Partida Rol por web

Todos habíais escuchado las palabras de vuestro capitán con atención. Ahora, solo quedaba seguir avanzando. Pero había muchas preguntas en la recámara, muchas dudas y sobre todo, una verdad como un templo. El submarino no estaba al 100%. Si entrabais en combate, quizás no resistieseis.

Mientras hablabais, los marineros parecían estar ocupados en sus cosas, pero era difícil mantener algo así en secreto, y no sabíais hasta que punto, conveniente.

Max aprovecho el alto para tomarse un vaso de leche. Con las prisas no había desayunado. No podía saltarse la comida más importante del día. Además sé lo había ganado

-Señor creo que deberían de saberlo. Ahora que la moral esta alta... Si las tornas cambian y empezamos a pasar penurias podría ser un problema... No todos los hombres son tan fieles a la causa como el primer Teniente. A la mayoría solo les importa volver con vida y la paga. Hablo con sinceridad mientras aun tenia leche en los labios.

Sintiéndose observado se limpia con el puño de la guerrera y presto atención a la opinión del resto.

- El océano es muy grande para albergar a esa calaña traidora, señor Weitzman. - Le respondió Strauss. - No me gustaría tener que recurrir al tablero y los tiburones. Somos alemanes, señor Weitzmann, no vulgares piratas anglosajones...

Tras aquellas palabras, que sonaron más a amenaza directa que a amenaza contra terceros,  le dio la espalda a Max encarando al capitán. 

- Pero eso no pasará... - Hizo una breve pausa. - ¿Verdad,  Max?

Le mostró una risa burlona a von Agstein. Una risa sorda, que el capitán difícilmente descifraria su significado.  Podía reírse por estar bromeando,  por la cara que estaba poniendo el segundo teniente o simple y llanamente de pura maldad.

Carraspeó antes de hablar...

-Mejor no saquemos a pasear planchas y tiburones, porque nunca se sabe quién puede ser el protagonista... No es buena idea soltar esas perlas, en un barco como este, en que todo se sabe, y todos estamos literalmente enlatados. Y es más, donde todos dependemos absolutamente de todos.

Hablaba haciendo de una vieja prerrogativa: era de los más viejos de a bordo, y tenía un buen ascendiente sobre casi toda la tripulación. La política... se la sudaba, pero sabía que para volver, tenían que hacerlo juntos, y no pensaba permitir tonterías, por mucha diferencia de grados que hubiese.

-Capitán, como usted decida, pero terminarán sabiéndolo, o lo que es peor, empezarán los rumores y las fantasías extrañas; darles a los chicos un objetivo claro y tangible, no puede ser malo... Máxime cuando... con la sala de torpedos en el estado en que está, entablar combate es un riesgo. He revisado desde dentro lo que se ha hecho, y... tiene buena pinta, pero no se si han tenido el tiempo suficiente como para dejarlo bien. Hemos puesto puntales y derivado tubos de las bombas de achique por si hiciese falta, pero no se si será suficiente.

- Lo que usted decida capitán,  pero decirle a la tripulación a donde vamos tendremos que hacerlo... - Se encogió de hombros. - ...y decirles que vamos a recoger a un agente que nos dará  nuevas instrucciones, tampoco es que les de demasiada información. ¡Y es que ni nosotros los tenemos!

Strauss ignoró por completo la regañina de Martin y lo hizo a sabiendas. Luego le dio su opinión al capitán sobre lo que había preguntado. No era demasiado lo que sabían y que la tripulación lo conociera no comprometía nada, ni a nadie. 

-Derek cada uno de estos hombres tiene algo que les mueve al igual que a ti. Ya has visto lo que ha ocurrido en La Rochelle. La guerra sé esta decantando para un bando y no es el nuestro... Si ocultamos cosas a la tripulación pueden volverse en nuestra contra. Merecen saberlo todo. En eso todos los presentes estamos de acuerdo. Max ignoro las amenazas del Primer Teniente. No creía que hablara en serio y si lo hacía demostraría estar loco.

- Cuando finalicemos mandare hacer un inventario. Su cara mostraba preocupación. -Temo que nuestros suministros no sean los adecuados para esta travesía que vamos a iniciar, pero esto son solo suposiciones hasta tener más datos.

-Veo claramente que coinciden, cada uno por sus motivos, en que debemos decírselo a la tripulación. Lo pensaré, y en media hora les comunicaré mi decisión. -Miró a los tres hombres, y les dijo para terminar: - Coincido, como el señor Martin, y quizás sea por la edad, pero aquí sobre todo ahora importa ser un único organismo donde cada uno de nosotros actúa en beneficio de todos, y en este caso, de la misión. Les necesito con la mente dispuesta y el espíritu colaborador, señores.  - No quería von Agstein que se enfrentasen sus dos tenientes, y que con ello se generase un estado de nervios en la tripulación... -Gracias por ofrecerse para el inventario, señor Weitzmann. Pedí claramente que nos abastecieran, pero cuánto hicieron... No lo sé, lo lamento. Avatares del momento... Si les parece, vayan a sus quehaceres, caballeros. 

Les indicó que la reunión había terminado, pero le hizo un gesto a Martin para que se quedase. Cuando lo hizo, le miró con seriedad, y habló: ¿Cuál es el riesgo si navegamos? ¿Y si disparamos? No creo que a priori ataquemos, pero... Sería bueno saberlo. Y... ¿Se puede reparar desde dentro?

Cuando oyó la respuesta, asintió, y se sentó a pensar. La verdad, le apetecía la soledad, la melancolía de estar solo, en medio de la tristeza por no ver a su familia, y que se sintiera tan cansado, no ayudaban a sus decisiones...

Cuando estuvieron a solas, Johann pudo explicarle al Capitán los detalles del estado de la nave...

-No deberíamos tener problemas en navegar, en especial con el casco sumergido, evitando que las olas del Atlántico batan contra la proa, quedando solo la vela en superficie, pero es complicado; desde luego, si vamos con el Snorkel todo el rato, sería más seguro: evitaríamos romper las olas y así ahorraríamos esfuerzos innecesrios a la zona parcheada, pero eso implicaría que el aire interior estaría más viciado; de noche, si hace bueno, habría que salir a superficie para renovar aire con las escotillas abiertas, pero por lo demás, los motores no están afectados, y salvo que Max diga algo por su parte, con buena mar no habría problema en la travesía; eso sí, a velocidad económica y alternando con ratos de tirar de baterías, porque estaremos muy al límite del alcance y ya -esbozó una sonrisa cansada...- no tenemos buques rompedores del bloqueo en el Atlántico Sur que nos puedan aprovisionar

Hizo una pausa; ahora venían las malas noticias

-Nuestra capacidad de combate está bastante limitada; no he podido ver el casco por fuera; si hubiésemos estado en dique seco habría sido otra cosa, pero la reparación fué a pié de dársena, así que lo que estuviese por debajo del nivel de flotación... solo se ha revisado por dentro; a lo que voy... Profundidad de inmersión: Si nos sumergimos demasiado... lo mismo la presión puede con el casco. Resistencia a cargas de profundidad: Si sufrimos un ataque, no apostaría nada por la resistencia del parche de la sala de torpedos: el casco exterior ya no es homogéneo y podríamos tener una vía. Capacidad de ataque... El tubo más cercano... no me fiaría de él; no se ha podido revisar desde dentro, y puede que esté dañado... sería un riesgo y solo usaría ese tubo en caso de que no hubiese más remedio; los demás.... la vibración de la onda de la carga de profundidad pudo haberlos dejado tocados, pero eso, en navegación no podemos saberlo...

No eran noticias demasiado buenas, la verdad....

-Resumiendo... podemos navegar, pero evitando esfuerzos al casco. Tenemos mermada la resistencia ante cargas de profundidad, a la presión de profundidades seguras, y uno de los tubos no es de fiar. Ahora, si me lo permite, me voy a revisar la sentina, a ver si se nos está filtrando agua, aunque eso se puede solucionar con las bombas y no me preocupa, salvo que afecte a las baterías.

Peter von Agstein... se temía lo que Johann Martin le iba a decir. Se lo temía con toda el alma, y se imaginaba que en el puerto solo les habían parcheado el navío. Sabía por el informe de daños del viaje anterior los problemas, pero le molestaba sobremanera que tuvieran que partir con el submarino en tan "mal" estado. Sabían perfectamente que no era una misión de combate... a priori, por lo que no tenían porque usar los torpedos, pero... ¿los necesitarían en defensa? ¿Y el agente les exigiría usarlos? 

von Agstein asintió a Martin. Entendía lo que decía perfectamente. - Bien, lo imaginaba. Podemos navegar, pero no tenemos seguridad de que tengamos operatividad de combate. Y además, estamos jodidos con el combustible... aviados vamos, señor Martin... 

Suspiró profundamente. Estaba empezando a agobiarse. Si ya en aquella fase de la guerra los submarinos en perfecto estado de revista eran susceptibles de ser hundidos fácilmente, cuanto más en aquel estado intermedio. Un pequeño flash de derrotismo le salió en la mirada, pero esta vez no lo ocultó. Johann era de los más veteranos del submarino, y aunque un poco más joven que él, era una fuente de certeza y de realismo en aquellas circunstancias, y en ocasiones como esta, agradecía su presencia y claridad. 

- Entonces, Johann, - dijo, remarcando el nombre, para indicar que estaban pasando a algo informal, personal, que no saldría de ahí- ¿ves factible llegar a Argentina? Ya no digo la misión en si, digo la primera parte. ¿Aguantará el Siegreich? - Dijo con voz cansada... 

- Creo que no me ha entendido, teniente Weitsmann. - Le respondió muy serio Derek. - He dicho que contarle a la tripulación lo que nosotros sabemos, no será problema, pues no poseemos ninguna información sensible. Debemos darles un rumbo y no vamos a mentir en eso. Decirles por otra parte, que vamos en busca de un agente que nos dará instrucciones, es desvelar todo lo que sabemos de la misión y eso, teniente, no es realmente mucho. - No le gustaba demasiado el tono con el que le había respondido. Aunque lo cierto era que discutir por aquello sería una barbaridad realmente estúpida. Ambos estaban en el mismo bando. El de contarles a los hombres lo poco que sabían. - Espero haberme expresado mejor ahora. - Finalizó y esperaba que Max no quisiera guerra, pues la iba a tener.

Se quitó la gorra, gastada por el uso, y empezó a manosearla; era el momento en que podía ser sincero, sin testigos...

-Poder, se puede hacer. A Buenos Aires son unas 6000 millas náuticas, que serán 7000 si evitamos zonas calientes en la ruta. Nuestra autonomía a velocidad económica es de unas 16000 millas, o algo más combinando con los eléctricos a ratos. Será muy al límite del alcance operacional, y tendremos que cruzar territorio neutral, en concreto, español, aunque eso será una ventaja; ahí no tendremos el problema de los ingleses.

... De ser una misión normal, esa sería la preocupación, pero había otra...

-El casco... si navegamos a profundidad de snorkel no creo que sea un problema, porque iremos a económica, o sea, sobre 7 nudos o así, y el agua será más fácil de romper. El viaje nos llevará entre dos meses y medio y tres, a esa velocidad. Pero como dije, hay que evitar las zonas calientes, como Dakar, porque si nos sumergimos demasiado para evitar a los destructores... esta vez somos más  frágiles que en otras ocasiones, y aunque podamos soldar algo desde dentro, es el casco exterior el más dañado.

Cuando da por terminado lo poco que podía contar... se arrepiente y suelta algo más, en confianza

-Y tenemos que pensar que lo mismo, a la vuelta, no podemos contar con nuestras bases en Francia... Quizá tengamos que rodear Gran Bretaña para llegar a Kiel o Hamburgo, si es que siguen abiertas para nosotros en dos meses o tres. Ya se que lo que digo se podría catalogar como derrotismo y, por tanto, alta traición, pero no por ello hay que dejar de tenerlo en cuenta. Al igual que lo pienso yo, más gente podría pensarlo.

Peter agradeció los comentarios de Johann. A veces, con las peleas de sus jóvenes tenientes se quedaba muy desganado, y no veía o no le quedaba otra persona que fuese al grano como Johann. Se echó hacia atrás en su silla, cerrando los ojos, mientras iba escuchando, una a una, las palabras que le daba el jefe de máquinas. Juntó los pulgares, y jugaba con ellos. Cuando habla del alcance del submarino, y de la posibilidad de no regresar a La Rochelle, se da cuenta de que... Era posible que, si no conseguían más combustible, no pudieran regresar ... 

Abrió los ojos de pronto. -Mierda, es verdad. Si necesitamos ir hasta Alemania, o hasta algún puerto de Noruega... Puede que no lleguemos. Esperó que ese agente nos consiga combustible... ¿Crees que a la vuelta podríamos pedir combustible en Vigo o algún puerto de España? Siguen siendo... Neutrales amistosos, creo... 

Se le notaba preocupado, y dejaba que se notase. Aquella misión desconocida podría llevarles más tiempo del que pensaba, sobre todo si tenían que hacer algo... Fuera de ir y volver.... -Y contando con que el submarino aguante... Hay que pensar en todas las opciones, no te preocupes, yo valoro esa visión, y me ayuda a tomar la decisión. Creo que debería decirle a la tripulación a donde vamos y la razón. Ahora sí... Rezó porque no tengamos malos encuentros... 

Pensó unos momentos...

-Canarias... Por lo que he oido por ahí, hacen la vista gorda, y a las malas, te puedes arbolar a algún pesquero, negociar, y que vuelvan al día siguiente con una gabarra que te suministre; es una opción mejor que ir a Vigo, que cuanto más cerca de casa, será más compleja, y habrá más agentes británicos con prismáticos en la costa. Pero lo dejaría para el voaje de vuelta, más que para el de ida.

... Hizo una pausa...

-Eso, si es que el agente de marras no tiene contactos; quizá pueda conseguir que un mercante neutral, por el precio adecuado, nos ceda el combustible necesario; he oido cosas también de ese estilo... En todo caso, hasta que no lleguemos primero a Argentina, no sabremos si es posible. Y como última opción, tendríamos que mandar un mensaje cifrado a la base, y que nos den instrucciones, pero podrían localizarnos, así que... siendo una misión secreta, lo mismo no es la primera opción a tener en cuenta.

No envidiaba especialmente el puesto del Capitán... en sus manos quedaban las grandes decisiones que decidirían la vida o muerte de muchos buenos hombres, pero alguien tenía que hacerlo, y era bueno que fuese un tipo como él. En este año de guerra, quedaban pocos buenos capitanes experimentados, y este submarino tenía la suerte de tener uno al frente.

-Si no ordena nada más,-Hizo un gesto con la mano señalando la sala de motores- tengo que volver a supervisar que va todo bien; ahora tenemos que estar más atentos que nunca a que no consumimos más de lo que debemos...

- Perfectamente, Johann, retírese. Le necesito supervisando que no nos caigamos a pedazos, y efectivamente, que podamos ahorrar lo más posible en ambos viajes... por si acaso. - Se quedó pensativo, mirando al infinito, y terminó... - Canarias, si... Al principio de la guerra hice escala en Vigo, pero a estas alturas... quizás sea mejor allí, a la vuelta, en todo caso. Por lo demás, a priori, evitaremos comunicaciones, más allá de las imprescindibles. Si por mi fuera, seríamos fantasmas en el Atlántico... - Eso también habría que justificárselo a los muchachos, el no hacer capturas, y estar como huyendo... un golpe al orgullo de cualquier tripulación... a menos que sepan que hay un motivo. 

- Vayamos a nuestros quehaceres, señor Martin - Dijo indicándole que no había problema en que se retirase del camarote- Voy a pensar que decirles a los muchachos, y en un rato, se lo comunico. Por Alemania - Indicó, haciendo un hastiado gesto con la mano, que bien podía ser un breve saludo nazi, o un simple gesto de despedida. 

-Jawohl

Dijo, en vez de gritar, como hacen en otros Cuerpos, se caló la gorra y abandonó el camarote, para centrarse en la tarea que tenía por delante, además de estar atento a los rumores de los demás mecánicos de la nave....

Todas las noches desde que recibiste confirmación de que venían a buscarte, saliste junto a los hombres de aquel apestoso barco con la excusa de pescar, esperando que fuese la última a la que te vieses obligada a asistir, y con cada amanecer, regresabas de nuevo a tu hotel, defraudada y molesta por la incompetencia general.

¡Cómo no ibais a perder la guerra si contabais con oficiales tan poco preparados que no eran capaces de darse cuenta de lo que estaba en juego allí! 

Himmler en persona había sido muy claro.

Es una señal. Esa aeronave es nuestro destino, el de la raza superior, que nos permitirá doblegar a nuestros enemigos sin ningún ápice de duda. Confío en usted, Frau Heinrich, en que conseguirá esas armas que están allí abajo, esperándonos, y que gracias a ellas, venceremos.

Venceremos.

Esa era la palabra clave.

Pero por el momento, lo único que hacía era esperar y esperar.

Aquella noche quizás fuese la última, o quizás una más, pero el amanecer se aproximaba y eso nunca era buena señal.

Al rato de charlar con los dos tenientes, y de que tras estar con ellos hablase con el jefe de máquinas en privado, Peter von Agstein salió de su camarote, y convocó a todos los tripulantes que estaban tanto de servicio como en descanso, y que no estuvieran ni durmiendo ni en algún menester de vital importancia, para comunicarles la misión que les tenían encomendada, y por la que no tenían permiso... Al fin, había decidido decirles a los marineros la misión, o al menos, todo lo que sabían de la misión. 

- Señores, ayer fui informado de que se nos asignaba una misión de vital importancia para Alemania, que podría cambiar el curso de la guerra a nuestro favor. - Con gesto adusto, firme, marcial, el capitán se puso a hablar, mirando a todos los que habían reunido. -Por ahora, todo lo que sabemos es que debemos recoger a un agente en Argentina que tomará el mando y dará instrucciones para dicha misión. Por tanto, debemos ser fantasmas cruzando el Atlántico, snorkel durante el día, y superficie durante la noche, y espero que, aunque el submarino no esté al 100%, ustedes compensen con su valor y entrega personales lo que nos falta. Les pido mucho en nombre de nuestra patria, pero podrán ustedes ser recordados como héroes al volver, y sus familias estarán, como la mía, orgullosas de nuestros hechos. - En ese momento, vieron todos lo que echaba de menos a la familia su capitán, y como le dolía estar lejos de ellos, aunque fueran unos segundos. - Si tienen cualquier pregunta, les contestaré en la medida de lo posible. 

El viaje se hizo poco menos que insoportable. Tediosamente, el submarino avanzó por el Atlántico, cruzando sin problemas cerca de las Canarias, y alejándose del centro de batalla del océano para dirigirse hacia el Mar de Plata. A fin de consumir la menor cantidad de combustible posible, vuestra velocidad fue desesperadamente lenta, y por una vez, tuvisteis suerte y no tuvisteis encuentros peligrosos.

Al menos eso, estaba saliendo bien.

Finalmente, tras una semana de viaje, llegasteis a vuestro destino. Para evitar ser detectados, os sumergisteis a profundidad de periscopio antes de aproximaros a la cosa. Ahora solo era cuestión de intentar encontrar a vuestro agente y evitar las patrullas marítimas que pudiera haber por las proximidades.

- ¿Cómo lo hacemos capitán? - Le preguntó Derek a su superior. - Tendremos que bajar a tierra firme, supongo... - Se rascó el mentón. - ¿Nos espera ese agente en tierra firme?

Al menos tenían a favor que Argentina estaba alineada con Alemanía, pues de lo contrario, la misión iba a ser mucho más difícil de lo que aparentaba. Suponía que sería el agente quien les encontraría a ellos, pues si von Agstein no se guardaba ninguna carta bajo la manga, y estaba casi seguro de que no lo hacía, no sabían nada de esa persona, ni nombre, ni aspecto, ni lugar concreto donde hallarla. Era como buscar una aguja en un pajar.