Partida Rol por web

"Las notas del viejo piano acompañan a las coristas sobre el escenario mientras el viejo Tomas sirve cerveza y wishky en la barra y los parroquianos, pistoleros y vaqueros cantan y se divierten. Quiza quieras echar una partida de poker o divertirte con alguna de las chicas... pasa y sientete comodo!"

El sonido de la pianola se incrementa en cuanto mis botas golpean los tablones del suelo del saloon. Las puertas se cierran tras de mí con un bailoteo arrítmico. Me sacudo el polvo de encima y me aproximo a la barra con paso firme pero visiblemente cansado. Me inclino sobre la barra arrojándome parte del poncho sobre mi espalda y dejo mi gastado sombrero de ala ancha colgando sobre su cordel. La camarera se acerca con contoneantes movimientos esperando que pida algo.

- Tráeme el mejor "matarratas" que tengas en este tugurio, hoy ha sido un día duro - La mujer selecciona una botella entre las del bar y depositando un vaso que ha tenido tiempos mejores sirve el alcohol en su interior.

- No, deja la botella - Y vacío de golpe el contenido del vaso para servirme otro trago. El alcohol baja por mi garganta calentando la laringe. La camarera se preocupa por el pago y extraigo un pequeño saco que dejo sonoramente en la barra. Sin embargo, la mujer se fija en la pistola al acercarse a recogerlo.

- No se permiten armas aquí Señor, debe entregarla o le pido que salga -

- Nunca me separo de ella, es mi esposa fiel y es muy celosa -

La camarera hace un gesto a un hombre. Debe ser el custodio del local. Un hombre alto y fuerte se aproxima con grandes zancadas. Me giro para ver su silueta recortada por el sol que penetra por la entrada.

Vaya, veo que voy a tener una tarde agitada...

Denspec levanta sus ojos grises para atravesar las volutas de humo gris y los vapores del alcochol que se elevan desde la mesa de póker. Echa una elocuente mirada a Morgan y a Peter, médico y enterrador respectivamente, y se le ocurre que, si ese hombre no es muy listo, quizás tenga que recurrir a sus servicios en ese mismo orden. Antes de levantarse lentamente, acaba su vaso de agua y se despide escuetamente de sus compañeros de partida.

-Quedaos con mi dinero, bribones. Se ciñe el sombrero negro sobre el pelo gris. -Pero si no os veo el domingo tendré que daros una lección de póker.

Joe se acerca al hombre de la barra con paso cansino, como si ya hubiese recorrido ese trayecto un millar de veces.

-Hijo, nadie te pide que te separes de tu esposa. Sólo que la dejes hablar con Live, un rato. Se levanta las solapas de su sobria chaqueta. No hay ningún arma. -Aquí no hacen falta revólveres.

Se vuelve hacia el custodio del local, que acaba de llegar. -¿Verdad que no?

Tomas limpia los vasos escupiendo en el trapo antes de volver a introducirlo en el vidrio y luego levanta la mirada.

- Desmond siempre esta deseando patear culos fuera del local, no le den razones para ello - mira al otro lado del Saloon donde un negro con ropas elegantes se toca el sombrero como saludo y vuelve a mirar a los hombres apoyados en la barra [b]- ademas ahora saldran las chicas a cantar y no creo que al sheriff Hugh le haga mucha gracia irrumpir una cancion o a la señorita Boree que manchen su precioso local.

Tomas sirve un vaso de whisky y se apoya en la barra. Es por todos conocido que guarda su vieja escopeta bajo la barra aunque no la ha usado en mucho tiempo...

¡Pues sí que empezamos bien el día! -sonríe Live, con desparpajo, levantándose del taburete en el que se encuentra apoyada-. No creo que sea necesario amenazar al señor Díez, ¿cierto? -La mujer pasa su delicada mano por los hombros del caballero en cuestión, y se sitúa a su lado. Su perfume contamina el aire, de forma embriagadora-. Las mujeres somos tan impredecibles, que me da miedo que la suya se dispare, tras unas copas de más -Live enarca una ceja, en gesto interrogativo, como preguntando a Antonio si le permite tomar su arma.

El joven ayudante del sheriff empuja las puertas dobles del Saloon cuando entra en el. Sabe que James, el Sheriff, se pasara en breve para ver que tal va todo pero a Rufus siempre le ha gustado, quiza por su juventud, la tension, la actividad y el hervidero de personas del Saloon (tambien frecuenta la compañia de Marie de vez en cuando aunque eso es otra historia).

Rufus mira a ambos lados quedandose un momento en la entrada y luego avanza con tranquilidad hasta la mesa de poker donde varios parroquianos juegan con tranquilidad. Esta noche el Saloon esta a reventar pues la paga ha llegado hace escasos dias... Rufus espera que haya algun altercado, asi quiza pueda hacerse ver y demostrar a todos que no es el joven sin experiencia que todos creen.

Su perfume, sus formas, el calor de su cuerpo... La voluntad de éste bandido es frágil ante la "dama del whiskey". Un hombre de buena planta y actitud serena parece calmar la situación con el custodio. Ha dejado una buena suma en la mesa de poker... y eso me gusta.

- Por esta vez... y para no dar más trabajo al enterrador te dejaría mi posesión más preciada hermosa,  pero como no estamos en un dormitorio.... Te dejaré mi arma -

Con reticencia y sintiéndome desnudo sin la pistola le hago entrega de la misma enfundada y con el cinto cargado de brillantes balas.

- Supongo que no habrá problemas si deseo sentarme en una de las mesas de juego... Si este grandullón va a seguirme toda la velada tendré que pensar en alquilar una habitación para nosotros - Con aires un tanto desgarbados abandono mi posición antes de que el hombretón se diera por ofendido y haga crujir mis costillas. Me acerco a la mesa que el carismático hombre ha abandonado hace escasos instantes con el sonido de mis espuelas acompañándome.

- Buenas, Me pregunto si habrá sitio para mí en la partida caballeros - Espero paciente su respuesta y un hombre de la ley hace acto de presencia en el local. No creo que venga a beber, así que habrá que andar con un ojo en él.

Desmond sonríe, complacido. No es agradable tener problemas en el Saloon, pero hoy, menos que nunca. Está demasiado contento. Un chiste privado, quizás piensa la gente. Lo cierto es que jamás, por mucho que se intente, la gente sabrá decir el porque de su sonrisa. Pero lo cierto es que hoy no tiene ganas de usar los puños, ni estropear su mobiliario. Los parroquianos están tranquilos, y no desea molestarles.

Mientras le entregan el revólver del mejicano que acaba de entrar, y lo guarda en el armario tras la barra junto con las demás, dice:
Déjenle jugar, muchachos. Se está mostrando como un hombre razonable. Lo mínimo será que le mostremos igualmente el resto un poco de civismo.

Yo siempre digo: “El mejor de los clientes, es el cliente sediento” -sonríe Live, acompañando hasta la mesa al señor Díez.

Luego, contoneando su joven y escultural figura, vuelve a la barra y llama a la camarera que sirvió al mejicano.

¡Marie!, sirve a nuestro alguacil un trago, ¿quieres?

La hermosa mujer me ofrece un asiento entre los parroquianos. Lamento que se marche, pocas veces comparto la compañía de una mujer sin tener que abonar por ello. Y menos una de semejante belleza.

Saludo a los miembros de la mesa y con una sonrisa forzada pregunto:

- Buena gente se puede saber cómo "carajo" puede uno perder unos dólares? -

La traducción sería: Qué modalidad de juego se lleva a cabo en la mesa, pero los modales no son algo destacado en el mestizo. Pronto advierte que los parroquianos deducen su herencia física mexicana ( por parte de madre) y no tardan en hacer alguna que otra mueca entre ellos. Pero Antonio ya está acostumbrado a ello y no va a odiarles más de lo que les odia ahora. Tan sólo se ha acercado por el dinero, no ha venido a hacer amigos.

Al cabo de un rato me dejo caer por el local de Live y Craight, es un punto de encuentro para forasteros y locales. Alcohol, mujeres y póker, una combinación explosiva que suele terminar con alguna pelea o algo peor.

Aunque hace tiempo que no ocurre nada, sigue siendo una parada obligada en la patrulla rutinaria.

Buenas noches - saludo al entrar, y antes de que me dé cuenta estoy en la barra. Dejo el sombrero encima - Pon lo de siempre Tomas. - Me giro para ver quien está en el local. Casi todo caras conocidas... y Rufus, como siempre, acompañado de la joven Marie, una de las chicas de Live. Qué bueno es ser joven. Sonrío.

Como viene siendo habitual esta es mi última parada antes de volver a casa, las noches suele pasarlas de guardia Rufus, así que le dejo divertirse y descansar de la tensión del día.

Buenas noches, sheriff -saluda la copropietaria del "Red Skin"-. ¿Una copa, antes de regresar a casa? -sonríe, dejando las partituras sobre la barra. Live mira cómo Marie sirve a las mesas. Pronto comenzará el show-. ¿Se quedará a ver bailar a las chicas?, ¿o piensa volver temprano a casa? -Arquea una oscura y fina ceja, y se acomoda el cabello azabache, coqueta.

A reunion de pastores...

Me quedo en mi mesa, apartado del resto de pueblerinos del local, mientras bebo a sorbos mi coñac. Solo espero que hoy no haya trabajo pues en cuanto termine espero poder regresar a casa y disfrutar de mi familia y de un sueño reparador...

Comienzo a bajar las escaleras del local mientras termino de colocarme el lazo, un rato en la cama con Marie es como intentar un potro salvaje, pena que tenga que bailar, si no seguiria retonzando con ella, una mujer asi me podria llegar a robar el corazon y seguramente la billetera, pienso para mi.

Buenas, hacerme sitio en esa mesa, tengo unos dolares que me queman en el bolsillo, me piden tener compañia cuando acabe la noche. Me acerco  a la mesa mientras con gesto de cabeza pido a la camarero que me ponga lo mismo de siempre. Caballeros espero que la partida sea limpia, sin trampas ni sobresaltos, que cada uno se juegue lo que tenga y se lleve lo que pueda.

Limpio la mesa distraidamente con la mano, Siempre hay que jugar en una mesa limpia, lo bien echo, bien parece. Posteriormente cojo la baraja y empiezo a mezclar habilmente, Caballeros, barajeare yo si me permiten...

Más bien, como diría Joe, un último vistazo al rebaño antes de dejarlo pastar por la campiña sin mi cuidado. - tomo un pequeño sorbo de ron, suave y dulce.

No puedo decir que me disgusten sus chicas, señorita Boree, aunque no están a su altura... pero mi mujer se enfadará si me quedo más tiempo del necesario aquí. Lo justo para terminarme esto - señalo el vaso medio lleno.

Varios jugadores, un vaquero del rancho de O`Connor llamado Teddy, un joven hijo del tendero llamado Paul y un habitual del saloon, Jeft, miran atentos como Marcus barajea. Antonio tambien mira a los presentes con su tez bruñida y su sonrisa ironica en la cara.

Las cartas vuelan por encima de la mesa, esquivando las botellas, basos y manchas de whisky para terminar cinco de ellas en cada lugar con una pericia que demuestra que el recien llegado no es ningun incauto en este mundo.

Como siempre el juego se abre con 1$ por jugador con posibilidad ilimitada de subir las apuestas en cada ronda. Es el poker cubierto por lo que primero se hara una apuesta, luego un descarte y una apuesta final... el ganador se llevara la mejor mano.

La tension se puede palpar mientras cada uno revisa sus manos e incluso parece que el ruido alrededor se amortigua hasta casi desaparecer...