Partida Rol por web

- ¡Salid chicos! No hay nada que temer aquí fuera... no seais estupidos y vamos a salir todos de este maldito pueblo.

Sacude la antorcha a ambos lados para que sea lo suficientemente visible y todos le vean bien. No lleva ningun arma en su cinto o en su ropa que parece como si hubiese sido revolcada por la arena durante muchos kilometros.

Una voz en el exterior hace que el corazón se acelere al pensar que la contienda va a dar comienzo. Al parecer se trata del dueño del rancho donde hace unas horas todo había sido arrasado. Dónde ha estado metido este hombre? Cómo aparece de la nada sin armas y sin temor alguno? Cualquiera de los que hemos sufrido el ataque de esas bestias no se atrevería a dar un paso ahí fuera sin una gatling cubriéndole las espaldas. - Pero qué Carajo... -

Observo al hombre a través de las rendijas de los tablones que hemos dejado para disparar. El señor O´connor agita su antorcha para ser bien visible. De nuevo, esa oscuridad antinatural lo cubre todo como un manto. Ni la luna parece querer estar presente en estos momentos. - Yo creo que este tipo ha perdido la cabeza al ver su rancho masacrado. No sé si será buena idea dejarle entrar. Podría atacarnos y ya tenemos suficientes enemigos por esta noche. Al diablo con él -

La supervivencia a la que ha tenido que acostumbrase Antonio durante toda su vida, le ha convertido en una persona independiente y con frecuencia poco dado a ayudar al prójimo. No obstante, aquellos en los que llega a considerar sus compadres, vuelca en ellos todo su buen hacer, como si se ayudara a sí mismo. - Señor Philips, debería pegarle un tiro antes de que lance la antorcha a la iglesia y nos queme a todos... - Grito desviando mi cara hacia la puerta que da acceso a la escalera del campanario.

Denspec se acerca a las ventanas con expresión de extrañeza y preocupación. Observa al ranchero en silencio a la vez que se acaricia la incipiente barba con nerviosismo. -¿Qué argucia es esta?

-Ni hablar hijo, la oscuridad te rodea.

Carraspea y mira a las personas de la iglesia. -Un caminante vagando por el desierto en medio de la noche...En medio de todo esto. No debemos escuchar sus palabras. Denspec se cruza de brazos. -Dios sabe qué le habrá pasado, fijaos en su ropa, es como si...se lo hubieran llevado a rastras.

Se vuelve hacia el resquicio de la venta y se queda mirando al exterior. -¡Largo de aquí!

Qué poco cristiano, padre -sonríe Live, irónica-. Me aterra pensar que un hombre de Dios pueda ser tan desconfiado.
La joven madame combate la tensión con jocosidad, pero sus palabras no parecen hacer gracia a ninguno de los presentes.
Retoma la seriedad exigida por el momento y mira hacia el exterior de la iglesia a través de la rendija que separa dos maderos en una de las ventanas.

Algo debe ir terriblemente mal amigo  Antonio pero estoy  de acuerdo contigo.Amartillo el rifle y apunto a la cabeza  del ranchero.Que Dios me perdone si me confundo pero no pienso    arriesgar  nuestras  vidas.Jalo el gatillo con suavidad  ,un estruendo rompe la tranquilidad de la noche   y un cuerpo cae  pesadamente al suelo.

No sin reparos caminaba hacia las ventanas tapiadas para hablar con Neil, el vaquero era bien conocido en el pueblo y más de una vez había charlado con él en compañía de una buena botella de whisky sobre toda suerte de asuntos; desde el nacimiento de un ternero hasta la pelea de uno de sus empleados. 

No iba a abrir sin más, no iba a salir pero quizás él sí pudiera entrar. Quizás no hubiera visto a los salvajes o... el disparo del sudista me sorprende y me enfurece. - ¿Qué coño hacéis? disparar a un hombre desarmado y a sangre fría! ¿habéis perdido la puta cabeza? - grito a todos al tiempo que me acerco a la ventana más próxima e intento atisbar el estado del vaquero.*

Neil cae a plomo al suelo y la antorcha cae al suelo a su lado. Tras un segundo que se antoja eterno el cuerpo se convulsiona y queda finalmente inerte.

El silencio vuelve a rodearos junto al remordimiento de haber dejado morir (o matado) a un hombre inocente... conocido... vecino...

- HA MATADO AL SEÑOR O´CONNER!!!

Me llevo las manos a la cabeza asustado y sin poder creer lo que han visto mis ojos y luego voy a la parte posterior, donde se accede al campanario.

- MALDITO HIJO DE PUTA, BAJE AQUI SI TIENE MAS VALOR QUE UNA MALDITA RATA SURISTA! CARROÑERO! ASESINO!!!

Estoy dispuesto a darle tregua para que baje donde el resto aunque casi deseo que no lo haga para subir a por el.

Una cosa es desconfiar de la extraña aparición de O`Neil y otra muy distinta disparar a sangre fría a un hombre desarmado y perfilado claramente contra la oscuridad de la noche. En apenas unos segundos, la discordia ha medrado entre los hombres de la iglesia y puede conducir a la fatalidad en lo que se tarda en suspirar dos veces.

Con el rostro lívido Denspec se dirige a grandes zancadas junto a Desmond para intentar apaciguarle y evitar que haya una pelea, lo cual no es muy aconsejable teniendo en cuenta la tensión a la que todos están sometidos y que hay suficientes armas de por medio como para matarles a todos varias veces.

-¡DESMOND! ¡Tranquilízate, ahora no es momento para eso! Le pone una mano firme en el hombro y le mira a los ojos. -¡Ahora debemos permanecer unidos! Mira a los otros y alza la voz. -Dios juzgará y castigará a los hombres que derraman la sangre de sus hermanos. La sangre llama a la sangre y su olor sube hasta el cielo para ofender a Dios.

Con voz más calmada prosigue. -Cuando superemos esta prueba, podremos juzgar como hombres que somos si así es necesario. Pero ahora os conmino a permanecer unidos. Guardad vuestra ira ahora y usadla para aumentar vuestra determinación y superar esta situación.

De nuevo, nuestro surista demuestra una habilidad más que notoria con el arma de fuego. En verdad es un adversario temible. Cuando nuestro duelo llegue, no tendré muchas posibilidades. Pero quién sabe, quizá no sobrevivamos ambos para dicha contienda. El cuerpo del ranchero desquiciado se vuelve inanimado tras unos espasmos propios de aquellos que sufren la rabia.

Como era de esperar, pronto surge la voz de aquellos que no son capaces de ver la verdadera situación. Me retiro de la ventana y de la cruda imagen que la tenue luz de la antorcha caída ofrece. Me vuelvo hacia los exaltados para replicar. - Ese hombre se ha acercado como si le hubiera pasado una manada de bufalos por encima. Sin armas en su funda y risueño. Invitándonos a salir donde no hay peligro, viéndo que el maldito pueblo está arrasado. Carajo!  No he visto a nadie que haya salido o consentido que entre. Se quedan en silencio dejando que otros tomen la iniciativa y luego protestan. Si ese perturbado hubiera entrado, lo más seguro es que hubiera sido un peligro para todos. Como si no fuéramos a tener suficiente con lo que nos va a venir - Miro al predicador - Puede que haya sido la voluntad de Dios quien haya guiado el pulso del señor Philips, evitando a ese desgraciado una muerte mucho más cruel que con esos demonios - Al citar la última palabra, las velas repartidas por la estancia se agitan temblorosas. Probablemente haya sido una ráfaga de aire nocturno o quizá no...

Estoy tan corto de munición como de paciencia así que mejor calmemonos  todos .Tiro  de la palanca  del winchester para recargarlo dejando que el ruido  resuene amenazadoramente en el silencio de la noche.Llevo muchos años haciendo el trabajo sucio para que todos  me   miren por encima del hombro y esta  vez   no tenia  porque ser diferente.Sí , lo he matado y puede   que  fuese  simplemente un hombre desequilibrado pero ¿ y si no lo era?.¿Estabais dispuestos a  dejar a  dejarle  entrar?. No  creo, así pues  le he hecho un favor mejor una bala que esos monstruos de ahi fuera .

-Verter sangre es el último recurso. Denspec habla casi para sí, absorto en los recuerdos. -No soy yo quién ha de juzgarte hijo, pero has matado a un hombre indefenso, fuera un loco o estuviera poseído por...ellos. Quizás tu mano haya sido guiada por el destino, ninguno de nosotros puede saberlo.

-En todo caso, este no es momento para la debilidad de la duda y todos sabemos que aquel hombre que yace muerto...nos inquietó con su venida como una sombra aciaga. Luchemos ahora como hombres buenos.

Live escucha al párroco y anima a "sus chicas" a hacer lo mismo. Los ánimos están cada vez más crispados. Parece imposible discernir cuáles son las decisiones adecuadas y cuáles las erroneas.
Se ha vuelto peligroso siquiera hablar -piensa taciturna.
Es posible que la actuación del forastero haya sido demasiado definitiva, pero al menos el actuó sin vacilar. Extrañamente, ese pensamiento provoca en Live cierto sentimiento de seguridad...
Medidas drásticas -suspira para sí misma, contemplando el cuerpo del antiguo hombre de negocios.

Entre la discusion todos os percatais de como la luz de la antorcha desaparece, no gradualmente, sino como si una manta se hubiese lanzado sobre ella. Cuando volveis a mirar en el exterior solo existe la oscuridad, una tan profunda y cetrina que no sois capaces de ver nada mas en su interior.

Tras unos segundos en que todo esta en calma comenzais a escuchar un retumbar, unos tambores quiza, el edificio se contrae y cruje bajo ellos y parece que fuese a venirse a bajo en momento. Entonces es cuando una voz rasga la noche, es extrañamente familiar aunque no sabriais identificarla.

- Creeis que vuestra casa de naipes puede aguantar el embite de mi fuerza? Acaso creeis que vuestro dios os salvara de la noche que ha despertado? No seais estupidos. Esta oscuridad no ha nacido sino que habita en cada uno de vosotros y no podreis luchar contra ella mas de lo que podeis evitar respirar... salid y formad parte de mi o morireis y no sereis mas que pasto para mis fieles.

¿perturbado? ¿Y si había logrado sobrevivir de alguna forma y no sabía lo que sucedía? O quizás sí lo sabía y le podíamos haber interrogado... - empiezo a decir mientras me dirijo a la habitación de atrás a grandes zancadas, muy enfadado y con una sensación de cierta impotencia por no haber podido salvar a ese hombre.

Entonces escucho esa familiar voz. ¿Quién es? Me vuelvo a medio camino y cargo la escopeta maquinalmente al escuchar sus amenazas.

¿Quién eres? ¿Qué es lo que quieres? Acércate y negociaremos contigo: No tiene porqué haber un baño de sangre. - le miento.

Esta gente no funciona así, James -susurra Live, sin referirse a nadie y a todos a la vez. A pesar de su juventud, reconoce el sabor del aire antes de que este se tiña de sangre... No es una sensación fácil de olvidar -piensa, agarrando con mucha más fuerza su arma.
Templando sus nervios trata de distinguir la familiar voz.
Al final no ha hecho falta excursión para encontrar al responsable -se limita a decir.

Desde que entramos en la Iglesia, había sido poco más que un fardo más, sentado en un rincón, mirando fijamente mi petaca, llena ahora de whisky. Con munición para mi armamento y la petaca, no parecía necesitar nada más. Pero pasaron varias horas, mientras me decidía a dar un trago o no...hasta que el disparo me sacó de mi estado casi hipnótico. La voz que suena desde fuera vuelve, otra vez, a traerme los recuerdos de la fatídica aventura que viví, como todos los demás, hace escasas horas, anque ahora parezca más lejana en el tiempo.
La voz me pone los pelos de punta. No es la priemra vez que oigo como una criatura del averno me habla como si me conociera...espero que sea la última.

Al escuchar la voz estas seguro de haberla oido con anterioridad. No es la voz de Bamako como tampoco lo era cuando el te hablo, es una mezcla de muchas y de ninguna, de algo que se alimenta de todos... te entra el panico y agarras la botella deseando beber de su liquido para olvidar todo esto...

La voz es muy extraña; es como si la reconocieras pero no es asi. Como si hubiese partes de ella que reconocer de Neil o de David... incluso de Tomas! es una mezcla de todas y de ninguna. Extraño pero no mas de lo que has vivido las ultimas horas.

Sientes que ademas esa voz ahonda dentro de ti y te atenaza como si tratase de subyugarte y entonces te das cuenta de que el señor Marcus, mas atras de ti y del resto, se encuentra con un aspecto extraño, palido, con sus ojos clavados en el vacio, y su mano alargandose temblorosa hacia su revolver.