Partida Rol por web

Todos respiráis aliviados, con el gigante huyendo por su vida, por fin se hace el silencio y los temblores provocados por las grandes zancadas dejan de oírse en la lejanía. Probablemente, ese pobre desgraciado no vuelva a ver la luz del sol debido a sus heridas, y haya lo que haya ahí fuera no ha vuelto a dar más señales de vida. 

Sea cómo fuere y tanto si recogéis el campamento, comentáis la jugada o queréis volvéis a dormir, la primera luz empieza a asomarse y la oscuridad va perdiendo fuerza. Parece que todo el incidente ha pasado mas bien tras toda la noche de descanso así que no tendréis problemas en seguir por el camino durante el día.

Durante el segundo día de marcha sigue el buen tiempo, el camino es amable, y os encontráis todavía menos gente que el dia anterior, pero otra vez ni rastro de civilización. Durante la jornada os encontráis un cartel en un cruce de caminos que marca varias direcciones. Una de ellas es "Piedra Nocturna" y señala al Norte, otro señala al oeste "Aguasprofundas", y el otro señala el sur "Vado de la daga". El camino que marca piedra nocturna os obliga  dejar la carretera principal, y el camino es mucho mas estrecho, con hierbas, piedras y agujeros. Está claramente menos cuidado que el que habéis ido pisando hasta ahora, pero no parece que haya bosque cerca y tenéis buena visibilidad.

Unas horas más tarde un río que fluye en dirección contraria a la vuestra parece unirse junto al camino. El agua parece clara y limpia. Puede ser una buena ocasión para rellenar vuestros ordes de agua limpia.

Otro dia sin incidentes termina y llega el ocaso pero esta vez no tenéis ningún bosque cerca que os proteja, pero al lado del camino hay muchas millas de prado abierto listo para que podáis acampar tranquilamente sin temor a que ninguna criatura os sorprenda escondida, pues no hay donde esconderse.

Darnys sabe que Piedra Nocturna está ya bastante cerca y las noches son cortas en esta época del año. Montáis un último campamento u os quedan fuerzas para llegar a Piedra Nocturna a tiempo para ver salir el sol?

Habían sido unas horas muy extrañas.

Primero, tras ver como el gigante huía por donde había venido, tras aquel momento "extraño" con Nótt entre los arbustos, el bardo tuvo que salir y explicarle a todo el mundo que no había ningún dragón. Especialmente al enano, que debía estar tan aterrorizado que fingía que no había oído absolutamente nada. Por suerte habían evitado un combate sin perder los víveres, así que suponía que nadie iba a tomárselo especialmente mal.

Aunque claro, estaba Nótt. Notaba su mirada en el cogote, como todo se le erizaba como si fuese un gato ante el peligro. Ahora el que tenía que enfrentarse al "dragón" sería él.

Así había pasado las últimas horas: aterrorizado. Para distraerse había intentando hablar con el mago, que debía sentirse tan ridículo como él pero sin saberlo. Un poco de vergüenza ajena común siempre refuerza los lazos del grupo.

Por suerte, parecía que el destino estaba más cerca. "Vado de daga" quedaba atrás, el lugar que acababa de ser arrasado por los gigantes. Donde no tenía ninguna gana de ir. Por suerte "Piedra nocturna" no estaba muy lejos. "Pues vaya con los aldeanos de antes, no sabían ni cual era el pueblo de al lado" ríe para si.

Cuando la noche cayó sobre ellos, y Darnys les informó de que estaban bastante cerca, Ed, intentando no mirar a nadie mientras hablaba y en especial a la sacerdotisa asesina, comentó.

- Uhm... - pronunció primero -. Quizaaas... ¿Podemos seguir? Yo estoy bien, y viajar de noche es más fresquito. ¿Res? - se volvió hacia el mago con una sonrisa -. ¿Estás cansado, o puedes aguantar?

Nótt se sentía engañada.

Engañada, estafada, ridícula, humillada y sobre todo muy, pero que muy enfadada. Tardó en que sus piernas dejaran de temblarle con la presencia ilusoria del dragón, mandando a Edirian a una muerte segura con tal de salvarle y pareciendo que, por una vez, el bardo correspondía a su súplica. Pero no, todo había sido una vil artimaña ¿para qué? ¿Meterse con ella? ¿Aprovechar que estaba “indefensa” y despistada para meter mano? La sacerdotisa estaba henchida de pura rabia con el rostro encendido. Si ya de por sí era una persona silenciosa ahora parecía un fantasma al acecho, casi ni se escuchaba su respiración o sus pasos, aunque a su alrededor destilara tal ambiente de guerra que perfectamente podría ser súbdita de Tempus.

Caminaba lentamente regazada del resto. No quería hablar con nadie, tampoco que se le acercaran, y mucho menos que Ed intentara cualquier tipo de contacto. Es más, cada vez que el bardo se giraba aunque fuera para mirarla disimuladamente, podía ver unos ojos draconianos* asomando bajo la visera de su capucha, una transformación temporal que se había puesto a sí misma de forma inconsciente.

Cuando llegó la noche saltó la duda de si acampar o seguir el camino. Fue Ed quien abrió el diálogo y Nótt suplicó en voz baja a Selune que le cosieran la boca con pequeñas agujas y le estamparan su laúd en la cabeza. Tenía que haber terminado lo que empecé cuando tuve la oportunidad.- Aunque la pregunta no fuera para ella ni nadie le preguntara sobre qué quería hacer, siguió caminando al frente dando a entender que quería continuar ya que tenía clarísimo que si levantaban el campamento y le tocaba la primera guardia, estrangularía al bardo con sus propias manos mientras dormía.

Horas de buena caminata, agudizan la mente, pues te permiten pensar...

...Pero aún sigo embotado... o sea... ¿que hubo una ilusión de un dragón para provocar la huída del gigante? ¿entendí bien? Maldita sea... tantos golpes en la cabeza, hacen que a veces no oiga una mierda, y no pude disfrutar de la ilusión... porque... es raro verlos, así que una ilusión de uno, es lo más parecido a sentir lo que se supone que se debe sentir ante una de esas fabulosas bestias... El bardo finalmente convenció de ello, y yo a mi vez tuve que convencerle de que, en serio, no oí ni un zuruño, pues estaba concentrado en el gigante...

Siguiendo pensando en esos temas, y en el ya perdido barril de cerveza, que por lo menos ya ha dejado de causar que tenga que andar vaciando la vegiga cada poco tiempo, se nos hace de noche... y henos aquí ante otra disyuntiva... seguir pateando el camino y llegar de noche, o hacer campamento y roncar como es debido... siempre y cuando no pase de nuevo otro gigante cerca...

-Si queréis mi opinión, seguiría adelante; unas pocas horas de camino más no harán que se nos caigan las piernas. Si teméis andar en la oscuridad, algunos vemos muy bien de noche. Y... Si hubiese más gigantes dando vueltas por ahí, no sería un problema evitarlos, porque nos pillarían a todos en guardia.

Miro a los demás, a ver que opinan; si alguien tiene una buena razón para descanar, será menester quedarse, pero... ganar horas, en una misión como esta, puede ser importante.

Darnys alzó una ceja y tensó los labios mientras escuchaba hablar a sus compañeros. ¿Viajar de noche? Nadie en su sano juicio viajaba de noche. Nadie que quisiera llegar a su destino sin complicaciones y conservando la vida. A caso ignoraban el porque la gente acampaba durante las noches.

-Yo no caminaría de noche. Los miró uno por uno como retandolos a contestarle. -Sin embargo seguiré lo que digáis lo que diga la mayoría.

Se encogió ligeramente de hombros y cerró la boca sin proferir ninguna palabra más. Al fin y al cabo podría hacer toda una disertación sobre todos los peligros del viaje nocturno pero ¿Quien escuchaba en estos tiempos a los viejos? Además todo parecía haberse trastocado. Gigante por ahí, dragones ilusorios.

Aunque si lo pensabas fríamente estaba más preocupada ahora que sabía que el dragón había sido todo un montaje. Eso volvía a abrir la pregunta de quien había herido tan gravemente a un gigante. Tiempos extraños para gente extraña suponía.

-No- respondió Reshi
-Quizás pueda alargarme una hora o dos, pero no soportaré este ritmo toda la noche.

Las piernas le ardían, y a decir verdad el mago no quería seguir, aún si pudiera.
Además, si acampaban podía lanzar su último hechizo protector sin preocuparse, porque tras descansar habría recuperado sus energías. El primero del día había expirado algo después del mediodía, y se sentía un tanto indefenso sin tener aquel manto protector que lo protegiera de imprevistos.

El mago está cansado, el pobre muchacho no está ascostumbrado a las largas caminatas y puede que se arrepienta de no haber viajado a caballo. Pero ha accedido a andar un poco más, y la sensación generalizada es que el tiempo apremia.

Ya és noche cerrada, afortunadamente la luna llena ilumina el camino, sobretodo para Darnys y para Nótt, que por un momento llega incluso a entrever a su diosa echándole una mano para que vea en la oscuridad e la noche. Reshi parece que casi ande dormido, como un automata, completamente agotado.

El rio hace un rato que se ha desviado ligeramente y está mas lejos aunque aún lo podéis oir, y os indica que váis en buena dirección. Ahora El camino empieza a subir por una colina cuando, en la cima de la misma y en medio del camino podéis ver claramente tres figuras muy corpulentas que parece que os están mirando. Seguidamente una de ellas, que está en medio alza un brazo y podéis ver en ella una gran hacha. 
Son tres orcos, y no parece que estén dispuestos a dejaros marchar.

Sharamy cargó enseguida una flecha en la cuerda de su arco largo y, aprovechando su alcance, tensó la cuerdaa de tripa de vaca hasta su límite. Luego cerró un ojo, arrugó el ceño y contuvo la respiración. Estaban lejos y el tiro no era sencillo. De ahí que se quedara dudando una vez la flecha abandonó su arco y comenzó a volar en trayectoria parabólica hacia la cima de la colina.

A pesar de caminar entre insonoros gruñidos y algún que otro bufido, arrastrando las piernas y empujando de una patada las piedras con las que se cruzaran en el camino imaginándose que estaba golpeando otra cosa, a medida que la noche cubría sus cabezas y la luna iluminaba sus pasos, ese sentimiento de rabia y odio que tenía tan arraigado iba calmándose poco a poco, como si fuera una cría que acababa de darse cuenta frente la atenta mirada de su madre que estaba ante un berrinche tonto sin sentido.

Suspiró alzando el rostro a la luna y dedicándole unos segundos a perderse en la blanca superficie que decoraba el cielo, antes de bajarla sutilmente hacia la coronilla del bardo entrecerrando los ojos en una fina línea. Pero sentía la leve brisa, el correteo de los animales saltando por las ramas, el ulular del búho recién despierto, y que una piedra que pensaba patear parecía más dura que las murallas de Aguasprofundas, haciéndose daño en el dedo chico mientras emitía un breve quejido de dolor. Perdóname Selune, entendí tu mensaje. Cierto o no la joven sacerdotisa tuvo que calmar sus ánimos para proseguir el camino, esta vez evitando cualquier mirada con Edirian con tal de no caer de nuevo en esa espiral de odio. Además, lo quisiera o no le necesitaba vivo.

Subía la colina con pesadez, pasándose una mano por la frente para quitarse unas perlas de sudor a medida que crecía la pendiente, estando también pendiente del mago por si necesitaba ayuda ante el cansancio que ambos mostraban. Por suerte para ellos estaban en la última posición de la fila, así que lo quisieran o no podían hacer pequeños parones para descansar los pies.

Pero no tardó en vislumbrar las figuras de los orcos en la cima cargando contra ellos, quedándose bloqueada unos preciados segundos. ¿Qué hago? ¿Curación? No, no lo necesitan. ¿Ruido? Puede que haya más, es peor. ¿Protección? – Miró a todos los que estaban dispuestos a atacar, adelantándose a ella y dándose cuenta que se demoraba demasiado en elegir.

Costó decidirse, pero finalmente se decantó por mover sus dedos en dirección a uno de los orcos para emitir una llama* e intentar herirla, procurando aportar su pequeño granito de arena en la batalla.

... Orcos...
No se si es buena o mala suerte... el caso es... por un momento pienso... tres orcos; donde hay tres, habrá más. Si hubiésemos acampado... quien sabe si habrían caído sobre nosotros mientras estuviésemos en lo más profundo del sueño. Pero no es momento de conjeturas; están ellos, tres que veamos. Estamos nosotros.. emm... recuento... seis. Si no hay sorpresas, deberíamos dar cuenta de ellos sin problemas.
La luna nos regala su luz, así que podremos luchar todos en condiciones. Por cierto... estamos muy cerca de Piedra Nocturna, y si hay orcos campando a sus anchas.. saco conclusiones no muy felices de ello.

Sea como fuere, los enanos tenemos viejas cuentas pendientes con los orcos, así que... de cuantos enemigos podríamos encontranos, precisamente Tempus me pone a "ellos" delante... Bien... sentirán la ira de mi Señor a través de mi voz y mi brazo, ¡voto a bríos!

-Malditos, sentid la cólera de Tempus, Señor de las Batallas y de los guerreros bravos!! OH Señor! Desata tu Furia sobre esos bastardos que no son dignos de plantar batalla ante nos!!!
(Lanzo Conjuro Rayo Guiado)

... y ahora, lanzada la plegaria, aferro con más fuerza el martillo de guerra en la mano; la herramienta con la que tantos cráneos he devastado... y que esta noche volverá a teñirse con la sangre de mis enemigos, de los que se oponen a la voluntad de Tempus. A continuación, ciño fuerte el escudo.

Con mi voz ronca de cervecero, empiezo a entonar un himno a Tempus, a la vez que empiezo a dar los primeros pasos hacia los pieles verdes; no temo a la muerte, pues moriré con el nombre de mi Dios en los labios...  

...oh, si... estoy en éxtasis...

Ed está distraído. Nervioso. No por seguir avanzando de noche... Que pese a las quejas del mago, ha acabado ocurriendo. Quizás él entienda que los humanos se quejen, pero avanzar de noche es tan peligroso como montar campamento. Uno al final está expuesto en ambos casos, y moviéndose con cuidado y en silencio es menos llamativo que tirado junto a una hoguera.

Al menos cuando camina solo.

Pero ahora no está solo. Está con un enano que decide que llevar barriles de cerveza y abrazarse a ellos como si fueran un peluche es una decisión sabia. Con un demonio alado que a la primera de cambio se largará dejándoles tirados. Con un chaval quejica y patoso, que debería haberse quedado en Aguasprofundas leyendo libros. Con una veterana, que presupone que porque ha vivido mucho sabe más que él. Que él, que lleva desde que era un chaval en los caminos.

Y sobre todo está con los ojos de dragón acechando en la nuca, fustigándole por su error. Quiere pararse, explicarle que no pretendía engañarla, que fue todo un error. Que estaba pensando en sus cosas, pensando en la Melodía, en sus dudas, en el gigante, que ella ... Pero no merece la pena. Su ira se apagará en algún momento, quiere suponer. Con suerte. Eso espera, porque el truquito que está usando para parecer un monstruo desagradable debe ser cansado, que lo lleva puesto medio viaje.

Y es en estos pensamientos y algunos otros, como una nueva canción que bailotea por los rincones más deshabitados de su cerebro, cuando las tres figuras aparecen en el horizonte. Ed no les da mucha importancia, quizás por estar nervioso, y distraído. Hasta que los ve con claridad.

Orcos. 

Edirian evita el combate siempre que se puede, pero recuerda su primer encuentro con orcos. Viajaba en una caravana con un pequeño grupo circense, tocando música para los niños del grupo, cuando se oyeron gritos. Gritos desesperados. Y al bajarse, los vio. De pie junto a un hombre decapitado, sujetando un hacha ensangrentada y...

¿Y no recuerda más? Que raro. Recuerda como si su espada vibrase, y cierta sensación en sus manos. Sangre. Una poca suya, que cerró con unas palabras mágicas, y bastante ajena. Y...

"Céntrate" piensa. Esta vez no podrán huir. Con tranquilidad, se echa la capa a un lado, desenvaina su púa y apunta con su filo hacia los enemigos.

- Nótt, quédate atrás - dice, sin volverse hacia la sacerdotisa, antes de susurrar mientras comienza a avanzar, primero unos pasos, cada vez rápidos, cogiendo velocidad, haciendo un molinete con su arma mientras afianza la guarda-. Tymora, guía mis pasos, Milil, protege mi espalda, Sune, preserva mi rostro, y Tempus...

No soportaba a Tempus. Caos, destrucción, guerra, todo lo que el dios representaba le resultaba aborrecible. Pero a cada uno lo que es lo suyo.

- Guía mi espada - termina su susurro justo al llegar a la carrera ante los orcos.

Pero no está centrado. Está preocupado de las miradas en su espalda, de sus dudas en los arbustos, de los recuerdos perdidos y... Su estocada no es precisa, y cuando no encuentra objetivo, se coloca en guardia, preparado para evadir como pueda a sus enormes

Darnys dejó ir un bufido y sacó su espadón. Si por ella fuera habría preferido no desenvainarlo durante todo el trayecto hacía Aguasprofundas. Sin embargo ahí estaba, sacandolo por segunda vez. Primer un gigante y ahora orcos. Si, sin ningún lugar a dudas el mundo ya no lo era lo que ella recordaba. Se había ido a la mierda completamente.

Sin esperar a sus compañeros y sin proferir ningún ruido más que una pequeña queja al empezar levantar el mandoble corrió sin pensárselo dos veces hacia el orco que tenía más cerca. Al fin y al cabo ya se decía: quien golpea primero. golpea dos veces.

Al encontrarse frente al orco levantó la pesada arma y le golpeó fuertemente en el pecho. Solo esperaba no tener que repetir la maniobra otra vez y que el orco se diera por vencido.

A pesar de la situación una pequeña sonrisa afloró en su rostro. El enano gritando, el bardo haciendo cosas de bardo, magia y flechas revoloteando. Aquello la devolvía a tiempos mejores. Aunque odiaba reconocerlo, nunca se había sentido más viva.

Los temores de Reshi se cumplieron ¡peligros y él sin las barreras mágicas levantadas!

Sus compañeros ya estaban enzarsados en combate, asique decidió sacrificar su defensa y con unos gestos rápidos preparó otro conjuro.
Tres proyectiles de color azul brillante surcaron el aire nocturno, revoloteando veloces y precisos.
Los primeros dos se dirigieron al orco frente a la guerrera, mientras que el tercero impactó al que encaraba el clérigo.

La vieja Darnys, ante la sorpresa de todos es la primera en reaccionar pese a su edad. Con una carrera se planta delante de un orco que va un poco más avanzado que el resto y le asesta un tremendo tajo en el pecho con su mandoble. Mientras tanto otro orco que venía detrás dispuesto a saltar encima de Darnys es fulminado con el rayo invocado por Tempus a través de su fiel Brummbär, el orco cae con la carne abrasada al suelo sin poder entrar en acción. Mientras el rayo quema al orco, una flecha, disparada por Sharamy, pasa silbando por su lado impactando al orco que va más rezagado y clavándose en su pierna izquierda el orco suelta un gruñido de dolor, pero no se da por vencido.

El orco que había sido atacado por Darnys sin inmutarse por la fulimnante muerte de su compañero justo detrás suyo, levanta su hacha y se dispone a devolverle el golpe a la veterana guerrera. Con un rápido movimiento, su hacha a dos manos impacta en la armadura de la guerrera dejandola bastante magullada pero sin heridas graves. Reshi al ver a su compañera mientras es herida concentra energía mágica y lanza dos proyectiles mágicos contra su enemigo y logra derribarlo y con otro orco muerto lanza un tercero al orco que estaba más lejos a que estaba punto para lanzar una jabalina. 

El bardo que se había lanzado a por el orco restante, falla por completo su estoque ante la sorprendente agilidad del orco, aún y herido. El orco aprovechando el movimiento que utiliza para esquivar a Edirian evita también la llama que le había lanzado Nótt desde la lejanía. El orco, con la mirada fija en Sharamy, que le ha clavado la flecha, lanza su jabalína contra ella y puede que, confiada por la lejanía o la confusión entre tanto movimiento, no la vé venir, la jabalina le impacta de forma brutal, desgarrando su armadura de cuero y tirándola al suelo, dejándola bastante magullada y con algún que otro corte debido al terreno.

El orco que está ahora sólo, lejos de huir, avanza cojeando hacia vosotros y con su hacha en la mano

Darnys escupió al suelo. El maldito orco le había dado bastante bien. Tanto que durante unos angustiosos segundos había perdido por completo la respiración. Pero tampoco era lo peor que le habían echado nunca encima. Ni de lejos. Si aquel apestoso ser quería derribarla ya podía estar esforzándose más.

La sonrisa se había instalado en el rostro de Darnys. Aquello contrastaba con su apariencia seria fuera del combate. Sin duda estaba disfrutando aquello con todo su ser. Había nacido para aquello. No se arrepentía de haber abandonado aquella vida, al fin y al cabo también le había dado muchas alegrías, pero era allí donde se sentía completamente ella.

Un escalofrío le recorrió la espalda cuando sus compañeros derribaron al otro orco. Aquello era otra cosa que había añorado completamente. El luchar acompañada. El saber que otros están allí para donde una no llegaba.

Lanzó un corte horizontal de su mandoble hacia la cadera de aquel orco. Sin embargo no consiguió su propósito, notando un pinchazo en las costillas que le hizo lanzar sin fuerza el golpe. El golpe anterior seguramente la había fracturado algo interno pero no era momento para mirarlo ahora. Debía confiar en que sus compañeros rematarían la faena.

Sharamay, viendo que sólo queda un orco vivo, dió un paso atrás, cargó su arco y disparó pero sus heridas la desestabilizaron y su flecha salió desviada.

Nótt se mantenía en la retaguardia observando con minuciosidad todo lo que pasaba. Había visto las heridas que le ocasionaron a Darnys, quien pareció aguantar con aplomo cada golpe en la armadura mientras veía el oscuro trazo de la sangre descender por su costado. ¿Necesitaría que corriera en su dirección para recitar unas palabras y concederle una rápida sanación? No es necesario, está bien.- La sacerdotisa parecía rehusarse a curar en esos momentos, posiblemente comprobando que cada vez quedaban menos enemigos y gastar energías en conjuros era perder el tiempo.

La siguiente en caer fue Sharamy, quien también mantuvo la compostura llegando a la misma conclusión que con Darnys. Si puede luchar, está viva.- Sólo quedaba un orco, uno contra seis personas armadas y con los conjuros preparados.

Pensó en cargar su ballesta, pero con la suerte que estaba teniendo posiblemente acabaría apuntando en otra dirección y no sería tan accidental como pensaba, así que prefirió repetir el truco anterior, esperando que en esta ocasión surtiera efecto.

Mi Señor oyó mi plegaria, y descargó su furia contra el orco... ¡Alabado sea su Nombre! , y me siento honrado por haber sido regalado con su atención.

Mientras sigo avanzando, en un estado de calma total, entonando cánticos a la Gloria de Tempus, soy consciente de lo que acontece a mi alrededor; observo que la mayoría han actuado eficazmente, con incluso el favor de Selune, alabado sea también su nombre. Por contra, los orcos también han hecho honor a la fama de fiereza de su raza, y no se han amedrentado por su inferioridad numérica, e incluso han derramado sangre de los nuestros. Aparentemente no son heridas serias, y tiempo tendremos para poder auxiliarles, pero ahora... ahora procede eliminar al saco de pulgas que queda en pié.

Avanzo a por él, presto a descargar la cólera de Tempus, invocando su nombre a la par que lanzo el martillazo hacia el orco...

... Está más preocupado por la espada de Darnys que por mí... craso error el suyo. Subo brazo, bajo brazo, casco cráneo, orco muerto. El guerrero enemigo cae como un saco de patatas, inerte, en un charco de sangre reciente. Todo ha terminado. Ha sido rápido. Lanzo un suspiro, e internamente agradezco a Tempus por seguir vivo otro día, y por que nadie de los nuestros haya muerto en este enfrentamiento.

-Bien, ahora, veamos vuestras heridas...

Reshi se predisponía a lanzar una zaeta de fuego hacia el último orco, pero cuando sus gestos ya tomaban embión el enano se interpuso y el tiefling debió alterar a último momento la trayectoria del conjuro. Conectó con su objetivo, pero apenas si le hizo nada. Por suerte el golpe propinado por el clérigo se encargó del problema