Partida Rol por web

Me apresuro a observar la pierna y los comunicadores, poniéndome sintonizar éstos últimos dedicándoles el tiempo necesario y entregándole el primero al inquisidor. Miro la pierna biónica de reojo, sin poder evitar pensar. Que suerte tienes Jaq, un paso menos para dejar la frágil carne a un lado. Una vez entregados los otros cuatro comunicadores al Arbitrador, me puse con el resto del grupo, para iniciar nuestra búsqueda de algún lugar donde instalarnos para comenzar la misión.

Observando la pierna biónica, el Sastre asintió para sí. La operación que requeriría iba a ser compleja... pero con la ayuda de Cantus y la de la chica saldría adelante. Por fin se estaba convirtiendo en el quirurgo que siempre soñó llegar a ser. Quizás los hombres que le rodeaban no fueran el Gran Ejército del Soberano, pero encarnaban la lucha de Imperio contra las abominaciones heréticas.

El medicae se sentía orgulloso por vez primera en muchos años.

Caradoc observó unos instantes la pierna biónica antes de asentir a las palabras del inquisidor. Tras cercionarse que no había cerca oídos indiscretos habló con este en tono respetuoso

- Hay una serie de almacenes y varios de ellos están desocupados. Aunque no es posible saber si pueden tener inquilinos no deseados ni autorizados. Si os parece, mi señor, podemos acercarnos a la zona, empezando por los más apartados y revisarlos. Es verdad que los abandonados que además estén más apartados son los que con más probabilidad estarán ocupados... pero también lo es que son los que mejores posibilidades futuras de discreción tienen.  

Port Gyre está siempre ocupado, el tráfico inter-orbital constante resulta en un banco siempre presente de humo de las toberas de expulsión de gases que siempre cuelga bajo sobre el puerto, sumiéndolo en una perpetua neblina. El rugido ensordecedor de los motores ahoga los gritos de los trabajadores e incluso las voces amplificadas de los supervisores. Los implantes auditivos biónicos pueden ser vistos en muchos de los trabajadores y residentes. Muchos trabajadores llevan unidades respiratorias y aquellos que no, a menudo tosen y escupen escupitajos de negro alquitrán.

El hedor de promethium ardiendo está en todas partes. Las instalaciones del puerto albergan una inmensa variedad de diseños de servidores, desde operadores de grúa permanentemente emplazados a drones de mantenimiento escalan los costados verticales de las plataformas de aterrizaje con miembros semejantes a los de una araña.

Tecno-Sacerdotes balanceando braseros de incienso sagrado lideran procesiones de adeptos a través de las avenidas, mientras que bandas de hombres del vacío desembarcados abordan a los que pasan en busca de una buena pelea.

Mendigos y tripulantes abandonados en tierra piden limosnas, y severos Sancionarios patrullan las zonas más populosas, siempre vigilantes contra interferencias en los asuntos del Consorcio.

Los Almacenes:

Sólo los mercaderes más ricos e influyentes del Consorcio tienen espacio de almacenamiento en el puerto; otros deben mover sus bienes a la colmena a toda velocidad. Servidores de combate y fuerzas de seguridad privada protegen muchos almacenes. Adicionalmente, los Sancionarios monitorizan los almacenes del Consorcio, pasando frecuentemente durante sus patrullas.

Mientras muchos almacenes son más o menos estructuras independientes, muchos otros están incorporados a las plataformas de aterrizaje, con éstas situadas en lo alto de la estructura reforzada del almacén. Dentro, los trabajadores deben de soportar las violentas sacudidas cuando una lanzadera aterriza, lo que provoca frecuentes accidentes.

Eisengaard asintió dejando a Noctine libertad completa para elegir y descartar almacenes hasta optar con alguno que reuniera las condiciones que necesitaban.

- Adelante. Un refugio seguro y discreto es lo que necesitamos. Y ponernos manos a la obra con la misión cuanto antes. - Habían perdido mucho tiempo pero aun podían dar con esos herejes.

Caradoc asintió a la orden implícita en las palabras de su señor. Sin embargo, al llegar a la zona de almacenes, temió que fuera todo mucho más complicado de lo que había previsto: la necesidad de guardar el sigilo, unido a la presencia de los Sancionarios y a los claros intereses del Consorcio, prometían un riesgo claro, y la posibilidad de un fracaso que podría resultar muy perjudicial para la misión.

Confían en tí, Caradoc. No los decepciones. Se reprochó mentalmente el noble. Pero de todos modos... él no era un guerrero, no era un psíquico. Él se había dedicado a pensar. A pensar en planes de batalla, sí... pero también a pensar sobre los problemas, a aplicar sobre ellos un pensamiento deductivo, eliminando proposiciones falsas para dejarlas en la descarnada realidad.

Y esto era un problema de lógica. De ir descartando los distintos almacenes que suponían un peligro. E ir poco a poco haciéndolo hasta que sólo quedara el adecuado. Descartar los demasiado limpios. Descartar los que tenían indicios de actividad comercial. Descartar los que tenían plataformas de aterrizaje operativas. Descartar aquellos en los que los Sancionarios entraban con normalidad.

El noble táctico sabía que existían almacenes válidos para su propósito. Y estaba dispuesto a localizarlos. 

- Tarda alrededor de una hora, pero mostrando una eficacia muy por encima de lo normal, el Táctico Noctine va eliminando lugares potenciales hasta dar con un refugio ideal. Casi el lugar perfecto. Tanto que parece mentira que no sea ya una base de la Inquisición o de algún cártel de tráfico de drogas. O quizá lo haya sido en algún momento...

La habilidad del Táctico me tiene sumamente impresionada. Ha sido capaz de hallar la aguja en medio del pajar. Me mantengo alerta ante cualquier intromisión, dentro de mi responsabilidad como séquito de un noble. Incluso el Inquisidor ha aceptado la propuesta y, desde dentro de su servoarmadura, estoy convencida de que no pierde ripio de lo que hacemos o decimos.

Alejarnos del gentío ligeramente me reconforta. No me siento cómoda entre las multitudes.

- Bien. – Dijo Eisengaard tras inspeccionar entre todos el nuevo refugio temporal. – Éste será el punto de encuentro. Si sucede algo, el equipo se separa, hay que huir o tienen que despistar a perseguidores… búsquense la vida y al final todos aquí. No se dejen seguir. Es mejor que nadie descubra dónde nos reunimos. – Explicó con frialdad. Todas sus palabras eran bastante lógicas.

- Ahora debemos ponernos con la búsqueda de la lanzadera. – Continuó. – El espacio puerto es inmenso, y encontrar a los suministradores de Zax Holthane no va a ser tarea fácil. Sospecho que Holthane tendrá una lanzadera favorita para hacer sus trapicheos y traerse el contrabando desde la órbita. Holthane sabía que otros en su misma red, o conectada, usaban sus mismos métodos de importación de contrabando del Gremio Sable, probablemente la misma lanzadera y proveniente del mismo punto de origen. – Prosiguió Eisengaard para poner a todos al día con los datos que tenían.

- Tengo a gente trabajando en localizar la lanzadera pero no sabemos si tendrán éxito o no, y se nos agota el tiempo. – Explicó sin ningún tipo de tono o emoción. – Holthane está ahí fuera, en algún lugar, quizá cerca de la lanzadera o quizá no. Hasta que yo no reciba noticias de mis informadores, les quiero a todos ustedes fuera buscando a Hotlhane o la lanzadera. Holthane no es tan prioritario… Puede escapar, puede morir… me da igual. Pero hay que dar con esa lanzadera y encontrar el origen de estos artefactos xenos que se están propagando por la colmena. –

- Arbitrador Enoch. – Dijo encarándose con el que había nombrado hasta ahora segundo al mando. – Encárguese de organizar los equipos. Yo esperaré aquí. En cuanto alguien tenga algo que use el comunicador para avisar al resto y sobre todo a mí. –

Noctine,Marius y Cantus juntos. Liri, Sastre y yo por otro lado.

Enoch pone en su grupo a Liri para ver si esta vez consigue entender que son un grupo y a Sastre para conocerle algo mejor ya que es nueva incorporación.

Debemos separarnos y tratar de ver zonas de atraque poco vigiladas y almacenes igualmente poco vigilados o tratar de averiguar si existe el soborno para mirar a otro lado. Si podemos encontrar alguna zona de registro donde averiguar si hay algo a nombre de Holthane o alguna de las personas cuyo nombre hemos asociado a este contrabando seria también una buena opción. En marcha, vosotros id hacia la derecha y nosotros a la izquierda. No quiero bajas ni llamar la atención de acuerdo?.

Caradoc asintió a las palabras del Inquisidor y luego, igualmente, a las de Lazarus. 

- Lazarus, si me permites, creo que lo ideal sería que tú te quedaras con un comunicador y entregaras otro a Sastre. Lo mejor sería que dada la capacidad de Liri ella siempre fuera contigo o con Sastre. En cuanto a los otros dos, deberían entregarse a mi grupo. Igualmente lo mejor sería que uno de los tres se quedara sin comunicador, no debiendo quedar solo. De ese modo es más difícil que ninguno quedemos descolgado e incomunicado.

Clavo la mirada en orden consecutivo, primero en el Inquisidor, asintiendo a sus instrucciones. Posteriormente al Arbites. Me va a tener bien vigilada, así que, ante la aclaración de Noctine, objeto siguiente de mi atención ocular, asiento.

- Entiendo. Sigilo y discreción. Seré vuestra sombra, Arbitrador.

Si siento cierto disgusto (que niego sistemáticamente para mí misma) por no poder colaborar directamente con el Táctico, lo guardo en un rincón profundo de mi mente.

El Sastre tomó el comunicador de vox que le fue entregado, conectándolo y desconectándolo para comprobar su correcto funcionamiento. Tras asentir ante las tajantes órdenes del Inquisidor, se cuadró como buenamente supo cuando el Arbitrador pronunció su nombre. Ya había formado equipo con la psíquica y sabía de qué era capaz, pero Lazarus Enoch seguía siendo una incógnita para él. No sabía qué rostro se ocultaba tras la siniestra máscara de metal, pero viendo su genio podía imaginar una cara con el ceño perpetuamente fruncido y los labios prietos en una fina línea. Las heridas que había tratado en el cuerpo del Arbitrador dos días atrás, le indicaban que no era uno de esos que evitan los enfrentamientos. Pasara lo que pasara en las siguientes, el quirurgo no pensaba separarse de su jefe de equipo.

El desempeño del táctico a la hora de buscar su nuevo refugio había sido impecable. Desde luego, el Emperador le había dotado con unas capacidades asombrosas, o puede que simplemente les estuviera mirando en aquel momento y alumbrándoles con su gloria. Fuera cual fuera la respuesta, el caso es que tenían un nuevo refugio. Y ahora tocaba lo difícil. Si ya había sido difícil aquello, encontrar la lanzadera de Holthane iba a ser una tarea bastante peliaguda. Por lo que él sabía, ni siquiera conocían el aspecto de la nave. 

Asintió levemente cuando le asignaron un equipo, juntándose con sus dos nuevos compañeros. Tenían una larga tarea por delante, y el tiempo no parecía ser su aliado.

-¿Nos ponemos en marcha?-preguntó a Noctine y Cantus, para comprobar si ambos estaban listos.

- ¿Quién ejercerá como jefe de nuestro grupo, Lazarus?- preguntó Caradoc tras asentir, mientras ajustaba el comunicador y asentía a las palabras de Marius.  

Tu estas al mando de tu grupo Noctine, confío en tus capacidades de liderazgo y tienes sentido común.

Vayamos cada grupo en sentido contrario. Nosotros nos encargaremos de la zona oeste desde el refugio, vosotros encargaos de la zona este.

Recordad, queremos pasar desapercibidos, no pasar nada por alto, y en caso de peligro contactad. No quiero lamentar mas bajas.