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[D&D 3.5] El Caso de Nav Hidad

Epílogo 3. Sentencia.

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30/07/2018, 19:42
Septh

En lo más profundo del submundo, bajo una atmósfera dominada por una pavorosa y aterradora oscuridad, se hallaba la cámara donde Septh gobernaba con puño de hierro. Ulriax había regresado con el rabo entre las piernas y lo que le contó a su amo a éste no le gusto. No le gustaba que sus siervos cometieran errores y normalmente castigaba con dureza a quienes le fallaban.

Septh era un elfo oscuro poderoso al que valía la pena mantener contento. No por nada había ascendido al gobierno de Neaxis siendo varón en un mundo en el que normalmente gobernaban las mujeres. Sí, los drow se organizaban normalmente entorno a matriarcados, pero no era el caso del principado oscuro de Neaxis, pues Septh Tres Dedos se había erigido como príncipe tras asesinar a su propia madre y asumir su puesto.

- ¿Me estás diciendo que dejasteis escapar a Cavatina? – Preguntó de forma retórica el príncipe. - ¿A mi Cavatina? – Exclamó.

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30/07/2018, 19:43
Ulriax

- Sí, mi amo… - Dijo Ulriax tras tragar saliva.

Aquel elfo dominador de los poderes arcanos, estaba aterrado. Sabía lo que le sucedía a aquellos que le fallaban a Septh. Sabía que la muerte solía ser el menor de sus problemas. Tan solo deseaba una segunda oportunidad. Si Septh era misericordioso con él, no volvería a fallarle.

- No volveré a fallar… - Murmuró. – Si tuviera a bien de concederme…

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30/07/2018, 19:43
Septh

- ¿Quién te ha dicho que estés en posición de negociar? – Alzó el tono de voz. – ¡No volverás a fallarme! Eso es totalmente cierto.

Ulriax alzó la mirada. Septh mantenía la suya fija sobre él.  Supo entonces que estaba condenado. Que fallar a su amo había sido lo último que iba a hacer en vida. Lo último sin tener en cuenta el haber vuelto a errar al ir a contarle lo sucedido a su enfurecido señor, amo y príncipe.

- ¡Lleváoslo! – Gritó Septh con evidente desprecio. - ¡Quitádmelo de la vista!

Por mucho que Ulriax gritó, pataleó, lucho por zafarse y lloró desconsolado, nada pudo hacer por librarse de la presa de los guardias personales del príncipe del submundo. El mago acabó en lo más profundo de la roca, en las entrañas mismas de Gea, anclado a la pared con oxidados grilletes y a la espera de que se diera la orden para llevar a cabo su ejecución. Pero antes de que ese momento llegara, sería objeto de un gran sufrimiento, pues la tortura era un arte ampliamente cultivado por la cultura drow.