Partida Rol por web

Los muchachos te miraron muy serios y entonces Klinsmann dio un paso adelante para darte la mano, muy serio, sin dejar de mirarte a los ojos, pero relajado.

-Estamos con usted, señor. Solo diga cuándo -te respondió, mientras todos los demás sonreían satisfechos y se acercaban a vosotros.

Si querías tomar el mando, no estabas solo.

Max cruzo el último pasillo que conducía al puente. Caminaba satisfecho por que pese a que los ánimos eran escasos aún había hombres que no se habían resignado. Esperaba llevarles buenas noticias la próxima vez que les viera.

-Capitán. Informo que la moral es escasa, pero no tenemos que temer. Aún tiene esperanza. Dijo tras cuadrarse. -¿alguna novedad? pregunto.

Al ver que aparecía Max, Johann respondió, pues era quien más claro tenía el estado de lo que había intentado reparar, y era precisamente Max quien se había pegado más con los problemas de la navegación en esas condiciones hasta llegar a este punto...

-Hemos arreglado el tema de los timones de rumbo y profundidad: tenían bastantes algas enganchadas. Por eso no respondían y se encallaron en una posición fija; además, hemos limpiado incustaciones que tenían, que también afectaban a la estabilidad. En cuanto a las hélices... es un problema del eje, está algo torcido; por eso hemos tenido problemas de estabilidad y te era difícil llevar el rumbo recto; no hemos querido tocarlo demadiado, porque podría romperse y entonces estaríamos jodidos; simplemente, hemos mirado que no fuese a más, pero habrá que evitar ir demasiado rápido...

Miró a uno y a otro, por unos momentos extrañado, al caer en lo que había dicho el Teniente...

-Aquí... ¿todo bien? Los chicos es raro que se descontrolen; ya tienen callo...

... Y es que no había oído de problemas de motines ni rebeliones en ningún u-boot... pero... siempre hay una primera vez para todo...

Al oír las palabras de Martin se lanzó hacia él estrechándole la mano -Sabia que harías un gran trabajo así fuera. El joven volvía a sonreír. -Capitán que ahí de Strauss ¿como les va?

El joven esperaba la respuesta, pero en su cabeza deseaba que le dijera que no lo habían conseguido. Eso lo haría todo más fácil.

-El Capitán me pidió que tanteara la moral de los hombres. Contesto a la pregunta de Martín. -Como dices ya tienen callo, pero están cansados. Por fortuna las buenas noticias les subieran el animo.

-Efectivamente, Johann, tienen callo, pero toda la situación con la desnortada Heinrich nos está desquiciando a todos, y estar aquí atrapados es malo para la moral. Pero quería saberlo de primera mano, por eso mandé a Max. Gracias, por cierto. Y ahora que podremos al menos subir, será todo mejor, espero. Luego, en superficie, hablaremos del futuro, pero mientras podamos subir, Johann... mucho es.  

Dice von Agstein mientras mira por el periscopio, preocupado por no ver nada de los dos fanáticos del régimen. Empezaba a angustiarse de que no pudieran volver, sobre todo Derek. Llevaban un tiempo largo en aquella nave, y en realidad, el tiempo que había pasado era muy largo, quizás, habría que mandar a un par de personas al rescate. 

- No, no se nada de ellos aún Max. Si quieres mirar tu, yo no he visto nada, aún... 

Miró preocupado a los otros dos oficiales; si bien no es que comulgase demasiado con esos dos fanáticos... bueno, maticemos... hace unos años tooodos comulgaban como corderitos; pero con el paso del tiempo, las promesas e ideas se fueron desmontando una tras otra, así como la ilusión de la superioridad y el destino manifiesto del Pueblo Alemán, dejando ante ellos la puta realidad...  Bueno, a lo que iba... el caso es que esos dos llevan demasiado allí fuera...

-Habrá que ir pensando en ir a por ellos y traerlos de las orejas, aunque les pillemos retozando en el lecho de Neptuno...

Jodidos niñatos... ¿no son conscientes de que el frío de estas aguas acaará con ellos?... tienen que tener la mente embotada...

von Agstein miró a Martin, con cara de cabreo. 

- Nos van a estropear la felicidad de arreglar la nave, maldición. Que asco. - Su tono es enfadado, pero se tranquiliza... más o menos.- No podemos irnos sin ellos, o sin saber que están muertos o vivos. De hecho, es posible que no aguanten mucho más. - Dice, mirando su reloj. El tiempo avanza inexorable, y el frío y la presión son muy duros, y cada minuto cuenta. - Habrá que mandar a alguien, con  el traje de buzo bueno, a buscarlos. Si han encontrado algo muy importante, podremos mandar a otros a recogerlo, pero ellos estarán al borde del colapso. ¿Cuánto oxígeno le queda al submarino? Nos da para esperar. 

Creía que el oxígeno del submarino les daría para esperar bastante tiempo, así que, siguió mirando, viendo a quien proponían para enviar con el traje de buzo bueno... 

Se miraban de uno a otro contínuamente... como quien se pasa una granada a punto de estallar, en un macabro juego de psicópatas... El Capitán, era obvio que no podría ser; Max... no tenía experiencia, y tampoco es que ardiese en deseos de ir; Johann acababa de volver de un largo paseo... y el resto de la tripulación... era posible que Strauss no hiciese caso a un simple marinero o subalterno...

Johann tiró con rabia la gorra al suelo; le había tocado la china, aunque fuese por descartes....

-A la mierda... ¡Jürgen! ¡Oskar! ¡Ayudarme a ponerme el puto traje de payaso!!

Se volvió al Capitán...

-¡Pero como no quieran volver, ahí les dejo para que creen una raza de tritones arios, y que se busquen una casa en una piña debajo del mar!

Max detuvo a los tripulantes  que estaban a punto de ayudar a Martin a ponerse el traje. -Nadie ira por ellos. ¡Nos vamos! Dijo alzando la voz. 

Habia llegado la hora. Nadie arriesgaria la vida por recuperar a esos ineptos. - Vamos a emerger. Max miro al Capitan sopesando su reaccion. -Se lo pondre fail, si no esta de acuerdo podra alegar que secuestramos el barco. Ahora apartece o ayudenos. Dijo mientras daba la señal a los hombres para que estuvieran preparados si alguien no entraba en razon.

-Eugen sacanos de aqui. Emergemos. Ordeno. Ya pensaría el siguiente paso cuando pudieran ver el sol.

Max acababa de dar un paso muy delicado. De hecho, von Agstein estaba de acuerdo secretamente con esa decisión, pero por otro lado su orgullo no le permitía quedarse de brazos cruzados mientras le apartaban del mando en un motín, y menos cuando la vida de uno de sus hombres estaba en peligro. Heinrich le importaba más bien poco, pero Strauss era su segundo, y eso, eso, se respetaba. 

Habló con ira contenida y rabia: -Weitzmann, has cometido un error. No puedes pasar por encima de mi decisión, mejor sería que hubieras hablado conmigo. No se abandona a un marinero, y Strauss lo es, nos guste o no. Eugen, no quiero que hagas caso a Weitzmann. Te relevo durante 12 horas de tu cargo, retírate ahora mismo. -Era una jugada difícil. Era el mejor pilotando, y lo necesitaban, pero la firmeza con la que dijo y el enfado que se destilaba en sus ojos decían que estaba cerca de perder el control. Y no quería que se le tomase por el pito del sereno. -Johann, tienes 15 minutos fuera para localizarlos. A los 20, aquí. Una hora no pueden aguantar, así que venga, cuanto antes lo sepamos, antes volveremos a la superficie. 

No pienso retirarme. Dijo manteniendose firme. -Si en el mejor de los casos Martin los trae, nos veremos obligados a seguir lcon esta misión. Cree usted que subiran a bordo y podremos ir a casa. No. No hara llevarla hasta la misma Alemania. No, se acabo. Ya he tomado mi decisión y usted la suya.  Hizo un gesto para solicitar el apoyo de los tripulantes. ¿Quien quiere volver a casa? Apartarlo. Dijo refiriendo al Capitán.