Partida Rol por web

Sabia sin lugar a dudas que Tee no creia en nada de lo que yo si lo hacia. Superticioso era lo mas amable que me habia llamado en nuestras discusiones sobre ese tema, siempre que salia el tema en cuestion lo que ocurria es que discutiamos como becerros durante un buen rato y luego cada uno se iba por ahi a calmarse la cabeza. Con whisky sobretodo, muchisimo whisky para apaciguar a la Diosa Fortuna. Eso y la necesidad que me daba de callarle la boca a besos y mordiscos, pero que nunca antes se habia dado... me preguntaba que ocurriria la proxima vez que discutieramos. Una sonrisa jugetona asomo a mis labios al recordar la ultima vez que salio el tema, deseche el lujurioso recuerdo de como me tranquilice, mientras volvia a observar el terreno de juego de esta extraña excursion subterranea.

Apenas habia dado unos pasos cuando ella contesto, gire el cuello para mirarla con esa sonrisa capaz de volver loca a cualquier mujer. - Exacto... al menos dos, tal y como avance la tarde se iran uniendo las demas. Si vienen todas de golpe, no puedo dedicarles la suficiente atencion. Ademas Shianna me ha hablado de una rubia nueva... - La mire, mire su rostro, mire sus labios los cuales deseaba volver a besar, deseaba hacer mios mientras mis ojos se perdian en sus ojos y sus tatuajes. Me di la vuelta a sabiendas de que si deseaba celebrarlo con alguien era con ella, la deseaba a ella, me daba igual el haren por entero, si podia escucharle aunque solo fuera una vez mas a ella gemir, conmigo en su interior. Oirla gemir una y otra vez... pero ella habia comenzado el juego de los piques y no me quedaria atras, aunque al final del dia la atase a mi cama con fuerza.

Me rei quedamente al escucharla mientras negaba con la cabeza. - Me parece una buena idea, si a eso le sumas darme un buen masaje en la espalda. Que entre disparos, contusions y caidas la tengo echa polvo. - Sabia que era tensar la cuerda, pero queria provocarla, joder te quiero a ti en mi cama pequeña Tee. A ti.

El lugar era un almacen de despojos de todo lo que ningun hombre deberia convertirse nunca, y sin embargo, todo un ejercito vivia aqui abajo. Su perro guardian, bueno , la mole mutante guardian roia huesos de humanos como quien sorbe un puto cocktel en el Moxxys. La ostia, ya no era solo el tamaño del hijoputa, sino todo lo que exudaba. Levante mi arma, viendo como Tee hacia lo mismo ante el olisqueo de la criatura. Los segundos se detuvieron, el tiempo parecia haberse condensado mientras la bestia se dedicaba a verificar que habia cerca pero tras varios movimientos de cuello y otro olisqueo mas fuerte, siguio a lo suyo. El hedor que ambos teniais por culpa de vuestras diversions por el lugar os habia camuflado por ahora, y a esa distancia mas el problema llego cuando viste que la salida, el simbolo que indicaba Parody en los tuneles, estaba algo mas adelante de la posicion de la criatura. Sin duda podriais intentar esquivarlo por entre las tiendas pero justo frente a el, tendriais que andar sin cobertura... quizas distrayendolo...

Mire a Tee, señale las coberturas y el problema mas adelante. Miradola viendo que decidia... aunque pelear no parecia la mejor decision.

El plan de Andriel fue aceptado por todos, incluso Oscar que no hacia mas que mirar su arma miro a Andriel y acepto. Estaba claro que no estaba muy de acuerdo con lo de meterse con su rifle, al fin y al cabo no era la primera vez que les salvaba el culo desde la distancia, pero aun asi callo. La rubia se puso en camino y con ayuda de los otros dos hombres traslado los cuerpos por los tuneles, encerrandose despues asi mismos para asegurarse de que nadie les pillara por la espalda. Sin duda si todo salia como querian iba a ser una locura aun mayor... lo que significaba mas peligros pero quizas mas ventanas de oportunidad para salir intactos.

Cuando dejasteis el ultimo cuerpo os asomasteis al lugar, gran parte de las barandillas habian caido, pero habia aun formas de llegar hasta vosotros. No muchas, pero habia alguna. El vacio que se mostraba ante vuestros pies no parecia tener fondo, casi parecia como si estuvierais ante alguna bestia milenaria que os miraba desde las profundidades de su cubil. Un simil que sin duda trajo recuerdos de otras alcantarillas mas antiguas y una bestia escondida. Dejasteis caer el cuerpo y la sangre no tardo en caer por el riachuelo en direccion a la bestia escondida... a la espera de que sus hijos reaccionaran.

A cada paso que daban Isaias aun notaba todo lo ocurrido e incluso Andriel debia admitir que no estaba en sus plenas facultades. Las cajas fueron colocadas y hasta parecia que harian bien de pared, pero tambien era cierto que si esos mutantes decidian pasar. La barricada no duraria mucho. Era una apuesta arriesgada y asi esperasteis tras vuestra pantalla de madera. Los minutos pasaban, el olor a mierda aumentaba y mas aun cuando algunas de las tuberias cercanas comenzaban a sacar nuevos añadidos de ultima hora. LA atmosfera se hacia opresiva hasta que oisteis el primer gruñido, lejano pero trasmitido por la red de tuneles... alguien habia olido vuestro premio. Mas en ese momento alguien habia decidido bajar tambien a los tuneles, para vuestra suerte venia de las cocinas.

La sucesion de vocablos era tal que no entendisteis una mierda, al menos hasta que repitio varias veces la misma palabra. La que parecia significar un nombre o algo asi, los gruñidos aumentaron pero entonces el chino vio vuestro regalo, el ultimo cuerpo al lado de las cocinas. Ahora estaban alertas, los chinos sabian que algo pasaba... pero la bestia ya estaba en el cubil. El gruñido acabo dividiendose en varios, notasteis que sin duda habia una multitud reptando por ahi fuera... y aun asi aun no comenzaba el combate. Era casi como si estuvieran midiendo donde estaban, a sabiendas de que era ir mucha mas fuera de lo acostumbrado. Notasteis los roces, las garras contra la madera mientras a diferencia de atacar como bestias psicopatas, se preparaban para su propia emboscada.

Andriel se dio cuenta de ello y entrecerro los ojos, sabia lo que significada... y sin duda se os habia ido de las manos. Isaias vio esa mirada, dandose cuenta de que la mierda iba a llover mas de lo esperado.

No han venido solos. Un jefe o jefecillo esta con ellos... porque estan como domados.

Me costaba respirar. Tuve que detenerme unos momentos, ponerme en cuclillas junto a una de las paredes y tomar un respiro. Me dolía el pecho, sentía un opresión en las costillas y tenía ganas de vomitar. Vaya mierda. Si salía de esta me pasaría una semana tocándome los huevos en la cama. Con Whest, por supuesto. ¿No había pensando ya en eso antes? Necesitas concentrarte, capullo.

Si salía de esta, claro. Qué chiste. Me pregunté cómo les iría a los demás. ¿Seguirían con vida, lo habrían conseguido? Desde luego la jugada era una apuesta fuerte desde el principio, todos lo sabíamos. Pero aquí estábamos, reventando el negocio a los putos amarillos.

Eagle me ayudó a ponerme en pie.

-Gracias, colega –susurré.

Aguantamos la respiración. Aguanta, aguanta. El sudor perlaba mi frente, y gotas enormes chorreaba por la cara de Óscar; incluso Andriel sudaba profusamente. El maldito calor, me dije. Me sostuvo el contacto del mago del cuchillo y la pistola en mis manos. Los hijos de puta eran cautos, unas bestias desconfiadas, oliendo el terreno, tanteando donde se metían. Joder.

Señalé con la cabeza hacia el interior de los almacenes. Si la barricada caía estábamos bien jodidos, así que mejor buscar otro punto de defensa. Eso y rezar para que las alimañas se decidieran por avanzar y atacar a los chinos. Vamos, vamos. Me aparté de las cajas y sin hacer ruido alguno y muy lentamente. Preparado, o no, para lo que pudiera caernos encima. Habíamos llegado bastante lejos para cagarla ahora.

Confianza, el plan de Andriel era bueno. Le guiñé un ojo a la chica.

La trampa estaba tendida. El cebo colocado... y los expectadores prestos para observar el desastre.

Parecía que poco o nada ocurriría con aquello pero, poco a poco, las bestias sedientas de sangre emergieron del túnel en busca de más carnaza; eran criaturas descerebradas, impulsadas por sus instintos... o eso había creído en un principio. Ahora, guiados por lo que parecía uno de sus cabecillas, se mantenían atentos y alertas, sopesando las opciones y a la espera de que pudieran desatar su terrible potencial sobre una víctima

Uno de los amarillos empezó a vociferar por el pasillo, de forma incomprensible, hasta que se hizo evidente que llamaba a uno de los cadáveres colocados a modo de reclamo mientras las bestias seguían analizando la situación. La tensión se podía palpar, y casi temía respirar por miedo a que la precaria barricada fuera atravesada por aquellas criaturas al ser atraídas hacia nosotros

Miré con sumo cuidado a mis compañeros, sin mover un músculo de más, mientras lentamente y midiendo incluso la respiración alzaba un dedo y lo colocaba en los labios pidiendo silencio absoluto para, acto seguido. Que no se movieran ni un ápice; cualquier roce, cualquier ruido, podía atraer una atención no deseada sobre nosotros.

Era cuestión de tiempo que el chino que había llegado,  y había visto el cadáver, diera la voz de alarma. Entonces llegarían los pasos apresurados, los gritos y en definitiva lo poco que necesitaban aquellos seres para acabar de decidirse... llegarían amarillos en tropel, armados y con ganas de fiesta; ante ellos esas criaturas les darían en algo que pensar. 

Cuando empezara el jaleo sería momento de empezar a moverse, sin prisas pero sin pausas.

Abrí la mano alzada, haciendo lentamente el gesto de esperar, mientras la otra la colocaba sobre la empuñadura del otro cuchillo y devolvía mi atención al interior de la sala dónde debía estallar el caos. Si, finalmente, alguno de los seres atravesaba la barricada lo acuchillaría brutalmente en completo silencio a fin de no llamar más la atención, manteniéndome inmóvil y en silencio tras ello.*

Si en algún momento la paciencia y la calma habían sido una virtud era, sin duda, ahora

Para que poner los ojos en blanco con su respuesta sobre las putas que contrataría cuando Shawn ya sabría de sobra lo que pensaba de su tal "Shianna" y sus amigas. No es que tuviera algo contra la compañía contratada, pero esa chica en particular no terminaba de agradarle. Quizás porque cada vez que aparecía por el bar, o por el apartamento de Shawn, ella se encargaba de hacerla sentir lo más incómoda posible, como si tuviera que marcar territorio. Y cualquier persona con un par de ojos, o siquiera una leve capacidad de audición, sabría que no había manera de que alguien pudiese considerar al pelirrojo su territorio. Era un alma libre, como quién diría. Antes muerto que dejar que le pusieran un collar, y mucho menos una idiota como Shianna. 

Ah, claro, un masaje quiere el señorito - resopló riendo. Si es que se había partido el lomo entre batallas era cosa de él. Sí, era cierto, ella tenía parte de crédito por eso, pero no el suficiente para compensárselo con masajes. De hecho, ahora que lo pensaba, ¿Cuánto sería suficiente para eso? Porque nunca le había hecho uno, y la había sacado de cada situación... 

Pronto llegaron al verdadero negocio y no pudo seguir pensando en que o como le había pagado alguna vez. Ahora solo quedaba concentrarse en su ballesta, apuntando derecho a la bestia frente a ella. Y aunque su corazón se paralizó durante un segundo al ver que la bestia olisqueaba en su dirección volvió a respirar en paz cuando lo vio seguir con lo suyo. Menos mal el olor a mierda que lucían los había camuflado con su entorno. - ¡Parody! - pensó entusiasmada al ver el símbolo. Si hubiese sido un canino sus orejas se hubiesen levantado de golpe, en cambio apenas se movieron un poquito. Miró a Shawn. Siempre había tenido una misión principal, que él estuviera a salvo. Normalmente solo correría frente al bicho para llamarle la atención, pero algo le decía que el irlandés no se iría así como así. 

Empezó a avanzar por las tiendas con cuidado, llegando lo más allá posible sin ser vista. Y cuando iba bien allá, recordó que aún tenía maravillosas granadas cegadoras a su haber. Quitándose una del cinturón, se la mostró al pelirrojo - Cierra los ojos, guapo, esto puede molestar - sonrió. Si, cuando lo lanzara ella misma quedaría ciega y dependería de sus otros sentidos. Así que echó una última mirada memorizando el lugar, y cuando la mole estuvo más bien lejos, lanzó la granada para echar a correr por su vida. Plan arriesgado, sí, pero no se podía decir que no llevara su firma. 

Mientras las palabras del chino no dejaban de salir, en un tono que dejaba claro de la mala leche que estaba, vosotros podias sentir la presion en el aire, el como la simple voluntad de una de esas jodidas cosas mantenia a la manada de bestias sangrientas a la espera, en lugar de lanzarse como los animales que eran. El chino comenzo a giratar lo que solo podia ser una especie de señal de alarma, algo que por un momento confundio a las bestias de alli, al fin y al cabo no se habian mostrado aun... la duda imperaba y con un grito visceral y simple, la orden fue dada.

Mientras el asiatico intentaba decirles a los de arriba que pasaba, una horda de bestias se lanzo atraves de los obstaculos del corredor, del pequeño almacen y passron por encima del mismo, como un rio de garras y dientes, destrozandolo todo y a todos a su paso. Le habiais servido a la bestia un banquete de sangre, carne y visceras y aun siendo un lugar tan alejado del suyo, la oscuridad de la noche estaba en parte de su lado.

Respirasteis tranquilos, a sabiendas de que al menos, un grupo nutrido de chinos sino todos estarian ahora ocupados. Os levantasteis con los rbazos y piernas ligeramente agarrotados por la presion. No sonreisteis, Oscar incluso estaba palido, para un francotirador estar tan cerca de su presa no debia ser tan agradable. Con unos pocos gestos entre vosotros os dispusisteis a poneros en marcha cuando una nueva voz llego hasta vosotros. Una voz grave, sibilante, similar a la de un humano peo no lo parecia. - ¿Atacar a los putos ojos rasgados te parece que forma parte de la palabra contenerse? - Un par de duros golpes, un gruñido. - Seras estupido... si se enteran que estamos aqui, cierto cabron se va a cabrear muchisimo y te aseguro que no pagare yo su enfado. El Coleccionista no trata bien a lo que no le es util. - Estupido idiota, sube ahi arriba y asegurate que no haya muchos testigos o que al menos esten tan acojonados que no sepan que les ataco. - Unos gruñidos mas fuertes, similares a palabras salieron de la boca de esa nueva ciratura cuando escuchasteis mas pasos, mas soldados, mas mutantes pero estos parecian menos locos, al menos sus movimientos asi lo indicaban, habia cierto orden. La conversacion termino, a sabiendas de que cruzar vuestra barricada seria morir seguisteis adelante.

El corredor era humedo y olia a mildemonios pero no tardasteis en llegar hasta la superficie. Los almacenes exactamente como os habian informado y cuando por fin estuvisteis fuera lo oisteis, el caos, la muerte y lad estruccion en estado puro mientras chinos con sables pelaban contra monstruos, el repiqueteo de las ametralladoras y los gruñidos de bestias que no deberian estar dentro de la ciudad. De nuevo vuestro mundos e reducia a fuego y sangre. Avanzasteis por los almacenes, mirando por las ventanas hasta que Isaias os detuvo con un suave silbido. Al acercaros a la ventana, desde vuestra posicion pudisteis ver una serie de puertas estilo contenedor, cerradas por fuera y con el logotipo de municion, pero lo mas importante era un sello que Andriel y Oscar conocian bien. El mismo que llevaban los trailers de municion donde toda esta locura comenzo. Si habia un lugar donde encontrar vuestro alijo seria alli dentro,a apenas cien metros de vosotros, en mitad de una plaza que cada vez se aprecia mas al infierno.

La tensa situación pronto se descontrola, aunque por el momento parece hacerlo en el sentido correcto y encauzada hacia los malditos chinos; aquello era un infierno, una auténtica carnicería en todos los sentidos, y solo nos salvaría el seguir en un completo anonimato. En silencio.

Relajé los músculos, y bajé los cuchillos haciendo que los nudillos volvieran a tornarse rosados; había estado tan absorta y en tal tensión que no me había percatado de la fuerza con la que estaba agarrando las armas

Miré a los dos tipos duros que me acompañaban: estaban tanto o más nerviosos que yo mismo, Oscar incluso diría que estaba sudando por ello... pero ¿qué menos? La habíamos liado, pero bien, y de momento nadie sabía que estábamos allí... lo que era una enorme ventaja.

Vale, ahora en completo silencio. Avancemos, seguidme...- dije con un ligera movimiento de cabeza mientras empezaba a andar cual felino, armada con los cuchillos, en busca de un lugar idóneo y más seguro que aquella maldita sala tapiada con una empalizada de madera.

...

Tras lograr alcanzar un punto elevado, la situación que observamos me deja sin habla durante unos segundos, sin saber aun si alegrarme o preocuparme, pues parecía que allí había una auténtica jauría de esos seres sanguinarios.  Miré a Oscar, y su enorme rifle, y recordé las palabras que habíamos escuchado mientras permanecíamos escondidos.

Intenta localizar al cabecilla, o al menos al segundo. Al que le han encomendado la misión de dejar esto limpio... si logramos que se descontrolen, de verdad, lo tendremos más fácil para salir de aquí- dije mirando el dantesco espectáculo. 

Al ver que no reaccionaban me giré hacia ellos, con una mirada exasperada

- Ahora trabajan en equipo, se cubren y atacan, matan de forma sistemática sin dejar nada al azar... si los dejamos actuar a su manera... matarán a lo loco, se moverán erráticamente, cada cual por su lado. Serán más fáciles de abatir en solitario, o pequeños grupos, que en manada... pero que no te descubran. Que ese disparo sea como el soplido de un fantasma... nosotros te cubrimos las espaldas - añadí dándole un codazo a Isaias para confirmar que el plan le parecía bueno

Sonrei de oreja a oreja cuando contesto a lo del masaje con ese tono y con esa coletilla final. - Pues si, la verdad es que me iria muy bien, primero la espalda y para terminar los pies que de tanto ir de un lado a otro me duelen a rabiar. Eso si con un buen aceite y mucha dedicacion... - La mire con lujuria en mis ojos justo antes de hacer un gesto de dolor al caminar, totalmente exagerado y comico, buscando sin duda, seguir chinchandola tras lo de Shianna, al fin y al cabo desde que habia probado cierta fruta prohibida, solo queria degustarla una y otra vez hasta morir. Solo faltaba ver si ella se daba por enterada, o tenia que grabarselo con tinta en algun lado del cuerpo. Esa idea me hizo detenerme, fruncir el ceño mientras me planteaba esa posibilidad no solo por divertida, sino por las repercusiones que podia tener. Por supuesto ahora quedaba pensar donde del cuerpo podia tatuarselo... eso me daria para mas de una ronda de pensamientos no cabia duda, todos ellos regados con whisky, una vez volvieramos a casa.

Segui a Tee, como no hacerlo e incluso ahora con semejante bestia cerca de nosotros, sabiendo que no nos detectaba por el hedor que emanaba de nosotros, mi mirada se desvio a un unico sitio, iba y venia. Bestia, culo de Tee, bestia, movimientos de nalgas de Tee. Joder Shawn centrare, coñe. Aunque solo sea dos segundos. En ese momento Tee se da la vuelta mientras me enseña las granadas de mano, cegadoras, despues señala a la bestia y el corredor que sin duda nos lleva a Parody. Nuestros ojos se encuentran y no hace falta que diga nada sobre donde estaban mis ojos hace un momento, ella lo sabe, y en cierta forma extraña parece no disgustarle... y eso me encanta.

Mas entonces Tee no se permite pensar mas, quita la anilla y lanzamiento. Corremos mientras la granada estalla, ella delante, parcialmente ciega y por ello me veo obligado a rectificar su rumbo un par de veces mientras el alarido de dolor de la bestia resuena como un cuerno de guerra emtido por el culo de un puto brahman. Noto mis costillas temblar de la potencia del mismo y tambien siento los primeros pasos de la bestia mientras busca a su enemigo. Llegamos al corredor y nos adentramos, la bestia parece no habernos detectado hasta que el dolor pasa, la ceguera persiste pero su oido, mucho mas fino que el nuestro, se percata del ruido de nuestros pasos. La besti no tarda en perseguirnos, los ojos son un sentido secundario en su vida, el olor y el ruido son los que le permiten cazar y aunque sin duda le habeis provocado dolor no esta ni mucho menos "ciega".

El ruido de su avance es sin duda atronador, su cuerpo golpea la mayoria de los salientes del lugar y arrolla todo desperdicio o trozo de basura del conducto. La oimos respirar, bramar y babear mientras se acerca a nosotros... paso a paso, acorta distancias a una velocidad endiablada. Un giro a derechas, otro hacia delante, otro a izquierdas, todos siguiendo el simbolo de Parody, esperando que pronto lleguemos a él. Mas nada pasa y la bestia cada vez esta mas cerca, su hedor os alcanza en el siguiente giro. Tu vision vuelve poco a poco, el lugar esta mal iluminado pero ves una puerta, una puerta de metal empotrada con hormigon a menos de un centenar de pasos. Si esta abierta sera vuestra salida... sino, una tonelada de musculos y hueso se va a estampar contra vosotros en breve. Tienes que elegir... la puerta o seguir corriendo, por el ramal que hay un poco antes de llegar a la puerta. Oyes un disparo de una de las antiguallas de Shawn, un ruido y como la bestia aprece detenerse levemente... pero el reloj de arena no se detiene, apenas se retrasa unos segundos, donde tu eleccion puede ser fatal.

Convencida de que corría en la dirección correcta, Tee aumenta la velocidad, buscando la puerta a la libertad. Para su suerte, tiene a Shawn para corregirla en su error. No es solo una, dos o tres veces que le cambia la dirección, sino unas cuantas que no le pasan en absoluto desapercibidas. El problema de ser tan sensible a ruidos, sonidos o de vista aguda, era que podías perder tus sentidos por algún estímulo fuerte con más facilidad, y por lo tanto, Tee que era más animal que persona acababa tan ciega como el monstruo que intentaba dejar atrás - y quizás un poco sorda también. Adentrándose por el corredor, sigue su camino, esperando escapar pronto de esa alcantarilla de mierda. 

Sorda o no, escucha perfectamente por donde se mueve el bicho con la cantidad de ruido que mete este al arrollar y esparcir hasta el más minísculo trozo de desperdicio del lugar, añadiendo a eso los asquerosos sonidos de sus bramidos y babas que parecen el resoplar de un toro excitado y cabreado al mismo tiempo. Horror. Para ser tan grande y pesado, el cabrón corría como si no hubiese mañana. Que hijo de puta. Si es que ni siquiera corriendo ellos como si de ello dependiera su vida - porque lo hacía - podía tomarle suficiente ventaja. 

Entonces se encuentran con una puerta. Una de metal, de esas grandes y pesadas. Es una oportunidad, una sola, un ahora o nunca. Y Teela no sería ella si fuese más precavida de lo que ya había sido por esa noche, así que corrió a toda velocidad a esa puerta. La iba a echar abajo así tuviera que gastar todas sus granadas de las buenas y reventar a la bestia que los perseguía junto a ellos.

De alguna maldita manera salimos adelanta. Los chinos eran carnaza para esas bestias. Pero algo me intrigó y presté atención. ¿El coleccionista? Otro jugador más se sentaba a la mesa, o, mejor dicho, ya estaba allí antes de que llegásemos, solo que su silla estaba vacía y ahora sabíamos quien la ocupaba. Aunque no tenía puta idea de quien era.

-Joderrrr –bufé cuando observé el caos del exterior. Me quedé un momento mirando sin poder apartar la vista, captando detalles, viendo cuerpos destrozados por el fuego de las ametralladoras, miembros seccionados bajo afiladas hojas de sables y como esos carroñeros no se quedaban atrás. Aspiré y expulsé aire, apreté los puños. El miedo se colaba en mis venas y quería largarme de aquí.

Empezaba a estar acojonado de verdad. Crucé una mirada  llena de intención con Eagle.

La que más fría se mostraba y con más cabeza, era Andriel. Los tenía bien puestos y lo demostraba una y otra vez. La cruda realidad es que no había vuelta atrás, sin embargo me costaba avanzar, tenía la mente embotada y los músculos embotados. El codazo me sacó del peligro ensimismamiento.

-Sí, vale, lo que tú digas, tía. Te sigo, estoy con vosotros en esta mierda. Ya nos queda poco, apareceremos como buitres y recogeremos los despojos.

Traté de sonreír, mostrar y ofrecer confianza con una gran sonrisa pícara. Se suponía que yo era un tipo duro. A veces te encuentras con tus límites.

-También tengo mi rifle y no se me da mal. Aunque no se si estoy lo suficientemente tranquilo para apuntar bien. Puedo ir cargándome a algunos desde aquí.

Tal vez sonaba un poco a cagón. Me encogí de hombros, miré a Andriel, le guiñe un ojo.

-Bah, no te dejaré sola. Tu caballero te acompañará.

¿Cuantos infiernos habias cruzado? ¿Cuantos momentos de vuestras vidas habiais pensado que eran los ultimos? Las bestias de ahi fuera parecian ser indomables, casi indestructibles pues por mas espadazados que les dieran, por mas balas que las golpearan, siempre habia mas. Quien estuviera detras de esto habia creado un ejercito ciego y sordo a sus propias penurias y aunque eso mpodia aprecer util, en la mente de aquellos que entendian el mundo mejor, solo implicaba que debian encontrar a quien llevaba el latigo, puesto que sin ese miedo irracional al castigo, todo este ejercito invencible se desharia como un castillo de naipes.

Andriel penso un plan e Isaias se apunto de cabe mientras Oscar miraba su rifle y asentia. No habian muchas mas opciones, el disparo de un rifle como el de Oscar le arrancaria la cabeza a una sanguinario sin importar mucho donde estuviera... ¿que no podia hacerle a un humano hormonado? Os quedasteis donde estabis, observando, esperando como autenticos cazadores, inmisericordes ante la sangria que se llevaba acabo alli abajo, con vuestros ojos listos en el premio, en un premio que sacaria vuestra cabeza de debajo de la guillotina, al menos por un periodo de tiempo. Demasiados favores, demasiados pagos que hacer y aunque habias cumplido casi todos... no todos.

El olor de la sangre os alcanzo, apenas tres minutos despues de vuestra conversacion visteis aparecer a un trio de seres mas cambiados, mas acorazados. A diferencia de la mayoria parecian tener cierto sentido de la logica propio y justo detras de ellos, el mastodonte que dirijia este ejercito. Tan similar al que Andriel habia matado hacia ya una eternidad en las cloacas. Este iba mas acorazado, incluso tenia un casco y una espada de su mismo tamaño. Escuchasteis como Oscar tragaba saliva, su rifle asomo lo justo y su respiracion se detuvo. El disparo donde estabais vosotros fue como un golpe de presion, sentiteis la fuerza de la bala para poco despues oir el cashquido humedo de algo al partirse en mil pedazos. Al mirar el grandullon caia, decapitado de una forma brutal. Oscar recargo y disparo de nuevo, uno de esos guardaespaldas cayo con el pecho perforado, Isaias que no queria quedarse a tras disparo contra otro, arrancandole un brazo e impactando en su cabeza, el cuerpo cayo mas alla de vuestra visoin mientras el ultimo ya conociendo de donde venian los disparos se adentro en la calles... fuera de vuestro alcance.

Oscar simplemente cambio el cargador, por si volvia a ahcer falta, tener todas las balas. Parecia taciturno, callado como si estuviera en su propio mundo... y eso no solia ser bueno. Pronto las calles se volvieron una verdadera locura, ya no habia bandos en si, solo los chinos intentando sobrevivir mientras las pocas bestias que aun quedaban se alnzaban contra ellos o simplemente se atacaban entre si. El caos habia vuelto de verdad a las calles de Parody y eso os daba una ventaja, una sola. De pronto unos focos os alcanzaron, al mirar visteis un camion, uno destrozado, desmontado y vuelto a montar que habia en una pequeña plataforma de otro nivel... el rostro que asomo por la puerta del mismo era el de Dante. Se notaba que habia pasado por su propio infierno para llegar aqui, estaba bastante mal, tenia sangre por todas partes pero... ahora tenia un camion... y vosotros una carga que transportar.

La estratagema, una emboscada en toda regla, tomó rápidamente forma ejecutándose de manera casi perfecta; el líder de aquellos seres, junto a dos de sus tres guardaespaldas, habían caído abatidos cuando los rifles de mis compañeros abrieron fuego. Sin duda, daba la impresión que el Coleccionista tenía una clara predisposición por crear monstruos deformes y poderosos para liderar las progenies de sus secuaces... aquello, en el fondo, era una ventaja. Así era más fácil localizarlos para acabar con ellos.

Pese a todo, no me permití alegrarme

Ese nos traerá problemas; habrá que moverse y ráp...

Pero no acabé la frase pues, mientras las calles se tornaban un verdadero matadero sin ningún tipo de orden o lógica, un camión aparecía a toda velocidad, volando por los aires hasta aterrizar frente a nuestra posición. El conductor, un maldito tarado ensangrentado, me hizo dar un respingo mientras el corazón me daba un vuelco.

¡Está vivo!- pensé notablemente alterada

Hasta ahora había podido mantener la calma, actuar tan fríamente como siempre por darlo por muerto. Verlo vivo era a la vez un alivio y una carga, por mucho que él supiera cuidar de sí mismo, como denotaba el hecho de tenerlo allí con el transporte listo para salir pitando.

¡Es Dante!¡Rápido, hay que reunirse con él, tomar la carga y largarnos!- exclamé con una súbita explosión de actividad mientras me ponía en pie y buscaba, con la mirada, la forma más rápida de bajar.

Sin duda las escaleras y accesos a donde estábamos serían una ratonera donde encontraríamos a más de un enemigo... solo se me ocurría una forma "segura" de llegar hasta el camión, pero dudaba que mis compañeros secundaran la idea o fueran capaces de realizar lo que me proponía

Bajemos por la fachada; está llena de agujeros, boquetes y salientes. No será difícil si miráis lo que hacéis- dije mientras ajustaba las tiras de mi equipo para ceñirlas al cuerpo y aseguraba las armas en sus fundas - No tardarán en caer sobre el camión y es nuestra mejor baza para salir de aquí... pero antes hay que localizar la carga

-Sí, ese dará problemas. Lo mismo que las otras chorrocientas bestias y chinos de ahí abajo –mascullé.

Seguí apuntando unos momentos hasta que apareció el camión. Y una cabeza por la ventanilla. Perplejo, bajé el rifle.

-Joder. Otro cabrón que se une a la fiesta. Nadie quiere perdérsela.

Cerré el pico cuando me fijé en la expresión de Andriel. Torcí el gesto. El camión y Dante al volante era de lo mejor que podía sucedernos ahora, y a la vez malo. Nuestra chica tenía un punto débil, y su capacidad de concentración y de decisión podían verse afectadas. Pero, tío, esto es lo que había. Así que a seguir tragando y repartiendo mierda.

Guardé le rifle a la espalda. Me sequé con la maga el sudor de la frente. Palmeé el hombro de Óscar. Le ofrecí una nueva sonrisa y guiñe un ojo.

-No has perdido la magia, Eagle. Continúas siendo el mejor. Ya veo la luz al final del túnel.

Un tópico, desde luego. No se me ocurría otra cosa. La adrenalina se me estaba agotando, me sentía entumecido, y al mismo tiempo todos los dolores borrados de un plumazo. Cuando regresasen me sentiría morir.

Bueno, eso querría decir que estaría vivo.

Me acerqué a la chica y al borde. Escaleras o muro. Silbé. Dudé. Y al final imité a Andriel, sujetando bien mis amas y equipo, apretando los cinturones , abrochando botones y comprobando y cerrando las cremalleras. Dejando cerca a mano un cuchillo para cuando tocásemos suelo.

-Hasta ahora tus ideas funcionan, chica. Bajamos, cargamos y nos largamos. Los ojos bien abiertos, que no nos metan un navajo por el culo. Al contenedor y pirarse. Somos peores hijos de puta que esos desgraciados de ahí. Vamos a demostrárselo.

Intentaba infundir ánimos. Tal vez bastaba con un asentimiento de cabeza, pero tenía la necesidad de escuchar mi propia voz, como para saber que de verdad corría sangre en mis venas y seguía con vida.

Ojalá esto fuera una puta pesadilla.

El camion se detuvo a unos escasos diez metros del contenedor con esa marca que Andriel y Oscar conocian tan bien. La puerta del conductor permitio ver a Un dante no malherido, pero sin duda no indemne del paseo por las alcantarillas. Os miro, se fijo en la rubia loca con sus cuchillas y cuando vio lo que haciais simplemente pudisteis escuchar como empezaba a reirse. Sin mas dilacion saco varias botellas de un extraño liquido y las lanzo mas alla del camion justamente en la otra direccion a donde estabsi vosotros y los cadaveres de tres mosntruos que era mejor no intentar saber que eran. En cuanto las botellas se rompieron el fuego se propago por la zona, creando una especie de muro mientras mas botellas caian. Escuchasteis hasta cinco de ellas y cuando por fin vuestros apaleados cuerpos tocaron tierra visteis que mas alla del camion no habia un incendio, sino un infierno que no aprecia tener fin, mientras el fuego se comia todo lo que tocaba.

Dante os miro y levanto la mano a tiempo de señalar algo a vuestra espalda, mientras gritaba. Os girasteis a tiempo de ver como el ultimo de los guardaespaldas arremetia contra Oscar. Cargandolo unos cuantos metros hasta estamparlo contra la pared mas cercana. El grito de dolor del hombre fue obvio incluso por encima de todo lo que ocurria, asi como el de sus huesos mientras el rojo tiznaba sus labios y el no dejaba de arremeter son su arma secundaria, buscando un hueco para poder dispararle a bocajarro.

La escena era casi inverosimil, recordando a todo lo que habia sobrevivido el francotirador, pero el mundo de caos que habiais creado no se quedo ahi y pronto Dante se vio obligando a defender el camion con una escopeta arcaica que debia haber encontrado por ahi. Escuchasteis el tintineo de varias botellas mientras el seguia disparando, dejando claro que aun le quedaba municion de la realmente suya... los gritos de Oscar se acrecentaron mientras veiais como la guerra en la que os habias metido seguia creciendo a vuestro alrededor. Grupos de chinos enfrentandose a las bestias, estas saltando por al espalda de los mismos. Un par de criaturas cayeron desde uno de los tejados, pero Andriel fue lo bastante rapida para disparar sobre ellos, provocando que solo cayeran dos cadaveres a vuestro alrededor. Isaias por su parte abrio fuego hacia uno de los callejones, escuchandose claramente el romper de un craneo.

Estabais en una ratonera que ardia cada vez mas deprisa, con el botin a vuestro alcance y un amigo muriendo a manos de una bestia que no deberia existir. El tiempo apremiaba y Dante no aguantaria eternamente defendiendo el camion... el tiempo parecio detenerse mientras os exigia un sacrificio o una deuda. Vuestros cuerpos o vuestras almas...

Disparé una vez hacia el callejón persiguiendo una sombra. Avanzó otra, y abrí fuego de nuevo; una cabeza reventó lo mismo que un melón. Apenas pude girarme cuando un tipo se venía contra mí, gritando como un loco, la expresión desencajada, los ojos pintados de sangre. Golpeé de forma brutal su cara con la culata del fusil, crack, el chino cayó al suelo a media carrera, y sobre él se avalanzaron dos bestias miserables de esas. Mordieron su cuello con extrema ferocidad, arrancando carne, tendones y arterias, chorros escarlata rociaron en derredor.

Apreté el gatillo, dos, tres, cuatro veces, poseído por la misma demencia que se apoderó del lugar. Un campo de batalla desquiciante. Aullidos de fieras de las alcantarillas mezclados con gritos de agonía, lamentos de muerte y terror. El aire estaba impregnado de hierro, sudor, vómito y nauseabundo olor a sanguinolentas tripas desparramadas.

Un segundo me detuve a tomar un poco de ese aire apestoso y axfisiante. Dante repartiendo su propio infierno a monstruos y amarillos, y Andriel no quedándose atrás en la matanza por sobrevivir.

Óscar había pillado la peor parte. Tragué saliva. Puta mierda. Corrí hacia él mientras me colgaba el rifle de nuevo a la espalda, y desenvainaba mi cuchillo más grande.

-¡Andriel! El contenedor, hay que cargar su contenido en el camión. ¡Vamos, chica, ya! Yo me encargo de Eagle.

En dos zancadas llegué al hijo puta del guardaespaldas por detrás. La intención era clavarle bien profundo el acero en la base del cuello y enviarlo a otro infierno de una maldita vez.

Descendimos hacia el nivel de suelo, donde el infierno parecía haberse abatido sobre la zona, solo para tener que volver a pelear por nuestras vidas de una manera alocada y brutal. Desde todos lados nos llegaban gritos y sonidos de guerra y muerte; llegaban enemigos desde el frente, desde detrás e incluso desde arriba. 

Las armas silbaron, gritando una melodía de muerte ya tan conocida que parecía nuestra propia banda sonora; Dante dispensaba muerte con sus juguetes inflamables mientras intentábamos asegurar el cargamento, tan cercano y a la vez tan lejos... pero cuando ya prácticamente estábamos sobre él llegaron los problemas, y de qué forma.

El bruto que había huido apareció como de la nada, cargando cual todo contra Oscar y empotrándolo contra una pared donde empezó a arrancarle la vida; aquel tipo era una máquina de matar creado para erradicar la vida con sus manos... y Eagle había caído en ellas.

¡No, déjalo! No hay nada que hacer por él, ya está muerto... nos dará unos minutos en el mejor de los casos; si vas te va a matar a ti también- le dije a Isaias, sin detenerme siquiera a ver si me hacía o no caso. 

Oscar, por mucho que me fastidiara, era ya un cadáver. Su fecha de caducidad había llegado y no podíamos hacer nada por él; en el improbable caso que lograra salvarlo estaría para el arrastre y solo lograría que nos mataran a todos... Debíamos dejarlo atrás, ya sabía a qué se arriesgaba, como todos, cuando vinimos a esto. Al final a todos nos llega la hora

- ¡Dante, la carga!- chillé al hombretón incendiario mientras me acercaba, a toda prisa, al camión recargando las armas - ¡Isaias, tienes dos minutos para traerlo de vuelta o te quedas atrás!- añadí sin dejar de correr

Siempre había actuado sola. Inmisericorde, dispensando muerte a mi paso. Sin pensar quien caía bajo mis armas. Ni por qué. No tenía remordimientos y dejar atrás a Oscar, o Isaias, no me los provocaría... en ocasiones había que tomar duras decisiones, horribles, pero si no las tomabas morías. Y no estaba dispuesta a caer, no ahora que el fin estaba tan cerca... pese a todo, Oscar era un compañero

Dediqué unos segundos a la cruzada de Isaias, parándome en seco y apuntando con celeridad, si acaso seguía adelante con su plan de salvar a Oscar, vaciando el tambor de de una de mis armas sobre las piernas del animal que apresaba a nuestro compañero; semejante cantidad de fuego debería bastar para arrancarle la pierna a un humano normal... en su caso, quien sabe qué lograría pero, a buen seguro, le dejaba la pierna bien jodida. Aquello le daría una oportunidad a Isaias y Oscar

Las llamas crepitaron, ascendieron, provocando que toda la aprte de atras de la plaza donde estaba en contenedor se convirtiera en un rugiente infierno. Gritos de dolor, aullidos y cuerpos cubiertos de llamas aparecian por doquier mientras las balas sesgaban las llamas, cruzando el lugar con la avidez de pirañas dispuestas a encontrar carne donde saciar su inagotable hambre. Los golpes amrtilleaban por doquier, suaves toques, artimicos de una sinfonia que apenas habia alcanzado la mitad de la misma y donde el crescendo se negaba a aparecer como si aun no se hubiera echado toda la carne sobre el asador. En mitad de ese infierno, una bestia mas grande que las demas, el ultimo de los guardianes cruzo el lugar embistiendo a Oscar, estampando su cuerpo y mordiendo con saña, arrancando aullidos de dolor del hombre mientras el carmesi icor de la vida rociaba la pared y manchaba sus ropas.

Isaias, amigo, fiel compañero no podia dejarlo morir sin mas, si habia una opcion debia salvarlo y con ese sentim iento en su corazon salio corriendo hacia la bestia, mientras la fria asesina gritaba a su ardientecompañero por algo de ayuda. Apenas dudo un instante, sentencio a muerte a Oscar pero la osadia de Isaias, la obligo a cambiar de planes, alzo una de sus gemelas y descargo el cargador entero en la pierna de la bestia. Proyectil tras proyectil impactaron en la carne, atravesando la palida teza y provocando multiples hemorragias que provocaron que se notara como la estabilidad de la bestia menguaba, incluso los mordiscos se volvieron mas lentos mientras la bestia salia de su sed de sangre para buscar como la mujer, la hembra que la habia herido, pasaba de ella dirigiendose a un contenedor al lado de un mastodonte. Gruño, rugio y en ese momento noto el acero clavandose en lo profundo de su cuello, atravesando los musculos y quedando casi encajado alli, coleo, se movio con tal brutalidad que el cuerpo parcialmente roto de Oscar se desplomo contra el suelo mientras Isaias seguia cogido al mango de su cuchillo... un ultimo movimiento y el cuerpo de Isaias acabo golpeando la pared, notando como el aire salia de sus pulmones. Atontado se levanto, busco su cuchillo sin enocntrarlo y cuando levanto la miarada la bestia que se cernia sobre él, dio un traspies y con el cuello abierto de par en par se desplomo.

Mientras tanto Dante ya habia abierto el contenedor, el sitio estaba repleto de cajas, muchas cajas. No todas ellas llenas, pero no seria un transporte rapido. Un par de explosiones pusieron en marcha al grandullon, que sin duda se puso a cargar como si el mismo infierno estuviera tras su alma, cosa que no era del todo mentira despues de todo. Andriel ayudo tambien, pero pronto viendo como aparecian algunos bichos solitarios, se dedico a limpiar el lugar, asegurandose de que Dante tuviera siempre el camino despejado. Un par de gruñidos por parte del mismo, indicaron a la rubia, que no estaba siendo una tarea facil. Los viste saltando por encima, saltando sobre la forma ocura que era tu compañero y no dudaste, los cuerpos sin vida cayeron al rededor de Dante, el cual ahora ademas tenia un aspecto aun peor por toda la sangre que le habia caido encima... con un suspiro siguio cargando cuando una ametralladora pesada comenzo a barrer la zona, aunque por el momento no se habia fijado en vosotros. Trozos de edificios caian desmadejados ante la potencia dela misma, las bestias quedaban trituradas, emitiendo chillidos agudos de dolor... si ese arma se fijaba en el camion, lo convertiria en chatarra... no habia duda de ello.

Isaias se sacudio el barro, el dolor y la sangre y miro a Oscar. El hombre estaba destrozado, tenia el pecho abierto y se le veian varias costillas. Aun estaba vivo y quizas eso era lo peor, porque entre balbuceos, intentaba decir algo que no entendias. Cuandot e acercaste te cogio del pecho,e n un ultimo esfuerzo, miraste su mano y viste como tocaba uno de tus cuchillos. El dolor en sus ojos era mas que obvio... la muerte llegaba, pero no lo bastante deprisa. En tus manos quedaba... que ahcer con un amigo...

-No te mueras ahora, maldito cabrón, no te mueras, aguanta, aguanta.

Observé de hito en hito a Eagle. Me rugía la sangre en las sienes, mi cabeza temblaba, todo mi cuerpo se estremecía por el dolor, el miedo, el agotamiento y el horror desbocado a nuestro alrededor.

Solo veía a mi amigo, destrozado por dentro, pura pulpa ensangrentada aplastada por la bestia que yacía a mis pies. Tragué saliva, me limpié las babas de la boca, la sangre de los ojos con el dorso de la mano.

-Vamos, vamos, capullo, no me jodas, no ahora.

Balbuceaba, negando la evidencia, lo irremisible de su situación. El caos frenético empeoró, subió en decibelios el volumen de la muerte, sin embargo yo estaba sordo y ciego para todo lo que no fuese Óscar. Cerré los ojos con fuerza, apreté los dientes, tomé aire a grandes bocanadas, aire viciado, impregnado de pólvora, de vómito, de tripas desparramadas.

Negué con la cabeza mientras desenvainaba un cuchillo. Besé la frente de Eagle, lo abracé y estreché contra mí. Apenas pude susurrar unas palabras.

-Lo entiendo, amigo. Eres un jodido cabrón, te largas ahora, en lo mejor del asunto, y me dejas con esa tía borde de Andriel. Joder, si ya la tenías en el bote, ese culito iba a ser tuyo esta noche. Mierda, mierda.

El abrazo fue más intenso.

-Nos vemos luego, en el páramo. Llevaré whisky y puros.

Hundí con un empujón rápido el cuchillo en su corazón. Lo extraje, me giré y corrí hacia mis dos camaradas. Cortando con el cuchillo, disparando con la pistola a todo lo que me encontrase en el camino. La ametralladora vomita fuego y plomo por doquier, pero yo no estaba como para tomar aliento, posición y disparar al hijo de puta que la manejaba.