Partida Rol por web

La joven sacerdotisa fue una de las últimas en bajar de las escaleras de madera oscura que llevaban a las habitaciones, apoyando una mano por la barandilla y dejando que descendiera al mismo tiempo que sus pasos.

No es que se le hubieran pegado las sábanas o se olvidara de la hora de salida. Estaba acostumbrada al estricto horario de rezos y la preparación que eso conllevaba, desvelándose tiempo atrás para llevar a cabo sus actividades matinales. Primero dedicó un largo rezo sin voz para pedir la bendición en la larga jornada, sin hacer ruido para no despertar al resto. Lo siguiente fue preparar el equipo de viaje aunque ya tuviera casi todo listo de la noche anterior, asegurándose únicamente que todo estaba en su sitio. Lo último fue un rápido aseo aprovechando que el bardo había marchado a la entrada, donde se pasó una toalla húmeda por cuello y manos para refrescarlo, eliminando así todo rastro de suciedad que pudiera haber antes de terminar de vestirse.

Oteó el ambiente cuando terminó de bajar el último escalón, saludando a todos los presentes con una educada reverencia y muda sonrisa antes de colocarse junto a Edirian.

Escuchó la conversación, volteando el rostro cuando alguien reclamó su atención, fijándose en que el clérigo de Tempus traía comida para todos.

Agradezco el detalle.- Amplió momentáneamente su sonrisa para coger en sus manos un zurrón con comida, colgándolo después en su hombro junto al resto de equipaje.- Confío en su buena fe, hermano Brummbär.- De seguido escuchó a la Tiefling, sorprendida de su cambio de idea con respecto a la noche anterior, mostrando su confusión con una mirada fija y una ceja ligeramente alzada.

Antes de que pudiera dedicarle unas palabras el bardo se adelantó, pidiendo el salvaconducto y haciendo que lo dejara sobre la mesa. Se acercó lentamente y posó una mano sobre el salvaconducto antes de dirigir una rápida mirada a los presentes, como si pidiera permiso.

¿Os importa que lo custodie? – Esperó a que respondieran antes de hacer nada. Si aceptaban, Nótt sería la encargada de llevarlo pero, en caso de negación, apartaría la mano y se alejaría un par de pasos dejando a otro de responsable con un asentimiento.

Todavía queda un poco de tiempo hasta la hora indicada, me gustaría pasear por el mercado.- Indicó a los presentes sin dirigirse a nadie en especial.- Si alguien desea acompañarme, agradeceré una charla por el camino.

Darnys apareció en la entrada de la posada, completamente aseada y lista para partir en cualquier momento. La verdad es que ya había traído de casa todo lo que podía llegar a necesitar, ya que como dice el refrán "mujer precavida vale por dos". A causa de esto no se había preocupado demasiado por la hora y planeaba esperarlos a todos en la salida. Al fin y al cabo tenía que guiarlos.

Miró con su ojo bueno a los allí reunidos y con cara sería y casi sin mostrar ninguna expresión les dijo. -Buenos días, os espero en la salida. Los miró uno por uno. La verdad es que a excepción del maese enano parecían un poco verdes. Pero bueno, todos habían pasado por esa parte ¿verdad?

Ya se disponía a marchar cuando escuchó las palabras de Nótt. Se giró lentamente. La verdad es que a Darnys no le gustaba demasiado la ciudad. A esto tenía que sumarle que le gustaba menos la gente de ciudad. Si se tenía esto en cuenta se tenía que aunque fuera de día no se fiaba de dejar a la sacerdotisa sola por la ciudad. No dudaba que fuera capaz pero la gente tenía mucha malicia y mejor dos que una.

Además en cierta manera le recordaba a su nieta Ezeh y algo se le removía en el interior cada vez que la miraba.

Habló a Nótt de forma autoritaria con su semblante severo casi sin quererlo. La verdad es que estaba bastante tensa. -He canviado de idea. Si no le molesta, yo la acompañaré. Y dicho esto avanzó hasta situarse a su lado, lista para ir al mercado.

Aún es temprano, pero los puestos del mercado y algunas tiendas ya han abierto y están montando el puesto, poniendo sus artículos de forma curiosa para atraer las miradas de la gente. Te lleva un rato encontrar todo lo que necesitas, pero lo haces sin problema y sin tener que regatear demasiado, parece que ir a comprar a primera hora tiene sus ventajas.

Cuando estás dispuesta a ir hacia la puerta para encontrarte con los demás, tienes la sensación de ver algo por el rabillo del ojo pero cuando te giras no hay nada.

Con las risas de Brumbär aún resonando por las calles de Aguasprofundas, cada uno se vá por su lado con la promesa de reunirse en la puerta de la ciudad para marchar hacia Piedra Nocturna. Parece que Reshi se demora, pero al ser de noble cuna imagináis que debe estar preparando un enorme cofre lleno de objetos inadecuados para el camino o que se le han quedado pegadas las sabanas. Tenéis la esperanza de que será lo suficientemente listo como para deducir que os puede encontrar en la puerta de la ciudad.

Sharamy completó sus compras satisfactoriamente pero, en un momento dado, le pareció captar algo extraño por el rabillo del ojo. La tiefling se volvió y esta vez dedicó un buen minuto largo a escanear la zona del mercado en busca de su perseguidor. 

Puedes ver claramente como un tipo humanoide con una capa, parecida a la tuya echa a correr por un callejon, a unos 15 metros detrás de tí al ver que ha sido avistado. No has podido verle bien la cara, pero por sus rasgos parecía ser un Tiflin.

Sharamy dejó caer la capa y la capucha y desplegó las alas. Los apéndices, entumecidos, se abatieron un par de veces para hacer correr la sangre y, súbitamente, Sharamy despegó, elevándose por los aires mientras sacaba su arco. Desde las alturas le sería mucho más fácil localizar al espía de Akhar.

-Asoma, tortuguita... enseña la cabecita... -susurró.

Parece que el misterioso Tiflin sigue corriendo por el callejón, no va muy deprisa, pero avanza sin descanso, parece que su objetivo es meterse en la calle principal donde hay más gente, con la esperanza de mezclarse entre ellos y que no le encuentres, parece que no se acuerda de tu capacidad para volar (o quizás solo unos pocos saben que puedes hacerlo...)

Sharamy tensó la flecha en la cuerda y apuntó al corredor. Una parte de ella, oculta tras años de convivencia con el elemento criminal la advirtió del peligro de errar la flecha pero su miedo a Akhar era mayor que el peso de su conciencia, así que liberó la saeta a la vez que exhalaba una larga bocanada de aire.

Decides disparar antes de que el Tiflin entre en la calle principal, pero el viento en las alturas, donde no hay nada que lo frene y las prisas no son buenos compañeros de batalla, sobretodo para una arquera.

Tu flecha se clava en una pared cerca suyo, lo que hace que se gire sobresaltado. Esta claro que no esperaba un ataque, y tras mirar a su alrededor, repara en una figura en el cielo. Puedes ver claramente como su tez azulada palidece al verte y hecha a correr como si no hubiera un mañana, y es que si le atrapas probablemente, el amanecer de hoy habrá sido el último de su vida.

Cada vez la calle está más transitada y él tiene cada vez más problemas para avanzar y mantener la velocidad.

Tus alas te dan una gran ventaja y en pocos segundos te pones a su alcance.

Si, lo reconoces. Lo has visto alguna vez en compañía de Akhar. Es joven y hace poco que se unió al "negocio", se oyen rumores de que es el hermano pequeño de Akhar, pero claro, nadie se atreve a preguntar abiertamente... 

Sharamy podía sentir la compulsión, la necesidad de silenciarlo para siempre. Su mano parecía sentirse atraida hacia el estoque que colgaba de su cinturón y, efectivamente, lo desenvainó y se lo puso en la garganta a aquel mequeterefe. Pero, si acababa con él, Akhar se enteraría enseguida y pondría en peligro su plan. No, debía de alargar la situación.

-¿Tú? ¿Estás loco o qué? ¿Qué haces siguiéndome a mi espalda? Casi te mato, estúpido! ¿Quién te envía?

El Tiflin, que ahora recuerdas que se llama Mirkhar, te mira nervioso y puedes ver cómo empieza a sudar y te habla con voz temblorosa:

-  Te seguí porque hace días que no apareces y Akhar empieza a preguntarse cosas, y por casualidad te ví ayer entrar en la posada, pero te juro que el posadero no nos ha contado nada y tampoco he oido lo que hablabais antes con ese Enano y esa sacerdotisa.

A medida que sus palabras van saliendo ves que palidece y te mira fijamente, casi temblando.

Vosotros cuatro habéis decidido ir juntos a por provisiones, Brumbär que se dirigia a la puerta a esperaros, decide unirse a vosotros al ver que compartís camino.

El día justo empieza y ya podéis oler el dulce olor del pan recién hecho. Los tenderos están montado sus escaparates de forma llamativa y alguno ya está anunciando sus productos. En pocos minutos la calle del mercado, antes desierta, empieza a llenarse de gente que viene a hacer sus compras.

Veis puestos de comida, de utensilios de cocina, armeros, incluso algun alquimista vendiendo sus pociones. 

Si os dedicáis a comprar y conseguís todo o la mayoría de cosas que os proponéis sin regatear demasiado, parece que venir a primera hora tiene sus ventajas al fin y al cabo.

Tras unos largos minutos comprando, lo que parece ser un mendigo viene hacia vosotros, parece débil y en cuanto vé a Nótt la reconoce por su simbolo, siempre visible, como una clériga de Selune y se acerca casi arrastras hasta quedarse a escasos centimetros de la sacerdotisa y agarrándola de su túnica.

- Piedad buena hermana, una bendición para éste pobre desgraciado - Dice con una voz ronca y casi rota.

Pese a ser temprano... el mercado es un lugar animado; los compradores madrugadores van a la caza de buenos precios, tal vez por pillar a los vendedores somnolientos...

... en esas trivialidades ando pensando, cuando un mendigo se acerca a la clérigo de Selune, pidiendo piedad y bendición... que raro... lo normal e que pidiera unas monedas...

Observo de cerca, con rostro severo, algo tenso, pues...

-Ojo con las manos

... es lo único que murmuro, mientras no le pierdo detalle, que esta ciudad tiene sus peligros...

Sharamy miró a su interlocutor como si estuviera sopesando si matarlo o no. Y eso era lo que estaba haciendo en verdad.