Partida Rol por web

Beth ve a un lobo coger al gnomo y se gira hacia él, y cargando su bastón con luz de nuevo le grita al mago mientras de nuevo desata un rayo de luz hacia el lobo:

"¡Zook, no! ¡Suéltalo bestia horrible!"

La descarga impacta sobre el costado del animal con un choque de luz y una poderosa fuerza le impacta, casi como un golpe invisible que cruje varias costillas desde el interior y, con algo de suerte, obliga al lobo a soltar al gnomo.

En ese momento, Elizabeth empieza a manipular la luz que ha golpeado al lobo con sus manos y la condensa en un brillante orbe que dirige hacia el gnomo y le cubre por unos instantes con una luz curativa que restaura poco a poco la herida que le ha hecho el lobo, aliviando el dolor.

"¡Rolan, alguien, hay que parar a las mulas! ¡Los lobos se llevarán a Zook!"

"¡Rolan, alguien, hay que parar a las mulas! ¡Los lobos se llevarán a Zook!"

ESPERA BETH..TENGO ALGO ENTRE MANOS.  Apreté los dientes mientras la enorme bestia machacaba mi brazo.  La cota de malla había impedido que sus afilados colmillos me lo cortaran, pero no tenía claro si podría volver a usarlo. 

El animal tironeó salvaje, quería sacarme del carro y rematarme en el suelo.   No le dejé.  Apoyé la pierna contraria a mi arma en el borde del carromato...y tiré de la bestia, obligándola a ponerse a dos patas mientras el carromato avanzaba.

Golpeé entonces.  El aire rielaba alrededor de mi brazo y la hoja de mi espada y el impacto sobre la carne del inmenso lobo sacudió su cuerpo por completo con una fuerza que un simple humano, sin ayuda, podría llegar a alcanzar.  

El lobo se dejó caer, aunque sólo era un breve respiro, la bestias eran tremendamente rápidas.   Debía detener las mulas, si derribaban a Zook no podriamos rescatarlo. pero no podía descuidarme por completo.

Eché un vistazo a los lobos y sus trayectorias...y decidí ponerme a desatar las mulas. Una primero y la otra despues, para evitar frenar en seco y salir volando.*  

Zook se defendio como pudo, pero por desgracia la bestia era demasiado poderosa para el ...pero en el ultimo aliento su pie se engancho en una cuerda del carro evitandose caer ... ... y al comprender que la batalla iba a ser dura, se lanzo sobre el armadura de mago... primero tenia que estar vivo ...

- CHICOOOOOSSSSS esto va muy malllllllllll, no quiero ir a ver a mi primo dentro del lobooo, AAAAAAA -

Zook grita mientras consigue recomponerse de todo aquello ... y se lanza un conjuro de defensa sobre el ... queria atacar, pero el ultimo ataque habia tenido un efecto nefasto en su salud y su hermosa tunica ...

- he conseguido mantenerme en el carro chicos, gracias por la preocupacion.... peor no podemos parar de ninguna manera, sino moriremos seguro ... - digo mirando a Elizabeth , al otar como mis heridas se cerrraban un poco.

A lo lejos, los aullidos de los lobos dejan claro que la manada no se reduce a estos 7 lobos y si quisieran ya habrían acabado con vosotros, lo tenéis muy claro. Recordáis las palabras de ese hombre misterioso, que os avisó de que el Bosque Svalich era un lugar peligroso.

Una figura... o más bien una sombra poco definida y oscura aparece de la nada entre la niebla, delante del carro y la atravesáis como si no fuera más que un cúmulo de niebla. En el mismo momento que aparece esa sombra los lobos aminoran la marcha echando las orejas para atrás y soltando algún gemido de queja y se adentran velozmente en el bosque. Los aullidos cesan y el silencio ocupa otra vez el espacio que la niebla deja a vuestro alrededor y el bosque se acaba abruptamente para dejar paso a lo que podría ser una valle y está cubierto por un manto de niebla como nunca habíais visto antes. A lo lejos se escucha el sonido lejano de un río.

Pasan los minutos y los lobos no vuelven a dar señales de vida. Empieza a llover, es una llovizna fina. De esas que normalmente sería agradable, pero la niebla y la escasa luz del sol que logra penetrar crean un ambiente deprimente y enrarecido que os va calando poco a poco.

Elizabeth se gira preocupada hacia sus compañeros mientras el carro sigue trastabillando a través del camino. Una mirada de preocupación invade su cara ante la extraña situación que acaban de vivir.

"¿Qué demonios ha sido eso? ¡Esos lobos eran enormes, podrían habernos matado! ¿Alguien está herido? ¿Necesitáis curación?"

Luego de una larga persecución, en la que el peligro de caer del carro y ser devorados aumentaba exponencialmente, los lobos percibieron algo y prefirieron huir. ¿Qué podría ser tan peligroso que una enorme manada de lobos gigantes prefería dar media vuelta? Esperaba no tener que averiguarlo. De todos modos, una flecha continuaba preparada, lista para volar rauda y sembrar muerte allí donde sea necesario.

-Incluso los grandes depredadores sienten miedo de algo peor que ellos- dijo poniéndose la capucha de su capa cuando la lluvia comenzó. La lluvia era buena, limpiaba la sangre y aliviaba el cansancio, le daba tranquilidad. Pero ahora le parecía tan deprimente como todo lo demás. Comprobó a los heridos, aunque aún le faltaba los suyo para ser realmente de ayuda… no confiaba del todo en sus medicamentos. Eso le recordó algo-. ¡¿Por qué te bajaste del carro?!- le dijo a Hawke cuando estuvo a su lado, matizando su malestar con un golpe detrás de la nuca del monje-. Creí que te comerían- sabía bien que el luchador era sumamente diestro, le vio pelear muchas veces, pero ser un poquito más precavido no le vendría mal.

Casandra, si quitabas eso de cazar monstruos y demás, era una joven algo tímida y prefería callar gran parte de lo que pensaba. A menos que fuera para salvar a sus amigos o gente inocente. Luego de esa reprimenda, se caló bien la capucha y buscó algún punto reconocible a través de la niebla. Seguramente costaría encontrar el camino hacia su destino sin alguna referencia.

—¡Estúpidos lobos! —grito Dutrih cuando ya no quedaba rastro alguno de las criaturas. No sabía qué los había espantado, pero sin duda no era nada bueno. Si esas criaturas huían de eso, era por algo.

Pero ya habría tiempo de preocuparse de eso. Ahora había que atender al gnomo, que había recibido un buen castigo por parte de los lobos. Aunque el paladín también estaba herido, este era bastante más resistente que el mago. ¡Seguramente fuese más resistente que sus estúpidas mulas!

—Muy bien, veamos qué os han hecho esas bestias. Seguro que Moradin puede solucionar cualquier cosa que esos perros venidos a más os hayan hecho. ¡Pero solo si vuestra fe en el es lo suficientemente ferrea!

Zook, casi no pudo ver nada de la niebla, solo podia ver como los lobos se paraban y se alejaban ...

- Increible ... nos dejan en paz que habra pasado ... Drutih, te has tirado un peo? seguro que ha sido eso, la ultima vez que tuve la mala suerte de olerlo siempre pense, seguro que es capaz de ahuyentar una jauria de lobos monstruosos y mira, que casualidad ...- 

Zook intentaba recuperarse de la situacion, estaba todo ensangrentado pero aun tenia una amplia sonrisa en su cara mientras que se recuperaba se tapaba la nariz creyendo que las flatulencias del enano podia tener el poder suficiente de acabar con esas criaturas.
 

- Sigue a la ciduad necesitamos un lugar seguro antes de que esos lobos dejen de oler las pestilencias de las cavernas JAJAJAJA, y yo estoy echo una meirda, pero nada peor que cuando mi primo y yo fuimos colgados por la falsa acusacion de quemar el granero de Gridior el Quejica ...-

Hawke se encogió de hombros ante la reprimenda.

—Quien piensa dos veces no actúa ninguna. Además, desde arriba del carro no es que pudiera realmente hacer mucho, y si hacía falta, podía volver a subirme— Hawke ofrece una sonrisa divertida, y de orgullo, señalandose el pecho con el pulgar— ¡Y estoy perfecto! Lo único que me duele es el pie con el que pateé la raiz que me hizo trastabillar—volteando hacia sus compañeros agrega— ustedes por otro lado... no tenían mucho espacio para esquivar.

—Pero bueno, a lo hecho, pecho. Podemos esperar a que vuelvan los lobos y comprobar si soy un luchador tan excepcional como para llevarme por delante la jauría entera, o podemos seguir avanzando hasta encontrar un lugar donde dormir—Hawke lanzó una mirada hacia la niebla que tapaba el camino y luego hacia el cielo, que dejaba caer una fina cortina de agua fría— Puedo darme cuenta de que lo segundo es mejor idea. Podré trompear lobos toda la vida, pero todavía no aprendo quitar resfríos a puñetazos.

Los lobos se retiraron súbitamente.  Aunque habían perdido a uno de la manada, no habían sufrido un castigo que justificara el retirarse.  Las mulas siguieron corriendo unos metros más, para parar casi de golpe, agotadas.  
Rolan respiró aliviado.  Incluso si había algún ser malvado implicado en su salvación, incluso si éste sólo quería jugar con ellos,  la realidad era que todos vivirían para luchar otra vez.  

Se miró el brazo herido, le dolía horrores y estaba totalmente amoratado, pero no dijo nada a sus compañeros ni recurrió a sus incipientes dones.  Quizás era prudente reservarlos para un peor momento.

Zook, pequeño malhablado -Rolan reía, estaba contento de no haber perdido al gnomo- Los lobos se han retirado tras pegarte un bocao ¿Qué te dice eso?

Miro a Casandra y a Hawke, también sonriendo. La discreta cazadora siempre se preocupaba por los suyos...y, aunque tenía razón esta vez, Hawke no podía actuar de otra forma.  Era esa estupida auto confianza lo que le hacía verdaderamente peligroso.

Estupida lluvia! -Rolan imitó el tono de voz de Drutih. Sonrió a Beth, la hechicera siempre sufría demasiado y le costaba relajarse.  
Las mulas están rendidas. Esperaremos unos minutos y seguiremos.  
 

Beth se relajó un poco ante las palabras de Rolan. El fornido paladín tenía algo que siempre conseguía dejarla desarmada... Era extraño que tuviese un aura así de tranquilizadora pero lo cierto era que lo agradecía, y mucho. Confiaba en todos con su vida, pero eran Rolan y Drutih quienes la llenaban de seguridad para perseverar.

Tapándose como podía con su túnica de la lluvia, se relajó con el resto mientras se recuperaban del susto de los lobos, observando al grupo en silencio. Sonriéndose a si misma por el aprecio que había llegado a tener ante sus peculiares y entrañables compañeros de aventura, Beth notó cómo su guardia se iba relajando poco a poco y la sensación de alerta pasaba, pero no la inquietud que le transmitía este extraño lugar.

"Lo cierto es que no estaría de más parar y recuperarnos, sobretodo para las pobres mulas. Pero no estoy segura de que este sea un buen lugar para hacerlo. Ya nos han atacado una vez en campo abierto, así que opino que sería mejor descansar si llegamos a algún sitio civilizado, o si Casandra puede encontrar algún lugar más seguro donde podamos coger el aliento de nuevo."

Tenía ganas de darle otro golpe detrás de la cabeza, pero decidió que le sería más fácil convencer a Dru de abrazar cariñosamente a Zook.

-No hace falta pensar dos veces, solo una y ser la correcta- le dijo negando con la cabeza, alejándose de ahí y agachándose sobre el incipiente lodo. Alejarse del camino podría ser mortal, ese bosque no era normal para nada, la niebla dificultaba ver a lo lejos y quien sabe que otros peligros acechaban-. Los lobos que vimos no eran todos, oí más aullidos a lo lejos- si una manada como aquella les dejó así, una más grande seria mortal para todos-. Hay un rio en esa dirección- dijo señalando un punto sobre el valle más adelante*-. Creo que podemos descansar ahí…

Un rio siempre era una buena noticia, solo había que seguirlo para llegar indefinidamente hasta alguna población. También era una excelente forma de encontrar huellas de los animales de los alrededores, saber cuáles eran peligrosos y cuales comestibles, incluso se podría usar de defensa natural… siempre que no saliera nada de sus profundidades a querer comerte. La naturaleza era así, sobrevivir y evitar que te devoren.

—¡Y eso es lo que he hecho!— responde Hawke con indignación teatral, convencido de que luchar mano a mano con los lobos no podía ser una mala opción.

—El río o la carretera me dan igual, pero prefiero que sigamos moviéndonos. Si algo los ha asustado, está cerca, y si el que los ha asustado fui yo, han ido a buscar refuerzos. En cualquier caso, se me hace que si esperamos algo se nos va a echar encima.

Avanzáis entre la niebla y la lluvia que sigue cayendo, que una vez dejáis el camino se vuelve tan densa que os hace casi imposible distinguir más allá de 2 metros alrededor vuestro, los que váis detrás de la carreta ni siquiera llegáis a ver a las Mulas. Parece como si la niebla quisiera que siguierais la carretera y os impidiera el paso campo a través pero sigue sin haber ni rastro de los lobos para vuestra fortuna

Sin embargo unos minutos después llegáis a un punto donde la niebla parece perder fuerza y de pronto, como saliendo de detrás de una tupida cortina podéis ver la orilla del acaudalado río muy claramente. Este río fluye tan claro como un cielo azul de invierno a través del valle. Sus aguas parecen puras e incluso parece haber peces nadando felizmente. La niebla sigue bloqueando la luz del sol y el ambiente sigue siendo desolador, pero os dais cuenta de que no parece que la niebla se acerque al río aliviando esa fatiga que os entró de repente tras cruzar las puertas de piedra.

Dado el "buen" ambiente (todo lo bueno que se podría esperar de un sitio así por lo visto) descansáis brevemente reponiendo ligeramente vuestras fuerzas y permitiendo un merecido descanso a unas mulas que de bien seguro os han salvado la vida.

Tras el descanso retomáis la marcha y Cassandra sabiamente habia decidido guiar al grupo a través del cauce del rio que discurre de este a oeste hasta que pasada una hora llegáis hasta un puente y el camino os encuentra de nuevo, obligandoos a volver a adentraros en esa maldita niebla. Un cartel de madera muy maltrecho y podrido señala en dos direcciones. Al este "Villa de Barovia" y hacia el oeste parece que hay varios nombres escritos. "Ravenloft", "Vallaki" y "Poza de Tser" están señalando hacia la misma dirección en carteles distintos.

"¡Por fin parece que estamos llegando!" — dijo Beth con tono más animado, el prospecto de poder salir de ese misterioso camino lleno de bruma oscura y la amenaza de los lobos la alegraba — "No debe quedar mucho hasta el pueblo este de Barovia, apresurémonos y pronto tendremos este asunto resuelto."

El enano se alegró al ver el río. Y eso que los de su raza no son muy amigos del agua, pero así al menos podrían descansar tras el encuentro con los lobos.

Tras atender las heridas de los que lo necesitasen junto con Elizabeth* y tomar un más que merecido aliento junto al lecho del río, retomaron la marcha. Esperaba no encontrarse de nuevo con esos estúpidos lobos.

La marcha, de nuevo, se encontraba acompañada de esa afixiante niebla. No obstante, esta vez no le pillaba por sorpresa. Era un duro enano, y había estado años frente a forjas, incensarios y festines que harían palidecer a un ogro. Un poco de nieba no iba a amargarle lo que quedaba de día.

Cuando se pararon frente a la encrucijada, el enano anunció—. Sigamos ese cartel que dice llegar a Barovia. Cuanto antes lleguemos, mejor. Tengo ganas de comer algo caliente... ¡Así que arrea a esas estúpidas mulas, Rolan!

La fatiga regresó a Beth en cuanto pusieron los pies en el camino de nuevo... Esa niebla tenía algo extraño que la hacía sentirse muy cansada. Decidió permanecer en el carro y no moverse mucho mientras pudiera evitarlo, aunque con esos lobos por el camino no tenía muy buenos prospectos.

No obstante, mantuvo el silencio. No parecían estar en peligro ahora mismo y no iba a ser ella quien minase la moral del equipo quejándose de la fatiga... Aún.

Casandra! -Gritó cuando llegamos al río -Cásate conmigo! jajajaj Rolan siempre decia cosas así.  Una vez incluso prometió un beso de tornillo a Zook cuando éste consiguió encender un fuego en condiciones casi imposibles.

Rolan pudo, por fin, dejar con cierta tranquilidad que Beth tratara sus heridas.  Siempre eligía a Beth, no solamente por ser una mujer, si no por que no le llamaba estúpido cada vez que se dejaba herir.  A pesar de este comportamiento, Rolan trataba a Dru como al sabio del grupo, sabedor que tras su habitual chaparrón de improperios, había un portentoso sentido común.

El ánimo del paladín se ensombreció ligeramente al entrar en la niebla de nuevo, aunque no dejó de sonreír, ni de meterse con sus amigos.  
A ver si llegamos a Barovia de una vez.  Vivir rodeados de esta niebla? Pobres gentes. Se reía, intentando que la fatiga no se reflejase en su voz. Aunque eso les evita verte la cara, Hawke, jajaja

Por un momento creyó que se perderían, pues la niebla era tan espesa que uno creería estar ciego. Sin duda aquello era totalmente antinatural y no veía la hora de llegar a destino. Por suerte, quizás guiada por el olor y el sonido, llegaron al fin al rio.

¡Casandra! ¡Cásate conmigo! jajajaj 

-¡¿Qué?!- le había tomado por sorpresa, aun no lograba acostumbrarse del todo a esa forma de ser del paladín. Cuando se dio cuenta que aquello era una broma, luego de unos segundos de estupefacción, simplemente se apretó la capucha soltando un-. Agh, deja de jugar y dale de beber a los animales.

Descansaron y recuperaron fuerzas, sin el agobio de la neblina o los lobos. Pero, llegado el momento, debieron continuar viaje, así que siguieron el rio hasta verse obligados a ingresar otra vez a la niebla, encontrando carteles que indicaban el camino.

-Espero que el pueblo esté mejor que esos carteles- soltó un suspiro, sintiendo que la capa pesaba una tonelada, sobre todo ahora que estaba mojada. Incluso el barro pegado a sus botas parecia empeñado que hacer que cada paso sea mas dicil que le anterior.