Partida Rol por web

Aenifer se acercó con precaución a la puerta norte. Con suma delicadeza la abrió, descubriendo del otro lado una pequeña estancia en la que se encontraban cuatro enormes trasgos ociosos. Puedo cerrar la puerta acto seguido, sin mayor problema y sin ser escuchada por aquellos viles seres y maolientes.

Por su parte, Alex, fue a hacer lo mismo, pero en la puerta sur. Al acercarse a la puerta logró ser silencioso, pero al abrirla, ésta chirrió haciendo que los tres trasgos y el ogro que estaban jugando a los dados en la otra estancia, se levantaran de golpe, detectando al prisionero fugado.

—¡Cuidado, las columnas se han movido de sitio! —les avisó el perspicaz Gato Sonriente.

-¡Oooh! -exclamó la niña cuando vio cómo las columnas habían cambiado respecto a su posición original. Exactamente, noventa grados-. ¡Fascinante!

Gaderick abrió los ojos de par en par cuando, al tocar con ambas manos los senos de una de las estatuas anzanas, todas las columnas cambiaron de lugar. Miró a su alrededor algo sorprendido y tratando  de averiguar que era lo que había sucedido.  Fue cuando Tarkahn y Yoon dijeron la obviedad que acababa de suceder, cuando Gaderick habló.

- ¡Oh, oh! - Exclamó. - ¿He sido yo?

Suspiró con desaprobación, ¿para qué tocaban nada? Esos humanos no sabían estarse quietos, tenían que andarse abriendo puertas y tocando cosas. Ahora iban a tener que entrar en combate y a saber qué trampa habrían activado. 

- Adiós factor sorpresa- dijo mientras empuñaba su hacha. 

Era complicado saber cuál era el paso a seguir, así que solo existía una manera de actuar y era... probando suerte. Aenifer abrió una puerta y se encontró con cuatro trasgos, cerrando justo a tiempo, pero Alex no tuvo tanta suerte como ella.

Al ver a los tres trasgos y al ogro, quedó claro que había problemas.

-¡Maldita sea! ¡Deprisa, atrancad la puerta norte con algo! ¡Qué no salgan! ¡Yo me encargo del ogro! -grité, lanzándome en dirección a Alex para ayudarle

Alex maldijo su suerte y se apresuró a terminar de cerrar la puerta, pero sabía que sólo sería un obstáculo efímero de cara a los enemigos que enfrentaban.

Cerre los ojos al escuchar la otra puerta chirriar solo para darme cuenta que Alex la habia cagado. No podia culparle, tal vez estaba aun exhausto por haber estado prisionero, pero debi ser previsiva y no confiar en sus habilidades aun.

Manipule la cerradura de la puerta norte para asegurarme que quedara trancada y si nos escuchaban los trasgos que acababa de ver, no tuvieran tiempo de entrar y rodearnos. 

Tras cerrar la puerta y sentir la alegria de un trabajo bien hecho saque mi arco y avance hacia el Sur para estar lista.

De pronto y sin que nadie lo esperase, las columnas de aquella sala volvieron a cambiar de posición dividiéndola en dos. A un lado de la estancia quedaron Tarkhan, Yoon-Shun, Alex y Belbara. El ogro y los trasgos a los que Ryder había avisado de su presencia, les tenían en esos momentos a su total disposición.

Por otra parte,  Eliferum, Aenifer, Valyëvan y los dos ancianos, quedaron del otro lado. No tardaron en escuchar como en la sala norte, había movimiento y es que en cuanto los vigías de la sur vieron a Alex, comenzaron a gritar  llamando la atención del resto. Por suerte, Aenifer había hecho bien su trabajo inutilizando la cerradura y eso los retendría un poco.

Lo que era evidente en ese momento era que aquel muro de columnas los había dividido y hasta que no volvieran a variar su posición, no podrían apoyarse los unos a los otros de nuevo.

Alex se preparó para ser aplastado por los enemigos, sin embargo éstos, al verlo sin armadura y con dos pequeñas dagas pasaron de él, un error que uno de ellos pagó relativamente caro al incrustarse la daga en su espalda y recibir la mordedura de Squeaky. Extrañaba sus armas y su armadura, la daga había mordido apenas la piel del trasgo y poco más podía hacer ahora.

Los tres trasgos entraron en la estancia con ganas de presentar batalla y Álex, que había logrado asestar un buen corte a uno de ellos, sufrió las consecuencias. Comenzó a recibir hachazos uno a uno hasta que quedó totalmente ensangrentado y lleno de brechas abiertas y preocupantes. Sin embargo, se mantuvo en pie. ¿Por cuanto tiempo? Desde luego lo mucho.

El ogro ignoró a Álex. Ya tenía suficiente con los trasgos. En quien se fijó fue en una pequeña mocosa, que sin duda sabría sabrosa en un caldo. 

Su gran clava voló contra la pobre Yoon, golpeándola con dureza y haciendo que escupiera sangre por la boca. Eso hizo que Tarkhan entrada en cólera, pero eso no iba cambiar mucho las cosas. O puede que si...

- ¡Ya tenemos cena! - Gritó el ogro. - ¡Muahahahaha! - Soltó una carcajada maligna.

Todo se volvió una locura. Las columnas cambiaron de lugar, mágicamente, aislándonos, pero entre ellos no costó demasiado ver que iba a ser una auténtica matanza si no lográbamos atravesarlas.

-¡Maldita sea! -exclamé, llena de rabia.

Miré hacia atrás, cerciorándome de que Aenifer estaba bien, y después corrí hasta la posición en la que se encontraba Alex. Por mucho que no sintiera apego por él, era de nuestro equipo y no deseaba su muerte ni tampoco era capaz de permitir que cayese, así que tenía que acercarme lo que pudiese para a la primera ocasión, entrar y ser su brazo.

-¡Aguanta, Alex! -le grité, mientras me acercaba.

- ALEX NOOOOOOOOOOOOOOOOO

Mi grito se vio ahogado entre mi dolor y mi desesperacion al ver el impacto en Yoon y mi impotencia de no poder hacer nada atrapada tras aquella columnas. 

- MALDITOS MALDITOS MAAAALDITOOOSSSS. 

Dispare mi flecha sin medirla mucho y con mucha rabia para luego saltar hacia las columnas buscando alguna manera de pasar.

- YOON CORRE.

-Aaaaaaaaaaaaaaaaaaay -chilló Yoon cuando la clava le golpeó en la cabeza. Cayó al suelo con un dolor tremendo, se cogió la cabeza con las dos manos, ya notaba el chichón y la sangre que le resbalaba por el pelo. Empezó a llorar, era inevitable, dolía mucho-. ¡Me has hecho daño! -le increpó. 

No podía seguir cerca de aquel ser más tiempo, de modo que, aunque mareada, se escabulló entre las columnas. Necesitaba encontrar espacio para lanzar sus conjuros sin correr peligro.

—¡Lo único que te vas a comer será un hachazo enano! —respondió Tarkhan.

El mago se deshizo en una voluta de humo y reapareció unos metros más atrás, haciendo los pases mágicos de un encantamiento.

—¡Sihir mencetak mayat mu gedeng!

El anzano señaló a Belbara con el dedo, y la enana empezó a crecer hasta igualar el tamaño del ogro.

Tarkhan utiliza las Tobilleras de Desplazamiento y se teleporta a G2 como acción rápida. Lanza Agrandar Persona sobre Belbara como acción estándar.

Belbara quería ayudar a Álex. El pobre estaba prácticamente desarmado y rodeado de trasgos asesinos. Sólo le quedaba huir, pues si plantaba cara acabaría muerto. Ella pensó en ir a su lado, pero un enorme ogro se interponía entre ellos. 

- ​​​​​​¡Huye Alex! - Le indicó.

Entonces descargó un fuerte hachazo sobre el ogro. No sería suficiente para acabar con él, pero sin duda que le habría hecho daño.

Alex no necesitó que se lo repitieran, sabía perfectamente lo que se jugaba, por lo que retrocedió a la sala con cuidado de no provocar a sus oponentes y cerró la puerta apoyándose en ella. Una vez del otro lado buscó con la mirada un modo de trabarla que no fuera con su propio cuerpo, y bajó la barra para que aguantara un par de golpes si intentaban alcanzarlo.

Tras unos segundos de confusión e intercambio de golpes, las columnas volvieron a cambiar de posición dejando un nuevo escenario de combate.

En el norte, se escuchaba como los trasgos trataban de romper la puerta a  hachazos. Les estaba costando más de lo predecible, pero finalmente lograron echarla abajo. Los dos magos anzanos estaban de nuevo expuestos a los ataques de aquellas criaturas, aunque tenían tiempo de reorganizarse.

Mientras tanto, el resto de trasgos  se enfrentó en combate cuerpo  a cuerpo en la zona sur, contra Aenifer, Valyevan y Eliferum. Sus ataques fueron no obstante, bastante torpes y no lograron dañar a sus oponentes.