Partida Rol por web

Conforme el druida se bebe la cerveza y deja la jarra en la mesa mira a sus compañeros antes de empezar a tambalear la cabeza de un lado a otro hasta desplomarse contra la mesa. 

¡JA! Uno menos. Veamos si puedes con la siguiente semiorco -dice mientras vuelve a engullir otra jarra.

El guerrero vuelve a golpear la jarra contra la mesa, se levanta con los brazos en alto y todo el publico le vitorea mientras un aldeano te trae otra jarra y te la pone delante. 

¡Vamos, vamos vamos! -gritan todos al unísono. 

Que raro, tiro oro y ni se molestan en cogerlo. Obviamente pasa algo, tendría que andarme con cuidado. Pero creo que una vez que pierda la conciencia despertare de este extraño sueño.

Dicho esto, levanto la jarra y...

Tras la caída de la enorme masa de músculos todos los aldeanos levantan al guerrero  y como recompensa el tabernero le acerca una jarra tres veces más grande de lo normal. 

¡Toda, toda, toda! -gritan juntos animando al guerrero para que celebre su victoria con otro KO.

El guerrero con ayuda de otros dos muchachos para inclinarle la jarra comienza a beber con mucha dificultad. 

Poco antes de terminarse la cerveza, los ojos del guerrero se quedan en blanco y cae al suelo desparramando el resto por todo el suelo y sus ropas. Tras este último alboroto, cogen el dinero que había sobre la mesa de la apuesta y se van de la taberna llevándose al guerrero a cuestas.

Cuando los gritos de la muchedumbre dejan de sonar, una tranquilidad envuelve el ambiente de la taberna mientras el tabernero limpia el estropicio y Narta se dedica a hablar con la clérigo. 

Se acerca la noche y va siendo hora de dormir...

Pregunto al posadero por los aposentos que se nos han concedido para dormir y me retiro a descansar.

Me acerco al semiorco y trato de levantarlo y ponerlo en un rincón donde no pueda molestar ni ser molestado.

Qué buen samaritano soy...

Mientras lo llevo a rastras, disimuladamente, le registro los bolsillos tratando de encontrar algo de valor.

A pesar de tus intentos en robarle, el semiorco decidió desparramar su dinero por la taberna. Las seis piezas de oro que aún podría haber tenido están ahora debajo de mesas y sillas con restos de vómitos, cerveza y quien sabe que más fluidos.

Me alegra que me hayas elegido a mi. Veamos... Mmmmm... Si que está en buen estado, si... Su precio normal serían 8po en cualquier parte del mundo. Te la compro por ese precio. ¿Qué me dices?

El mercader sigue manoseando y mirando la espada con detenimiento.

-¿Y hay algun muchacho por aqui que te llame la atención? No se, quizas un novio

Vaya un muerto de hambre - pienso al no encontrar ni una sola moneda en los bolsillos del semiorco.

Sin decirle nada a nadie, me limito a irme a mi habitación y descansar hasta el día siguiente.

Venga, parece que te gusta. Te la doy por 8 po, aunque sé que su precio es mayor... - digo esto último mirando al mercader de manera penetrante.

Tras vender la espada, hago lo del semiorco del post de antes.

Uy, que va. En esta Villa los hombres apenas llegan a alcanzar la madurez. Una vez que han crecido lo suficiente, se van a la guerra y desaparecen... Y cuando llega alguien como ese semielfo con el que hablabas, simplemente pasa de todo y se marcha a dormir...

Mientras se muerde el labio inferior te indica que de verdad le había gustado el explorador. 

-Mujer tienes que ser más lanzada, no te vale con guiñarles un ojo, tienes que hacerles ver que los deseas. Mira, aprovechemos que se ha ido todo el mundo de la taberna y practicas un poco conmigo ¿eh? Asi a lo mejor no te da miedo como soy mujer

...

Se le cae al trapo al suelo en ese momento y lo recoge rápidamente. 

Tienes razón... Quizá debería hacerle una visita al semielfo esta noche. O... no sé... bueno, voy a seguir limpiando por la cocina...

Tras esas palabras se va algo confusa hasta donde está su padre.

Tras fijarme en ella mientras se agacha a recoger el trapo decido que ya es suficiente por hoy.

-¿Podrian decirme donde se encuentra mi habitación? Creo que ya va siendo hora de irse a dormir. Ah, y haced el favor de llevar al menos al druida a la suya, no creo que podais con el peso del otro muerto- termino diciendo mientras miro al semiorco con cara de mala hostia.

Una vez en la habitación me fijo en que no haya agujeros inesperados para espiarme y de cerrar bien la puerta y la ventana, me quito la armadura y me dispongo a dormir, siempre con la espada cerca, no me fio de la Guardia Roja.
 

Finalmente, todos estáis inconscientes o en vuestras habitaciones descansando. El tabernero apaga las luces dejando solo el fuego de la chimenea encendido y calentando la sala. Vuestro primer día en Anubel ha terminado y una nueva aventura os espera mañana a todos juntos.