Partida Rol por web

NOVICIA SCYTHIA:

- Se te ha ordenado prepararte para la ceremonia de hoy, en la cual se da por concluido tu noviciado.

- A partir de hoy serás una hermana Cantus. Una Adepta Sororitas.

Scythia había guardado silencio sobre lo ocurrido. Al principio había despertado algo de interés pero sus hermanas eran conscientes de que de los labios de la discreta novicia no saldría ni una palabra y, lo que había visto, lo que había pasado se lo llevaría consigo el día en que muriera.

La ceremonia estaba próxima y lo tenía todo preparado, la armadura había sido limpiada y abrillantada minuciosamente, el aseo de la joven también había sido concienzudo y en ese momento su oscura cabellera caía en un corte desigual a ambos lados del rostro.

Antes de meterse en la armadura dedicó unos minutos a la oración y a la meditación. Al abrir los ojos estos refulgieron con decisión. Estaba lista.

POCO DESPUES DEL MEDIODIA:

- El Confesor Eridanus va convocando a todos los Iniciados que hoy son ordenados sacerdotes de la Eclesiarquía. Es un paso importante, pues los Iniciados están relegados a tareas menores, mientras que un sacerdote ordenado tiene autoridad para llevar a cabo muchos más rituales de la liturgia de la Eclesiarquía.

- Los principales servicios eclesiárquicos que los sacerdotes ordenados pueden realizar incluyen:

* Bautismo.

* Bendición de armas.

* Bendición de individuos.

* Bendición de cometidos.

- El Diácono Lemeridus les va colocando el albo sobre el talar y el amito ceremoniales a los doce Iniciados, representando así su ordenación como sacerdote. Mientras lo hace, pronuncia las palabras rituales en Alto Gotico y todos entonan plegarias al Emperador acompañadas de un vastísimo coro.

- Tauron Faith es el tercero en ser ordenado sacerdote. Puede que eso represente que goza de gran favoritismo por parte de las jerarquías eclesiárquicas, pues varios de los nuevos sacerdotes son de origen noble y algunos reciben el albo después. Claro que no todos ellos son de Veneris o de alguno de los otros principales planetas santuario.

- Tras la ordenación de los sacerdotes, avanzan en procesión ritual las diez Adepta Sororitas destinadas en la Catedral como Defensoras de la Fe. La última en avanzar, flanqueada por su ahora hermanas es la hasta ahora Novicia Scythia.

- Se pronuncian los votos y juramentos, y la ahora Hermana Cantus Scythia recibe el Icono Eclesiaticus y el Anillo de Sufragio, representando el fin de su noviciado y su ingreso formal en el Adepta Sororitas.

El Confesor Eridanus os da la enhorabuena. Después os llama aparte.

- "Ambos han sido convocados para un mismo cometido. Tomarán hoy mismo un vuelo comercial a la Colmena Sibellus. Allí les recogerá un aerodeslizador que les llevará a una finca perteneciente al Adeptus Administratum.

Los dos van a trabajar con una célula de Acólitos de la Inquisición.

Hermana Scythia, en su caso será una asignación temporal, como parte del ancestral acuerdo de cooperación entre el Adepta Sororitas y el Ordo Hereticus de la Inquisición. Tengo entendido que ya tiene experiencia en estas cuestiones, lo mismo que usted, Tauron. De hecho, ¿no cooperaron ambos en una misma misión?

Los dos son fieles ante todo al Dios-Emperador de la Humanidad, y por tanto a la Eclesiarquía.

La Inquisición es necesaria para combatir a Sus enemigos, aunque las relaciones entre la Inquisición y el Ministorum no siempre han sido las mejores, y a veces resultan un tanto tensas.

La Inquisición está repleta de inviduos con ideas extrañas, demasiado acostumbrados a tener una libertad de movimientos que casi nadie en el Imperio posee. Esto da lugar a individuos independientes y a menudo incontrolables, a la par que demasiado poderosos. Individuos que se ven sometidos a innumerables tentaciones y fuentes de corrupción.

Muchos de esos individuos creen que el fin justifica los medios, todos los medios, absolutamente todos. Algunos incluso llegan a usar las armas del Enemigo en su lucha contra los enemigos de la Humanidad. Al hacerlo no ponen sólo en peligro su alma, llegando a condenarla, ponen en peligro el alma de la Humanidad.

La Inquisición trata de mantenerlo en secreto, pero muchos de sus miembros han caído en el Radicalismo, alejándose de la luz del Emperador. Al hacerlo, se acaban convirtiendo en justo aquello que combaten. El Ordo Malleus en secreto destruye a los que caen demasiado lejos, pero siempre cuando ya es demasiado tarde, cuando ya han causado demasiado daño. Entretanto mantienen una insoportable tolerancia y comprensión hacia la más pura y abominable herejía. Tratan con mutantes, con psíquicos, con tecnosacerdotes del Mechanicus, toleran e incluso alientan la herejía de peligrosos cultos, como el de los drusianos.

Deben ser vigilados. Deben ser templados con la Fe. Deben ser controlados, y guiados sútilmente hacia la pureza, hacia el buen camino. Hacia la senda del Emperador.

¿Entendéis lo que os estoy pidiendo?" -

Llego a la Catedral del Esclarecimiento y no tengo nada de tiempo antes de ser enviado a rezar y prepararme espiritualmente para la ceremonia donde los Iniciados serán ascendidos al rango de Sacerdote, con lo que se volverán miembros mucho más importantes y útiles para la Eclesiarquía.

Luego viene el ritual y finalmente soy ascendido juno con el resto de los Iniciados. Mi lugar es el tercero, pero evito pensar acerca de las implicancias políticas que eso puede tener. La verdad es que no me gusta la política del Ministrorum, pues creo que hace que los sirvientes pierdan el norte, el cual debe ser solo servir al Dios-Emperador. Yo me centro en servir y no en luchar por migajas que no me interesan pues mi única gratificación es hacer bien mi trabajo.

Luego el Confesor Eridanus me aparta junto a la Hermana Scythia. Nos habla de que volveremos a la Inquisición a hacer un trabajo que entiendo desde el primer momento. Desea que me una al Ordo Hereticus para mantener vigiladas sus actividades e intentar acercar al Sagrado Ordo a los principio de la Archi-Diocesis de la Demarcación de Golgenna. El corazón comienza a latirme con fuerza cuando escucho que seré nuevamente probado por la Sagrada Inquisición, por lo que la emoción me embarga, ya que mis sueños se volverán realidad. Esta vez lo haré bien y no dudaré en dar todo de mí para probar mi utilidad al servicio del Dios-Emperador.

Asiento a las palabras del Confesor Eridanus:

 - "Me ha quedado absolutamente claro, Cofesor Eridanus. Para mí es un honor servir al Dios-Emperador de la mejor manera, incluso dentro de sus fieles."

Sonrío intentando disimular con calma la enorme emoción que me embarga, pues por fin podré nuevamente cumplir con mi papel en la defensa del Imperium encarando las más grandes oscuridades que se esconden en las tinieblas y los rincones más sombríos. Una vez más probaré mi temple y mi devoción al llegar donde otros no pueden para luchar en nombre del Dios-Emperador y purificar así nuestra preciada sociedad.

346.810M41.

HORA LOCAL (COLMENA SIBELLUS): POR LA TARDE.

TAURON, SCYTHIA:

- Tomáis pocas horas después un vuelo atmosférico de línea regular desde la Colmena Tarsus a la Colmena Sibellus.

- Es un vuelo de más de doce horas.

Scythia asintió muda a las palabras del Confesor y tomó los enseres necesarios para el emprendimiento de ese viaje que sería el inicio de su propio camino. Le esperaba un viaje largo hasta la colmena Sibelius así que invirtió su tiempo en doce horas de meditación que le ayudaran a calmar su espíritu inquieto, repitiendo para sí las oraciones aprendidas durante años.

El Confesor Eridanus nos deja ir y tengo unas pocas horas para prepararme. Vuelvo a mi habitación y saco de aquel cofre bajo mi cama todas las pertenencias que tengo, que incluyen armas y munición que guardé desde mis días como acólito, días que vuelven en gloria y majestad.

No quepo dentro de mí de la emoción que tengo, pero reservo los sentimientos que me embargan para mí mismo. No es digno de alguien como yo estar exultante de alegría, por lo que mantengo la calma y el semblante sereno. Guardo todas mis cosas y me equipo con mis armas, listo para lo que sea, antes de estar listo, 15 minutos antes de lo previsto, para tomar la lanzadera que nos llevará a la Colmena Sibellus.

Tomo el vuelo junto con la Hermana Scythia y nos preparamos para pasar más de doce horas sobre el vehículo que nos dejará en nuestro destino. Durante ese tiempo me mantengo en silencio, haciendo oraciones solo para mí, en las que agradezco al Dios-Emperador por esta segunda oportunidad para servirle, esta segunda oportunidad para encarar a las sombras en sus nombre y palabra. También le pido fuerzas e inteligencia para lograr estar a la altura de los desafíos que me sean asignados, cosa que no logré la última vez.

Pero esta vez será distinto, pues esta vez ya he aprendido de mis errores y mi actitud es la de un agradecido y servil súbdito. Seré todo lo que se requiera de mí y cumpliré todas las expectativas que se me pongan por delante. Seré el acólito que se necesita para cuidar del nombre del Emperador como solo un hijo devoto puede.

- Tras un largo vuelo atmosférico llegáis al aeropuerto principal de la Colmena Sibellus sin incidentes.

- Allí os recoge un vehículo terrestre conducido por un hosco mercenario de la Alianza Coblast que os deja en un punto de reunión en mitad de la nada (hacia el Sudoeste de la Colmena Sibellus, en las afueras, la zona del abandonado puerto marítimo de Kanessis, donde desde hace siglos no hay mar).

- En el punto de reunión os recoge un transporte terrestre aboyado, conducido por un Guardia Imperial Vostroyano al que ya conocéis los dos, se trata de Vladymir Ostrogov.

- Es él quien os lleva finalmente a la base en Escintilla del Inquisidor Globus Varaak, la Finca Specula Maris.