Partida Rol por web

Aproximadamente a un día y medio de Desesperanza, emprendéis el ascenso por las estribaciones de las oscuras montañas.

VLADYMIR:

- Avistas una figura sombría encarmada a un saliente rocoso a unos cien metros del sendero. La figura tiene el sol a la espalda, por lo que no puede distinguirse con claridad. Parece rielar antes de perderse de vista.

Desde luego, aquel no era lo que el vostroyano llamaría un lugar paradisíaco. Tanto el paisaje como el clima no ayudaban en nada a que el viaje fuera confortable, y por mucha agua que bebiera, a Vladymir le parecía que no era capaz de quitarse el olor a sangre, que se le había incrustado dentro de la boca de tanto olerlo. Aún con todo, el viaje estaba siendo relativamente tranquilo.

Pero, en determinado punto del trayecto, el guardia frunció visiblemente el ceño, soltando un pequeño gruñido de disgusto. Tenía los ojos entrecerrados, mirando en una dirección mientras aminoraba la velocidad, para no comprometer la seguridad del viaje. Cuando volvió a acelerar, dijo:

-Cada vez tengo más claro que nos están observando. Hace poco he visto una figura sombría en aquel saliente de allí, pero ya no está. 

- "Ostrogov, detenga el vehículo. He sentido una perturbación psíquica en ese saliente." -

El guardia obedeció y frenó, pues parecía que, efectivamente, algo estaba ocurriendo en aquel lugar. La influencia maligna había llegado lejos, o quizás tenía en éste lugar su origen. Cosa que, viendo el paisaje, tampoco le extrañaría. 

El vostroyano bajó del vehículo y empuñó su rifle láser largo, buscando en la zona donde había visto aquella figura algo sospechoso. Aunque no tenía mirilla, al menos podría intentar derribar más fácilmente a cualquier cosa. 

Renata se había encogido de hombros ante la unánime reacción de Ostrogov y el vidente. Ni uno ni otro se mostraban especialmente comunicativos y aquella parecía que iba a ser la política del grupo. Un absurdo que sólo aportaría problemas en vez de soluciones o unas relaciones más fluidas. Una vez más se recostó en el asiento, apoyando la cabeza en el hombro de Kurt. No habían tenido un solo instante para hablar a solas y quedaba claro que el señor Bigotitos no estaba dispuesto a que trabajaran juntos ellos dos. 

Ante la desaceleración, se incorporó extrañada y ante su comentario, dirigió la mirada hacia el punto en que el piloto miraba.

-Bueno, que hay alguien es cierto. Que nos vigile o siga, es otra cosa. Nosotros vamos en un vehículo, él está a pie. Yo no me adelantaría a los acontecimientos, señor Ostrogov, aunque no le niego la necesidad de ser precavidos. Apenas nos separan de él cien metros, aunque no alcanzo a distinguir más allá de su silueta por el contraluz del sol. Si se adelanta a su posición, Kurt y yo podríamos descender y tratar de emboscarlo. Mejor intentarlo a estar con la incertidumbre y si usted está en lo cierto, y conseguimos detenerlo, podríamos obtener información de ese sujeto. 

Pero sus palabras se mezclaron con las del vidente y el súbito frenazo. Demasiado poco sutil para ser una buena acción. Desenfundó su pistola y descendió del vehículo.

-Vamos, osito. Nos toca. 

- "Acudan a inspeccionar el saliente. Yo vigilaré el vehículo." -

Llegar a la formación rocosa entraña cierto peligro, ya que no hay un sendero definido entre el amasijo de rocas quebradas.

Hay numerosas grietas, y los pedregales sueltos podrían ceder en cualquier momento, deslizándose ladera abajo y arrastrando con ellos a cualquiera.

Vladymir, ante las órdenes del vidente, cambió de arma, pasando a empuñar su rifle láser normal.

-Adelante, procuremos ser rápidos.

Tras esa escueta orden, ni corto ni perezoso, se lanzó a buen paso hacia la cumbre, con pie firme, el rifle en sus manos y una expresión decidida en el rostro. 

Scythia había detectado también la misma presencia de la que hablaba Ostrogov.

Fuera quien fuera seguro que no planeaba nada bueno para el grupo, pero hasta tenerlo mas claro se abstuvo de hacer comentarios.

Escuchó las órdenes del vidente y se encaminó junto al resto del grupo hacia el saliente, con el arma en la mano, dispuesta a hacer frente a cualquier amenaza.

Vladymir y la Hermana Scythia emprenden decididos el ascenso de la ladera. Se nota que ambos son combatientes bien entrenados.

Renata lo intenta, pero en un momento dado resbala y cae toda la ladera dando vueltas, para finalmente aterrizar de culo sobre una pequeña duna de arena de un modo bastante cómico. Afortunadamente para ella, nadie se ríe.

- "Señorita Renata, será mejor que se quede conmigo. Permanezca atenta." -

Tercio trata de ascender, pero pasan los minutos y no consigue avanzar nada. Siente que su cuerpo está cubierto de denso sudor pegajoso.