Partida Rol por web

Ignorando las gotas de sangre que le han salpicado, el predicador corre hasta Desmond y se arrodilla a su lado. Le aprieta la mano con fuerza y le bendice en voz queda. -Hijo, has salvado una vida. ¿Qu...quieres reconciliarte con Dios?

Padre, haba el favor de dejarse de sandeces -espeta con brusquedad-, y ayúdeme a salvarlo.
Las lágrimas recorren ya el dulce rostro de la madame. No puede permitir que Desmond muera.
Vamos, amigo -suplica-. ¡Aguanta!
Uno a uno, todas las personas cercanas a Live parecen estar dejándola. Mira con pesar al sheriff Hugh, temiendo que él sea el siguiente...

Parece que ya no hay peligro, así que me asomo un poco de mi parapeto para cerciorarme. Pero vea lo que vea, no me moveré de aqui, al menos por ahora. He visto con mis propios ojos como esas criaturas infernales se levantaban después de recibir un escopetazo, así que si Marcus ha sido poseído por el diablo, puede que que esto no haya acabado...

Desmond gorgojea con la sangre brotando de su boca mientras Live mantiene sus manos apretando la herida con fuerza. Es extraño el contraste de su piel con ese rojizo... Cuando el Padre se sienta a su lado su experiencia le dice que nada se puede hacer ya por el joven negro. Sus ojos buscan nuevamente los de Live y su gesto se tuerce en una mueva que parece ligeramente una sonrisa. "No te preocupes, te he salvado y eso es lo mas importante para mi" - parece decir el joven.

Mientras tanto el cuerpo de Marcus yace al otro lado de la estancia, con un destrozo considerable en el abdomen y su sangre por doquier impregnandolo todo. Su herida aun humea por la fiereza del impacto. Parece que ha muerto al momento... pero como saberlo?

Es entonces cuando la voz del exterior vuelve a surgir, como la tremula luz de una libelula en la oscura noche:

- Quien mas cree que podra aguantar ahi dentro con los pecados que guarda su interior? tal vez tu, Predicador? Por mucho que hayas escondido tu mal siempre encontrara una forma de salir... quiza el unico que realmente pueda salvarse es ese tirador estupido, viejo y decrepito del campanario. El convive con su mal y lo usa... quiza deberiais hacer lo mismo! Hay sitio para todos con los mios! nunca mas pasareis frio, hambre o dolor!!

Se hace un silencio interminable entrecortado por los jadeos finales de Desmond antes de morir, despues, la voz termina:

- Todos vais a morir... esta noche...

-Arrepiéntete de tus pecados y quizás el Señor te perdone. Se dirige al exterior, con voz cansada. -En tu interior, sabes dónde está la verdadera respuesta, por mucho que intentes ignorarla. Ella te encontrará, en esta vida o en el infierno.

En medio del silencio, la sangre se desliza desde el cuerpo exangüe de Desmond, a la vez que las últimas volutas de humo ascienden desde la terrible herida del abdomen de Marcus.

-¡Dichosos son los que sufren, porque de ellos será el Reino de los Cielos! Se pone en pie y parece como si extrajera fuerzas de algún lugar oculto de su interior. -Peor es el mal que mora en los corazones de los condenados que la muerte de los hombres que lo son hasta el final.

Por último, haciendo un esfuerzo notable, Denspec mantiene firme su voz y se vuelve hacia la heterogénea audiencia presente en la parroquia.

-¿Qué es más importante, perder el alma o la vida? Responded a esa pregunta y obrad en consecuencia.

Dicho eso se deja caer junto al altar, con sus dos manos sujetando firmemente el sólido peso de una Biblia Negra tan oscura como la noche.

El custodio de la dama del saloon termina expirando. El disparo ha sido certero. El predicador otorga nuevas fuerzas espirituales con sus palabras. Pero el miedo se ha instaurado dentro de la capilla. Esa sensación temerosa de no saber quién puede ser el siguiente que te ataque por la espalda. El caos se hace fuerte.

La voz maldita vuelve a elevarse en la noche. Probablemente buscando una nueva víctima. Otra marioneta que usar para sus macabros planes. Perdiendo los nervios momentaneamente, saco el cañón del rifle apostado en mi ventana y realizo un disparo que la oscuridad fagocita. - Vete al Carajo demonio! Luchad entre vosotros como perros que sois! - Dónde te escondes? Muéstrate para que pueda volarte los sesos... Pero parece que el mal que nos acecha no es corpóreo. Podría decir que es la misma noche.

Me acerqué al cuerpo inerte de Marcus, no había forma de saber si volvería a la vida como los otros. Lo cogí de la camisa y lo arrastré tras el altar, lejos de donde se encontraba Live, Desmond y los demás. Cogí un cuchillo y tardé unos minutos en hacer lo que debía hacerse, aunque no conociera a ese tipo, no era algo que pudiera hacer sin pensármelo dos veces. Le di la vuelta al cadáver y le clavé el filo en la nuca, con suficiente fuerza para que atravesara el cerebro.

Asqueado por lo que acababa de hacer, tarde un poco en volver con los demás. Debéis rezar también por el alma del jugador, mató a Desmond, sí, pero no era dueño de sus actos. - le dije a Joe mientras guardaba el cuchillo y recogía mi escopeta - al contrario que yo.

Recargué el arma. - Seas quien seas, te juro que vas a pagar por todo lo que has hecho. Grité en voz alta. - No me das ningún miedo, acércate y comprobarás que mis demonios murieron ya hace tiempo, como lo vas a hacer tú.

Las palabras que  surgen de la noche me  provocan una sonrisa.Bueno , al menos   parece que le he caído en gracia a eso y a lo mejor  hay una posibilidad  de  salir con vida . Aunque  lo de estúpido y decrepito podía haberselo ahorrado..

El exabrupto del mejicano y su disparo  rompen   mis pensamientos.Otro que tampoco esta contento, ya es raro tenia  que estar como en casa en este  berenjenal.

Habia dejado al "Surista" antes de que empezase todo esto y ahora, con todo lo que habia pasado, los disparos, el sheriff haciendo de cazador con su cuchillo y la locura que todos habiamos presenciados con la muerte de Des comenzaba a pensar que aquel sitio, en lo alto, era el mejor de todos... al menos ese hombre sabia bien lo que hacia.

En silencio y con la cabeza gacha me dirigi nuevamente hacia la escalera del campanario.

- Voy a subir! - grite.

En un poco me encontraba arriba, viendo al surista aun agazapado en una oscura noche nada comun. Con las mantas sobre mi le mire con unos ojos entre tristeza y necesidad de proteccion. No creo que haya nadie de los de abajo mas capaz que el de ello.

Me sente a su lado y me arrime todo lo que pude para sentir su calor, echandome la manta mas aun por encima dispuesta a descansar lo maximo que me permitiese ese loco de ahi fuera.

- Creo que aqui estare mucho mejor... - logre susurrarle.

Perpleja. Asustada. Paralizada por el terror.

Cuando finalmente logro salir de el me acerco a toda prisa a ayudar a Live pero no hay nada que hacer. Nuestras manos se encharcan con la sangre de Desmond y solo puedo agradecerle el haber estado ahi siempre para nosotras...

Lágrimas calientes no cesan de brotar de sus ojos encharcados. Su cara arde en rubor por la pérdida.
¿Es que no va a parar nunca? -Los recuerdos la persiguen como una maldición:
Esposo mio -susurra su alma devilmente, antes de "despertar" y ser consciente, otra vez, de que a quien acaba de perder era solo el pobre y leal Desmond.
Siente la presencia de Sofí junto a ella. Y piensa en la oportuna habilidad de Susan de ''arrimarse al sol que más calienta'', mientras escucha amortiguadas las palabras del engendro. A penas es consciente de lo que ocurre a su alrededor.

Mientras la oscuridad ronda el lugar buscando un resquicio por donde entrar a nuestra fortaleza y refugio me acerco con paso tranquilo a la habitación por donde se asciende al campanario.

Philips, será mejor que tú y la chica bajéis aquí abajo. Con esta oscuridad dudo que puedas ver nada, es mucho mejor que bloqueemos el hueco del campanario y nos atrincheremos aquí abajo.

Vuelvo a centrar mi atención en la petaca. Vuelve a hipnotizarme...por unos instantes, olvido a los que me rodean, incluso olvido a quien quiera que esté ahi fuera, sólo pienso en lo fácil que sería volver a sentir el whisky recorrer mi garganta, y como me haría sentir más relajado, como me haría ver con otra perspectiva toda esta jodida pesadilla, como me haría evadirme. Incluso si bebo lo suficiente, me haría dormir como un tronco.
Poco a poco, desenrosco el tapón y me acerco la boca de la petaca a la nariz. Un aroma familiar inunda mis fosas nasales con tanta fuerza que es casi como si lo tuviera en la boca. Huele bien, muy bien.
Me la acerco a la boca, y justo cuando estoy a punto de dejar caer el brebaje en mi interior, una extraña fuerza detiene mi mano. Algo me dice que no debo hacerlo.
Creo que es una voz, la voz de la conciencia, que se alía con una desconocida para mi fuerza de voluntad. Algo dentro de mi me grita que no debo hacerlo, que debo permanecer sobrio, despierto y alerta si quiero sobrevivir, al menos un día más.
Asi que despego el frío metal de mis labios, y vuelvo a cerrar la petaca, para después guardarla.
Nos espera una larga noche por delante.
Ya habrá tiempo para beber más adelante.

La  previsora muchacha  asoma la cabeza  después de   haber anunciado  su  llegada .Chica lista, veo tu juego  y entiendo que estes acostumbrada  a usar tu belleza para salir adelante pero no  te equivoques.. Al oir al representante de la ley   no puedo  evitar responder  .Digamoslo de esta manera  Sheriff, estoy en un lugar alto donde  no podrán entrar a menos que vuelen y tengo mejor vista de lo que  pueda creer .Ademas  parece ser que el de ahí fuera   me  tiene cierto  aprecio  así que no veo  el interés de bajar y  compartir vuestra  suerte.