Partida Rol por web

-Entonces, ¿fue la Gafitas? -pregunté, asombrado de que Muriko, con su cara de niña buena, pudiera ser la asesina-. No sé vosotros, pero si es verdad que mató a la marimacho esa en defensa propia, tampoco creo que sea para tanto. Cualquiera hubiera hecho lo mismo en su situación. Creo que Makoto y Maxwell se merecen un buen mono-coin por resolver el caso, sobre todo Makoto. ¡Que tiemble el Detective Conan ese! Aunque también hay que tener en cuenta a todos los que han aportado las pistas conseguidas, como Daiki, Tenko y yo mismo. -Mi tono se mostró un tanto más desganado y me rasqué la nuca, pensando en fumarme un cigarrillo-. Así me gusta, gente, trabajo en equipo. -Di una fuerte palmada-. ¡Venga, acabemos con esto y vayamos al bar a celebrarlo!

Masaru se detiene en su avance hacia Maxwell con intención de darle un puñetazo ante las palabras de su protegida y, en menos de lo que se tarda en pestañear, está junto a ella dándole un abrazo cálido.

Mmm... hueles bien - Le dice ya ajeno al juicio.

A Maxwell no le pega nadie

Miro a Masaru  con los ojos crispados por la ira

Excepto yo

Kawamoto mira a Risu como si le hubiera leído la mente y piensa, ya te iba a demostrar yo si soy o no un Uke...

Pupupupupu....

- ¡U-un momento! Si la asesina d-debe ser una chica con gafas, b-bien podría ser Makoto-san ¿V-verdad? Y su de-defensa de que sus anteo-ojos son fal-falsos no puede ser valida si lo prueba en es-este momento pues puede haberle sacado los vidrios antes del juicio... además de que existe la posibilidad de que el asesino haya llevado gafas al encuentro para in-inculpar a Suzuki...

- ¡Alguien como Haga Daichi, el supremo roleplayer! Fukumori-san tiene un punto en esa linea de razonamiento: Si Haga logra vestirse como Suzuki y entrar con la a-ayuda de Shinobu al baño de chicas... ¡E-el crimen es posible p-para él tambien!

Kawamoto se rasca mirando hacia Risu y pensando que ha pasado algo raro y no se acuerda, le sonríe tímidamente y agacha la cabeza avergonzado y se pone colorado y precisamente no se ira

Maxwell se acerca a Yuichi y le da una leve palmada en la espalda, con un rostro tranquilo y agradecido, le sonríe al joven atlético y fuerte. Había visto que en Yuichi pese a ser más simple que un botijo, era alguien bueno y amable y en el que se podía confiar sin problemas. Aún pese a su apariencia aterradora.

-Yuichi, por favor; ¿Puedes encargarte tu de hacer callar a los niños pequeños que no saben lo que dicen?.

Esperaba que Yuichi impusiera su fuerza física contra el Palpatti que volvía con estupideces, pero si el joven argumentaba el porqué el Palpatti debería centrarse a masajear escrotos o la no existencia de estos, Maxwell estaría aún más gratamente sorprendido.

La descripción de Makoto no determina el sexo que tiene

A ver si el hermafrodita sin cristales en las gafas va a ser el asesino?

Suzuki había escuchado todo lo que los demás decían de ella y agachó la cabeza.

-Parece que al final no voy a poder cumplir la promesa que te hice, Shinobu-san... lo he hecho lo mejor que he podido; pero supongo que no valgo para esto, no está en mí ser una asesina.

Gracias por apoyarme, Togosaki Miko, podríamos haber sido algo en otras circustancias, espero al menos que en la próxima vida podamos volver a vernos.

Es cierto, todo es como lo han dicho Maxwell, Matsuno y Risu, quien obviamente no era cómplice de nada.

Anoche recibí una nota en mi puerta que me llamaba al baño, no sabía de quién era; pero tenemos que seguir las reglas de Monokuma si no queremos morir así que fui al encuentro de quien me hubiera llamado, ayer por precaución cogí un cuchillo de la cocina para poder defenderme y bueno, quizás no ha sido tan buena idea haberlo hecho. Cuando llegué, abrí con mi PDA y allí estaba Shinobu Iki, esperándome frente a frente, es cierto, pensaba matarme; pero con honor.

Entonces ella habló:

      Shinobu:

Suzuki Muriko, tengo que acabar con tu vida por el bien de los demás, por favor, no te resistas.

-Suzuki vuelve a su versión de los hechos.

-Al principio no entendí estas palabras cuando desenfundó su espada oculta y comenzó a atacarme, sus golpes eran erráticos y por pura adrenalina pude esquivar los dos primeros que chocaron contra las paredes del lavabo, entonces recordé que el cuchillo de cocina todavía reposaba en mi bolsillo y... me defendí. Estuvimos peleando alrededor de cinco minutos hasta que por fin nos caímos al suelo y su arma quedó lejos de su alcance, entonces yo puse el cuchillo encima suya mientras ella me sujetaba las manos para evitar que la apuñalase. Ella comenzó a llorar.

Shinobu

Ni siquiera he sido capaz de hacer esto bien... soy tan inútil como los demás dicen. Lo siento muchísimo, Suzuki-san, no tengo nada contra ti, sólo te elegí porque eres la que parece más débil de todos los demás y aún así, me has ganado limpiamente. Por favor, prométeme algo, tienes que sobrevivir cueste lo que cueste. Tienes que esconder las pruebas y mi cuerpo. Tú eres ahora nuestra última esperanza.

-Yo quedé en shock y mi voluntad de acabar con la vida de otra persona se había esfumado tan rápido como llegó; pero todavía estaba sujetando el cuchillo en mis manos y entonces ella, ella... dejó de hacer fuerza y... mi cuchillo le atravesó el pecho. No podía creerlo, había matado a alguien...

Estaba aterrada, no sabía cómo ocultar el cadáver y cumplir con la promesa de la póstuma así que lo primero que se me ocurrió fue incriminar al que parecía más tonto del grupo. Por lo tanto, tapé la herida de Shinobu con mi jersey y le escribí una nota a Kawamoto, después fui a la biblioteca y cogí el libro que visteis en la puerta para poder dejarla abierta cuando se fuera. Pasé el cuerpo de un baño al otro y escribí el nombre de Yuichi con la sangre de Shinobu, a quien ensarté con su propia arma para esconder el hecho de que el cuchillo era la verdadera. Después de esto fui al laboratorio de química a deshacerme de las pruebas como la ropa con sangre y el cuchillo y me cambié de ropa en mi cuarto.

En el fondo, esperaba que acabaseis descubriéndolo todo, porque no podría vivir tranquila con vuestras muertes en mi conciencia, por eso dejé tantas pistas diciéndome a mí misma que eran "accidentales". Esa es toda la verdad... Apesto como persona.

 -Monokuma, puedes dar paso a las votaciones, no tengo nada más que perder.

-Dice Suzuki quitándose las gafas y pasando el dedo a través de la lente que le faltaba para que los demás vieran la prueba definitiva.

Estás?

Espera, todavía no, primero haremos las votaciones, ¿te parece?

Daré tiempo para que hablen los que quieran hablar primero

Ok

Tienes algo preparado o doy rienda suelta a mi imaginación?

Te lo escribo antes y das tu beneplácito?

Cuando Maxwell escuchó el "...apesto como persona" no pudo controlarse y continuó su discurso añadiendo lo que le faltaba.

-Y como asesina y como alma que arderá por siempre en el fuego eterno del infiero...

-No voy a volverme blando por un discurso de una hereje asesina, cada uno decide su destino y los que no abrazan la fé en Dios son los que más suelen tropezar y caer... y apuñalar a compañeras hasta la muerte, mover absurdamente el cadáver, perder una lente de cristal, manchar innecesariamente un jersey y ser tan rematadamente estúpida para no esconder bien un puto cuchillo o escribir bien el nombre de Yuichi.

 Miko se queda absorto ante la confesión. No podía entender lo que estaba ocurriendo: Suzuki Muriko, una de las pocas personas con la que había podido entablar amistad, era la asesina del juicio. La culpable de la muerte de Shinobu Iki...

- ¿Pe-pe... pero como... t-tu...?

 Cualquier reclamo o argumentación en su cabeza se desvanecieron. Lagrimas eran lo único que surgían del pobre forense, mientras volvía al silencio... al simple silencio del Palpati.

Kawamoto estaba apretando el atril con fuerza mientras miraba impertérrito a Suzuki, oía voces a su alrededor pero no entendía lo que decían, pudo pasar un segundo o una eternidad que él no se había dado cuenta

Solo oía las palabras de Suzuki, quise incriminar al tonto de Kawamoto, en su cabeza una y otra vez.

Sin mediar palabra y como si tuviera un resorte en los pies saltó por encima del atril y con una velocidad sobrehumana estaba encima de Suzuki agarrándola por el cuello y gritando

Por qué lo hiciste, no debías seguirle el juego, por qué quisiste incriminarme si no te hice nada, por qué? Por qué?

La voz histrionica y llena de ira llenaba la sala como si hubiera un millón de personas gritando a la vez. Se le podía ver una cara de locura mezclada con ira que asustaría al mismísimo señor de los abismos.

Golpeo el atril con ambas manos. -¡¡¡OYE MAXWELL!!! ¡Ya esta bien! A confesado y se siente culpable, ¿Sabes lo duro que tiene que ser eso para ella? ¡Eres un insensible! Si yo fuera tu dios me sentiría avergonzado por tener un discípulo como tu. -Señalo con el dedo acusador. -Eres un... eres un... ¡YUICHI! Dile algo tu también. -Se cruzo de brazos mirando al chico gigante.

Kawamoto estaba impasible, como absorto en su atril, con la mirada perdida y la cabeza gacha

Había demasiadas pruebas que incriminaban a Suzuki, pero después de su declaración, toda la motivación que el joven rolplayer sentía por encontrar al asesino se desvaneció. No sintió lástima por ella, pues aunque tenía sus motivos, no solo había asesinado a una persona, si no que había intentado escurrir el bulto y conseguir que todos los demás muriesen, pero una gran tristeza le invadió, pues si aquellas chicas que parecían tan majas y tranquilas habían cometido esas atrocidades, no tardaría en ocurrir otra vez.

Miró uno a uno a todos ¿quién sería el siguiente en morir? ¿quién sería el siguiente en matar? Era un juego complicado, pues las mismas personas que podían ser los potenciales asesinos, también eran los únicos que podían resolver los misterios que surgieran a partir de ahora.

Le sorprendió la tranquilidad con la que se lo tomaban algunos y lo perdidos que habían estado otros, después de todo habían arrancado una vida de una compañera y ahora estaba a punto de morir otra. Él era incapaz de mantener la mirada a nadie y menos aún de sonreír o bromear. Se quedó cabizbajo y esperó a que Monokuma activara el panel de las votaciones.

-Yo soy un insensible, pero no soy un asesino.

-Personalmente no me agrada que nadie muera, cada muerte sin cristianizar es un alma menos en el cielo y una pequeña derrota personal en mi contador. Y por si acaso, aviso que las muertes cristianizadas también son una derrota, pues el objetivo es convertir a Japón en Católica, no evangelizar sobre las malditas cenizas.

-Al menos me consuelo pensando que ambas eran asesinas y habían pecado...

Pese a su convicción las palabras de aquella joven hacían mella en la cabeza del Obispo, quizás él se estuviera equivocando y ella tenía razón, a fin de cuentas Jesucristo se aglomeraba de ladrones y putas, ¿Acaso él no tendría que seguir los pasos del Señor?. Sí, por supuesto que sí, eso tendría que hacer y eso haría.

Maxwell se acercó a la asesina y sacando un pañuelo se lo tendió para que secara las lágrimas si así deseaba y le ofreció la última oportunidad para expiar todos sus pecados.

-¿Deseas la extremaunción? ¿Expiar tus pecados antes de que el Oso haga algo?. Pese a que hemos sido enemigos, no te guardo ningún tipo de rencor, todos merecemos piedad y el Perdón. Así que, acepta mi mano y limpiemos de todo mal tu alma impura... si así lo deseas y te hace sentir mejor... Dios es Misericordioso, y si tus lágrimas son ciertas, no temas por tu pecado, pues él te aceptará a su vera.