Partida Rol por web

Ania se habia sentado con la espalda apoyada en el frio metal, donde también acabó acomodando la cabeza con sus cabellos rubios sucios y despeinados cayendo sobre sus cansados hombros y su magullada espalda. Aún recordaba los impactos cuando "bailó" con aquella criatura. Su katana se acomodaba contra su regazo, sujeta mayormente por la pierna sana, que estaba dobladada para apoyar la suela de su bota contra el suelo.

Su barbilla estaba decorada con un reguero de sangre oscura y seca que pintaba su cuello y parte de su pecho también. La pierna le dolia, pero se repitió el mantra que le habia enseñado su maestro y cuando Azra volvió con el chico se incorporó con esfuerzo pero sin ayuda. Sus ojos registraron el lugar con más calma.

- La chica quedó viva así que hay que tener cuidado. Las ratas son traicionares - Dijo en voz alta para todos. No podía estar segura que siguiera escondida en su celda. Ni siquiera podia estar segura que no quisiera joderles.

- Si, salgamos ya de aquí - dijo enfatizando las palabras de Erik. Al ver que él ya se ocupaba de Kora se acercó a aquella gente, que según la desconocida eran familias secuestradas, intentando mitigar su cojera, absorviendo el dolor, para poder ofrecer ayuda si es que alguien la necesitaba

- Soy Ania - añadió con suavidad para romper el hielo

Lentamente junto con el resto de rehenes, que por sus indumentarias estaba claro que eran miembros del refugio, os fuisteis moviendo hasta llegar a la sala donde se habia realizado en enfrentamiento a disparos. Las familias se reunian, buscando cobijo y cierta intimidad, mientras los solteros y aquellos con menos lazos se unian segun su propia necesidad. En cara de todos podia notarse el inicio de la malnutricion asi como las penurias pasadas por algo mas de tres dias.

Un hombre mayor se movio entre ellos y acabo acercandose a vosotros, escuchando con atencion todo lo que deciais. Con un gesto suyo un par de personas, un hombre y una mujer, se acercaron a mirar como estaba el chico que sujetaba Azra.

Acabe dejando escapar un suspiro pesado mientras miraba a la amazona. - Marlen. Hablas de la hija de uno de nuestros lideres... - Miro de reojo a Sean. - Como él lo era de otro de ellos. - Carraspeo levemente. - Mi nombre es Ezekiel, era el coordinador de recursos.

Su mirada tras las gafas era inquisitiva y sobretodo alerta, estaba claro que estaba agradecido pero no por ello menos pendiente de vuestros gestos. Aun con ello, se habia acercado sobretodo a la que tenia mas pinta de peligrosa. - Lo primero muchas gracias, no se donde estariamos ahora mismo sin vosotros... - Se notaba cauto. - Espero que esto sea una liberacion y no un cambio... de tirania.

Espero a ver vuestras reacciones antes de continuar, dirigiendose primero a Azra.

En cuanto a Marlen, no esta en nuestras leyes matar... pero si desterrar. No se mucho sobre eso experimentos de los que hablas. Hace cosa de un año vinieron unos hombres, respondian al nombre de Inquisidores y buscadores de la pureza. Trajeron cosas que sin duda debian venir de otros refugios, se hicieron tratos pero de lo que ocurria en los laboratorios solo los que alli estaban sabian. Podreis ver que habia unos indicativos sobre quienes eran de "fiar" y quienes no... - Habia una marca diferente en algunos de las batas, no asi de los de seguridad.

Miro entonces en direccion a Kora y por un instante en direccion a Zack, para luego hablar en direccion a Erik. - Hay unas instalaciones medicas al otro lado de este piso. Podemos moverla alli si lo desea o traer los equipos aqui, no parece bueno moverla demasiado.

Un susurro bajo que solo los cercanos a Kora escuchariais.

Es quien dice ser. Ezekiel Trend. Administrador de recursos del refugio. No es de los mandamases, pero se encarga de que no falte de nada en el refugio. Si buscais un relaciones publicas, no encontrareis nadie mejor...

La mirada de Zack paso de Erik al hombre, para volver a Erik, dejando claro que el tenia sus propios negocios con el hombre.

Luego miro a Leia. - Gracias por la ayuda.

El rifle seguia ahi, pero con el seguro puesto y en posicion de no amenaza. Acabo bajando la mirada en direccion a Kora, claramente preocupado por ella.

Azra ayudó a acomodar al chico pues ella había sido la que había tratado su herida y no iba a dejar que ahora la palmara. Mientras les ayudaba escuchaba a aquel hombre que parecía ser una especie de portavoz o algo así.

- Pues para no estar en vuestras leyes matar, la zorra de Marlen bien que le disparó a Sean... El chico tenía buenas intenciones pero la tipa que estaba con él, no. ¿Desterrar? Bueno, entonces no lo veré mal pues así podré darle caza a esa zorra y contemplar sus ojos cuando la esté desgarrando con mis propias manos... - Los ojos y la mirada de la amazona delataban que sin duda alguna lo haría y lo disfrutaría... - ¿Tiranía? Por mi parte no tengo intención de quedarme en este maldito lugar, prefiero alejarme de un sitio en el que han manipulado y jugado a ser dioses... - Su voz era seria y tenía cierto tono desafiante - ¡Hijos de puta! - Gritó cuando escuchó las palabras "Inquisidores" y "buscadores de pureza" y sus ojos se inyectaron ligeramente en sangre mientras miraba al tal Ezequiel - Da gracias que no tengo putas ganas de rebanarte el cuello pero eso es lo que se merece toda la gentuza que hace tratos con esos malnacidos - Se alejó de él y dejó que continuara hablando con Erik - Necesitaremos productos médicos, mínimo para tratar cortes y heridas de bala.

Sus últimas palabras no parecían una petición... 

Leia, ¿verdad? Tenía buena memoria para las caras, era tremendamente útil para su profesión, ayudaba mucho a dar buena impresión que se acordaran del nombre de uno gracias dijo mientras aprovechaba para hacerse una breve idea de la situación de Kora.

Contusiones, moratones, respiración irregular, seguramente daño en las costillas, y hombro dislocado, eso a simple vista...

Le devolvió la sonrisa, obligándose a desterrar de su mirada el temor que sentía, buscando infundirle tranquilidad tienes el hombro dislocado le dijo sin dejar de mirarla tengo que colocarlo en su sitio eso era lo primero, haría que el dolor más inmediato cediera, aunque el momento sería muy muy doloroso.

Atendía de pasada a la conversación del tal Ezekiel, no le sonaba, pero cuando mencionó las instalaciones médicas captó su atención lo mejor será que traigáis un par de camillas de allí si es posible, podré atender mejor a los heridos en una enfermería sus ojos se desviaron unos segundos hacia Zack, que era quien estaba más entero.

Al regresar a Kora no pudo evitar fijarse en su cuello, en aquella cicatriz ese día, el día que la di por muerta… el remordimiento se instaló en su pecho tenía que haber seguido buscando… vi su cuerpo… ¿o eso me hizo ver el viejo? Apartó la mirada, no se sentía preparado para esto, ni cerca de estarlo el chico ha perdido mucha sangre su tono de piel lo delataba tengo que ver esa herida, pero mejor en un sitio donde pueda tratarlo con más garantías no parecía aproximarse a la muerte, al menos no de manera inminente, lo cual ya era algo y allí también deberías dejarme sacarte ese cuchillo se dirigió a Azra puede que aún no haya tocado ninguna zona importante, pero si sigues moviéndote puede ocurrir y está en un sitio peligroso era su recomendación profesional, luego haría lo que le diera la gana, así que giró un momento la cabeza hacia Ania, a lo mejor a ella le hacía caso.

¿Puedes echarme una mano? Pidió a Leia mientras colocaba la palma de su mano derecha en la mejilla izquierda de su hija, volviendo a centrarse en sus ojos, resistiendo el impulso de tragar saliva al tiempo que intentaba ignorar su propio dolor ¿puedes darle algo para que muerda? Tanteaba con muchísimo tacto la zona que unía brazo y tronco para confirmar su diagnóstico inicial, para luego volver al rostro y limpiar con delicadeza alguna lágrima esto va a doler, pero será rápido prometió, no podía gastar analgésicos para esto, no le quedaban muchos recursos y no sabia que había en el refugio.

A la de tres intercambió una mirada con la mujer morena, indicándole con un gesto que sujetara el otro bazo de Kora y él se preparo para realizar el movimiento que volvería a colocar el brazo en su sitio… Una… obviamente lo haría a la de dos…

Ania soltó un suspiro de resignación cuando a su presentación nadie dijo nada. Un nombre era un puto nombre. De hecho, ella podia llamarse Ania, como podia llamarse Keira. Pero dar ese dato solia dar una imagen de persona confiable y con educación. No mucha, después de todo se habia criado en una ciudad de honor cuestionable.

Mientras aquel desconocido hablaba, la mirada de Ania se habia trasladado a donde estaba Erik con su hija. Keira no se lo confirmó en su última conversación, pero tampoco le contestó nada, y aprendió hace mucho que ante la falta de respuesta.... A pesar de sus oscuros pensamientos, también habia un hueco para la preocupación. No quería que le pasara nada a la muchacha, pero sobre todo por él. Era buen hombre y se merecia tener a su familia cerca. Si ella pudiera hacer lo mismo...

Volvió a suspirar al encarar al desconocido parlanchin cuando comenzó la cuenta a la de tres - Parece que no van a moverla y el chico tampoco está para mucho jaleo. Yo iré por las cosas, pero no se muy bien que debo coger. Que alguien me acompañe -

No miró a su hermana en ningún momento. Ella ya se había pronunciado sobre lo de su herida y estaba segura que se molestaria si seguía insistiendo. Se alejó despacio en la dirección que le habian indicado, con su katana envainada a la espalda y su andar ligeramente desigual. Agradeció que no se escuchara el rechinar de sus dientes cuando el dolor se irradiaba desde la herida hacia la base de su columna vertebral.

Kiabi negó silenciosamente cuando la relacionaron con aquel grupo que la seguía desesperado a través de aquellos pasillos. Ella pertenecía a otra comunidad, con otras personas, otros olores, otras armas... pero podía ser cualquiera. Sería un fantasma en cualquiera. Ausente y perdido.

Cogió aire profundamente, añadiendo a su lista de personas a aniquilar a la tal Marlen. En uno de los primeros puestos, dicho sea de paso. Dudaba mucho de poder realizarlo, ni le había visto el careto. Pero bueno, por si acaso, apuntada quedaba.

Sin ningún esfuerzo reprimió una sonrisa al escuchar a Ezequiel agradeciendo a los desconocidos que lo hubieran salvado -Hay que ser desgraciado -pero como siempre, la mujer no mostró nada: lo miraba con absoluta y aparente indiferencia. ¿Para qué? Aunque sí que giró el rostro a Ivy, a ver si a ella también le había hecho “gracia” la muestra de gratitud. ¿Qué se puede esperar de un tío con poder? De eso Kiabi sabía un rato. Una puta vida. Y no quiso pensar en la excepción que confirmaba la regla.

Negó perceptiblemente con la cabeza a Zack, como disculpándose cuando le dio las gracias. No tenían que agradecerle nada, ni él ni Erik. Era ella la que había ganado con el intercambio de favores. Así que apretó los labios mientras asentía al apelativo de Leia y cogió aire después, tenía muchas ganas de salir de allí. De quitarse la mugre de tres días. De emborracharse sin parar...

Sola y callada.

Yo también soy médico... Me encargaré del chico – Otro tío con ganas de protagonismo, que novedad. Kiabi se agachó y sujetó a la joven sin rechistar a eso, no era la primera ni sería la última vez que colocaba un hombro dislocado. Y a hijos de puta que se merecían mucho más morir desangrados y sufriendo que ser tratados con ningún tipo de consideración. .. Pero ahora tenía su propio código ético. Por fin. Y no tenía motivos para no ayudar a aquella chica con lo único que sabía hacer bien. Bueno, muy bien en realidad.

No tengo nada para que muerda – Por no tener no tenía ni medicinas, ni armas, ni una triste bala. Bueno, un cuchillo sí, pero no era plan que se lo metiera en la boca la novia de Erik justo antes de movimientos bruscos provocados por dolor.

Sus manos se agarraron a la joven con fuerza, pero sin ejercer excesiva presión. Los ojos azulados totalmente centrados en la zona del cuerpo que iba a explotar de dolor. Estaba tranquila, por ella como si contaba hasta veinte, ya estaba afianzada para lo que hiciera falta. Para que saliera bien sin margen de error.

Cuando Ania se fue, Kiabi no giró el rostro hacia ella para no desconcentrarse, pero le contestó - Iré a ayudarte en cuanto acabe esto - Lo dijo un poco alto porque ya se estaba alejando. Elegir material para los enfermos era fácil o muy fácil para Kiabi, y estar sin tanta testorerona desconocida pululando alrededor, la mejor de las promesas.

Kora permanecía recostada en el suelo, tendida cuan larga era. La piel se le había perlado de sudor, y daba respingos con cada punzada que experimentaba durante la exploración de Tanner.

Asintió exhausta y con cierta demora al primer diagnóstico, confiando plenamente en las capacidades de su padre. Su fingida serenidad surtió efecto en la joven, que se anclaba a la calidez de su mirada y de sus palabras en busca de una entereza que ninguno de los dos sentía.

Por alguna razón - quizás en busca de estímulos que la entretuvieran y la alejaran de sus dolencias - no cesaba en su intento de enfocar bien la imagen, usando a Zack y a Leia - además de a Erik, pues eran quienes quedaban más cerca de ella - como cobayas. El murmullo a su alrededor la molestaba sobremanera... Todo la irritaba en aquellas circunstancias.

Las carantoñas de Erik la hicieron volver a enfocarse en él, y cuando éste se dispuso a recolocar la articulación la armera asintió de nuevo y cogió aire, tragando saliva mientras reacomodaba las suelas de sus botas sobre la superficie, nerviosa y amedrentada. Intuía lo que se le venía encima, pero estaba tan aturdida que no se esperó que Tanner se adelantara a la cuenta atrás, y al tirón le siguió un alarido lastimero que la retorció y arqueó su espalda durante unos segundos... Sometiéndola finalmente a la somnolencia que aquel tremendo aguijón de dolor le había provocado, atontando sus sentidos.

Si una cosa quedo clara por las facciones de Ezekiel era que aunque habia pasado por las brutalidades que pudieran haberles hecho sus captores, ese tipo de violencia cruda y cruel, expresada de una forma tan directa por parte de Azra fue algo que no solo le sorprendio, sino que le removio algo en su interior, obligando al hombre a tragar al ver la mirada de la mujer. 

El resto del discurso de Azra provoco que el hombre diera un paso atras mientras miraba de reojo a Erik y los demas, como si esperase que fuera mas facil hablar con ellos o al menos llegar a algun acuerdo. 

Algo tenso, no dudo en responder a la orden de la amazona. – Si, claro, como he dicho, hay una enfermeria en este piso. – No parecia dispuesto a discutir en exceso con la violenta mujer. 

Las palabras de Erik y la mirada a Zack provocaron que el hombre de la cresta se moviera tras echar una larga mirada a Kora. Se agacho un momento al lado de la misma y de Erik, susurrando algo. Al levantarse hablo para todos. – Yo me encargo. 

Ezekiel asintio y dio un par de ordenes para que varias personas, sin importar sexo o formas acompañaran al hombre hasta las instalaciones medicas del nivel, para asi traer lo necesario para mantener a la gente con vida. Notandose como no paraba de mirar en direccion a Sean. 

A no mucho tardar se escucho el grito de dolor de Kora por encima de la mordaza que tenia en ese momento, pues de una u otra forma y sin importar las demas heridas, el proceso de volver a colocar el hombre era algo que casi, casi le habia hecho perder el conocimiento. 

Ezekiel entonces se acerco a Ania con paso lento mientras parecia que poco a poco, todos tenian algo con lo que mantenerse ocupados. – Perdona. Ania verdad? – Estaba claro que habia escuchado claramente el nombre. – Ezekiel. – Una suave y amable sonrisa. 

Con unos movimientos sutiles, la aparto un par de pasos de los demas, para hablar con cierta privadidad, pues entre los dos heridos y la multitude de gente que estaba en ese momento en un estado alterado tras el cautiveria, parecia buscar algo de paz. Con Erik y Leia ocupados en las tareas medicas, sin duda Ania era el objetivo mas preferible. 

A no mucho tardar aparecian de nuevo por alli las personas que habian enviado Ezekiel junto con Zack*. Se acercaron con rapidez hacia donde estaban los dos heridos mas graves.

Hola, siento no haberte hecho caso al inicio pero… - Una mirada de reojo hacia Azra lo decia todo. – No me malinterpretes, comprendo como puede sentirse, pero no es algo que hayamos elegido, si no que nos fue impuesto. Se que no tengo derecho a pedir mucho, pero si me gustaria asegurar que no hay mas dolor para con los mios. 

Tus formas iniciales implicaban cierto grado de empatia… 

Una mirada clara y sincera, unos ojos levemente brillantes mientras te miraba esperando comprension. – Gracias por ayudar con Sean… ahora mas que nunca va a necesitar ser fuerte. 

Una inspiracion pesada mientras miraba en direccion al chico. – Donde estaba encerrada Marlen? En el tercer piso he creido entender, pero sabes donde exactamente… asi puedo mirar de hacer control de daños, soy muy consciente de que aun es peligrosa. 

Una mirada mas larga hacia tu persona, un brillo que no verias pero si no tarias preocupacion en la mirada aunque fuse levemente. Luego un acercamiento y un susurro. – No te me mueras… 

Tras haberle dicho algo al oido a Kora, me levante parcialmente y sin mirar a ninguno de los dos. – Tened cuidado. Los habitantes de los refugios son… estan hechos de otra pasta, son comunidades muy cerradas.  - Por las formas casi parecia entender que no se fiasen del todo aunque les hubieran salvado.

Ivy estaba algo en su mundo, pero aunque parecia distraida, podias notar como no perdia comba de su alrededor. Era una postura bastante… unica. Entre hastio y cansancio, dejando escapar algun bostezo leve y au nasi, sus ojos brillaban, atentos a su alrededor. 

Cuando vuestros ojos se encontraron, una sonrisa sarcastica asomo casi imperceptible en los labios de la rubia. Una cosa estaba clara, no se tragaba el teatro que teniais delante. 

Azra se encaminó con quienes iban a la enfermería, no solamente para ayudar a traer instrumental y utensilios adecuados, sino también para poder tratar su propia herida, incluso preguntó por aquellos productos o sustancias que pudieran usarse para calmar el dolor pues habían demasiadas cosas desconocidas y con letras muy raras.  

Una vez allí cogió lo que necesitaba para ella, además de cargar con alguna cosa más que pudiera usarse para tratar a las personas heridas pues poseía ciertos conocimientos básicos para curar y tratar heridas, así que no tendría problema en saber qué llevarse.

Al regresar vio como el tal Ezequiel hablaba con Ania y se acercó hasta ellos, aunque su conducta de indiferencia fue solamente hacia el hombre pues sabía la reacción que causaba en aquellas personas de mente y corazón débil.

- Toma - Le dijo a Ania ofreciéndole algún calmante - Tómate uno para el dolor y deja que mire tu herida. El resto están ocupados y no puedes ir por ahí cojeando, nos ralentizarás al resto. - Era curioso que se preocupase antes de curar la herida de Ania que la suya propia, quizás porque la amazona estaba acostumbrada a estar herida - Si quieres, para quedarte más tranquila échame una mano extrayéndome el cuchillo y así trataremos tu herida después - Iba a curarla, sí o sí, pero había visto suficiente de ella para saber que muy probablemente le dijera que ella también estaba herida, que tenía un cuchillo, etc. Y con tal de no discutir se encargaría primero de su pierna para después tratar a Ania. 

Aunque le sorprendió aquel acercamiento, se dejó arrastrar con docilidad hacia un lado, conteniendo alguna mueca que otra de dolor.

Le escuchó en silencio, calibrando sus palabras, sondeando el rostro del hombre con el azul de sus ojos. Se pasó el envés de su muñeca por la frente para eliminar el picor que le provocaba el ligero sudor, la suciedad y los restos de sangre que la habían salpicado a lo largo del día. Con ese gestoi ganaba algo de tiempo para ordenar sus pensamientos

- La mayoria no tendremos inconveniente pero ella... Ella es la que más ha sufrido por todo esto - No sabía cuanto, ni tampoco le habia contado mucho más que leves pinceladas, pero por su odio... habia tenido que ser un horror inimaginable. Su voz sonaba apagada, sin fuerzas - Pero quiere volver a casa, y ya ha dicho que no va a tomar represalias con vosotros. Es una mujer de palabra... - paró la conversación para volver el rostro al sentir como su hermana se acercaba

Estaba hablando con el hombre cuando giró el rostro hacia Azra un segundo al verla acercarse - Sean hablaba de una tal Kari... - fue su respuesta ¿o quizás una pregunta? a las palabras del hombre sobre Sean - Marlen estaba en el subnivel, creo que el 3, si... Pasamos por unos laboratorios y creo que estaba en una sala de seguridad, pero la luz azul.. o morada... Todo era confuso abajo por lo que no se especificarte más, quizás ella si - señaló a la amazona antes de que ella llegara del todo y tomó lo que le daba sin pegas.

Se volvió del todo hacia su hermana - Si. La verdad es que me quedaría más tranquila si te quitamos eso de ahí. ¿nos echas una mano? - aquello iba para Ezekiel, pues no estaba segura de hacerlo bien sin dañarla más todavia

- Por cierto, hay alguien más que os está buscando para cobrar su venganza - como tenia la cabeza agachada evaluando el cuchillo en su costado, miró a Azra a través de sus pestañas, sabiendo que quizás aquello la enfadaria, pero el tipo las habia dejado solas sin miramientos y sin preocupación.

Se centró en que ambas fueran tratando sus heridas, mirando de malas formas a aquel hombre por si osaba hacerles algo, claramente no se fiaba de demasiadas personas y sus gestos denotaban que se defendería de cualquier forma.

Cuando escuchó lo que Ani le dijo se encogió de hombros - ¿Vengarse de mi? Es posible, aunque como no especifiques hay demasiada gente que lo haría. 

- Le decia a Ezekiel - dijo tranquilamente, sabiendo que el que no mirara directamente al hombre podría haber llevado a equivoco a su hermana.

- Lo digo por el gilipollas que nos dejó abajo tiradas con el marrón - antes de que Azra añadiera algo se apresuró a seguir hablando - Y si, ya se que no hay que depender de nadie ni confiar en que nadie te salve el culo, pero el honor... - hizo un mohín recordando que quizás aquella palabra tan grande y tan nimia a la vez no valía para todos.

Asintió cuando dijo que se refería al hombre.

- Cuando se trata de supervivencia el honor es una nimiedad sin utilidad.

Respondió con total seguridad. 

Shhsssh… ya está…

Ayudó a la chica a sentarse en el suelo tras terminar la primera maniobra, para que no se cayera por su propio pie y para darle un descanso a su maltrecho cuerpo, tardaría unos minutos en tener la mente más clara, eso si sus heridas internas no eran mucho más de lo que había intuido en la primera exploración.

Le pidió a Ania que trajera camillas para trasladarlos, era mucho mejor arriesgarse a ese movimiento que atenderlos allí.

Asintió a las susurradas palabras de Zack y volvió a reubicarse. Nadie de su grupo estaría a solas, y de momento no esperaba hostilidad, pero tampoco podía descartarla, la actitud de Azra no ayudaba, pero aún así tenía claro que los habitantes del refugio los seguían considerando una amenaza, sino inmediata, si a medio plazo, así que mejor salir de allí lo antes posible Tómate unos momentos para descansar, no te muevas, enseguida traen una camilla… pidió a Kora, confiando en que le hiciera caso, tenía tantas preguntas… pero no era el lugar ni el momento.

¿Cómo lo ves? Se acercó a Leia que se había adelantado a atender el muchacho herido. El hecho de que dijera que era médico hizo que la situara mejor en su memoria. Recordaba que había comerciado con ella en varias ocasiones, y alguna que otra vez intercambiaron también conocimiento, algo mucho más valioso, cosa que a demasiados les costaba entender es evidente que ha perdido mucha sangre sólo le echó un vistazo por encima, esperando su diagnóstico.

Por suerte, las camillas no tardaron mucho en llegar, así que el siguiente paso era colocar a Kora y al chico en ellas, con lo poco que habían tardado en regresar era obvio que el sitio estaba bastante cerca, así que el riesgo de moverlos era mínimo en compensación los beneficios de atenderlos en un lugar apropiado. A ellos y al resto de los que necesitaran ayuda.

¿Cómo habéis acabado aquí? Preguntó a Leia refiriéndose a ella misma y al grupo que acababan de liberar, los habitantes del refugio eran fáciles de identificar, pero el resto parecía algo más variopinto. Dejó que fuera la mujer quien se encargara de ayudar a acomodar al chico y él hizo lo propio con Kora.