Partida Rol por web

-¡ESO, RATA! ¡CORRE! ¡CORREEEEE! Ya te pillaré, ya...-, gruñó el enano golpeando su escudo para disipar su frustración. -Ññññ... Por las barbas de Vaervhan... ¡Justo ahora que había calentado el brazo! ¡Piojosos pielesverdes..! ¡Puercos endogámicos...!-.

Lanzó un esputo al suelo y se secó sus labios cuarteados con el dorso de la mano. Fue entonces cuando se giró y encaró al humano.

-Parece que ser tan feo tiene sus ventajas, ¿eh? ¡Les he acojonado! ¡JA!-. El enano, un robusto y atezado guerrero, tenía la melena de un león, aunque algo más grasienta por efecto de una mezcla de sudor y suciedad que atestiguaba su la permanencia en aquel subterráneo durante quizás demasiado tiempo. Tenía el cabello negro como el carbón y una frondosa barba sembrada de trenzas.

-¡Por el esfínter dorado de Vaervhan! ¿¡Dónde están mis modales!? ¡Draxler Zhalander!-, dijo tras resoplar por tamaña falta de decoro profesional. -¿Quién eres tú, zagalillo? ¿Estás por aquí tú solo?

A Draxler siempre se le dio mal calibrar la edad de los humanos. Solo sabía que el pelo se les volvía blanco cuando se ponían pochos. Este parecía aún en la flor de la vida. O lo que significase ese dicho tan común entre los tragaflores elfos.

El explorador tendió la mano al enano - Alex Ryder... - dijo, y luego señaló en dirección al pasillo por el que había llegado - y compañía, seguro Belbara se alegrará de ver a otro patascortas.

Desde donde estaba parecia que Alex regresaba con alquien pero ya no en combate. 

Tal vez habia escuchado mal pero no estaba segura.

Esfinter dorado??? puercos endogamicos???????

Aquello no podia ser parte de un conjuro, solo un enano podia hablar asi. Mire a Belbara emocionada, tal vez habiamos encontrado al menos a uno. 

Me aparte de la entrada esperando que Alex terminara de regresar con su nuevo amigo y tan pronto entro en la Sala le revise que estuviese bien y no tuviese heridas. 

- Estas bien? y le bese con cariño.

Luego vi al curioso personaje que le acompañaba.

- Dejaste alguno vivo?? Pregunte con ansias al enano. 

Aun ardia la venganza en mis ojos.

- Soy Aenifer y me alegro que este con vida? Sabes donde estan los demas?

Luego con calma señale a los demas mientras decia sus nombres.

- Tal vez conozvas a Belbara, Tarkhan es aquel de alla con la tunica, y Yoon la niña que nos acompaña, no te equivoques es una chiquilla muy capaz!

Hay dos compañeros extraviados en el camino, pero los encontraremos pronto. 

Teniamos que encontrar a Valy.

Draxler iba observando uno a uno a cada uno de los compañeros del mozuelo Alex Ryder, hijo de vete a saber quién. Estos humanos, tan poco dados a mentar a sus progenitores... ¡Separatistas! ¡Descastados! ¡Emancipados!

-Draxler, hijo de Drexler-, dijo el enano no sin cierto orgullo dándose un golpe en la coraza de su pesada armadura. -Encantado, Aenifer...-, dijo entornando los ojos y dejando caer las palabras en un tono con cierto suspense, como esperando a que esta singular humana que se tomaba la molestia de orquestar las presentaciones mencionase a su padre...

Pero no... ¡Aquí nadie mencionaba ni a la madre que le parió! ¡Hmpf!

-Demasiados-, gruñó cuando Aenifer preguntó cuántos pielesverdes seguían con vida. -Nos rodearon a mis muchachos y a nuestra Thogasi. Se me encomendó la misión de encontrar una salida al cerco de esos desarrapados y malolientes portadores del escorbuto... ¡Y lo logré! Lamentablemente, y mal que me pese, no habría llegado lejos yo solo, así que caí en la deshonra personal por la gloria de mi señora para cumplir mi misión...-. Draxler inspiró profundamente y cerró los ojos. -¡Hice gala del sigilo! ¡HMPF! ¡VERGÜENZA!-.

Draxler miró al grupo arqueando una de sus espesas cejas.

-Ese ogro y sus varags están siguiendo el pasillo en el que nos hemos encontrado. A juzgar por el escándalo que han organizado, han bloqueado la puerta. No creo que podamos pasar y, de todas formas, seguir ese camino es una muerte segura. Hay muchos más de esos alcornoques en el interior... Bastante suerte habéis tenido de no adentraros más. Por cierto... ¿Qué estáis haciendo aquí?-.

Si el camino estaba bloqueado solo habia una direccion que seguir. 

Hacia Valy y Eliferum.

Sonrei para mis adentros esperando salir los mas pronto posible de alli mientras los demas se presentaban.

Y aun habia trasgos que matar.

Mi sonrisa era mas siniestra.

Tarkhan depositó un puño en la palma de la mano contraria y le hizo una reverencia al modo anzano a Draxler. No obstante, Tarkhan había sido embajador de su pueblo entre los enanos durante bastante tiempo y conocía sus costumbres.

—Bienhallado, Draxler hijo de Drexler —dijo, utilizando el tratamiento que prefería en los enanos en vez del anzano que requería el uso del sufijo -san—. Efectivamente mi nombre es Tarkhan. Lamento no poder darte el nombre de mi padre, pues soy huérfano y nunca lo conocí.

Tarkhan se alisó el abrigado haori que lucía sobre el kimono.

—Belbara, Yhoon-Shun y yo somos todo lo que quedamos de la delegación que el Kark Belgarosh mandó en busca de su intrépida hermana. Por el camino murieron muchos buenos enanos, y algún compatriota mío también, a manos de trasgos y de hombres bestia.

El Gato Sonriente de Anza dejó que los vovits hablaran por sí mismos.

Draxler asintió en silencio ante la presentación de aquel hombre de ojos rasgados y notable solemnidad. Los huérfanos siempre le merecían un especial respeto y cierta compasión, pues aquel que no conoce el nombre de su padre, no puede honrarlo; y aquel que no puede honrar el nombre de su padre, carga con una triste pena en el alma durante toda su vida.

Entre los suyos, era frecuente que los enanos huérfanos se presentasen como hijos de la roca. Y era una presentación adecuada, pues solían ser más duros, más valientes y, quizás, también más temerarios. Quizás porque creían tener algo que demostrar.

-Salve, Tarkhan-, contestó Draxler llevándose el puño a la coraza. El guerrero enano meditó sus siguientes palabras mientras se mesaba su indómito bigote. -Lamento vuestras pérdidas. Si venís de parte del Kark, os diré que la Thogasi está cerca...-. El rostro de Draxler se oscureció. -...pero no sé cuánto aguantará. Fue ella misma la que me envió en busca de ayuda. Parece adecuado decir que ha sido el Destino el que ha cruzado nuestros caminos-.

La niña miró interesada al nuevo enano y volvió a sonreír. Últimamente estaba muy apocada, lógico cuando había casi muerto abrasada por una trampa abriendo un cofre, eso le cortaba el rollo a cualquiera. Pero las novedades eran siempre bienvenidas y más cuando allá abajo solo pasaban desgracias. Imitó el gesto del anzano para presentarse.

-Yoon-Shun, hija de... -rayos, de repente se quedó en blanco- ... Tarkhan -dijo, riéndose-. Tarkhan-senpai es mi maestro. Él es Perry.

Señaló la comadreja que tenía en el hombro. El animalillo olisqueó el aire y luego miró al enano.

-¿Qué pasa? -lo saludó, como el que saluda a un viejo amigo, levantando una patita.

-¿Sabes orientarte por aquí? No hacemos que dar vueltas sin llegar a ningún sitio. ¿De dónde venías se puede salir? -preguntó entonces la niña.

Draxler asintió mientras la niña se presentaba y empezó a hacer sus cábalas.

-Perry, hijo de Yoon Shun, hija de Tarkhan, hijo del Viento... Por decir algo... Ajá, ajá... La genealogía empieza a cobrar forma. El mundo puede ser un lugar oscuro, pero está en equilibrio-.

Entonces cayó en la cuenta de que la comadreja hablaba, algo que no era muy normal.

Draxler arqueó las cejas, se rascó la sien y en su rostro pudo verse algo que podría tomarse por desconcierto, si bien era genuino terror cósmico.

-¿Me acaba de saludar esa comadreja...? Oh, no... Mi hora se acerca. Ese último golpe en la cabeza ha debido marchitarme el seso. ¿Moriré dialogando con este mustélido...?-, se preguntó el veterano guerrero enano frunciendo el ceño para después sacudir la cabeza levemente.

-Errrr... Sé que por donde he venido no vamos a poder avanzar con facilidad. Aun superando la puerta que hay al final de este pasillo, nos esperan muchos pielesverdes hasta alcanzar a la Thogasi. Como dije, superé silenciosamente a muchos de ellos... Que Vaervhan defeque en mí por mi deshonra, nnnnnng... Creo que juntos tenemos alguna opción, pero no conozco esta zona. Si queréis regresar por donde he venido no tengo inconveniente. Quiero regar esta fría piedra con la sangre de esos engendros-. Draxler apretó el puño en torno al mango de su aterradora hacha de batalla. No mentía. Ni por asomo.

- Disculpen... - Intervino Xhu Lei Hanzo. - Las presentaciones están muy bien, pero si lo que dice el maese enano es cierto, quizás deberíamos movernos. Podrían aparecer por aquí en cualquier momento, cercarnos y darnos muerte. - Comentó. - Además, si logramos descansar en lugar tranquilo, podría compartir con Draxler el mapa que he ido haciendo del lugar y añadir su parte, así nos haríamos una idea mucho más detallada de la envergadura de éste maldito lugar.

Al principio pensó que era un anciano. Uno bastante longevo, a decir verdad.

Luego, su característico olor a rancio, como a pergamino polvoriento, le hizo considerar que igual era un anciano al que la higiene personal le traía sin cuidado. Había algunos de esos.

Fue entonces cuando valoró que igual era un muerto viviente. Uno que para colmo hablaba como si se tratase de un cartógrafo. Pero claro, razonaba Draxler, ¿Cómo iba a ir a una dulce niña como Yoon Shun al lado de un condenado zombi parlante sin chillar ni un poquito?

Quizás la niña fuese valiente hasta el extremo de lo suicida. ¡Una bérserker con una comadreja enfurecida! Posible, aunque poco probable. O quizás, el zombi no era un zombi...

Exacto, pensó Draxler mientras jugueteaba con su mostacho en mitad del proceso deductivo.

¡El zombi era el padre de Tarkhan!

Con un padre así, normal que hubiese dicho que era huérfano. Nada que reprocharle al diplomático humano.

-Fantástico...-, pensó Draxler mientras se mesaba su melena oscura, ya veteada de canas, y consideraba que su razonamiento hacía aguas por todos lados. En el fondo, el enano intuía la terrible verdad. -El tumor es real. Y avanza implacable. ¿¡Cómo va a ser ese vejestorio decrépito y horrible el padre de este humano!? ¡Debo darme prisa o Freyrya estará criando malvas cuando la vuelva a ver! ¡Pero antes, debo asegurarme de que este ser de rostro deleznable es una entidad bondadosa..!. ¡POR EL MUÑÓN DE LA MANO DERECHA DE VAERVHAN! ¡ES MÁS FEO QUE MI TÍA MOE!-.

Draxler carraspeó tras escuchar al zombi sugerir una sesión de cartografía subterránea para pasar la noche.

-Errrr... ¡Hum! ¿Y usted...? ¿Usted exactamente quién es?-.

Se cuidó de no revelar el interrogante que le carcomía por dentro.

-¿¡Pero qué le ha pasado en la napia!?-.

Aquel tipo de rostro deleznable se acercó cojeando hasta el lugar donde se encontraba el enano y le ofreció su temblorosa y terriblemente deformada mano. Tenía cicatrices de terribles quemaduras en la mano, al igual que en el rostro. 

- Xhu Lei Hanzo. - Se presentó esperando el apretón de manos. - Sacerdote de Amateratsu. 

A Draxler lo del apretón de manos le sonaba a truco barato zombi de manual. Estrechas su mano y el zombi la desgaja. Él se parte la caja -la torácica, entiéndase- y tú te quedas con cara de tonto.

Y a Draxler no le gustaba quedarse con cara de tonto.

Como el enano tenía cierto orgullo y no quería pecar de desconfiado ante el amistoso grupo que se había encontrado en un momento de franca necesidad mentando ya a Vaervhan y sus muchos muñones maldiciendo su malísima suerte, no consideró apropiado preguntar en voz alta si el tal Chulei Hanzo era un tipo chistoso. En su lugar, se puso creativo. Este Draxler...

Error.

Drax echó un ojo a Perry, la comadreja, esperando una especie de señal por germanía que no llegó. Porque, seamos sinceros, los mustélidos igual pueden hablar si te pegan muy fuerte en la sesera, pero de ahí a que dominen la lengua de signos va un trecho. Un largo, tortuoso y a buen seguro paranoide trecho, oiga.

Total, que al final no le dio pistas ni Perry y Draxler estrechó la mano del zombi sin padre. Que mira que hay que tener una vida miserable para tener esa pinta y no conocer al cabronazo que te dio la vida para ajustarle las cuentas. Conoció a un enano que vagaba por el mundo sediento de venganza buscando a su padre para partirle la crisma. Se llamaba Susana. Jamás lo olvidaría. Se merecía su venganza.

-Hummmm... Draxler, hijo de Drexler-, murmuró Drax saliendo de su intensa divagación. -Aquí un amigo, y eso...-. Estrechó la mano y esperó el crujir de huesos entrecerrando un poco sus ojos de obsidiana.

Retroceder había sido lo más sabio casi con toda probabilidad. Tanto ella como Tarkhan andaban un poco escasos de conjuros y favores divinos. 

Al menos los dos vovits no habían abandonado el grupo, mejor para todos. Y al parecer habían dado con un nuevo guerrero que sumaría fuerzas con ellos. De regreso a la sucia estancia donde los trasgos lucían sus cabezas empaladas y con sus penes introducidos en sus bocas, no parecía el mejor lugar para conciliar el sueño. 

-Si no nos decidimos pronto tendremos de nuevo compañía - estaba convencida de que los trasgos y ogros que habían ocupado ilegalmente la ciudadela la conocían mucho mejor que ellos, y no era difícil llegar a la conclusión de que tratarían de acorralarlos como a ratones. 

Comenzó a caminar entonces para acercarse a Draxler, si era de Kark-Belgarosh era muy posible que se conociesen, o que se hubiesen visto alguna vez. En todo caso, lo más probable era que aquel enano supiese quien era ella, aunque ella no tuviese ni idea de quien era él.

-Belbara, hija de Joyin- Dijo seria mientras lo examinaba -¿Cuánto tiempo lleváis aquí abajo rodeados de inmundicia?- Draxler iba realmente sucio, claro que hacer aquella observación por parte de ninguno del grupo resultaba un tanto cómico. Belbara no parecía mucho a la Belbara del templo, hacía días que no se daba un baño ni podía perfumar sus cabellos y barba. Y a pesar de que cada vez que descansaban cepillaba concienzudamente su melena y su barba, el cabello estaba algo apelmazado.

-Como ha dicho el gato sonriente...- Se refirió a él con estos términos a conciencia, pues muchos en la ciudadela no sabían cuál era su nombre, más si le reconocían por aquel título. -...venimos en busca de la Thogsi Feyrya.- Y tal vez algo más.

Observaba al guerrero como examinándolo a fondo. Y pasados unos segundos comenzó a hablarle en su lengua materna. Serían dos frases, pero los que no conocían el idioma no podrían comprender nada. Pero parecía claramente que quería mantener las formas, por alguna razón.

-Ni imaginas cómo nos alegramos de verte. Ya empezaba a perder la esperanza. ¿Recuerdas por dónde se va al lugar dónde están el resto? ¿Cuántos quedáis?.-

- Ten cuidado Draxler, nuestro amigo Xhu estuvo prisionero mucho tiempo bajo las garras de los pieles verdes como tu les llamas y te puedo decir que sus torturas son inenarrables. Dije con visible amargura.

Yo misma lo sabia en mi piel y dentro de mi cuerpo y aun no podia sacarlo de mi mente. 

Cerre los ojos y respire profundo para tratar de alejar las malditas imagenes.

- Si necesitan descansar lo entiendo, pero solo hay un camino por donde seguir y es por donde ha ido Valy, cuanto antes le encontremos mejor.

Estaba claro que no iba a descansar hasta encontrar a mi amiga aunque no me separara del grupo y asenti al comentario de Belbara. No podiamos dejar que nos rodearan.