguntas quién habrá dejado ese sobre bajo tu puerta, aunque lo más probable es que se trate de un error. No hay mucha gente que conozca tu dirección aún y menos aún que quiera gastarte bromas.

En pocos minutos llegas al parque y aunque aún es pronto, hay bastante gente rondando por la zona. Una extraña escultura de arte contemporáneo da la bienvenida: "El Ocaso de la esperanza" se lee en una placa junto a la misma, es una escultura vertical, y ahora que te fijas te hace pensar vagamente en una lanza. Un poco tétrico para tu gusto, que sea algo así lo que te reciba al entrar a un parque tan bonito, pero lo tuyo es la música.

Caminas con la sensación de que la gente te observa, que saben que estás metiendo para faltar al trabajo. La maldita inseguridad una vez más. Así que decides abandonar el camino y acortar por la parte más boscosa. Te gusta caminar por ahí, porque te da verdadera sensación de estar en la naturaleza. Si miras hacia arriba, se pueden ver los edificios cercanos, claro. Pero si mantienes la vista recta al frente, realmente parece que estés solo en medio de ninguna parte.

Un poco más adelante puedes ver un pequeño puente de madera que cruza el río, sacas la piedra para recordar su tacto en tu piel desnuda. ¿Es eso extraño? No, definitivamente la has sacado para recordar el símbolo y la forma que tiene, a fin de cuentas, la piedra solo era una excusa para dar un paseo.

Tienes tiempo de sobra ¿Y si comparas la piedra con las que hay aquí, a la orilla del rio?

Si es así, ve a la página 4

Tu mirada se posa en un velero que parece estar encallado cerca de una zona rocosa del río. Echas un ojo al mapa ¿es un velero lo que hay dibujado en la esquina superior derecha? Si quieres acercarte a él pasa a la página 20.

El paseo te ayuda a vencer tu falta de ánimo a enfrentarte a la verdad. Decides ir al auditorio para presentar tu renuncia en la orquesta.

Ve a la página 42

Ese velero es bastante misterioso, veamos que se oculta en la página 20. 

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Te acercas al velero con curiosidad: sus desvencijadas maderas te llaman como una sirena varada. El lecho del río no es lo suficientemente profundo como para que haya llegado navegando hasta aquí y aunque no sueles pasear por aquí tan a menudo como quisieras no recuerdas haberlo visto en otras ocasiones. Y sin embargo parece que lleva tiempo en este lugar. Algunas plantas de la orilla han trepado por su quilla y varios hongos se abren paso por algunos agujeros evidentemente antiguos. ¿Cuántos años tendrá? No entiendes demasiado de barcos pero parece antiguo, quizás del siglo pasado. No es demasiado grande: quizás unos nueve metros de eslora, pero hay una entrada que parece llevar a una bodega inferior que, por su posición, puede que esté parcialmente inundada. En la cubierta hay algunas pintadas vandálicas y su roida vela hace mucho que desapareció.

¿Cuál será la historia de este misterioso esquife?

Si no quieres entrar tan deprisa en el barco, así que primero intentas limpiar un poco los lados, buscando si el barco aun tiene escrito el nombre en su superficie, ve a la página 43

Podrías consultar rápidamente rápidamente en tu smartphone algo de información adicional sobre el velero, para ello abre la aplicación de la página 15.

La curiosidad mató al gato dicen, pero no hay nadie a tu alrededor. Entras en el barco.

Ve a la página 143

No hay prisa... consultemos internet en la página 15.

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Con sorpresa por aquel velero decides consultar en tu teléfono, desde luego no es lo habitual encontrarse con una embarcación así en medio de un parque. Aunque por el aspecto parece que lleve allí bastante tiempo. Quizás es que nunca te habías fijado, puede que hasta ahora cruzaras por otro puente parecido y no por este.

El buscador se toma su tiempo en responder, y los resultados que te da no parecen muy satisfactorios. Finalmente das con algo que parece ser la explicación, hace cosa de 8 años instalaron en el parque varías obras de arte moderno, al parecer este "Velero encallado" era una de ellas. Pero por el aspecto se puede decir que nadie las estás cuidando demasiado.

-¿Es que te has perdido, Capi?

Una voz ronca a tus espaldas te sobresalta. Un tipo escuálido es el culpable. Viste un chándal fosforescente que perfectamente podría ser otra obra de arte conceptual. Los dientes, los pocos que le quedan, son prácticamente negros. Dirías que estará rondando los cuarenta pero, con su higiene y su descuidada barba, es difícil de saber.

-Mire, no busco problemas, solo est...

-¡Pues claro que no buscas problemas! -te interrumpe con excesivo entusiasmo.- Tú has venido a soñar, como yo, como todos.

Intentas evadirlo, pero estabas prácticamente pegado al velero y te cierra el paso imitando tus movimientos. Con una finta crees que podrás evitarlo, pero es más veloz de lo que aparenta y antes de que te des cuenta te rodea con un brazo por los hombros y el cuello. El tufo que desprende es casi insoportable. Te va forzando a acompañarle al interior de la bodega.

-Venga, vamos -dice mientras tira de ti.- Que es buena hora, no te hagas de rogar.

No vas a dejar que este tipo con tan mala pinta te asalte, te robe o te quite un riñón.

Si crees que es hora de luchar, ve a la página 34.

Te apetece arriesgarte un poco y sigues al señor.

Ve a la página 21