Partida Rol por web

Sus ojos se abrieron despacio, con una pereza impropia de de ellos, casi como si se despertaran de un sueño breve tras 24 malditas horas despiertos. Allí, frente a nuestros protagonistas, tenían un rostro familiar cuyas formas aún están desdibujadas y obnubiladas. Entonces advirtieron una picazón en el cuello, no como si hubiera sido un bicho o un nanobot... Si no, como si recientemente les hubieran pinchado allí con una aguja hipodérmica sin ningún tipo de delicadeza. 

Un pinchazo... su mente viajó un tiempo incierto a lo que estaban haciendo antes de dormir la mona. Recordaron cómo estaban en medio de alguna de sus mierdas o trapicheos, no estaban muy claras en sus memorias; cuando repentinamente sintieron que les inmovilizaron e inmediatamente después vino un dolor en el cuello en forma de pinchazo. Desde luego que no habían tenido la decencia de inyectarles Squash... Probablemente habría sido Nirvana, o tal vez una Melatonina concentrada.

Apenas un par de segundos después reconocieron todos sus equipamientos y armas apilados sin ningún tipo de delicadeza sobre la mesa que tenían delante. Y tras aquel destartalado mostrador, al desgraciado que les miraba con un aire de superioridad mientras ocultaba su cara detrás de unas gafas de sol. Sin embargo su cara fea cuadrada y picada por la viruela junto con los tatuajes sobre su piel de ese color tan característico sólo podían pertenecer a una persona. Sólo a aquel idiota, 'el Arreglador', se le ocurriría tatuarse como si fuera de la Yakuza… Encima siendo uno de los líderes de una de las facciones de la Tríada.

Con Gao Chen todo apunta a problemas, especialmente después de la última metedura de pata que protagonizó aquel extraño cuarteto. Lo habían esquivado, dilatado en el tiempo, pero al final la mierda ha vuelto para restregarles su fracaso.

-Bien, bien. Puta madre, veo que ya estáis ok. –Comenzó al tiempo que giraba la cabeza como si los calibrase. Sus palabras eran un dolor de cabeza.

–La habéis cagado aunque eso ya lo sabéis, más de dos días para localizaros. Arkadi… -Dijo mirando al primero de ellos-. Creía que después de lo que hiciste, ya estarías en otro país. Kane, Virus, Cables… ¿Sabéis cuántos bityenes me debéis? Ni vendiendo esta mierda -Dijo cogiendo al azar una de las armas que se situaban sobre aquel improvisado mostrador-, junto con vuestros malditos órganos pagaréis la deuda.

De repente se escuchó el amartillar de un arma, sin embargo Gao alzó una mano pidiendo calma. Desde luego que había más niñeras aparte de los dos que se encontraban a ambos lados del Arreglador.

Entonces, los cuatro se fijaron en el entorno que les rodeaba: el local, un antro pequeño iluminado por una luz titilante, de paredes desconchadas con un color antes blanco, ahora más bien un marrón amarillento. Todas las paredes estaban empapeladas por carteles con caracteres ilegibles para la mayoría. Demasiado pequeño para ser una de las guaridas, así que sería de uno de los que deben de pagar la protección (ni rastro de ellos) a ‘Los Rotos’ .

Aquel apelativo irónico se lo ganaron tras tener cinco cabecillas en dos meses. Las cosas cambiaron desde que Gao Chen, hace dos años, llegó al poder. De ahí le vino a él su apodo.

-Sin embargo... Una última oportunidad. Un único trabajo y todo perdonado -Les dijo con una sonrisa-. ¿Les interesa?

A Arkadi le dolía la cabeza como hacía mucho que no le dolía. Y ni siquiera se había emborrachado, la resaca se sentía diferente.
Cuando empezó a enfocar con sus ojos ciberneticos sólo pudo decir una cosa.

-Mierda.-

La cosa pintaba mal con Gao allí. Y encima tenía a sus niñas. No, no. No sólo tenía a sus niñas, también tenía a su hermano mayor. Apunto estuvo en decirle que tuviera cuidado con ellas, pero en un momento extraño de lucidez se calló a tiempo. Puede que lo que dijera Gao sobre qué hacía todavía allí sin haber escapado fuese lo que le motivase a hacerlo.

Escapar. Claro. Como si hubiera sido fácil. Pero cuando Gao le pasó el encargo de proteger a aquel niño pijo sabía que iba a tener que estar en deuda con él. Y eso en el caso de que todo aquello hubiese salido bien y hubiese cobrado por el curro. Pero con los sesos desparramados por la cama era dificil que alguien te pagara.

-Mira Gao. Lo siento tio. No debería haberlo hecho. No sé qué me pasó. Pero es que cuando vi que el tipo aquel estaba pegando a la chica y tenía la sierra mecánica en la mano se me fue la olla. En serio, si seguro que te he hecho un favor. Fijo que estaba fichado o lo buscaba la policía. De veras.-

Arreglador no parecía estar muy contento con la explicación.

-Va tio. Sabes que soy de fiar. Preguntale a Nood. Él te lo puede decir.-

Lo que más acojonó a Arkadi fue lo siguiente que Gao dijo. Al parecer les podía perdonar, a él y a los que estaban con él. Que de hecho ahora se fijo que eran tres tipos más. No, dos y una tipa. Pero aquello de "Un único trabajo y todo perdonado" no sonaba nada bien.

Creo que casi prefiero que me pegues un tiro aquí mismo.

Pero lo que dijo fue.

-Claro. Por supuesto. Cuenta conmigo.-

Reflexión. Una punzada golpeando la frente con el insistente golpeteo de un grabador de chips megacorporativo en plena faena. La luz se sentía como si alguien virtiera sobre sus ojos abiertos líquido de frenos y se vio obligada a parpadear en múltiples ocasiones. Al hacerlo, casi como si de un movimiento reflejo se tratara (pero no lo era, y Cables pensó que nada más se liberara de ese lugar iba a pasar un rato mirando si alguna de las conexiones no funcionaba) su mano biónica trembló.

Se forzó por escuchar lo que el puto Arreglador tenía que decir, y luego miró como el tipo cercano a ella buscaba congraciarse con él. Lo que considerando que el muy cabronazo les había metido algo por vena (y no algo bueno precisamente) tenía más que sentido.

Congraciarse... sólo pensar en eso hizo que Cables repasara los últimos acontecimientos. A ver: trabajo para Arreglador. Una moto, rota, arreglar y entregar a su propietario. Había sonreido al decir eso. Y ella había hecho eso precisamente: entregar y arreglar a su propietario. Volvió a pensar en esa sonrisa y sintió un escalofrío. Propietario. Sonrisa. Guiño. ¿Porque había habido un guiño? Joder, sí, lo había habido. Malditas relaciones humanas, dobles sentidos y mierdas. Ahora lo entendía todo, aunque tarde, claro. Había entregado la moto reparada al puto propietario equivocado. ¿No podía la gente hablar más claro? 

- Interesada- dijo escuetamente tras removerse, inquieta, nerviosa, sintiendo la boca pastosa por el miedo mientras lo hacía. Joder, ¿es que iba a morir por esa tontería?

Jerome miró nervioso a Gao. Bueno, a él y al resto de los allí presentes. Más nervioso de lo habitual. ¿Por qué coño habría aceptado ese trabajo? Joder, él solo diseñaba inteligencias para videojuegos. Tenía una vida tranquila, sin muchas complicaciones. No, tuvo que dejarlo todo por un trabajo que cualquiera con dos dedos de frente habría visto que chirriaba.

¿Acaso podían culparle a él de que aquellos drones se comportasen así? ¿Solo porque diseñó el programa para piratearlo? ¿O sea, que porque maten a todo el mundo en lugar de desactivarse tiene que pagar él los platos rotos? ¡Joder, era drones de seguridad, bastante es que pudo cambiar su programación!

En cualquier caso, aquí estaba. Tampoco podía hacer mucho más. Bueno sí, podría haber sido un poco más listo y haber dejado la ciudad. Pero lo de ser listo nunca ha ido relacionado con el nombre Jerome Fellon. Si no, tampoco estaría aquí, ¿no?

—Por supuesto, Señor Chen. Puede contar con ello. De hecho, es que casi podría considerarlo resuelto... —Muy bien, Jerome. Te tienes que haber quedado más a gusto que en brazos. ¿No quieres prometerle nada más que no sabes si vas a poder cumplir? ¿Unos miles de créditos, quizás?

Imbécil bocazas...

-Joder, vaya pedrada descomunal. -dijo con tono suave. Kane decidió venirse arriba y abrir los ojos. - ¡Me cago en la leche!. Atado y delante de Chen, justo cuando pensaba que estaría en su cama a punto de correr al baño a vomitar por la resaca que tenía. Mientras se preguntaba que cojones había pasado lo mejor era seguir hablando para que Chen no se calentase y apretara ya el gatillo.

-Chen, no sé qué cagadas habrán cometido estos pringados, bueno Arkadi es un buen tipo, eso seguro pero los otros dos… a saber…o supongo que también.

Mientras seguía con su cháchara su mente trataba de descubrir porqué estaba tan cabreado con él. Bueno igual si podía tener algún motivo, quizás la fiesta en la discoteca de Chen, que él organizó y acabó en macro orgía en donde la hermana del jefazo salió en multipantalla haciendo actos que ni Kane sabía que eran posibles sea la razón. Todo ello se junto con los destrozos y la pasta que le debía por el juego.

Buff por primera vez, se veía muy jodido. "El Arreglador" lo iba a poner finos. Lo único potable de la situación es que había otros tres pringados tan enmierdados como él. Quizás ayudándose entre ellos todo era posible. Era el momento de actuar.

-Claro que nos interesa, a mi y a estos tres, ya te adelanto yo que también. Que suerte que nos tengas disponibles para solucionar tus marrones. -Finalizó su parrafada con una gran sonrisa.

La sonrisa que se fue dibujando en el rostro de Gao al ver cómo sus planes se iban a materializar se congeló en un rictus al oír la última frase que le disparó Kane.

-¿Mis marrones? Eso es la mierda que dejaste pedazo desgraciado. Debería hacerte un puto agujero Jo-der- Añadió levantándose y sacando de improviso una Smith & Wesson modelo 2460 que utilizó para apuntar a la frente del bocazas.

El terror que debió ver en los ojos le pareció satisfacer porque tras esbozar una sonrisa no tardó en guardar el revólver, a continuación dio un par de pasos en círculo para acabar haciendo una seña a uno de sus subordinados. Aquel tenía un peinado de mohicano y portaba un maletín que depositó en la mesa que el cuarteto tenía delante, no sin antes apartar con delicadeza un par de trastos. Entonces abrió el maletín y pulsó un botón.

No tardó en dibujarse un holograma tridimensional que retrataba una ciudad. El arreglador se aproximó y empezó a navegar  moviendo sus manos sobre el holograma provocando que titilase con cada interacción con aquella ciudad tridimensional: al principio era un barrio decrépito y con construcciones decadentes, a continuación llegaron a una zona de los suburbios con viviendas altas y peatonales, sin embargo aquella imagen no era la que buscaba que siguió moviendo a toda velocidad a la vez que las construcciones iban ganando en altura y adquiriendo un porte más estilizado hasta que grandes pináculos eran lo que representaba la imagen proyectada por la plataforma holográfica insertada en el maletín.

No tardó entonces el matón del maletín en volver a acercarse para tomar la palabra explayándose más que lo que había hecho el líder de la banda, esta vez con un inglés menos tosco y más fluido.

-Lo que necesita el señor Chen es que ustedes se infiltren en la torre SIGMAus ™. Una vez dentro deberán acceder a la sala de servidores que creemos que se encuentra en una de las tres plantas técnicas que dividen la torre –acompañó su descripción con indicaciones en la ubicación de las plantas técnicas-, y hackearlos para extraer una información que interesa a nuestro contacto. De acuerdo a nuestras fuentes se encuentra en los servidores de Proyectos de la compañía.

A continuación dejó un programa sobre la mesa, esta vez más cerca de sus cuatro interlocutores.

-Esto es un Nuke, programado para acceder y duplicar automáticamente a todos los archivos que queremos. No sé si lo necesitaréis, pero si lo usáis, reventará cualquier medida de seguridad pero no podrá hacer nada con las alarmas. Os podéis imaginar que a partir de ahí, habrá fiesta.

-Entonces deberán dirigirse a la azotea, allí nuestro piloto les extraerá con un vehículo aéreo.

Tras dejar un par de segundos para que saboreasen lo que acababa de decir, volvió a accionar el botón provocando que sobre la mesa volviese a haber un maletín. Entonces preguntó sin delicadeza:

-¿Queda todo claro?

El que había hablado hasta entonces asintió:

-También hemos conseguido una forma para que ustedes puedan entrar –. Dijo colocando una foto polaroid encima del Nuke.

-Su nombre en clave es “señorita O”, no sé si ese es su nombre o de donde sale, pero es un pseudónimo que usa. Llevamos tiempo investigándola y sabemos que trabaja en la seguridad de la compañía por lo que tendrá el suficiente nivel de acceso que necesitáis. Sabemos también que gusta de frecuentar un VR cercano¹, a la salida del trabajo que eso será… –revisó entonces el reloj de muñeca que portaba, éste proyectó en holograma la hora, eran algunos minutos pasados las 20h.

Los cuatro llevaban más de un par de horas inconscientes.

-En breves.

—¿Solo eso? Bah, seguro que eso podemos hacerlo con los ojos cerrados. Bueno, los que aún tengan ojos, claro… —mientras decía esto, Jerome echó un rápido vistazo a sus variopintos compañeros. Juraría que alguno tenía ojos cibernéticos, pero no le apetecía entretenerse en ello ahora.

—Bien, si lo tengo claro, tenemos que coger a la chica, ver como acceder mediante ella a la torre, y hackear el sistema. Pan comido para Virus —posiblemente, el señor Fellon fuese bueno en lo suyo, pero lo suyo desde luego no era buscarse nombres—. Si me permitís, cogeré el Nuke. Entiendo que soy el único que sabe cómo funciona...

El encargo empezó a sonar mal en cuanto se vió que el edificio que señalaban era en una zona bastante pija. El que luego fuera la Torre Sigmaus no mejoraba esa sensación, por no decir que no auguraba nada bueno en cuanto a la seguridad. Y encima debían de saltarsela con la acreditación de una tía que parecía estar enganchada a los puticlubs virtuales.

-Claro Gao. No porblemo. ¿Nos desatas ya para que podamos empezar a ponernos a trabajar?-

Por un momento se le pasó por la cabeza el intentar recoger sus niñas y salir disparando de allí. Pero habían demasiados seguratas y Arkadi no se encontraba despejado del todo.

-Por cierto. ¿Algún tipo de ayuda o soporte para la misión? Aparte del cacharro ese y el vehículo de huida, claro. Algo así como armas, munición, y cosas varias.-

El tal Virus, o por lo menos así se había referido a sí mismo fue derechito al cachibache, así que asumió que sabía lo que había que hacer con eso. Por lo que se encogió de hombros.

-Todo tuyo.-

Unas gotas de sudor todavía caían por su frente, faltó poco para que el zumbado de Gao le metiese un tiro en la frente, no se había meado de milagro.

-Me encanta la actitud de esta gente. Proactivos les llaman.-pensó mientras les iba escuchando.

Por lo que conocía de las torre SIGMAus™, por alguna fiesta privada que había organizado, era un fortín. Entrar iba a ser un pequeño milagro pero salir con vida, todavía no existía la palabra para definirlo.Virus parecía entender de sistemas informáticos, y Arkadi ya conocía de lo que era capaz.

Se fijó en la foto polaroid, "Señorita 0", memorizó sus rasgos, acceder al puticlub iba a ser la parte más asequible de la misión.

-Todo claro Chen, ahora entiendo por qué reuniste un grupo de élite como nosotros, supongo que necesitabas a los mejores en lo suyo.

-No, señor Kane -le corrigió con una sonrisa lacónica-. Si les cogen, no son de los Rotos, no son mi gente.

-Estupendo entonces. -Dijo incorporándose y satisfecho de que no hubiesen preguntas. Dedicó una señal a sus hombres para que terminaran de desatar al cuarteto y mientras ellos cumplían la orden les señaló sus cosas en la mesa.

-Podéis coger vuestras cosas, el cargador no lo pongáis- les aclaró con gestos-. Pero antes, un regalo. 

-Les vamos a implantar detrás de la oreja un auricular con geoposicionamiento por GPS. -Explicó el mohicano que parecía ser que acostumbraba a completar las explicaciones que el 'Arreglador' pasaba de realizar-. De esta manera nos aseguraremos que cumplís la misión, os servirá para comunicaros entre vosotros si os separáis y también para que el señor Chen pueda enviaros mensajes si toca improvisar.

Como si aquella explicación fuese suficiente para obtener un consentimiento de los allí presentes, uno de los 'Rotos' que habían permanecido hasta entonces en el punto ciego de los cuatro, empezó a aproximarse a los que allí estaban empezando por Arkadi, a continuación pasó por Virus, luego Kane y finalmente Cables.

Lo primero que sintieron todos ellos fue cómo una mano les apartaba la oreja derecha, a continuación un pinchazo (¿qué manía tenía aquella banda de hacer todo con agujas?) y el aparatito estaba operativo.

Mierda. No iba a ser tan fácil claro.

Lo del geolocalizador era una putada, obviamente. Pero aquello de que les pudieran escuchar todavía más. Y eso si no tenían nada más metido. Como alguna mierda que explotaba o algo así. Lo había visto en el ejercito.

Mejor no pensar en eso ahora.

Cuando se levantó recogió a sus niñas, comprobó que estuvieran bien y las colocó en sus fundas. Luego revisó el revolver y lo guardó también. Cogió los cargadores extras de cada arma y los puso en su sitio. Lo hizo todo con mucho espero, comprobandolo todo al detalle, como si su vida dependiera de eso. Y de hecho lo hacía, pues si le fallaba en medio de un tiroteo estaban muertos.

-¿Qué hay de un vehículo? Tendremos que movernos rápido si queremos llegar hasta la tipa esa a tiempo. ¿Puedes conseguirnos algo en lo que quepamos y no demos mucho el cante.-

Sabía que lo mismo se la estaba jugando, pero si querían que hicieran las cosas a tiempo no podían ir a pata. Y dinero para compras no les iban a dar. Así que.

Escuchó las "exigencias" de Arkadi. La verdad es que el tío seguía teniendo las pelotas cuadradas como en la época que habían compartido.

-Oye Cheng estas mierdas no nos leeran el pensamiento, o nos joderán el cerebro si se mojan verdad? No querría cagarla por culpa de estos implantes y luego tener que cargar con la responsabilidad. -dijo mientras recogía de la mesa el equipo.

-Probando, probando, ¿hay algún capullo escuchando?. -Se encogió de hombros y añadió: -Mejor estar seguros antes de marchar de que funcionan ¿no?

-En efecto, fuera les aguarda un aerotaxi. Es de confianza-. Aclaró. Entonces pareció darse cuenta de lo que estaba haciendo el RRPP. 

-Kane, detente- Le interrumpió el mohicano-. Deberán tocarse la parte posterior de su oreja para emitir un mensaje. Puede que lo consideren absurdo pero con discreción podría emitirse un mensaje y que su interlocutor estando en medio de una Rave le entienda.

Hizo una demostración como si se acicalase el pelo, al pasarse la mano a la altura de la oreja se detuvo un segundo y a continuación la retiró.

-Creo que ustedes sabrán usarlo inteligentemente. No se preocupe por ello, sólo son transmisores. -Confirmó pretendiendo quitar hierro al asunto.

Jerome pensó en revolverse cuando iban a implantarle aquella cosa. Algo le decía que cuando acabase el trabajo no les esperaría un helicóptero, sino una explosión craneal. Solo esperaba que alguno de aquel grupo supiese como desactivar eso. O al menos, asegurarles que no haría BOOOOM.

No obstante, cuando se quiso dar cuenta ya lo tenía en el cráneo. Una pena el perder el tiempo pensando, que pasaban estas cosas. Que al final te la metían doblada.

—Preguntas no, pero... ¿Tenemos algo de dinero para gastos? Tengo un plan sin fisuras —bueno, el de los drones también era sin fisuras y no acabó bien— pero necesitaremos algo de dinero. Lo suficiente para que alguien se tire algunas horas en el VR…