Partida Rol por web

Aburrido Boris se tumbó y se puso a  mirar al techo. Viendo pasar una mosca, se dispuso a cazarla a escupitazos. No había mucho más que hacer hasta que sus compañeros se reunieran con él para continuar con la segunda fase del plan.

¡Zap!...nada, ¡Zap!...casi..."ya caerás, ya".

Dustin se quedó como petrificado observando el panorama. En el control, uno de los soldados sacó una bayoneta y se puso a cortar dos piñas que les ofreció a sus colegas.

Nicolas seguía como ido medio riéndose mirando al infinito mientras que Boris se dedicaba a lanzarle escupitajos a una mosca. Uno de los escupitajos le dio, pero la mosca se le coló en la boca abierta y el soviético acabó tragándosela.

- No me lo puedo creer...

Y era cierto. No podía creerse que Boris no hubiera hecho nada. ¿Qué habría encontrado más interesante de destrozar que un puesto alemán? Su inicial enfado derivó en curiosidad. 

Así que se introdujo entre los matorrales de nuevo para buscar a aquel ruso descerebrado. Y tomó nota mental para regresar luego a la taberna a terminar lo comenzado con el bigotudo.

Espero. El plan está en marcha.

Boris y Nicolas esperaron. Al cabo de un rato la puerta se abrió de golpe y entro por ella un tipo regordete vestido con una bata y un brazalete nazi acompañado de un oficial sonriente y dos soldados. -¡Vaya! Así que el poderoso Danger 5 ha decidido hacernos una visita. Dentro de esas celdas no parecen tan invencib... ¡Hauptman!-  un oficial se acercó y dio un taconazo -Herr Doctor- el gordinflón señaló hacia las celdas. -¿Donde está el resto? El oficial miró a las celdas extrañado -No... No hay nadie más Herr Doctor.- El gordinflón abofeteó al oficial ¡Imbecil! Se llaman Dander 5, no Danger 2. Quedan tres más ahí fuera. ¡Tráigalos!

El, bastante acongojado, oficial dio otro taconazo y salió precipitadamente con los dos soldados dejando al carcelero y al doctor con los comandos. Se llevó la mano al entrecejo y, bastante airadamente preguntó -¿Donde están sus compañeros? Será mejor si me lo dicen por las buenas, menos divertido para mí, pero mejor para ustedes.

Dustin volvió a arrastrarse por los matorrales en dirección al puesto de control, hacia la última posición en la que vio a Boris...

Boris se levantó del catre limpiándose la comisura de los labios para encarar al gordinflón.

-Pues esperrraba que estuvierrran aquí. Por eso me dejé cogerrrr-respondió Boris-Y ya que nos estamos conociendo, perrrmítame que le diga que quien le dijo que la bata blanca le sentaba bien, le estaba gastando una brrroma. El blanco le hace a uno parrrecer más gordo...más aún, quierrro decirrr.

La ira era una debilidad que podría resultar muy útil si se sabía explotar. Que Boris no tuviera ni la más remota idea de cómo hacerlo, no tenía nada que ver. 

De hecho el tal doctor parecía de los fácilmente cabreables. Se puso rojo y sacó su pistola. -Excelente, tenemos dos voluntarios para probar las nuevas técnicas genéticas de nazificación*. Que venga una escolta y los lleven al laboratorio.

El carcelero descolgó el teléfono y comenzó a dar instrucciones en alemán.

Dustin se lanza al suelo y vuelve a arrastrárse por los matorrales. Sorprendentemente logra alcanzar su destino sin que se entere nadie y, una vez más, impecable y sin siquiera una ramita en el pelo o el uniforme.

El comando se encontraba justo al otro lado del muro de piedra que le separaba de la garita con los soldados nazis, que, a estas alturas, estaban degustando las piñas.

A su izquierda hubo movimiento. Dos camiones nazis escoltados por un Volkswagen se detuvieron delante de un pequeño edificio que parecía un puesto de policía.

Al cabo de un rato, en el que el maníaco doctor se dedicó a reírse maliciosamente mientras observaba a los dos comandos, un ruido de frenos sonó en el exterior. La puerta se abrió y un grupo de soldados nazis entraron en el edificio. El sargento al mando saludó al doctor el cual señaló a las celdas. -Esos dos.

Varios soldados se adelantaron con unos grilletes y se acercaron a las celdas mientras el carcelero abría la de Nicolas...

Lo cierto es que el plan estaba saliendo un poco raro. Puede ser que el resto no consiguieran dejarse capturar por algún extraño motivo o que simplemente, se olvidasen del plan. La cuestión es que ahí tenían a un grupo de nazis dispuestos a meterles unos grilletes para someterlos a un proceso de nazificación. No es que Boris pensase que cualquier máquina que inventase el nazi este con nombre de pastelito podría nazificar su corazón y su sangre, forjada a fuego en la forja del marxismo leninismo, pero la sola idea de someterse a semejante proceso le parecía inasumible. 

Con una mirada comunicó a Nicolas que era momento de pasar al plan B: liarse a tortas. Así que puso los brazos como para dejarse poner los grilletes y en el último momento, intentó coger a dos nazis, cada uno con un brazo para hacerles una presa de tenaza alrededor del cuello que acabase por rompérselo con un sonoro "crack". 

- Boris ¿Boris? - susurraba Dustin como una vieja en busca de su perro faldero - ¿Dónde pollas te has metido gigantón descerebrado? 

En su cabeza empezaba a rondar la idea de que igual todo aquello era una broma. ¿Nazis en Nueva Zelanda? ¿Mengele y Hitler de vacaciones? ¿Y ahora desaparecían todos? A ver si resultaba que todo aquello era una compleja chanza para felicitarlo por su cumpleaños y de pronto salían todos con matasuegras de entre los matorrales... claro que aún faltaban tres meses para su cumpleaños, pero ¿qué mayor sorpresa que celebrarlo en una fecha random?

Casi estuvo a punto de salir de su escondite y empezar a gritar: ¡os pillé! ¡ya sé de que va esto! Pero luego se lo pensó mejor y decidió seguirles el juego. No era plan fastidiar la fiesta.

Así que con su profesionalidad habitual siguió oculto y observó que pasaba con aquellos dos camiones. ¿Serían los volquetes de putas?

De los camiones bajaron varios soldados que entraron en el interior de la comisaría. Otros seis se quedaron fuera vigilando los camiones.

Bueno, estaba claro que algo pasaba en el almacén. Así que decidió rodear el edificio para echar un vistazo desde el otro lado a través de un ventanuco.

Boris intentaba romperle el cuello a los dos nazis, pero, por alguna razón, se quedó paralizado cuando los tenía ya agarrados del cuello. Los nazis le redujeron y le colocaron los grilletes. Nicolas observaba como embobado la situación. También le ponen los grilletes.

Los soldados arrastraron a los comandos y los lanzaron en la caja de los camiones, uno en cada camión.

Dustin se asomó al ventanuco a tiempo de ver como varios soldados nazis redujeron a Boris y le colocaron unos grilletes. Nicolas, que parecía embobado, se dejó reducir sin problema. Le pusieron también unos grilletes.

Luego los arrastraron fuera.