Partida Rol por web

[D&D 3.5] Los Designios del Gran Rojo

Capítulo 5. La Pista Sobre Mork-Dar.

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09/08/2018, 22:51
Narrador

Los guardias se sorprendieron ante la facilidad de aquel enorme miembro de la raza enana para hablar en su idioma nativo. Satisfechos ante aquel hecho parecieron relajarse un tanto. Algo sorprendidos ante su útlima afirmación antes de la pregunta se miraron el uno al otro para acto seguido dedicarle una mirada a Iirag acompañada de una sonrisa.

- La aldea está abierta a todo viajero que no desee ningún mal para nosotros. – Habló finalmente el más veterano.

- Puedo recomendaros una posada. – Dijo el más joven. – La Herradura está en el centro de la aldea. No encontrareis otra mejor, pues es la única que tenemos aquí. – Sonrió ante su propia broma.

Ante las facilidades para acceder a la aldea, ni Iirag ni Borg pusieron objeción alguna y se encaminaron en dirección al centro, pues el enano le comunicó a su compañero que la única posada de la aldea, la Herradura, estaba en esa dirección. Se trataba de un pueblo de casas bajas de madera con tejados de pizarra. Las paredes de prácticamente todos los edificios estaban húmedas y cubiertas por musgo al menos de forma parcial debido a la extrema climatología de la zona.

Las calles estaban poco transitadas, no obstante parecía evidente que la mayor parte de las viviendas estaban habitadas, pues las humeantes chimeneas eran una constante allí por donde mirasen. A través de las ventanas de las casas se veía a alguno de los aldeanos haciendo labores del hogar y de alguna que otra surgía un aroma a comida que alimentaba a través del olfato.

Una vez se encontraron en el centro de la aldea, una plaza redonda y adoquinada se abrió paso ante ellos. En el centro de la misma se erigía una estatua a tamaño natural. Se trataba de un hombre vestido con armadura y un casco de guerra que alzaba una espada hacia el cielo mientras sonreía a través de su espesa barba.

Un pequeño templo dedicado a la Cierva Dorada se alzaba frente a ellos y un amplio caserón con dos alturas y un sinfín de ventanales sin duda alguna hacía las veces de ayuntamiento. Entre otras edificaciones que completaban la plaza sobresalía una de ellas, también de dos pisos, la cual estaba presidida por un cartel de madera que pendía sobre la puerta y que mostraba la imagen de una herradura.

A diferencia del resto de la aldea, la concurrencia de personas en la plaza era mucho más notoria. Una serie de niños y niñas, no menos de una docena, se encontraban jugando a juegos de persecución mientras estaban vigilados por dos señoras vestidas de forma humilde, con raídos vestidos y un delantal portando el pelo recogido en un moño. Un mendigo parecía estar pidiendo en los escalones del Ayuntamiento, mientras hombres y mujeres vestidos con abrigos y gorros de pieles iban y venían de lado a lado. Junto a la entrada de la posada, junto a una barrica de vino se encontraban dos fanfarrones mal vestidos y con apariencia etílica degustando dos jarras de cerveza. Por último, un hombre vestido con una túnica blanca y una corona de madera que simulaba unas astas de ciervo se encontraba frente al templo barriendo su entrada.

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09/08/2018, 22:52
Narrador

Los guardias se sorprendieron ante la facilidad de aquel enorme miembro de la raza enana para hablar en su idioma nativo. Satisfechos ante aquel hecho parecieron relajarse un tanto. Algo sorprendidos ante su útlima afirmación antes de la pregunta se miraron el uno al otro para acto seguido dedicarle una mirada a Iirag acompañada de una sonrisa.

- Ela vila o opreta gli caminio che nio volte mol-noi. – Habló finalmente el más veterano.

- Tropo recomiente nha turata. – Dijo el más joven. – Nha Clavicie est ne unmi-vila. Noi afanyate ori meglio, est noi more da. – Sonrió ante su propia broma.

Ante las facilidades para acceder a la aldea, ni Iirag ni Borg pusieron objeción alguna y se encaminaron en dirección al centro, pues el enano le comunicó a su compañero que la única posada de la aldea, la Herradura, estaba en esa dirección. Se trataba de un pueblo de casas bajas de madera con tejados de pizarra. Las paredes de prácticamente todos los edificios estaban húmedas y cubiertas por musgo al menos de forma parcial debido a la extrema climatología de la zona.

Las calles estaban poco transitadas, no obstante parecía evidente que la mayor parte de las viviendas estaban habitadas, pues las humeantes chimeneas eran una constante allí por donde mirasen. A través de las ventanas de las casas se veía a alguno de los aldeanos haciendo labores del hogar y de alguna que otra surgía un aroma a comida que alimentaba a través del olfato.

Una vez se encontraron en el centro de la aldea, una plaza redonda y adoquinada se abrió paso ante ellos. En el centro de la misma se erigía una estatua a tamaño natural. Se trataba de un hombre vestido con armadura y un casco de guerra que alzaba una espada hacia el cielo mientras sonreía a través de su espesa barba.

Un pequeño templo dedicado a la Cierva Dorada se alzaba frente a ellos y un amplio caserón con dos alturas y un sinfín de ventanales sin duda alguna hacía las veces de ayuntamiento. Entre otras edificaciones que completaban la plaza sobresalía una de ellas, también de dos pisos, la cual estaba presidida por un cartel de madera que pendía sobre la puerta y que mostraba la imagen de una herradura.

A diferencia del resto de la aldea, la concurrencia de personas en la plaza era mucho más notoria. Una serie de niños y niñas, no menos de una docena, se encontraban jugando a juegos de persecución mientras estaban vigilados por dos señoras vestidas de forma humilde, con raídos vestidos y un delantal portando el pelo recogido en un moño. Un mendigo parecía estar pidiendo en los escalones del Ayuntamiento, mientras hombres y mujeres vestidos con abrigos y gorros de pieles iban y venían de lado a lado. Junto a la entrada de la posada, junto a una barrica de vino se encontraban dos fanfarrones mal vestidos y con apariencia etílica degustando dos jarras de cerveza. Por último, un hombre vestido con una túnica blanca y una corona de madera que simulaba unas astas de ciervo se encontraba frente al templo barriendo su entrada.

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09/08/2018, 22:52
Iirag Throrson

Al joven vovit le disgusto desconocer aquel absurdo idioma, tomo buena nota de preguntar al enano de que idioma se trataba, mas adelante. ¿Quien sabe? En un futuro pueden ser mis lacayos

Como ninguno se dirigió a él para decirle nada, entró al pueblo echando un vistazo disimulado a las defensas, intentando conseguir el máximo posible de información sobre los guardias, cantidad y calidad. Despues echo un vistazo a la plaza y calles cercanas con la esperanza de encontrar a aquellos dos.

Echo un vistazo a Borg para ver si tenia algún plan, sino, posiblemente iría al único sitio de aquel lugar donde, seguramente, la gente querría estar, la posada. Se preguntó si alguno de esos lugareños serian fácil de amedentrar o si alguno de esos niños soportarían bien el dolor. Echó a su vez una ciertamente lasciva mirada a una de las muchachas mas creciditas, llevaba mucho sin fornicar.

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09/08/2018, 22:53
Borg Piealto

Una vez dentro Borg empezó a observar su alrededor tratando de no elevar ninguna sospecha. Lo primero que analizo fueron los soldados y ciudadanos que habitaban en el poblado, quería hacerse a la idea del numero y la fuerza que podrían llegar a tener. A continuación se fijo en el terreno y estructuras del poblado, buscando las zonas que podrían darles ventaja y aquellas que debían evitar en caso de pelea. Trato de buscar y memorizar la ruta de escape mas segura que pudiera ver y los puntos ciegos que podían aprovechar poder irse con el sujeto a secuestrar sin llamar la atención.

- Deberíamos hablar con los habitantes un poco, después de todo en los pueblos como estos los cotilleos suelen ser los mayores temas de conversación. Puede que obtengamos información sobre los hombres que buscamos sin tener que preguntar. - Le dijo Iirag mientras mantenía una amable pero falsa sonrisa en su rostro. - Y cambia esa mirada de tu cara si no quieres saquen sus armas antes de que siquiera tengamos tiempo de empezar a buscar. Jasotts -

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09/08/2018, 22:54
Narrador

Se trataba de un pueblo no demasiado grande en el que no vivirían más de trescientas almas. Casi todos los habitantes eran de la raza humana, aunque pudieron apreciar algún mediano e incluso a un enano. Como era de esperar, a su paso les miraban con curiosidad, pues en una aldea de aquel tamaño, todo viajero era fuente de preocupación y de posible negocio.

La estructura de la aldea era bastante simple. Una calle principal que cruzaba el poblado de lado a lado. A ambos lados del camino se encontraban edificios de madera de diferentes tamaños y alturas y escasas calles estrechas y callejones serpenteaban a ambos lados de la calle principal. A excepción de la plaza que se encontraba en el centro del pueblo, el resto era bastante homogéneo.

Al llegar al final de la aldea, se toparon con una nueva puerta custodiada de un modo muy similar al lugar por donde habían accedido a la aldea. Pudieron comprobar entonces desde aquella posición, que la aldea se encontraba sobre un acantilado que caía casi dos centenares de metro en pendiente. Sin duda un alto obligatorio para todos aquellos viajeros procedentes del lado opuesto de la ciudad desde el que habían llegado ellos.

Finalmente decidieron regresar al centro de la aldea, pues una vez evaluado el total de la misma, era evidente que si algo pretendían sacar en claro, lo mejor era comenzar por allí. De todo aquello, Borg pudo deducir que no habría más de una decena de guardias en toda la ciudad y eso con suerte, por lo que la vigilancia no era el fuerte de aquel lugar.

Una vez en el centro de la aldea, se detuvieron un instante a pensar en sus siguientes pasos. Fue entonces cuando uno de los rufianes que se encontraba todavía apoyado junto al tonel de la taberna, le llamó la atención a su compañero y apuntó con su dedo señalando a los dos extranjeros. El segundo le dijo algo al primero y ambos comenzaron a caminar en dirección a Iirag y Borg.

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09/08/2018, 22:56
Max Bothmann

- ¿Unmios? – Dijo uno de los dos hombres.

Aquel hombre desprendía un olor etílico que tiraba para atrás. Su pelo grasiento caía sobre sus hombros desordenado y lucía una cicatriz en el rostro que podía ser fruto tanto de una pelea callejera, como en batalla. Sin embargo de ser la segunda opción, sería algo más remota, pues o bien su físico fue otro en el pasado o era un milagro que hubiera sobrevivido a ninguna batalla.

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09/08/2018, 23:00
Brogo Caleidan

- Ya os he visto pasar antes por aquí… - Respondió el segundo asumiendo que si hablaban umnio. - ¿Contrabandistas? – Preguntó muy interesado.

Éste segundo también se encontraba afectado por la bebida y sin duda alguna parecía encontrarse en peor estado que el primero, pues su voz pastosa, sus ojos enrojecidos y su falta de equilibrio denotaban una completa intoxicación.

Ambos se miraron sonrientes, podía ser que pensaran haber encontrado dos rufianes como ellos. Dos tipos con los que entablar una conversación etílica sobre la luna, la política o el estado de las flores, o bien podían creer haber encontrado a dos pardillos a quienes podrían sacar algunas monedas para poder seguir bebiendo.

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09/08/2018, 23:01
Iirag Throrson

Iirag analizó rapidamente sus opciones. Claro estaba que no parecían simples comerciantes, cazadores o meros pueblerinos. De hecho le extrañaba que les hubiesen confundido con meros contrabandistas, pero es algo que tenía que aprovechar.

—¿Como dices? No somos contrabandistas, somos guardias. Acompañábamos a un par de carreteros pero nos dejaron en el anterior pueblo, camino arriba, allí no nos contrataba nadie así que venimos a buscar trabajo aquí. De hecho, buscábamos a un par de compañeros con los que trabajamos hace meses, nos dijeron que venían a este pueblo, igual los conoceís, uno es un otro guardia y el otro se dedicaba mas al contrabando y esas cosas, no se si me entiendes. El guardia es un hombre de piel oscura, porta barba y cabellos negros ondulados. Es casi tan alto como yo, se llama Mork-dar. El otro se llama Gladys Thety. Es un hombre de cabello grasiento y repeinado. Cejijunto. Suele llevar bigote frondoso y luce un cuello alto con obertura delantera, al menos durante todo nuestro contrato juntos.

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09/08/2018, 23:02
Max Bothmann

Los dos hombres, aquellos dos rufianes embriagados se miraron el uno al otro. Tanto Borg, como el propio Iirag percibieron cierta gesticulación, ciertos gestos secretos que se dedicaron el uno al otro antes de responder a las inquietudes del vovit. Parecían no estar demasiado cómodos ni seguros de que fuera oportuno responder. Pero finalmente uno de ellos se encogió de hombros y se dirigió al humano.

- Si… - Dejó caer mirando de arriba abajo al bárbaro que tenía frente a él. – Creo que podemos conocerlos. Pero es a vosotros a quien no conozco. Soy Max, Max Bothmann y él es Brogo Caleidan. - Hizo un pausa esperando a que se presentaran, pero le ganó la curiosidad. - ¿Por qué buscáis a esos dos hombres?

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09/08/2018, 23:02
Iirag Throrson

Iirag mostró una actitud relajada.

—Menos mal, no sabia si estarían aquí. Yo soy Rag, encantado. Les buscábamos porque no tenemos conocidos en la región, pensábamos que igual ellos podrían ayudarnos a encontrar trabajo—Después sonrió—También les buscamos para tomar una cerveza con unos amigos, un vicio difícil de quitarse.

Se encogió de hombros, quitándole importancia al asunto.

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09/08/2018, 23:03
Narrador

Borg e Iirag acompañados de sus dos nuevos amigos, finalmente se introdujeron en la taberna situada en la plaza de aquella aldea. Una vez en el interior, percibieron que nada tenía que envidiar a las más oscuras y polvorientas tabernas de los bajos fondos de cualquiera de las grandes ciudades por las que habían pasado.

Se trataba de un local alargado, más profundo que ancho, con tan solo dos hileras de mesas dispuestas a lo largo de un pasillo que se ensanchaba en su parte trasera dando lugar a una sala algo más amplia y frente a una barra de bar repleta de malolientes beodos recostados sobre la misma y un sinfín de copas, jarras y botellas vacías.

Tanto el suelo como la barra estaban repletas de cáscaras de frutos secos, líquido derramado e incuso huesecillos de pollo, desechados por los feligreses de aquel lugar. El ambiente no era mucho mejor, pues una mezcla de olores a cual peor inundaba toda la estancia. Sudor, humo de tabaco, comida de dudoso gusto y falta de higiene hacían casi irrespirable el aire de aquel lugar.

Max y Brogo se hicieron sitio a través de la atiborrada taberna a base de empujones y de culebrear a través de los muchos clientes embriagados que copaban la taberna. Algunos gruñían al paso del grupo, otros saludaban alegremente y los que más no respondían de forma alguna, como ni se hubieran percatado de  nada. Por la apariencia de los allí presentes, Iirag, pero sobre todo Borg debido a sus orígenes, dedujo que se trataba de mineros, pues su aspecto general, vestimenta, aparejos que portaban y deterioro físico eran muy evidentes.

Finalmente los dos rufianes que les habían introducido en aquel lugar se hicieron sitio hasta llegar a una pequeña mesa en una de las esquinas del local, junto a una chimenea y sobre la cual pendía una lámpara de araña con la mitad de las velas apagadas y una cabeza de un venado anclada a la pared. Sentados en aquella mesa se hallaban dos hombrecillos de pequeño tamaño, que al ver que llegaban aquellos cuatro hombres de ruda apariencia se pusieron en pie para cederles la mesa.

- ¿Nos vais a invitar a una cerveza, no? – Preguntó uno de lo dos.

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09/08/2018, 23:03
Iirag Throrson

Iirag echó un vistazo al bar sin disimulo, eran, al fin y al cabo, unos extranjeros, era normal que tuviesen curiosidad. La taberna olia genial, a sudor, a abundante comida y camas de paja, le recordaba a los campamentos de guerra. Siguió a aquellos hombres hasta la mesa. Y rió ante la pregunta de aquel tipo.

Hasta que me contraten apenas tengo dinero para mi propia cerveza, pero no puedo hablar por mis compañeros.

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09/08/2018, 23:04
Borg Piealto

Borg se llevó la mano al cinto. Tras este ocultaba una pequeña bolsa en la que todavía restaban las últimas monedas de plata que le quedaban. Por suerte para él, durante su viaje a través de los desolados páramos de la locura que había atravesado en las últimas fechas, no había tenido la oportunidad de malgastarlas. Ese sería sin duda un buen momento para hacerlo.

- A mí sí me queda algo. – Dijo de forma tajante el enano. – ¿Al fin y al cabo, el dinero está para eso no? – Esperó unos instantes a desvelar la respuesta de su propia pregunta. - ¡Para gastarlo!

Tras sacar la pequeña bolsa de monedas y situarla sobre la mesa, reclamó la atención de un tipo sucio como el propio local que hacía las veces de camarero. Aquel hombre se acercó y Borg encargó una ronda de cerveza para todos los que se sentaban entorno a su mesa. Entregó una moneda de plata al camarero y éste asintió abandonando el lugar en busca de la comanda.

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09/08/2018, 23:05
Brogo Caleidan

- Lo cierto es que esos dos hombres que buscáis no son de por aquí. – Dijo entonces Brogo. – Es sin duda una suerte que aparecierais en el preciso instante en que ellos llegaron a la aldea. – Continuó hablando. – Creo que llegaron hace menos de una semana y desde entonces se hospedan en este mismo local.

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09/08/2018, 23:05
Max Bothmann

- ¡Sí! – Observó el otro rufián. – Es bastante curioso se mesó la barba mientras no perdía detalle sobre sus nuevos amigos. - Hizo una pequeña pausa en la que Borg e Iirag comenzaron a dudar de las intenciones de aquellos dos personajes. - ¿Realmente les buscáis por amistad, o es otro asunto el que os ha llevado hasta aquí en su búsqueda? – Sin dejar tiempo a responder prosiguió con su argumento. – No es que me importe, ni mucho menos. – Sonrió. – Pero, resulta bastante curioso. ¿No creéis?

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09/08/2018, 23:06
Brogo Caleidan

- Sabemos en qué habitación se alojan. – Habló de nuevo Brogo tras dar una honda calada a su pipa. – No suelen salir mucho de allí. Al más joven si se le ve de tanto en cuanto en la sala. El otro… - Meneó la cabeza mientras arrugaba la nariz. – El otro es un tipo oscuro y solitario. No gustamos demasiado de su compañía. Nadie lo hace y él lo sabe. Es quizás por eso que ese viejo prefiere mantenerse encerrado en su habitación.

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09/08/2018, 23:07
Max Bothmann

En ese momento regresó el camarero y sirvió cuatro jarras de cerveza sobre la mesa. Brogo tomó la primera y dio un trago largo a la misma sin esperar a que el resto tuviera ocasión de brindar. Max le miró mostrándole una amplia sonrisa a la vez que comenzaba a emitir una sonora carcajada.

¡Tenía mucha sed! – Exclamó. – Perdonadle. – Alzó su jarra hacia los dos extranjeros. - ¿Brindamos por la amistad que la cerveza ha creado hoy?

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09/08/2018, 23:08
Brogo Caleidan

Borg e Iirag se miraron el uno al otro sin estar demasiado convencidos de querer ser amigos de aquellos dos sucios y desalmados beodos. Pero finalmente brindaron y probaron aquella cerveza amarga hasta para la más amarga de las cervezas.

- ¡Aaaah! – Suspiró Borg tras saborear un sorbo de su jarra. - ¡Qué bien sienta! – Profirió. – Y ahora hablemos de negocios… - Se puso serio de forma súbita. – Puedo… - Miró a Max. – Podemos avisar a quien buscáis de que andáis tras ellos o bien podemos deciros donde encontrarlos. Todo dependerá del oro que cambie de manos. ¿Vamos a entendernos? -  Y en ese momento sonó claramente la cuerda de una ballesta estirándose y preparada para ser disparada bajo la mesa.

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09/08/2018, 23:09
Iirag Throrson

¿Amistad? Por el dios barbado, mataría a estos dos solo por diversión. Pensó Dzhug mientras levantaba la copa. Después se limpio los morros con el antebrazo y soltó un poderoso eructo.

¡¡Wraaaag!! Joder, que bien sienta. Por nosotros amigos.—Después bajo la voz— Respecto a estos dos, aparte de lo antes comentado, que es cierto, hay un tema de deudas por el medio. Tranquilos, no vamos a destrozar vuestra taberna, pero igual hay alguna voz mas alta que otra.

Entonces es cuando hablo Brogo y le apuntó con la ballesta.

—¿Negocios? ¿Cambio de dinero? ¿No has escuchado nada de lo que he dicho?—Después agarro la jarra con la mano derecha, no le costaría nada lanzarsela a la sien— ¿Amigo mio, vas a estropear una nueva amistad y tus dientes disparandome un virote a la pierna? Somos guardias de carretas desde la infancia, hemos sufrido heridas mil veces peores. Aprieta ese gatillo y le haré comer a tu amigo tus extremidades cachito a cachito.

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09/08/2018, 23:10
Brogo Caleidan

De alguna manera la amenaza de Iirag surtió el efecto esperado. Sin duda aquel tipo no se esperaba una respuesta como aquella. No se había topado con un simple guardia de carretera como había dicho el vovit, sino con el hijo de un Jrag y no de uno cualquiera, sino que era el hijo de Thror Tryggvason, el Lobo Sanguinario. Y no sólo eso, él era el elegido de Ygg e Yrg, eso se lo demostraría si llegaba a ser necesario.

- Tranquilo, hermano... - Dijo entonces Brogo y se escuchó el sonido de la cuerda de la ballesta destensándose. - Tan sólo era una broma, yo...