Partida Rol por web

Escuchaba a Dean hablar. Era extraño escuchar un acento diferente... no lo reconocía ni podía en este momento asociarlo a un país en específico, pero me parecía bastante extraño que se hiciera preguntas a sí mismo en voz alta.

Cuando Rolan habló de un trago por pate de la casa tuve que tantear con mi mano la mesa para conseguir dicha jarra. La tomé y le dije - gracias. Si me dan propinas o algo hoy compramos comida -. Rolan me agradaba, por lo menos no me trataba diferente a los demas; por lo menos no me trataba de mala manera.

-Ay, sí -dijo Fernanda tras darle un beso a cada lado de la mejilla-. Un mate calentito me sentaría bien. Pero ven, ayúdame a conjuntar los zapatos. ¿Te parece que voy bien? Yo creo que estoy muy guapa, pero no sé si seré del gusto de Agustín. ¿Tú qué crees, Fabi?

Después de aquello se dio cuenta de que su amiga había manifestado tener problemas con su novio. Lo correcto sería preguntar.

-¿Qué te pasó con Federico?

Natalia se había mantenido en un segundo plano, como si no le interesara figurar... muy a pesar que, por las circunstancias del caso, no podía sino tener un foco de luz apuntando al medio de la cara. Es una chica que deberá tener sus veintilargos, quizás treinta aunque se ve joven para eso, excepto por el tenor de su mirada. Justo en ese momento, y en ese espacio, parece que acaba de salir de un enojo fuerte, porque si bien parece tranquila, hay un dejo de rabia encendido muy en el fondo de sus ojos.

- Perdone mi silencio - dice, tras estar sumida en sus pensamientos el suficiente tiempo - Encantada, Miguel. Soy Natalia. Muchas gracias por la bienvenida.

Agarra el mate que le pasa Roberto, y parece volver a la vida, porque se acerca a mirar el folleto que ha dejado Alejandro y lo evalúa mientras los escucha hablar. Levanta los ojos, finalmente, y los pone en el hombre efusivo que ha golpeado la mesa con el puño.

- ¿Y qué piensan discutir? Porque la CGT no va a tener muchos deseos de crear una plataforma, sino más bien utilizar la idea para absorber al resto de los sindicatos.

Alejandro se alegra por dentro. No necesita razones de peso para atacar a su demonizada CGT y además prefiere quedarse al frente de su militancia que ceder su autoridad a quien dirija la plataforma. .-Es posible, pero debemos ir de todos modos. La reunión se hara con o sin nosotros-. No reconocera que no lo habia visto venir aunque nunca haya confiado en la CGT

 Se sienta algo frustrada. Fue una discusión de lo más estupida.  Dice de manera algo pensativa. No le gusto nada que saliera hoy en la noche, dice no gustarle Agustin. Niega con la cabeza.  Es que Federico es más celoso que un perro pequeño,  a veces me harta su tontería.

El resto del tiempo, mientras terminabas de arreglar te comenta un poco su vida conflictiva con su novio, le conoces  de vista, pero no directamente, así que mientras ella te cuenta con detalles sus últimos problemas tu escatimas en los detalles que te harán perfecta.

Es entonces que de repente miras el reloj y te das cuenta que pueden llegar tarde sí no se apuran, así que salen por la puerta, y Fabiana en su auto te lleva al bar.

Poco a poco va pasando el tiempo, mientras hablan y  Anakin toca,  la luz del día se va apagando, y poco a poco va entrando al bar gente, pequeños grupos,  todo parece tranquilo.

Dean quien se encuentra pensativo, por un momento se fija en la puerta, y ve una chica que le llama la atención, divinamente arreglada, y muy hermosa, entra con una morena.

Las dos estas mirando donde sentarse.

Fernanda, entras al bar, lo que observas es un sitio limpio, y bohemio, muy normal en tu percepción, nada muy espectacular. Tu y fabiana estan mirando donde sentarse. No se ve a quien buscan en el momento.

Al ver al rededor, ven a un  músico ciego que toca una hermosa melodía, y  un hombre cerca a él, quien tiene pinta de extrangero. Parece  mirar a Fernanda.

Me monté en el escenario. Sabía que habían algunas personas por las voces y las sillas moviéndose. Era increible saber que estaban ahí y no poder verlos... ni siquiera poder tocar sus rostros para imaginarlos. Simplemente era  cuestión de sentarme y comenzar con lo que siempre hago - Y ahora una canción dedicada a alguién que jamás veré...

Recuerdo con cierta insistencia esta canción... muchas veces se repite en mi cabeza... sin duda no puedo decir que la entiendo toda, pero algo produce en mí que hace que lo demas deje de importar...

El joven mira a Natalia y le dice. La pregunta que decis es cierta, no sabemos de que trata la reunión, pero algo es cierto que  hay que averiguar que proponen,  niega con la cabeza, no soy partidario de una unión apresurada, porque no confio de la gente de CGT, sin embargo, dice mientras observa a todos en la mesa, es mejor estar informado, que no estarlo, dice de manera clara, con escuchar que es lo que tienen que decir, no perdemos nada, y en cierta forma. Mira a Natalia. Nos sirve... podemos planear acciones paralelas, para joder a un gigante hay que darle golpes en todos los dedos... acorde a lo que escuchemos Natalia y yo podriamos hablar con Paula y otros líderes...

¿a que hora y donde es esa reunión?

El anciano en silla de ruedas mira a Alejandro y le dice de manera calma mientras  bebe de su mate. Había escuchado que iba a existir una movilización masiva pero no pensé  que estuvieran tratando de formar un nuevo grupo. Dice pensativo, concuerdo con todos en que no se debe tomar esto a la ligera, pero como decia mi tía Florencia, para ser parte de la torta, hay que poner los huevos. Hace un gesto pensativo y mira a  los otros hombres que estan en la mesa. Me gustaría ir a esa reunión, pero por motivos evidentes. Hace una señal a su silla de ruedas, no podré ir... Alejandro, ya conoces nuestra filosofía, te pido que acudas junto con Roberto, Francisco (uno de los hombres que esta en la mesa pero que no habla) y la hermosa Natalia para saber de que se trata, sí vale la pena lo veremos, espero que no sea una perdida de tiempo, sin embargo se que defenderás nuestros intereses.

Mira a Roberto. Sé que peleamos por motivos comunes, pero desde frentes diferentes, estoy seguro que podremos apoyarnos...

Mira a Natalia y a Alejandro

¿qué dicen?....

.-Iré y escuchare lo que tengan que decirnos. Ya sabes que en estas cosas no se puede prometer más-. A Francisco ya lo conoce, pero se pregunta que tiene que ver Natalia en todo eso, ya que no la imagina como una sindicada ni la relaciona con ninguna actividad de la mina. Duda entre acercarse a darle dos besos o tenderle la mano pero como la imagina de carácter y poco reverente; probablemente de esas mujeres fuertes en lucha contra la distinción de sexos, se decide por darle la mano.-No me he presentado debidamente. Soy Alejandro Hernández Secretario General de la CTM. Es un placer conocerla.-. Deja el mate y tiende la mano derecha con una alianza en el dedo

Fernanda entró sabiendo que sería la mujer más guapa del local. Hacer aquel tipo de entradas siempre le levantaba la autoestima: las miradas curiosas, el tintineo de los hielos en el vaso de las manos temblorosas, la envidia de las otras féminas... Sonriente, siguió a Fabiana.

-¿Dónde está Agustín? -preguntó mientras con la mirada coqueteaba con el hombre extranjero que la observaba especialmente.

Dean tomaba la cerveza cercano al escenario, desde luego la voz de ese chaval era todo un prodigio. Pero algo le llamo mas la atención que la melodía, la mujer que acaba de entrar, se movía con seguridad, sabia el efecto que causaba en la sala y le gustaba. Pero por desgracia no era la mujer que buscaba.

Lo cual no significaba que no pudiese deleitarse un poco con la vista o incluso su compañía, cuando vio que le miraba alzo la copa a modo de saludo y señalo un asiento vacío a su lado con la inclinación del vaso. 

Natalia, frente a la respuesta de Alejandro, le miró a los ojos y no dijo nada más. Fuera quien fuese ese hombre, no le había contestado la pregunta que había hecho, y no podía saber si era porque no quería hacerlo o porque no lo sabía. Las dos opciones le parecían malas, aunque una definitivamente peor que la otra. Sin embargo, casi al instante habló Roberto, por lo que se dedicó a escucharlo y, finalmente, a asentir en silencio. Tendría que dejar la cámara, porque si llegaban a querer quitársela o a rompérsela, no importaba cuán cargados estaban o cuántos fierros tuvieran encima, no querrían estar al alcance de sus manos si eso pasaba.

La verdad, ¿qué hacía ella metida en ese asunto? No era como antes. Ella no era de los sindicatos. Ella era de otra cosa.

- Sí, yo también voy. No creo poder aportarles mucho, pero tres podemos escuchar más y mejor que dos. Aunque no creo que vayan a decir más que todas las mierdas de siempre.

Miró la mano extendida de Alejandro, y se la estrechó sin duda. Su agarre era firme, sin dudas. No llevaba alianza.

- Soy Natalia Testarossa, soy fotógrafa - photojournalist le dirían en inglés, pero no había palabra en castellano -, pero que no te engañe mi oficio. También es un gusto conocerte. ¿Cuándo es la reunión, entonces?

La chica que entró con  Fernanda, mira de un lugar a otro, y luego se fija en su reloj. No debe demorar,  y camina de manera coqueta hacia una mesa, y se sienta, invitando a Fernanda que la acompañe. Luego se levanta y va a donde el barman, y le murmura algo al oído, se devuelve algo insatisfecha, evidentemente no ha llegado. Contesta mientras se vuelve a  sentar.

Mientras están escuchando la buena música un grupo de hombres de carácter recio, y   un poco fuera de lugar entra al lugar y se sientan cerca de las mujeres.
Fernanda no puede dejar de sentirse incomoda, pues uno de los hombres la ha mirado de manera vulgar. Mientras se sienta. Justo cuando están considerando cambiar de mesa  ese hombre se acerca al hombre que atiende el bar.

Perdón, venimos a la reunión privada. Dice de manera que todos los que están ahí escuchan. A pesar de la música, extrañamente  para todos es evidente.

El hombre se queda pensando. ¿Reunión?... oh sí, el jefe me hablo de eso. Mira el reloj, ¿podrían esperar diez minutos?, el encargado no ha llegado, ¿puedo ofrecerles algo mientras esperan?

Cervezas. Contesta simplemente

Alejandro les comenta el sitio, un bar en el centro donde  se reunirán, es el sótano del bar robledo, un  sitio poco conocido, pero ubicado de manera central para que todos aquellos de la provincia de buenos aires puedan llegar por distintos medios.
Tras otras palabras con Miguel y con el grupo, se dan cuenta que es mejor llegar temprano. Así que bajo la orientación de Alejandro se dirige al bar.
Cuando llegan allí,  se encuentran con un ambiente bohemio. Un ambiente calmado y agradable, lo primero que ven es un artista tocando la guitarra, por  las señas se pueden dar cuenta que se trata de un hombre ciego.  Hay un encargado del bar que está sirviendo cervezas. En una mesa,  cercana, se ven dos chicas que parecen no pertenecer ahí, pues están vestidas a la moda, y son muy bellas, parecen esperar a alguien.
Al lado de la mesa de ellas hay una mesa más larga, donde están unos hombres con aspecto rudo, los cuales Alejandro reconoce. Están bebiendo cerveza.
Lateral a la mesa de dicho hombre esta otro caballero, que de simple vista, se sabe por su presencia que no es local.