Partida Rol por web

-Gracias.

Tomé la nota por fin. Aunque no hubiera nada especial era mejor estar seguros y lo puse a la vista del otro hombre, para que pudiera leer en conjunto.

La sonrísa de Diego me había pillado por sorpresa. Dudo por unos segundos y le devuelvo una, pero tímida e insegura.

-Diego, aparta la mano de la pintura que la pelirroja tiene razón. Debemos hacer las cosas bien, asi que tranquilo, que pronto pronto tendremos carne a la brasa- rio y le guiño.

Pero la risa se esfumó al escuchar las palabras de la rubia -James, entregale de una vez el maldito folio, a ver si de esa forma cierra el pico y nos deja tomar una decisión - si mis ojos fueran armas, su cuerpo estaría cubierto por balas -pero que obsesiva eres, cariño -arrastro la última palabra, con cierto enfado en el tono de mi voz - pobrecillo de tu novio, marido, amante o lo que sea, ¿no entiendes que no hay nada más en el? y luego que porque la gente hace chistes y bromas con las rubias... si es que...- llevo una mano a la frente, cubriendo mis ojos y negando con la cabeza, un gesto de frustración o compación por ella.

Aparto la mano de mi frente -dejando a un lado la maravillosa interrupción, es hora de elegir- miro a cada uno de los presentes y siento un vacio en el estomago, los nervios se apoderaban lentamente de mi, algo que me preocupaba.

señorita seria tan amable depasar la nota a los demas y volteo a ver a quien falta por votar hey tu que decides o te tomamos como abstemio y primer voluntario observo a todos los demas esperando a ver su  reaccion

-En lugar de estar riendo de todo esto ya podrías comportarte, parece que tienes tres años. ¿Ganas algo con eso, además de demostrarnos ser una cerda mal educada? Con esa actitud no esperes que me trague mucho lo que digas, y el "cariño" ahorratelo junto con estar opinando sobre que tal llevo mis relaciones personales.

Le devolvió una mirada de burla con media sonrisa. Estaba acostumbrada a miradas afiladas en la oficina, a sus ojos era una simple novata.

-Bueno, los que quieran leer, y estan en todo su derecho de hacerlo- esto lo pronunció de forma algo melosa, remarcandolo- acerquense, despues de todo no esta mal echar un ojo. Pero de prisa que cuando decidan todos ya no quedara tiempo.

Dicho esto se puso a leer ella misma, aunque con el papel bajo y de costado para que pudiera acercarse alguien mas a ver.

retiro mi mano del cuadro ok entonces cual sera la chuleta que se asara al carbon... me dirijo hacia dasha regresandole el guiño se nos acaba el tiempo...

-Hombre, alguien tiene que ponerle humor a esto; más vale irse al infierno o al cielo de buen humor -me encojo de hombros -y bueno, lo de cerda lo tomaré como un cumplido. No entraré en detalles, las palabran sobran.. -le guiño

No puedo evitar reir por el comentario de Diego -Diego, cielo... en ésta habitación hay mucho amargado- echo una rápida mirada a la rubia -seriedad por favor- le guiño y le sonrio.

Camino hacia el chico que mencionó las habilidades -solo faltas tú y el tiempo-señalo el reloj -se nos acaba ¿A que esperas? o decideremos por ti...

Mira a quién había arremetido contra él y su rostro esboza una sonrisa que lleva un toque de suficiencia

-Si tiene lógica, alguien dijo una vez "incluso en el caos hay una forma de orden" Y aplico lo mismo para esta situación,. como pienso que para este caso, aunque no esté presente TU lógica, si está presente la lógica de un psicópata con ideas reformatorias del mundo, y alguien sin habilidades no aporta nada en ningún caso, no vengamos con esas tonterías de la presión... Además.. ¿Por qué ataca? ¿Será que tiene miedo de ser elegido pues sus habilidades no pueden servirnos?-

Se encoge de hombros y mira a la mujer que parece llevar la calma en mayor medida y asiente con la cabeza, esta vez mirando al reloj con impaciencia... calculando el tiempo que les sobra

-Ya dije... Voto por el demonio... Y mientras decidimos quién va a ser nuestro sacrificio... Voto porque deberíamos elegir desde ya como nos acomodamos para la próxima habitación... No debemos perder más tiempo...-

Se aleja de la silla, recostandose de la pared mientras los mira a todos tranquilamente.

-Ya te dije que estoy de acuerdo contigo y lo de las habilidades de cada persona, pero ya hemos elegido un método para elegir a la persona que deberá sentarse en la silla

Sentí deseos de tomarlo por el brazo, incluso lo alargué, pero al ver que se alejaba de mi, desistí.

Doy media vuelta y lo sigo, me detengo al tiempo en que él lo hacia y me cruzo de brazos -si, ya sabemos que has dicho demonio, pero falta un pequeño detalle- miro sus manos -que saques una cantidad de dedos para saber quien será nuestra chuleta a la brasa- lo miro a sus ojos -¿acaso no dejamos eso claro? o ¿no piensas hacerlo? -suspiro impaciente y no espero ni un minuto en que responda -¿y bien?

 Le enseña el puño cerrado, sonriendo y dando a entender que es un cero

-Acá está, sin número...-

Se inclina un poco hacia adelante mirando a sus "compañeros de celda" y luego suspira mientras vuelve a recostarse de la pared, echando una ojeada a la mujer que tiene a su lado y sonriendo

Deberian matarme... Encerrado en una celda con un psicópata dirigiendo alguna bizarrada y yo echandole una ojeada a una mujer...

-Y sé que ese es el método, solo le digo a aquel tipo, que parece no entender que tratamos con un psicópata trastornado cuyo razonamiento no es el nuestro, y que no parece entender que esto es para fines prácticos una situación de guerra... En fin, no le demos más importancia a los muebles... Mejor cuentame ¿Por qué estás acá? Tu único delito parece ser  una lengua bastante afilada... Y las mujeres delincuentes no son nada bonitas... A menos que sean asesinas en serie...-

Culminó con una suave risa, algo forzada debido a la tensión de la situación, y otra rápida ojeada alrededor.

muy bien señoritas y el ganador quien es...sonriendo y frotandome las manos

Escucho las conversaciones en silencio. Todos habían sacado dedos. O directamente no. Pero todos habían ejercido su derecho a voto. Y la suerte estaba echada. Cuento los dedos.

Bueno, creo que es mejor que dejemos ese tipo de charlas e improperios para después. Contando los dedos del que me faltaba, me sale 25. Si empiezo a contar desde aquí...Mi dedo señala a la joven pelirroja, ahora más callada...y voy hasta aquí...señalo al individuo que aparenta tener más o menos mi edad, de pelo negro y corto...Comienzo a contar. Y mis dedos se paran en...

Dasha. Genial, lo que faltaba. Precisamente la que más sentido común aporta.

Señorita Dasha. Temo que es usted la elegida. Si sumamos veinticinco, el resultado final es usted.

La miro un momento con rostro serio, esperando su reacción. Que la suerte estuviese echada, y sobretodo, maldita sea, que el ángel fuese la opción incorrecta.

Me cruzo de brazos y lo miro fijamente -no me he portado muy bien en la vida. Como diría mi madre soy una oveja descarriada- pongo los ojos en blanco y sonrío -no me arrepiento de nada, lo que hice a aquellas personas lo tenían merecido- me acerco hasta su oído y le susurro -gracias por el cumplido cariño, lástima que estemos en ésta situación- comienzo a apartarme de su rostro, lentamente, me detengo y le doy un beso en su mejilla -creo que es hora de pagar por haber sido una chica mala- le guiño.

Suspiro y doy media vuelta, dirigiendome hacia la silla. No puedo controlar los latidos descontrolados de mi corazón y la respiración no ayudaba mucho. Me coloco de pie frente a la silla, inspiro y espero a que James toque el cuadro para luego sentarme en la silla.

-La chuleta a la brasa seré yo, eh Diego?- le guiño y le sonrío. Cierro los ojos y los recuerdos empiezan a surgir. Refunfuño. Si era cierto lo que mostraban en las películas, en los momentos de desesperación, tristeza y como en mi caso, la muerte, los recuerdos forman parte de la tortuta.

-A tocar el demonio James- sonrío sin abrir los ojos -date prisa, guapo-

 Con paso lento pero firme cruzo la habitación dirigiéndome hacia el cuadro. Tras detenerme frente a él echo una rápida mirada a todas las personas allí presentes, deteniéndome especialmente en Dasha. 

Después de contemplarla durante unos instantes con la misma frialdad con la que un cirujano forense miraría un cadáver me vuelvo hacia el cuadro y pulso el botón del demonio.

Espero que nuestro razonamiento sea el correcto. No es que me importe la chica, pero no me gustaría quedarme atrapado aquí para siempre.

Miro atentamente como Dasha se sienta de forma pausada en la silla. Todo va a comenzar. Y joder, ya me daba pena. Será que uno está acostumbrado siempre a salvar al otro, por muy cabrón que sea. Por muy mal que haya hecho. Pero siempre lo salvas. James "Boca de Oro" te llaman, y ahora...ahora es cuando tu decisión no ha servido de nada. Al final se votó lo contrario, y vaya, espero equivocarme. Lo he hecho muchas veces en mi vida. No sería esta la primera, desde luego...

Gracias por todo, señorita Dasha. Quizá usted haya hecho cosas malas en la vida, pero yo siempre creo que todos tenemos una segunda oportunidad. Todos. Y por tanto, también confio en el sentido común de la mayoría de nosotros, aunque este sea contrario al mío. Me quedo a su lado. Yo no seré el que pulse el botón. Yo seré simplemente el que estaré a su lado.

Uno de nuestros compañeros se acerca al botón para pulsarlo. James, quien nunca ha fracasado. James, quien nunca dejaba un caso a medias. James, quien había salvado a personas que no merecían vivir, y que ahora gozaban de una condicional digna del mejor de los reclusos...sería...¿sería este el primer fracaso de James?

La suerte estaba echada. Y yo, de entre muchas cosas, odiaba la suerte.

Se santiguó al ver que el boton era pulsado con aquella mujer sentada. Aunque era bastante superficial el gesto, no era una psicópata asesina ni le deseaba la muerte a nadie, pero tampoco iba a llorar mares pasara lo que pasara.

-Que sea lo que dios quiera- comentó, ojeando la figura del ángel de reojo.

- Dasha...-

Completamente helado debido a la cuenta que James acaba de hacer se queda mirandolos a todos, fríamente... 

Si dasha muere, estamos jodidos... En la manera mas exacta de la palabra...

Niega con la cabeza y se para frente a la chica... Sonriendo tan calmadamente que pareciera estar sentado en un restaurante de su nativa Italia. Luego de mirarla se acerca y le susurra suavemente

-Dasha... Ni se te ocurra morirte ¿Eh? Mira que con ese beso te comprometiste a cenar conmigo al salir de aquí... Y ser una chica mala es bueno... Me gustan las chicas malas...-

Le besa en la mejilla tal como ella había hecho, y se separa de ella, sabía que todo estaba a la suerte, pero nunca estaba demás algo de ánimos, un par de frases, una broma, un incentivo a aguantar todo, el sabía de ello, porque a él le tocaron misiones dificiles igual...

-Estaré a tu lado Dasha... Ahora alguien vaya y pulse el maldito botón...-

Dijo sentandose en el suelo frente a ella, manteniendo la sonrisa calmada sin delatar sus temores.

Levantó la vista al reloj, el tiempo seguía pasando. ¿Que horrores les depararían las otras salas? ¿Cuantas serían antes de poder salir de ahí?

Mientras estas cosas rondaban su mente se apartó de la silla a paso rápido. No quería estar cerca, ya fuera por intentar esquivar el horro de la muerte que se cernía sobre todos, o por temir a que algo lo le sucediera por estar cerca, aunque este ultimo sentimiento era pura supersición.