Partida Rol por web

La inscripcion habia corrido sin mayores problemas y aunque a veces me daba un poco de celos que muchos conocieran a mi amiga por sus hazañas, era necesario que pocos conocieran de mi. Era el exito de ser quien era. Mientras menos supiesen de lo que era capaz, mas oportunidad de hacer cosas tendria sin llamar la atencion.

Y si el ego de Valy se le subia a la cabeza ahora podia presumir de que en alguna ciudad tenian mi rostro pegado en postes con alguna recompensa.

Tal vez yo no hubiese cometido ese crimen pero si habia cometido otros y aunque no estaba orgullosa de ello, y estaba alejada de esa vida, aun era capaz si era necesario.

- Comer? Lo que necesitas es una buena pinta y si conseguimos Grog hasta te podra salir en el pecho, ja ja ja. Con eso acabaras con todo aquel que ose enfrentarte..

Le di una palmada en la espalda para salir de alli y ubicar la taberna lo cual no fue nada complicado. Tenia una señal de Pinta de Cerveza en madera mas grande que mi compañera y varios borrachos inconcientes afuera. Los humanos no resistian tanto el licor como otras razas aunque no por eso bebian menos.

Entre las dos no existia la posibilidad de que ella perdiera aunque siempre estaba eso latente yo tenia plena confianza en ella y si sucedia lo peor aun asi lo llevariamos con orgullo y honor.

- Te apuesto una moneda de oro a que eructas primero que yo!

¡¡¡Aenifer y sus retos!!!

Siempre sabía bajarme del trono y me hacía regresar a su lado. Después de todo, no debía olvidar que era una huérfana marginada sin pueblo, una guerrera, pero sobre todo, una amiga. Cuando bebíamos, reíamos o simplemente, discutíamos, éramos nosotras mismas y no había nada que fuese más importante que estar juntas.

Así que aquello era justo lo que necesitaba.

-Acepto la apuesta. Ve pensando en cómo pagarme.

Cuando entramos en la taberna, los gritos, las risas y los golpes en las mesas estaban por todas partes, y ninguno de ellos se interrumpió al llegar nosotras, aunque si percibí algunas miradas furtivas. Nos sentamos y el tabernero vino enseguida.

-Traiganos dos pintas dobles -le pedí, mirando a Aenifer y sonriéndo. Beber las pintas de una sola vez, por lo menos la primera, era uno de nuestros rituales. Cuando llegaron, las cogimos entre nuestras manos -. Hasta el fondo.

Ambas empezamos a beber como si no hubiera un mañana. La primera en terminar era la primera en eructar y ganaba la apuesta, así que importaba la velocidad y no solo cuanta cerveza entrase en nuestras bocas. Por eso cuando no llevaba ni la mitad, ya notaba cómo chorreaba por las comisuras de mi boca y cómo caía sobre la ropa.

Cuando terminé, lancé el mío sin mirar si había sido la primera en acabar o no.

Aquel eructo llamó la atención de alguno de los parroquianos. Aquel noble y ancestral acto de hermandad, consiguió que muchos de los allí presentes se giraran hacia las dos mediohumanas y empezaran a compartir sus anécdotas con respecto a aquella temática en particular y empezaran a retarse entre ellos a superar las hazañas que tanto Aenifr como Valyëvan habían sacado a relucir desde lo más profundo de su garganta.

Pronto el olor a alcohol invadió el ambiente, cargándole con su dulce aroma y siendo acompañado de bromas con poca gracia y risas en abundancia. Si de algo se caracterizaba la clientela de aquel lugar era por tener siempre sus sentimientos a flor de piel. Tan pronto podían considerar a un desconocido como a un buen amigo de toda la vida, como sacar un puñal y tratar de destriparlo allí mismo por una ofensa que creían haber recibido contra su persona, fuera cierto o no.

Al fin y al cabo, el nexo común de aquellas gentes era uno, el alcohol la solución y a la vez el problema de todas las cosas de la vida. Y en aquella posada, se servía alcohol en grandes cantidades, sobre todo en forma de cerveza o vino, aunque también había otro tipo de licores para la más refinada de las clientelas. Sin duda, el Oiahg Lehnar era una ocasión perfecta para que los dueños de aquellas posadas, tabernas, cantinas, bodegas y tascas de mala muerte de aquella noble etílica ciudad, llenaran sus arcas como en pocas ocasiones pasaba en la vida.

Fue poco después de la tercera pinta que agarraron Aenifer y Valyëvan, cuando empezaron a preguntarse de dónde salía todo ese alcohol. Por supuesto, alentadas por la muchedumbre, volvieron a beber de un trago aquella tercera pinta tras brindar con un innumerable número de borrachos y borrachas de los más sucio y sudoroso.

Fue entones y no antes cuando apareció la que sin duda por su rostro de mala sangre era la abrumada mesonera. Una mujer de avanzada edad que portaba una bandeja cargada de jarras vacías y otras llenas y que sin duda estaba agotada tanto física como mentalmente, pero a la que no quedaba más remedio que seguir allí.

- ¿Vais a pedir algo de comer o simplemente queréis seguir alimentando vuestro buche de alcohol con el que fomentar vuestra bien ganada fama de escupe aires? - Preguntó la mujer de mala gana.

- ¡Oye vieja! - Replicó uno de los parroquianos. Un hombre bajito y escuchimizado con cara de poca inteligencia y ojos pequeños. - ¡Sin faltar! ¿Vale?

- ¿Me vas a enseñar tú modales a mí? - Le preguntó la mesonera cogiéndole del cuello y levantándolo de la pechera con uno solo de sus formidables brazos, mientras sostenía la bandeja en alto sin que una sola de las jarras derramase una gota. 

- ¡Disculpe! - Dijo de forma ahogada aquel don nadie al que le faltaba el aire por la presa ejercida contra su cuello.

- ¡Eso está mejor! - Sonrió la anciana que se había desvelado como una formidable guerrera. - ¿Las damas van a pedir algo para comer? - Les preguntó a Val y Aen. - ¿Mejor así media mierda? - Le preguntó al tipo bajito tras soltarlo contra la silla y entonces soltó una formidable carcajada.

Aquel eructo era de erudicion y el ambiente cambio entre bromas y retos a nuestro alrededor haciendo todo mucho mas ameno. Incluso algunos hombres nos miraban con camaderia y nosotras respondimos con igual alegria y familiaridad.

La vieja mesera habia venido por cuarta vez o tal vez mas para preguntar si comeriamos.

- Si, traigame carne asada, o pollo, lo que tenga listo, y algo de pan y queso.

Durante el viaje habiamos comido raciones secas y agrias que sorportaran el frio y el tiempo, ahora queria algo jugosos y caliente. Luego de pedir para las dos Valy me animo a eructar. Despues de todo era mi apuesta. Apure la pinta a grandes tragos para provocar la acumulacion de gases pero cuando casi terminaba se me habia atragantado en la garganta. La violenta obstruccion hizo que comenzara a tocer y hasta jadear de manera incontrolable por la falta de aire. Valy se dio cuenta que algo no iba a bien y me dio un puñetazo en la espalda que desatoro mi garganta. Me habia salvado pero tambien habia vomitado cerveza hasta por la nariz mientras tocia recuperando el aire y el color de mi cara.

Aquello no podia ser mas que tomado por una novatada por todos a nuestro alrededor que comenzaron a burlarse de mi haciendo bromas, mofas y señalamientos. Estaba tan apenada que nada podia hacer salvo reir tambien y me encogi de hombros viendo a Valy con los ojos llorosos y rojos.

- Gracias.... Dije cuando me habia recuperado y bebi mas cerveza para sacar el sabor amargo que habia quedado en mi garganta.

Al menos expulsar esa cerveza habia hecho mas espacio en mi estomago.

- Traigame dos mas, grite a la mesera.

Los aplausos y vitores no se hicieron esperar. Tal vez lo volveria a intentar, aunque podria ser prudente ubicar a un Clerigo de Pelor por si me volvia a ahogar, se decia que eran buenos curanderos.

Estábamos bebiendo y comiendo como si no hubiese un mañana. El concurso de eructos fue solo el preludio. Tuve que ayudarle a expulsar la cerveza que había bebido, pero hasta eso fue divertido. Ver como el líquido salía por todas partes, y no solo por la boca, resultó aún más asqueroso que la expulsión de gases.

Por suerte, el ambiente que había en la cantina era bueno. Las burlas por lo que le había sucedido no dio lugar a nada que no fueran risas honestas entre guerreros, y todo continuó estando bien.

-Me gusta esto -le dije a Aen, mientras empezaba a devorar el muslo de carne que me habían traído. Mis dedos estaban pringosos de aceite y arrancaba la carne con mordiscos demasiado grandes, pero es que esa era la única forma de comer por allí. Cualquier otra cosa habría sido interpretado como de debilidad -. No sé si llegaré lejos en la competición o no, pero me gusta. Reconozco que hecho de menos ser parte de algo. Seguramente, por eso estoy casi todo el tiempo cabreada.

Seguramente no. Es por eso, lo sé.

Uno de los guerreros de la mesa de al lado se acercó tambaleándose hacia nosotras. 

-Como sois guerreras -consiguió decirnos -y tú vas a competir, te reto a un Raahgt.

Tras decir eso, lanzó un sonoro eructo que ambas tuvimos que esquivar y me señaló en el pecho con un dedo. Yo me limpié la boca de aceite, solté la carne y escupí sobre la palma de mi mano.

-Acepto -le dije, ofreciéndosela. Él escupió también sobre la suya y estrechó la mía entre los vítores de sus compañeros de mesa.

El Raahgt es uno de los juegos más clásicos que suelen tener lugar en las cantinas. Consiste únicamente en pedir dos pintas y vaciarlas lo más rápidamente posible. El ganador, obtiene el honor de golpear primero al otro. Quién deje fuera de combate al contrario, gana. Solo los borrachos juegan a esto y muchas veces, ni siquiera llegan a golpear. Caen en redondo nada más vaciar la pinta.

-Vuelvo enseguida -le dije a Aen. Me puse en pie y me dirigí hacia el pequeño corro que habían hecho todos los del lugar. El cantinero vino con sendas pintas y cuando dio la señal... ambos empezamos a beber para vaciarlas lo más rápidamente posible.

Valy no podia mas que ser ella misma y despues de su propuesta la gente nos rodeo esperando que la el combate iniciara con la cerveza, pero de seguro mas de una queria ver a mi amiga dando puños.

No debia ser algo bueno pero yo tambien estaba animada asi que comence a gritar y vitorear a mi amiga esperando que acabara partiendole la cabezota al otra borracho.

- Vamos!!!! Sin trampa.... y que nadie se meta o se las veran conmigo.. dije de manera amenazadora aunque solo se rieron algunos mas por no tomarme en serio.

Ya veriamos, pero de momento esperaba a ver que ocurria con mi amiga.

Sera tarada Valy, no es bueno que te expongas asi... antes del torneo pero no habia nada que hacer.

- ¡Jajaja! - Comenzó a reír a carcajadas mientras caían restos de cerveza por su poblada y canosa barba. - ¡Nadie puede con Uluong Cabeza de Cabra en un raahgt!

- ¿Por qué te llaman así? - Preguntó un sureño que vestía únicamente con unas pieles.

Uluong miró con los ojos bien abiertos y de forma amenazante a aquel sureño. Durante unos segundos se mascó la tragedia y el silencio se adueñó de la tasca y entonces quedo hombre se giró hacia Valyëvan y le golpeó con fuerza con su propia frente conntra la de la bárbara.

El golpe tiró de la silla a Valyëvan y quedó allí extendida durante un buen rato. Estaba aturdida, pues había comprobado de primera mano la razón del apodo de aquel hombre. Todo apuntaba a que habría perdido a la primera, peeonej cuanto se puso en pie con una brecha sangrente en la cabeza y sonrió, primero Uluong y después el resto de parroquianos estallaron en un mar de risas.

El puñetero bárbaro no solo había sido más rápido, sino que también había sido más bestia. El cabezazo que me dio me dejó completamente fuera de combate. Logré levantarme e incluso acompañar a las risas de los demás, pero sabía que iba a caer.

La sangre manaba de mi cabeza casi con tanta facilidad como la cerveza había entrado en mi cuerpo.

-Buen... golpe -logré decir, antes de caer hacia delante como si fuese un tronco.

Árbol vaaaa

- ¡Jajaja! - Soltó una nueva carcajada al ver la reacción de aquella mujer. Sin duda era dura. - ¡Tienes valor, mujer! ¡ Me gusta.

Sirvieron dos nuevas pintas y Uluong agarró una de ellas Valyëvan hizo lo propio con la que le correspondía. Un voluntario contó hasta tres y ambos comenzaron a beber.

Ver caer a mi amiga realmente me puso nerviosa. Estaba segura que hasta estaba mas despierta y se habia bajado mi nivel de alcohol y de seguro el de ella. La ayude a levantarse con la ayuda de alguien mas.

- Valy, puedes retirarte no pasa nada....

Pero sabia que ella lo llevaria hasta el final, era tan testaruda como aquel borracho. Al menos tenia algunas pociones en mi bolso, pero la resaca no podia curarla.

Me alegre de que fuera tan cabeza dura.

Tras caer al suelo, Aen me recogió y me ayudó a ponerme de nuevo en pie. Vi el reproche en su mirada, pero le sonreí. Lo que ella no comprendía era que bajo aquella máscara de bestialidad y dureza, se escondía la verdadera camaradería. Lo había visto en docenas de batallas. Hombres que no se soportaban y que se odiaban a muerte, eran capaces de dar su vida por el otro cuando luchaban en el mismo bando.

La espada y el dolor, unían mucho más que la sangre.

- Valy, puedes retirarte no pasa nada....

-Tranquila. Cuando caiga, podrás enfadarte conmigo. Ahora solo ayúdame a levantarme -le dije.

Al verme en pie de nuevo, el "cabeza dura" me miró y se rió.

¡Tienes valor, mujer! ¡ Me gusta.

Cuando te golpee esa cabeza no dirás lo mismo -le respondí, agarrando la nueva pinta que estaba llegando.

De nuevo contamos hasta tres y de nuevo vacíamos la pinta, solo que esta vez, yo fui mucho más rápida. Entre gritos y burlas, Uluong soltó otro sonoro eructo, lanzó al suelo la jarra y se enderezó para recibir mi golpe.

Por desgracia, estaba tan borracha que golpeé el aire y caí encima de los que estaban mirándonos, haciendo que todos se partieran de risa.

-No vale moverse -dije, a punto de echar la cerveza que había bebido.

Más que levantarme, fui empujada por el resto de hombres hasta colocarme de nuevo en pie.