Partida Rol por web

En blanco por si acaso.

Aquel grupo se habia consolidado hacia ya unos años, habian estado una campaña de verano ayudando a desterrar un pequeño reducto de no muertos cerca de la frontera con Kislev y habian estado un invierno acampados e inmoviles a la espera de nuevas ordenes. Unidos a la fuerza por un noble para sus propositos en la guerra, no pudieron negarse bajo la atenta mirada de Dieter von Newman, cazador de brujas al mando de aquel grupo que lo seguia a pies juntillas por diversos motivos, propios en unos casos y fanaticos en otros.

La guerra no era amable para nadie, y aunque tuvieron importantes victorias azuzando a los demas a mantenerse en su lugar, no estuvieron faltos de criaturas extrañas a las que matar, algo asi como un demonio pululento que murio bajo la vendita bala de un cañon mientras todo a su al rededor se congelava extrañamente aquella tarde de verano.

Pero aquella batalla costo muchas vidas, y aunque ganaron no fue con holgura e incluso el Maestro Von Newman fue herido y transladado primero a las casetas de las monjas de Shally y mas tarde transportado junto a carros de suministros de vuelta al puerto mas cercano destino a AltDorf donde se recuperaria. No sin antes dar ordenes al grupo, en una caseta casi vacia a excepcion de una mesita con incienzos y almizcles que inundaban la estancia, y una jarra de agua limpia Diete dio sus ultimas ordenes;

-Terminareis el trabajo aqui, antes del ultimo dia de mes Cosechario* para luego partir al Cuartel General de los Cazadores de brujas, alli pasaremos el invierno estudiando y preparandonos para la primavera- despues de hablar con su voz recia y dura, un ataque de tos le sobrevino -coj! ... coj!- pero con un ligero carraspeo siguio hablando -Schröeder seras el nuevo cabeza de grupo, tu los guiaras y en tus manos queda que lleguen todos intactos a AltDorf, habla en cada puesto en el que pareis con el Capitan de guardia de la zona asi podre dejarte algun mensaje- no espero una respuesta, poco mas o menos parecio que le daba igual, aquel virote que habia abierto uno de sus pulmones lo habia vuelto mas pesadumbroso y lugubre, acaso las plegarias ya no lo llenaban como antes. Con aquel discurso y con una mirada llena de desazon despacho a todo el grupo, y partio esa misma tarde con una carabana numerosa.

Y asi fue, que terminaron el trabajo y el noble aquel los felicito y prometio dar una donativo a su causa, pero aquellos cazadores de brujas que habian sudado y sangrado por el, no vieron nada. Puedieron habituarse a placer, y partir con las alforjas llenas pero eso no significaba que los caminos por Talabecland fueran faciles, y fue ahi en su capital tras un largo camino en barco donde habia nuevas misivas y ordenes para ellos.

1 de Destilario del año de nuestro Señor

Para el Sr. Schröeder cazador de brujas:

Espero que recibas esta misiva lo antes posibles, debeis partir de inmediato ha la aldea de Tauer cerca de Bissendorf, alli ha sido enviado un grupo de cazadores de brujas para comprobar sobre el terreno una seria de asesinatos, creemos que esta detras alguna secta de vampiros pero no hemos recibido noticias del otro grupo pero espero tenerlas de vosotros, habla con el capitan del pueblo el dio la alarma y el os ayudara si sigue vivo para cuando llegueis, arreglad el asunto y volved directamente a Altdorf.

Dieter Von Newman.

Despues de esta carta, a 17 de Destilario*, y lejos de vuestro nuevo destino decidis apurar el paso en la medida de lo que cabe, los viajes por los rios interiores del Imperio nunca son muy certeros, aunque es mucho mas fiable que por tierra. Asi que intentais por todos los medios llegar hantes del final de ese mismo mes a vuestro destino.

Porfin a un dia para gelidario y con un aire frio recorriendo vuestras cabezas llegais al embarcadero en Bissendorf, hubo que hacer un buen trecho a pie para poder coger una ruta "directa" hasta aqui, pero despues de unos dias en barco y bajo amenaza de arresto si no llegabais lo antes posible hasta aqui. El capitan del barco y su tripulacion acepto viajar hasta Bissendorf, no era una buena epoca para viajar pero ahi estaban, incluso acepto esperarlos unos dias por si acababan el trabajo rapido y podian volver a Altdorf todos juntos. El capitan no tenia ningun negocio por aqui, pero prometisteis una interesante suma, y quizas hubiera algo que poder llevar a Altdorf, pieles, madera, carbon o cualquier cosa util para pasar el invierno un poco mas relajado.

En el embarcadero no aparecio nadie, pero visteis una antorcha que se encendia no muy lejos de una luz solitaria en medio de la nada, ya caia la noche pero estabais descansados despues de tantos dias de barco y deseando tocar tierra firme. El barco atraco sin mas preambulos y uno de los marineros amarro la embarcacion de apenas 20 marineros, 6 metros de eslora y 3 de manga.

- Brrr, pensé que el frío pasaría cuando dejasemos Kislev - Digo a mis compañeros mientras me abrocho el abrigo que compré antes del viaje. Caro, pero bienvenido. Pienso.

El frío  mortifica la carne  y ayuda  pensar con claridad .Sentencio  grave  mientras  observo  con detenimiento el cielo  nocturno .Ademas  mientras  sientas  frio es señal de que sigues  vivo y eso ya no es poco.

Las ordenes de Dieter eran claras y fáciles de cumplir, una vez terminado el trabajo regresar a Altdorf. Tan solo era necesario embarcar en uno de los barcos que recorrían el Talabec y llegaríamos a la capital del reino sin problemas.

La verdad, no pensaba encontrarme ningún mensaje en el camino de retorno. Cuando llegamos a Talabheim, nuestro barco tenía prevista una parada de tres días para realizar labores de carga y descarga, que pensaba pasar de visita en la ciudad del cometa y los bosques cercanos. Pero Von Newman tenía otros planes para nosotros, por lo que tuvimos que partir inmediatamente hacía un nuevo destino.

La intranquilidad amenazaba con atenazarme, una cosa era coger un barco para volver a casa y otra muy distinta era liderar un grupo en una misión en la que otros cazadores de brujas habían fracasado. Cuando, sinceramente, no me veía capacitado para cuidar ni siquiera de mi mismo.

No dejaremos el frío hasta la próxima primavera. No tiene sentido quejarse por ello.- le recorde a Gerard, antes de ver al hombre de la antorcha a lo lejos.- Atentos al de la antorcha, no me gustaría vernos sorprendidos nada más desembarcar- sururré al resto de mis compañeros.

Una misión con vampiros de por medio, y para jodernos aún mas nos enteramos de que otros grupos de cazadores ya han fracasado intentando acabar con ellos... Sin duda nuestro estaliano antes de subir al frío norte pensaba que todos esos cuentos sobre el caos y vampiros no eran mas que cuentos, pero visto lo que había visto la ultima temporada se esperaba cualquier cosa...

-Que va a ser lo siguiente... Un p*** dragón?

Bajó con sus compañeros del barco, asiendo con fuerza su estoque, alertado por la luz de una antorcha que se dirigía hacia ellos. Rápidamente miró alrededor para ver si podía haber algo amenazador o oculto. La experiencia le había dicho que estar alerta era mas que sensato en ese país de locos.

Atrás quedaba la conocida guerra, la amarga victoria conr ecuerdos de los caídos y los lugares conocidos. Mi orgullo, y mi honor, me embarcaban en una peculiar aventura acompañando a aquel variopinto grupo que bien podrían ser confundidos con bandoleros de no ser por los emblemas de cazadores de brujas que portaban ... e incluso con estos más de uno tenía sus sospechas sobre su procedencia dadas sus dispares maneras. Por mi parte, un enano destrozado anímicamente y obligo por juramento me veía arrastrado tras los pasos de aquellos humanos. Cuan cruel puede ser el destino si no se haya la muerte cuando es debida y en vez de ello te ves relegado a un segundo plano, un mero observador, que solo puede teñirse las manos con la sangre de amigos moribundos

Chasqueá la lengua, con desaprobación por mis propios pensamientos, y meneé la cabeza intentando arrancarme aquellas vanales ideas. Hacía ya cerca de un mes que viajaba con aquella compañía y no era momento para viejos recuerdos. No ahora al menos, no iba a dejar que aquellos humanos tomaran una idea equívoca de la Antigua Raza. No al menos por este enano

Observé con desaprovación la carta y ya no pude restar callado un segundo más

No me gusta. Todo el mundo sabe que los ríos son traicioneros. Prefiero andar treinta leguas adicionales a navegar en ese cascarón medio hundido- repliqué pese a que el dueño de la embarcación estaba a poca distancia, más que suficiente para escuchar mis palabras - Los muertos, muertos están. Y si no lo están no van a tener prisa dado que gozan de toda la eternidad; los encontraremos igual si llegamos en una semana o en un mes- añadí sin lograr hacer cambiar de opinión a Otto, pues el resto no pintaban nada en cuanto a decidir destino según había dejado claro el jefe, ahora herido, del único aspirante real a cazador de brujas

Apenas unas palabras seas y unas pocas miradas dejaron claro que tomaríamos el vajel, para mi consternación, y que nadie me obligaba a ir con ellos si no quería

¡¿Que nadie me...!? ¡Echate a un lado y dejame subir, maldita sea. No será este enano al que podais llamar rompejuramentos- bramé indignado mientras subía el primero al barco, apretando los dientes y aferrándome a la pasarela como si me fuera la vida en ello... ya en el interior del barco la cosa no mejoró lo más mínimo

Con esta humedad seguro que las armaduras y las armas se estropean...- dije como última queja antes de acomodarme como mejor pude en la parte más guarnecida de la interperie del barco, no por frío sino por evitar ver las tremulas y oscuras aguas

(Si los Dioses hubieran querido que surcaramos las aguas nos habrían dado aletas y una cola, no pies y manos)

Opino lo mismo, viejo amigo. Estos humanos están locos... ¿cuál será el próximo disparate? ¿intentar volar?- dije enfurruñado mirando hacia mi diestra, justo donde había depositado el petate con la armadura de mi compañero caído..

...

Una eternidad después, durante la cual la comida apenas se me asentaba en el estómago el tiempo suficiente como para poder digerirla, llegamos a tierra firme en lo que se suponía era el punto final de nuestra travesía ribereña. Di gracias a los Dioses por no habernos hecho naufragar y me dispuse a salir haciendo caso omiso a los comentarios sobre el frío, esbozando una leve sonrisa

- Me gustaría verlos en las tierras de mis ancestros, allá en las Montañas del Fin del Mundo, rodeados de nieves imperecederas, ¡eh Borki!- comenté con mi camarada mientras miraba hacia la izquierda, esta vez donde solo había la nada y, más allá, el oscuro río - Comparado con aquello esto no es más que una brisa veraniega. Allí la barba se te queda rígida, los carámbanos se te adhieren a los parpados y el aliento es blanco, casi tangible- me descolgué la ballesta y cargué un virote, por si acaso

Veamos quien nos espera...

Las palabras de Kurdrim sonaron igual que un cuchillo que arañara la roca mientras hablaba de su tierra natal, un lugar que gracias a sus vividas descripciones evitaría visitar en cualquier otra época del año que no fuese el verano más caluroso que se recordase.

Me seguía desde hacía algo más de un mes, desde el día de la batalla donde Von Newman fue herido. Ese día le salvé la vida al acabar con un guerrero del caos que estaba a punto de matarlo y entre restos de sangre y cuerpos mutilados de amigos y enemigos había jurado que no descansaría hasta que hubiese pagase su deuda.

Aunque, como siempre, la realidad era menos heroica que lo que parecía a simple vista. Llegamos por la retaguardia enemiga por sorpresa y nos lanzamos al cuerpo a cuerpo para intentar acabar con ellos lo antes posible. En mitad de la refriega un bárbaro me lanzó una patada que me desequilibró, mientras braceaba intentando no caerme, pues si lo hacía el bárbaro acabaría con mi vida, mi daga se clavó en alguien.

Mientras me giraba, pedí a Sigmar que no fuera un amigo, no había nada peor que herir a un compañero en mitad de una batalla, pero lo que vi me sorprendió aún más. Mi daga había entrado por el único hueco disponible en la armadura de un guerrero del caos cortándole la yugular, partiéndose en su interior y en ese mismo momento el guerrero se estaba ahogando con su propia sangre. Creo que podría intentar un millar de veces ese golpe y no volvería a salirme.

Dejé de recordar esa batalla para centrarme en el hombre que se acercaba hacia nosotros. Discretamente posé mi mano izquierda en la daga nueva que había comprado antes de partir hacia Altdorf mientras preguntaba- ¿Quien va?

Aunque había sido criado en terrenos más cálidos, Leo había estado acostumbrado desde hacía años al frío de la noche, así que esas temperaturas eran soportables. Otra cosa era que no le gustara el frío, para ojos inexpertos les podía servir la nieve para seguir un rastro, él podría seguirlo igualmente sin preocuparse de que el suelo resbaladizo le jugase una mala pasada. También era de la opinión del enano, prefería no ir por ríos, ya que podían convertirse en un blanco demasiado fácil. Sólo se sentiría más o menos seguro si fuera para escapar de una persecución, donde sus perseguidores carecieran de armas a distancia y por lo tanto, él pudiera ir dándoles muerte con total libertad. Y era una situación que no había vivido, y dudaba que la viese. Al menos esperaba que el viaje fuera suficientemente tranquilo, ya les esperaba una buena misión al otro lado...

El jovenzuelo asustado y extranado levanta la antorcha que porta, y disminulle el paso, pero no para de andar del todo. Cuando esta algo mas cerca del embarcadero y con la voz alta:

-Aaad! el barco- dice y carraspea -bien venidos a Bissendorf soy el vijilante del camino os cobrare el peaja por atracar y os guiare hasta el pueblo si asi lo veis conveniente- con su ligera voz que apenas llega a las 17 primaveras, el joven porta una gruesa armadura de cuero e incluso una espada de buen tamano, que supiera utilizarla era otra cosa, en la mano que no lleva la antorcha porta un porta estandarte con un poster sobre el que se recoge su titulo como peajero al igual que sus tarifas.

Cuando camina por los tablones del embarcadero, estos comienzan a sonar de forma considerable, pero parecen aguantar el peso del joven.

(continua ...)

Aquel jovenzuelo llegaba con una mirada clara y dispuesta, seguro que no hacia muchos amigos con aquella tabla de tarifas pero era lo que habia. El capitan del barco se bajo del mismo para ver esos precios mientras se rascaba el menton. Su segundo al mando quedo al cargo del barco mientras tanto.

El grupo de cazadores de brujas estaba acostumbrado a ver las tarifas abusivas de algunos pueblos de paso, sobre todo cuando tenian puentes o pasos estrechos o peligrosos. En este caso era uno mas.

La colina que tapaba la vision del pueblo, era boscosa pero habian limpiado en parte de arboles secos y viejos una buena parte, se podia andar relativamente comodo por en medio del bosque sin utilizar el camino si uno no tenia tanta prisa. En lo alto de la colina se veia los ultimos rayos de sol ademas de un ligero humo que zigzageaba debido a la leve brisa.

Algo se acercó en la noche y Adalberto, al ver que se  trataba de un peajero con más miedo que una mujer en su noche de bodas no pudo evitar bufar de la risa. Aunque realmente le daba lástima, dado que se enfrentaría a muchos peligros en su vida y probablemente por la inexperiencia que denotaba no los superaría, con lo que eso conllevaba...

El espadachín se acercó al joven con una moneda de bronce en la mano y espetó:

- Tranquilo, joven. Soy un buen hombre, no te pongas nervioso. Tengo un trato para tí, estoy seguro que el que te dió toda esta parafernalia-haciendo clara alusión a su buen equipo- no te enseñó  a utilizarla. Si quieres  lecciones de un experto sobre el arte de manejar una de esas, búscame en la taberna, no te será demasiado dificil encontrarme, y mis lecciones no son demasiado caras, de hecho son lo bastante asequibles para cualquiera que quisiera salvar la vida. A lo que le deja la moneda en la mano, saluda quitándose el sombrero de estilo estaliano y espera a sus compañeros a la vez que revisa su equipo.

Tranquilo Adalberto , el chico es joven  y  no hay urgencia en convertirlo en una  flor del jardín de  Morr.Deja  que  mantenga  una  existencia  apacible  al menos mientras  la rueda de  su vida  siga girando.Pongo la moneda  en su mano y mantengo la mía  sobre la suya unos segundos antes de decirle con  el tono mas  lúgubre posible .No tengas  prisa muchacho por llegar  , el jardín siempre  esta abierto  y hay plazas para todos.Cuando le dejo a mi espalda le guiño un ojo  a Adalberto.