Partida Rol por web

Aristarchus se lleva rápidamente las manos al pecho formando la señal del águila imperial y susurra:

- "Por el Trono..." -

El Vidente mira un momento a Scythia y a Vladymir y asiente.

- "En verdad nos hallamos en una era milagrosa." - Dice, y se lleva las manos inconscientemente a la baraja de cartas que guarda en su túnica.

Se sube de nuevo al vehículo e indica:

- "Bien, debemos seguir. Ya no faltan muchas horas y podríamos llegar antes de que oscurezca." -

TRANSCURREN LAS HORAS.

Scythia se quedó con las ganas de preguntar o incluso sonsacar por la fuerza al Vidente lo que fuera que sabía acerca del dibujo que ella y Ostrogov habían encontrado. ¿Una era milagrosa? Claro que sí... ¿Y se suponía que con esa frase debían quedarse contentos?

Scythia no estaba segura de si ese Vidente era un fraude o no, pero en cualquier caso no le parecía muy competente, y estaba convencida de que tenía muy pocas dotes empáticas. Arrugó el gesto, frunció el ceño pero se mantuvo en silencio y regresó al vehículo.

Tenía ganas de llegar de una vez al destino y poder poner sus manos, o su espadón en el psíquico que estaba causando los problemas.

Mientras seguía conduciendo, Vladymir le daba vueltas a lo de aquel símbolo. Parecía no ser peligroso para el vidente, pero no les había dicho que era, y las horas seguían pasando. Finalmente, ya en el ocaso, el guardia se atrevió a formular la hipótesis a la que había llegado.

-Ése símbolo... Creo que era militar. Y a usted, vidente Aristarchus, no parece preocuparle. De hecho, incluso se refirió a milagros. Es una suposición, pero ¿podría ser el símbolo de San Drusus?-preguntó el vostroyano, con los ojos fijos en el camino, mientras seguía conduciendo. Pronto llegaría el momento de detener el vehículo, pero mientras fuera posible avanzar, Vladymir seguiría conduciendo. Al menos, hasta que se ordenara el alto. 

El Vidente mira un momento a Vladymir y asiente levemente.

Empieza a anochecer y la ladera de la montaña se eleva a ambos lados de la carretera. Vuestro camino os lleva por un tortuoso sendero cada vez más escabroso. Finalmente, veis una tenue luz más adelante que se intensifica conforme os aproximáis, y pronto os halláis ante una especie de asentamiento situado en el centro de una amplia colina.

Seguís avanzando hasta deteneros ante un tosco muro hecho de piedras amontonadas y pedazos de sílice negro. Por toda la parte superior del muro hay hogueras de vigías y veis que de las almenas improvisadas asoman numerosas armas que se recortan sobre la luz de las llamas.

Cuando os acercáis, un par de pesadas puertas de acero y tela metálica se abren de par en par y una figura alta os sale al paso, envuelta en un manto oscuro y con un rifle colgado a la espalda. Empuña un hacha en ristre. Os indica con un gesto que detengáis el vehículo y bajéis de él.

Aristarchus os ordena que obedezcáis, y añade que es mejor no hacer movimientos bruscos.

Una vez habéis descendido todos del vehículo, el hombre se aproxima a vosotros y os escudriña atentamente.

Parece meditar unos instantes, luego os dedica una fluida y profunda reverencia mientras dice:

- "Bienvenidos, siervos del Emperador. Sois libres de entrar." -

Para Scythia son buenas noticias que les reconozcan como siervos del Emperador. Sin embargo no deja de preocuparle la facilidad con que han sido identificados. El psíquico no tendrá tampoco ningún problema.

La sororita responde al saludo del hombre que les ha dado la bienvenida con un asentimiento de cabeza y espera a que el Vidente encabece la marcha como le corresponde al ser el líder de esta misión.

Está contenta de por fin alcanzar el asentamiento y dejar atrás aquellos malditos cuervos y las pesadillas, aunque le intriga qué les deparará este lugar.

Mientras era registrado, Vladymir observó el lugar al que acababan de llegar. Aquello le parecía más un rústico campamento militar que una obra de construcción. Allí había ocurrido algo más que estatuas sangrando, de éso estaba convencido al ver aquello. Cuando el hombre terminó de registrarles a todos y les dio la bienvenida, el vostroyano miró a aquel que les había recibido, para preguntarle por aquel despliegue.

-¿Han recibido alguna clase de ataque? Ignoro si tanta seguridad es normal en éstos casos.

- "No nos han atacado, pero esta es una región peligrosa, y los enfrentamientos entre las fuerzas de Seth la Voz y las tribus Ashleen no son inusuales.

Conduzcan el camión al interior, el hermano Lamark ya ha sido avisado de su llegada." -

- Vladymir conduce el camión de caja abierta al interior del asentamiento imperial de Desesperanza.