Partida Rol por web

—¿Segura que te has precipitado? —gruño Drutih ante la afirmación de la bruja. Mientras tanto, estaba ya recogiendo su martillo y su escudo—. Pues ya es demasiado tarde para ignorar esto. Si hay algún tipo de mal con el que luchar, tendremos que ir a ver qué pasa. ¡Y que Moradin nos proteja!

Tras esto, se bajó del carro, dispuesto a ver qué pasaba en esas casa. Fuese el peligro un monstruo real o unos niños... ¡Algo tendrían que hacer!—. Vamos a ver ese ático con bajada directa al sótano. ¡O podemos ir de la planta principal directamente al sótano! —dijo dirigiéndose a los niños.

—Lo mejor para bloquear un pasillo es un enano, amigo Rolan. Y si la cosa se pone fea... Dejaremos que Zook haga lo que quiera —terminó respondiendo al paladín.

Decidís entrar en la casa y los niños os dicen que os esperarán ahí fuera, que estarán bien.

Una puerta de hierro forjado cuelga en un lado y una cerradura en el otro ocupa en arco de un pórtico de piedra (área 1A). La puerta no está cerrada, y sus oxidados goznes chirrían cuando la puerta se abren. 

Unas lámparas de aceite cuelgan del techo del pórtico sujetas por cadenas, flanqueando un juego de puertas de roble que se abren a un gran vestíbulo (área 1B). Colgando en el muro sur del vestíbulo hay un escudo blasonado con un escudo de armas (un estilizado molino dorado sobre campo rojo), flanqueado por retratos enmarcados que parecen ser de miembros fallecidos de la familia. Unas puertas dobles de caoba con paneles de cristales tintados están abiertas os llevan desde el recibidor hasta el salón principal (área 2A).

La casa parece en silencio y Un amplio salón (área 2A ) recorre toda la anchura de la casa, con una chimenea de mármol negro en un extremo, y una escalera de mármol rojo en el otro. Montada en el muro encima de la chimenea hay una espada larga con un camafeo de un molino dorado en el pomo. Los muros cubiertos de madera están ornamentados con imágenes de hiedras, flores, ninfas y sátiros. Los paneles decorativos siguen la escalera mientras esta gira en círculo hacia arriba hasta llegar al segundo piso. Un armario escobero (área 2B) contiene varias capas que cuelgan de unos ganchos en el muro. Un sombrero de copa descansa en una repisa.

Tanto el suelo como las paredes y el mobiliario parecen bien cuidados y limpios, sin embargo la casa está a oscuras aunque encontráis lamparas de aceite que parecen funcionales e incluso la chimenea parece que se pueda utilizar, de hecho hay troncos de leña bien puestos para que se pueda encender en cualquier momento.

El enano entró a la habitación encabezando la marcha. Todo era muy raro en esta casa, mucho más de lo que eran las casas de los humanos. En esta, en concreto, tenían un problema con un monstruo. ¡Y en lugar de usar la espada que tenían en la pared para acabar con él, seguía ahí colgada!

—Estúpidos humanos de Barovia —musitó Drutih pensando en voz alta mientras observaba la habitación—. Tenemos que buscar la entrada al sótano. ¡Tiene que haber una entrada desde esta planta!

"Después de vos, Maese Barbahelada..." — alcanzó a murmurar Beth, avergonzada por su inconsciencia y deseando que la tierra se la tragase.

Desenvainando su espada y lista para el combate, sigue al enano al interior de la casa. La verja que chirría no augura nada bueno y no tarda en tener una mala sensación al respecto de este lugar. Sin muchas ganas de subir al tercer piso, Beth coincide con el enano. Nadie construye un sótano al que sólo se accede desde la tercera planta. Eso sería estúpido. Bueno, nadie normal, y esta gente no parece precisamente normal.

Aunque no echa en falta la luz, pues sus ojos pueden ver, aunque sea ténuemente, a lo más que se atreve la bruja es a echar un ojo en el armario a ver si encuentra algo de utilidad. Siempre está el típico listo que se olvida cosas en el bolsillo de su abrigo.

No encuentras ninguna entrada al sótano, quizá la niña decía la verdad, solo lo sabréis de una forma.

Pero al observar bien puedes ver cráneos y serpientes entremezclados discretamente en los diseños de los muros de la casa.

—Pero qué... —dijo el clérigo mientras observaba las paredes—. Mirad. ¿De verdad pensáis que estos niños no tienen algo extraño detrás?

Cuando decía esto, el enano señaló con el martillo una de las paredes. A simple vista no parecía más que algo de textura en la pared, pero para el que se fijaba, se podían ver calaveras y serpientes entre los diseños de la pared.

—Es mejor no pensarlo. Arreglemos el mal que acecha en este lugar y salgamos de aquí. Veamos qué hay tras las puertas —sugirió Drutih mientras se dirigía a la puerta que estaba más a la derecha de las escaleras*.

—Estúpidos humanos de Barovia —

—Eh, barbón. Que yo se que te parecemos todos iguales, pero ésta no era difícil. No sé qué eran esos niños, pero humanos seguro que no. Existen los humanos negros, como los elfos y los enanos, pero estos eran casi azules— dijo Hawke recorriendo la sala con la mirada.

—Han dicho que la entrada estaba arriba ¿No? Junto con el bebé. No me importa qué consumió el arquitecto al dibujar los planos, yo voy hacia arriba, que es a donde nos han mandado.

Hawke no se preocupó especialmente por no ser visto, era una escalera después de todo, así que no ofrecía demasiado escondite. Pero con la naturalidad de quien ha tenido que allanar más de una morada, Hawke eligió casi por intuición los tablones más firmes, los que no crujían ni chirriaban con su peso.

—¡Solo faltaría que fuesen elfos! —protestó el enano ante la respuesta del monje. Antes de que pudiese decir mucho más, éste estaba subiendo las escaleras. Así que solo pudo añadir entre dientes—. Tiene razón. Estúpidos humanos de todas partes...

Fue oír que había un bebé solo, allá arriba, en presencia de alguna bestia, que Casandra ya tenía sus cimitarras desenvainadas y listas para cortar. Compartía las dudas de sus compañeros, pero desde un punto de vista más práctico y menos pesimista. Una bestia, suelta en una casa, con la poca luz existente, estaba en su terreno de casa y seria mortal si se descuidaban. Generalmente las bestias salvajes le huían a las grande urbes, pero estando todo tan abandonado y carente de vida, era posible que se arriesgara.

Antes de entrar, decidió volver a su confiable arco, pues teniendo a Drutih, Rolan y Hawke en el frente, apenas lograría hacer algo con sus otras armas. De todos modos, podría usarlas si algo les atacaba por detrás.

El interior de la vivienda era lujoso, nunca había visto mármol o ropa como aquella, todo estaba ordenado y bastante limpio. La exploradora observó el suelo, buscando huellas, lodo, algo que indicara la presencia de un depredador. ¿Habría entrado por el segundo piso? Era una posibilidad. Omitió toda conversación, concentrando sus sentidos en esa casa, pero todo estaba en total silencio. Si algo había atacado a alguien, ahora mismo estaría comiendo.

-Todo muy ordenado para que haya un monstro… o alguna batalla. Quizás apareció en la parte de arriba ingresando por esas habitaciones- el bebé era la prioridad para ella, imaginando que los padres de los niños estarían ya muertos. Solo por si acaso, viendo que Hawke se adelantaba hacia la escalera, ella se acercó a la puerta que estaba justo al lado (3), para asegurarse que allí no hubiera nada. Solo daría un rápido vistazo, no tenía tiempo para mucho más.

Cierro el grupo cuando entran en la casa y bloqueo la puerta para que no se cierre accidentalmente.

¿Cristales tintados? -murmuro cuando cruzamos la puerta doble de caoba hasta el salón principal. Busco la presencia de ventanas en la sala.  Sé que las había fuera...[será eso que hay en la pared exterior de 2A?].  Abro esa, si se puede.

Pero no me entretengo demasiado.  Permanezco alerta simplemente en medio del salón, con el martillo de guerra en una mano y el escudo en la otra, haciéndome visible y dispuesto a ayudar.

Ok pensé que podrían ser ventanas

Comence a entrar con el resto, aquello no me gustaba en mi lado de supervivencia, pero mi lado gnomo e investigador aquello me encantaba.
- Bueno los niños no son raros, son SUPER RAROS, peor bueno ... todo solucionable con alguna pocion alquimica de mi invencion, converti a un compañero de color normal a azul, asi que seguro que podria revertirlo ... supongo ... esto esta muy oscuro ... - me acerco a la chimenea con la madera y con mi magia hago que la madera prenda inmediatamente ... - mucho mejor ahora no?  y ahora que lo pienso ....  Magic Armadure ..... - me lazo armadura de mago inmediatamente - por cierto me voy a quedar detras de ustedes .... maese bebedor, maese papadin ... que esta todo muy chulo pero esto es mu raro, no se escucha nada ni el grito de in niño, tal vez este afonico de gritar o esta dormido ... y el mostruo ... tambien dormido seguro -

Temerosos de ser atacados en cualquier momento subiis con cautela al segundo piso. Todo parece igual de cuidado y limpio que en el piso que habéis dejado atrás. Unas lámparas de aceite sin encender han sido montadas en los muros de este elegante salón. Colgando encima del dintel hay un retrato sobre marco de caoba de la familia: Un padre y una madre con sus dos sonrientes hijos, que podéis reconocer como los niños que estaban afuera pidiendoos ayuda, sin embargo no tienen ese toque azulado en la piel. En los brazos del padre hay un bebé dormido, al cual la madre mira con un gesto de rencor fácilmente distinguible.

Unas armaduras colocadas de pie flanquean unas puertas de madera en los lados este y oeste. Cada armadura aferra una lanza y tiene un yelmo cuya celada tiene el aspecto de la cabeza de un lobo. Las puertas han sido talladas con imágenes de jóvenes bailando.

La escalera de marmol rojo que ibais subiendo, en espiral continúa subiendo hasta el tercer piso, de donde proviene una fría brisa que podéis notar en vuestras carnes.

Todo parecía muy lujoso, no conocía la mitad de los materiales empleados en ese sitio y seguramente allí podrían vivir mucha más personas de las que realmente vivían. Se habría maravillado de todas esas cosas, más que nada por ser algo nuevo, pero tenía los nervios a flor de piel. El constante parloteo de Zook no hacía más que encresparla más, pues había tal silencio que el menor roce en el suelo parecía propagarse por todo el edifico.

Te fijas en las puertas, lo que parecía una escena de unos jóvenes bailando, es en realidad una escena de gente luchando contra varias bandadas de murciélagos. Y lo que era una escena jovial y alegre de repente te parece algo macabro, desagradable y terrorífico.

Los sitios silenciosos eran muy reconocibles, porque lo único que se escuchaba en ellos era a Zook. Éste era uno de ellos. Beth no estaba muy comoda aquí, pero algo comenzaba a intrigarla. La piel azul de los niños era... Extremadamente rara. Beth se planteó cuál era el origen de esta rareza. Magia, estaba claro, pero... ¿qué tipo de magia?