Partida Rol por web

Desesperación carmesí

Desolación

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22/04/2009, 10:09
Kane

Kane vio mover los brazos a Drumlak sin darse cuenta que los dos hombres que lo había traido hasta aqui se estaban acercando hacia él para atacarle. Sólo veía aquellas dos figuras y el movimiento de Drumlak le propino un golpe invisible en la sien. Era evidente que aquel ser, aquel hijo de perra quería hacer algo y que hacer mejor que matar a Kane. Instintivamente levanto nuevamente la pistola con rapidez, con desición mientras sus ojos veían como los puños de Drumlak se cerraban, y apretó el gatillo al unisono de los huesos rotos de los dos hombres que caían al suelo, muertos.

No quería morir.

Pero se dio cuenta demasiado tarde. Aquel disparo salió lento y lo vio todo a camara lenta. Se dio cuenta de que aquel ataque iba dirigido a los dos hombres que caian la suelo despacio, como dejados caer por una mano podeerosa e invisible. Pero el disparo estaba hecho, el miedo había actuado por él.

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24/04/2009, 06:42
Gerhardine Hallberg

Avanzaba y, aunque sin dejar de prestar atención a su entorno, escrutaba en los rostros de su gente. No lo decía, pero buscaba el rostro de su padre, hermanos y amigos. Buscaba el rostro de su familia y la familia de aquellos que con ella estaban. No encontró lo que buscaba, no los rostros que deseaba ver, pero sí que halló otros conocidos. Ahí estaba Jarl, el hijo del herrero, un muchachito que no debía tener más de doce años. Le habló, pero éste no reaccionó, ni siquiera la miró, fue como si no la conociera. La sangre se le heló y miró a Arnvald de un modo inconfundible: Confusión y sorpresa había en su mirada.

-Parecen marionetas -susurró-... Es como sí... Como si estuvieran dormidos pero con los ojos abiertos...
 
No lo entendía. ¿Qué clase de magia era esa? ¿Quién era tan poderoso para controlar de ese modo las mentes de las personas? Pero sus temores no se detenían allí, sino que iban más allá, porque segura estaba que podría encontrarse frente a su propio padre y si éste se hallaba poseído como lo estaban todos en ese campo de batalla, muy a su pesar estaba segura que él sería capaz de matarla.

Tenía que encontrar el modo de acabar con esa locura al precio que fuera, aún a coste de su propia vida.

Volvió a concentrarse en avanzar. Evitar el corazón de la batalla iba a resultar pan comido, al menos así era como Gerhardine lo apreciaba, sin embargo sus planes se fueron a tierra cuando se dio cuenta que Zaelus se encontraba precisamente donde ella menos lo esperaba: Encabezando el combate, lo que equivalía al corazón mismo de la batalla.

-¡POR TODOS LOS DIOSES! -exclamó para sí, viendo que las cosas no se presentaban del modo que esperaba- ¡MALDICION!

Pero no había tiempo para lamentos ni quejas. El tiempo era su enemigo y debía actuar pronto. Nada más esperaba que para Kane las cosas no estuvieran saliendo tan mal como parecían estar saliendo a ellos.

-Ahí está Zaelus
-dijo a Arnvald señalándole la posición de éste-. Tengo que llegar hasta él, tú y Leonard vayan a la ciudad, traten de encontrar esa cosa que dices -esta vez sus palabras iban dirigidas a Leonard-. Hay que separarse, es mejor así, no podemos perder tiempo... Yo me uniré a ustedes en cuanto pueda.

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27/04/2009, 22:43
Leonard Roster

Leonard no tenía el dominio del caballo. Se encontraba a la entera disposición de lo que quisiera hacer Arnvald a menos que descendiera del caballo y decidiera proseguir a pie, cosa que no pensaba hacer en un momento como aquel, pues antes de que pudiera darse cuenta no cabía duda de que terminaría con el filo de algún arma atravesando su cuerpo.
Pero debía decirle algo a Gerhardine...por suerte Arnvald parecía tan reacio como él a la separación. El guerrero sólo tenía ojos para la mujer que ahora le indicaba que debían separarse, y en ellos podía encontrarse cualquier cosa menos convicción.

Debes tener cuidado. - le indicó Leonard a la muchacha - No es la primera vez que veo algo similar, aunque en aquella ocasión no eran los vivos quienes caminaban de esa forma. Quizá tu gente tampoco lo esté ya. Drumlak es capaz de cualquier cosa para conseguir sus objetivos, así como mi padre...realmente no sé cual de los dos es más monstruoso.

En ese instante, un sonoro trueno les envolvió, provocando que diversas miradas se dirigieran a un cielo sin nubes.
De los allí presentes sólo uno no volvió los ojos hacia las alturas, sino hacia su espalda, donde se encontraban las figuras de Drumlak y Bernard, a las cuales se había unido una tercera.
Leonard se imaginaba a quién correspondía, así como sabía con seguridad que aquel trepidante sonido no procedía de ninguna nube, sino de una pistola. ¡Kane había disparado contra Drumlak!
Estaba completamente seguro de que ese había sido su objetivo, puesto que Bernard disponía de un tatuaje como el que llevaban Kane y él mismo.

Un grito de angustia resonó un instante despues, provocando que los recien llegados mirasen en la dirección de donde procedía.
Por desgracia no provenía del mismo lugar que el disparo, sino de la entrada de Ródennos, allí donde se encontraba la lucha más encarnizada.
Lord Zaelus se había distraído momentáneamente por el sonido, lo que le había llevado a bajar la guardia y...lo había pagado caro.
Una pica había conseguido encontrar un resquicio en su armadura y toda la punta de metal se había enterrado en el cuerpo del dirigente de Ródennos, el cual, tras el grito de dolor, sólo podía observar el arma que surgía de él mismo.
La fuerza le falló. No podía sostenerse sobre el caballo y finalmente calló con un fuerte estrépito metálico, sin llegar a soltar la espada que portaba.

Notas de juego

Pnjotizado

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27/04/2009, 23:04
Drumlak

El disparo resonó provocando la desbandada de cientos de pájaros que surgieron de entre los árboles para forma una nube que se desplazaba a inmensa velocidad.
Nunca jamás se había escuchado un sonido semejante en aquellos parajes. Casi parecía que la propia tierra había decidido unirse a la batalla, quebrando su solidez como simple aviso para que se detuvieran las luchas que se producían a la entrada de Ródennos.
Sin embargo no era eso lo que ocurría. Ni el suelo se abría ni el cielo se desplomaba sobre los oriundos del lugar, aunque eso fuese precisamente lo que habían estado esperando desde que este se tiñera de rojo unos días atras.

Pero para Kane, así como para Drumlak y Bernard, aquel era un sonido bastante familiar. El detective ya casi no recordaba la primera vez que había disparado un arma, pero sabía que, desde aquel mismo instante, nunca más se había separado de una. Era casi como una extensión de sí mismo.
Hasta ahora. A su alrededor el tiempo parecía haberse detenido, y sentía que esa fría pieza de metal le era completamente ajena, pero aún así había conseguido realizar el disparo y la bala se dirigía hacia su objetivo, la espalda de aquel que había aprendido a odiar, a temer.

La bala nunca llegó a su destino. Justo antes de introducirse en el cuerpo de aquel a quien había disparado, esta pareció chochar contra alguna barrera invisible.
No era la primera vez que Kane veía algo así, y se preparó para la onda expansiva que estaba por venir...pero esta nunca se produjo.
En cierto modo era lógico, puesto que Drumlak no disponía de ningún tatuaje que le protegiera, o eso creía Kane.
Fuese como fuese la onda no llegó. Sabía que había fallado en su intento y ahora sólo le quedaba esperar su destino. Morir en una tierra desconocida, aunque en realidad no echaría nada de menos, puesto que ningún ser querido había quedado atrás.

A lo lejos se escuchó un grito de angustia, lo suficientemente alto como para que Kane se viera obligado a desviar la mirada hacia el lugar de donde procedía.
Una figura, ataviada de una armadura plateada, caía en ese momento del caballo que montaba. La ronca voz de Drumlak atrajo nuevamente la atención del detective.

Podría matarte ahora mismo. Lo sabes ¿verdad? - seguía sin mirarle, de hecho se alejaba lentamente en dirección a la ciudad - Pero no tengo tiempo ahora para darte la muerte que mereces. Cosas realmente importantes reclaman mi atención. Vamos Bernard, Zaelus ha caído. Es hora recoger la recompensa.

Unos cuantos pasos más, dejando a un Kane que no sabía qué hacer debido a la sorpresa de saberse aún vivo.
Fue así como percibió el movimiento del brazo de Drumlak, que trazaba un arco de delante hacia atrás, en dirección a donde él se encontraba.
Sintió que el suelo desaparecía bajo sus pies antes incluso de darse cuenta de haber recibido el golpe. Cayó tres metros más atrás, cuan largo era, con la mirada puesta en un cielo que aún seguía dominado por los pájaros.
Pero respiraba. Había sobrevivido.

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28/04/2009, 10:35
Kane

Kane callo de espaldas y se quedó allí tirado. Si alguien hubiera pasado en ese momento por allí pensarían que era alguien descansando, en un día de campo. Pero no era eso. Estaba exhausto. Estaba muerto. Peor aún. Simplemente no estaba.

En su cabeza resonaban las últimas palabras de aquella extraña criatura y no le encontraba sentido a mantenerlo cn vida, no encontraba sentido a que aquel disparo no fuese como el que salió en Roster, no encontraba sentido a estar alli, en aquel lugar, no encontraba senido a nada. Bueno, si, sabía que si estaba vivo era poque aquel viejo y su perra tenían otros planes para él, seguro que no querían perder una marioneta como él.

Tenía ganas de maldecir, de gritar, de tirarse de los pelos y golpear el suelo con todas sus fuerzas. Pero estaba con la mirada perdida y sin fuerzas para mover un sólo músculo de su cuerpo. ¿Que pasaría con Leonard y aquella compañía tan extraña? ¿Correrían la mala suerte de que los dejara también convida?

Por un momento medito el pegarse un tiro, pero al momento desechó la idea porque sabía que no podía morir y se maldijo por ello.

Las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas mientras seguía mirando sin mirar, pestañeando lentamente y maldiciendo todo lo que pasaba por su cabeza.

Notas de juego

Avísame cuando pase un rato y me levanto y hago algo.

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29/04/2009, 02:16
Gerhardine Hallberg

Los ojos de Gerhardine se posaron un largo instante en Arnvald, quizás en espera de que éste dijese algo antes de que se separan pues, si la suerte no les sonreía, podía ser que esa fuese la última vez que se vieran.

Quien habló en cambio fue Leonard y lo hizo para aconsejarle tuviese cuidado.

-Lo tendré -respondió ella con las facciones suavizadas debido a una recomendación, fuera por preocupación o no, que ella no se esperaba, no de él al menos.

De pronto, y con una potencia jamás recordada por ella, el estruendo de un trueno la hizo sobresaltar. Sus ojos de inmediato se alzaron para observar el cielo, esperando encontrarse con las nubes de una tormenta como nunca antes vida, pero nada de eso había.

-Pero qué...

Gerhardine miró a Arnvald, tan sorprendido como ella, y de inmediato miró a Leonard quien extrañamente era el único que miraba hacia un lugar distinto.

-¿Qué ha sido eso? -preguntó. Algo le decía que él tenía la respuesta.

Pero el grito de angustia que oyó la hizo voltear y mirar hacia la entrada de Ródennos, allí donde se encontraba Lord Zaelus, el hombre hasta el cual quería llegar momentos antes del estruendo y que ahora veía desplomarse a tierra atravesado por una lanza.

-¡NO! -gritó la joven y sin esperar a nada espoleó su caballo y corrió hasta él.

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29/04/2009, 21:56
Arnvald

Debían separarse. Era lo más lógico y lo sabía. Por ello no había puesto pega alguna al plan indicado por Gerhardine, pero algo en su interior rechazaba la mera idea de perderla de vista.
Puede que fuese por el largo tiempo en que habían cabalgado juntos, o incluso los años que hacía que se conocían, cuando él, apenas un adolescente, era el encargado de cuidar de ella por orden de su señor.
Por supuesto aquellos días habían sido aciagos para él. Casi un hombre y con la idea clara de convertirse en un excelente guerrero y que veía relegadas sus espectativas a vigilar a una niña nerviosa que no paraba de pedir...quiero esto, vamos allí, ven aquí...un auténtico infierno.
Pero los años pasaron y Gerhardine se convirtió en lo que ahora tenía delante. Una maravillosa joven para nada caprichosa y con un montón de virtudes que se veía incapaz de enumerar.

Para qué negarlo. No tenía nada que ver el ser compañeros de camino ni el largo tiempo que los había mantenido juntos su viaje. Sabía exactamente a qué se debía la presión que sentía en ese momento en el centro de su pecho que le provocaba la ilusión de faltarle el aire, pero antes caminaría sobre brasas ardiendo que admitirlo en voz alta.
Bastante le costaba ya el tener que admitírselo a sí mismo como para que lo escucharan los demás. Aquel era el secreto más profundo que portaba, y con él viajaría hasta la misma tumba.
Esas eran las cuitas que le impedían decir nada ahora que iban a separarse, pero por suerte el hombre que tenía detrás llenó el silencio con sólo una mínima parte de lo que él hubiese querido decir, incluso a sabiendas de que sus palabras habrían sido casi las mismas.
Complicado diferenciar lo que se quiere decir con lo que finalmente se escapa de los labios. Casi sintió alivio por no tener que decir nada, pues si el torrente hubiese comenzado a fluir quizá no habría sido capaz de frenarlo.

En ese instante todo se sucedió con rapidez. Primero un trueno impresionante que provenía de un cielo sin nubes, para un segundo más tarde seguirlo el grito de angustia del regente de Ródennos y su estrepitosa caída.

Mierda, ha sido un disparo. - indicó el hombre que tenía sentado a su espalda justo en el momento en que Gerhardine tiraba de las riendas y emprendía una veloz carrera en dirección al lugar donde tenía lugar la batalla.
Arnvald no dudó ni un instante en lanzarse en pos de ella, pero había perdido unos cuantos metros de distancia y además el peso de su caballo era muy superior al dela muchacha. Sabía que no podría alcanzarla antes de que ella se viera inmersa en la contienda.

¡Espera! - gritó - No debes ir sola.

Sabía que no le escucharía. Ella era así desde la infancia. Cuando algo se le metía en la cabeza, algo realmente importante, ya no había forma de convencerla de lo contrario.
Únicamente podía hacer lo que siempre había hecho, mantenerse cerca y cuidarla lo mejor posible, incluso con riesgo de su propia vida.
Fue así como, espoleando el caballo, consiguió que la distancia entre ellos no aumentara demasiado. Incluso así, de no estar ocurriendo los que sus propios ojos le indicaban, no hubiese llegado a tiempo para salvarla.

Tuvo que parpadear dos veces para asegurarse de que su visión era completamente cierta. Los atacantes, la gente de Rosslyn, acababan de quedarse completamente quietos, abandonando la batalla y dejando que las armas pendieran inútiles de sus manos.
Todos miraban el cuerpo del caído Zaelus, sin realizar ningún movimiento.
Olvidados habían quedado los habitantes de Rosslyn, que atónitos observaban los acontecimientos sin poder creerlos del todo.
Debido a ese momento de incertidumbre, Gerhardine pudo llegar sin problemas a las cercanías de Lord Zaelus, el cual se encontraba tendido sobre su misma sangre.
Un momento despues, Arnvald llegó al mismo punto, descabalgando en el momento y dejando a Leonard sobre el caballo. Se encontraba presto a desenvainar la espada de ser necesario, pero no quería dar muestras de hostilidad hasta que viera lo que ocurría.
En caso de desatarse nuevamente la batalla, ya fuese por parte de los habitantes de Ródennos o de Rosslyn, tanto él como la muchacha estarían perdidos.

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30/04/2009, 10:38
Gerhardine Hallberg

-¡Espera! -oyó la, para ella, inconfundible voz de Arnvald gritándole- No debes ir sola.

Pero no se detuvo, pese a oírlo, porque tenía que ver si Zaelus estaba vivo o muerto y si estaba vivo intentar que continuara así. No se trataba de que ese hombre le importara, sino de hacer lo correcto, sabía en su interior que los habitantes de Rosslyn no estaban en sus cabales, que algo los tenía actuando de aquel modo, luchando una batalla sin sentido. Tan decidida estaba en llegar a Zaelus que no fue hasta que se bajó de la montura y se encontró junto a él, que se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo con la gente... con su gente.

Habían bajado sus armas y le pareció notar confusión en sus rostros, es más, hasta sus miradas parecían haber cambiado, pues ya no le daban esa impresión de vacío... ya no parecían marionetas.

Parpadeó repetidas veces, en parte confundida por lo que estaba viendo, pero al volver a fijarse en el caído Zaelus y el charco de sangre sobre el cual yacía su cuerpo. Aún así intentó encontrarle el pulso, primero en su cuello, luego en la muñeca de la mano que sostenía la espada. Nada.

Arnvald le había dado alcance, estaba nuevamente junto a ella, protegiéndola, aunque siendo apenas dos, tres contando a Leonard, no eran rival para toda esa gente.

No sabía si podía sentirse segura o no frente a toda esa gente, porque allí estaba su pueblo pero también los de Ródennos y dada las circunstancias dudaba mucho que la vieran como a una amiga. Entonces se le ocurrió tomar la espada de Zaelus, ser ella quien se la entregara a quien, de acuerdo a la jerarquía de Ródennos, ocupara el lugar del fallecido lord. Y así fue como intentó conseguir que ese puño, que aún después de muerto sostenía con tanta fuerza la espada, cediera y la dejara cogerla.

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03/05/2009, 19:20
Wolfgan Senescal de Ródennos

Lo que en un primer momento le pareció a Gerhardine una leve reacción por parte de la gente de Rosslyn, pronto se transformó en pesimismo al comprobar que no había sido como ella creía.
La mirada vácua que anidaba en los ojos de esa gente no había desaparecido, sino únicamente sus ánimos de lucha. Para los habitantes de Ródennos aquella era una situación en la que podrían haber acabado fácilmente con ellos, pero por el contrario se encontraban tan anonadados que ninguno realizaba momento ofensivo contra los atacantes.
En realidad, el único que aún parecía tener capacidad de movimiento era un jinete que se encontraba luchando junto a Lord Zaelus cuando este había caído, y que ahora desmontaba para acercarse al que era su señor.

¡Quitale las manos de encima! - le ordenó el hombre al tiempo que la señalaba con la espada, que tenía la hoja ensangrentada, con gesto amenazante.
Era un hombre de avanzada edad, como mostraban las canas que habían ganado terreno a su cabello de color negro.
Su armadura mostraba claramente los signos del combate, algunos de los cuales no parecían provenir de momentos cercanos, sino de batallas anteriores que nada tenían que ver con la situación que debía afrontar por el momento - Soy el Senescal de Ródennos, y te ordeno que apartes tus sucias manos de lord Zaelus.

Junto a Gerhardine, el caballero que se encargaba de su protección, Arnvald, se había vuelto hacia el nuevo peligro y levantó su arma presto a defenderla.
Por su parte, Leonard miraba en otra dirección. No es que no le preocupara lo que ocurría en sus cercanías, pero el disparo le había alertado de lo que podía suceder en la distancia, y hacía allí seguía mirando.
Entonces pudo comprobar que las dos figuras que habían observado la batalla desde la distancia, ahora se acercaban lentamente, caminando como si se encontraran dando un relajado paseo una mañana de domingo.

Los esfuerzos de la mujer por soltar el arma de la mano del regente habían resultado inútiles, pues este parecía aferrarla como si hubiese sido su último puntal que le atara a la vida...cosa que no había sucedido, puesto que la muerte había sido más rápida y acompañaba su alma ahora hasta un lugar de donde nunca se volvía.

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03/05/2009, 22:23
Gerhardine Hallberg

Levantó la cabeza cuando oyó la autoritaria voz que le ordenaba apartarse de Zaelus. Este la apuntaba con la espada y Arnvald no había tardado en amenazarlo también con la suya.

-Baja tu espada, Arnvald -dijo a éste poniéndose lentamente de pie y mirando al hombre que acababa de presentarse como el Senescal de Ródennos-. Senescal, se que las circunstancias no me son favorables, pero créame, no somos sus enemigos.Estaba intentando recuperar la espada para ser yo quien se la entregara al nuevo señor de Ródennos, que a menos que me equivoque es usted...

Bajó la cabeza, en señal de respeto, antes de volver a mirarlo y continuar hablando.

-Por favor, necesito hablar con usted, deseaba hacerlo con Lord Zaelus pero no he llegado a tiempo de hacerlo... Por favor, concédame lo que pido. Nosotros estamos tan sorprendidos como ustedes de todo ésto y tenemos tantas preguntas sin respuesta como las pueden tener ustedes. Estuvimos lejos de nuestra tierra por demasiado tiempo, cuando marchamos el cielo era de un azul intenso pero al regresar nos encontramos con una ciudad desolada y a todo nuestro pueblo desaparecido -miró al Senescal y respiró profundo, dudaba si dar a conocer su identidad sería o no una buena idea, pero corrió el riesgo, debía demostrar que decía la verdad-. Senescal, mi nombre es Gerhardine Hallberg y mi padre es Lord Hallberg, señor de Rosslyn.

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05/05/2009, 21:59
Director

Notas de juego

Gerhardine y Leonard a la escena "Forja de libertad".
Ahora pongo un post allí. Cuando escribais marcad a todos menos a Kane y Dhan.

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06/05/2009, 22:49
Master Indio

Los minutos pasaron y aquella figura seguía tendida en el suelo con la vista clavada en el cielo. Cualquiera que hubiese pasado por allí podría haber pensado que se trataba de un hombre muerto, para darse cuenta una vez que se acercase del leve parpadeo que llevaba la contraria a aquella afirmación, así como el movimiento, casi invisible, de su pecho alzándose con cada inspiración.
Kane simplemente se encontraba sumido en sus pensamientos y realizándose preguntas interiormente, como por ejemplo, ¿por qué seguía vivo?
Estaba casi seguro de conocer la respuesta, pero no podía aventurar del todo la forma que tenían de funcionar las mentes de Drumlak y Bernard...sobre todo el primero, ya que el viejo no parecía tener el mismo poder sobre él que en el suyo.

Poco a poco, las aves que habían alzado el vuelo al escuchar la detonación del arma del detective, volvían nuevamente a sus hogares y se perdían entre las ramas de los primeros árboles.
Fue entonces cuando Kane decidió sentarse y observar la distancia.
Al parecer la batalla había terminado, o al menos no se veía a nadie peleando. Muchos rostros se volvían hacia las dos figuras que ya se encontraban en las cercanías de Ródennos.
Incluso pudo vislumbrar a Leonard subido sobre un caballo, detenido junto al lugar donde poco antes se alzaba la figura de un caballero con armadura plateada.
Pero lo más importante era que Drumlak y el viejo ya habían llegado al mismo lugar.

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07/05/2009, 09:12
Kane

Kane se incorporó del todo y con paso pesado se dirigio ha donde estaba Drumlak y el viejo viendo la batalla para poder ver mejor lo que estaba pasando y de pronto, divisó a Leonard... y a los dos que habían huido del fuego de su pistola. Tenía que ir hacia alli y rápido. De pronto le había entrado anciedad por estar alli y poder hacer algo, porque seguro que aquellos dos no iban a estar quietos y había que impedir que se llebasen lo que coño quisieran de allí. Y sin pensar el motivo por el cual había que impedirlo, se giró en busca de algún caballo, pero al tiempo, desistió la idea. No sabía montar a caballo y podía resultar peligroso, asi que se armo de valor, se ajustó las prendas, que ahora más que nunca le molestaban, y salió corriendo hacia el lugar donde se encontraba Leonard, con la pistola en la mano, sin pensar en nada.

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12/05/2009, 21:47
Master Indio

Demasiado tarde. Lo supo en el mismo instante en que sus pies comenzaron a volar sobre la hierba, intentando reducir una distancia que, aunque no excesivamente extensa, se le antojaba una inmensidad.
Desde donde se encontraba le era imposible escuchar las palabras que pudiesen estar cruzando los allí reunidos, pero eso poco importaba puesto que su vista era perfecta, motivo por el cual pudo apreciar los detalles de los sucesos que ocurrieron a continuación.

En un momento, casi en un parpadeo, todos los hombres y mujeres, que se reunían frente a las calles de Ródennos, se vieron arrojados al suelo como árboles talados por una afilada hacha.
Kane sólo había vislumbrado el rápido movimiento de los brazos de Drumlak, y un instante despues sintió un fuerte viento que le frenaba en su avance.
Si esa corriente de aire había sido provocada por aquel ser, podía imaginarse lo que debía haber sido para aquellos que se encontraban junto a él...lo había vivido hacía apenas unos minutos, puesto que el detective había sentido su fuerza y aún se encontraba a doscientos metros.

Intentó acelerar aún más sus piernas, a sabiendas de que se encontraba demasiado lejos para poder disparar, además de creer conocer de antemano el resultado de aquel acto.
Mientras tanto, la figura del Zeerath, ahora algo más cercana, se había agachado junto a un cuerpo con una armadura plateada, alzándose poco despues con algo entre sus manos, aunque eso sí que no podía llegar a identificarlo bien.

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13/05/2009, 09:09
Kane

El golpe de aire producido por el poder de aquel ser le había recordado un combate entre magos y el uso de la magia en muchas películas de fantasía. Aquello era increible. Su cuerpo fue frenado en su avance, pero no tanto como su  ánimo y su esperanza de poder vencer a aquellos dos hombres, que había mermado mucho en los últimos sucesos. Tanto que ya sabía de antemano que era una batalla perdida, que no podía hacer nada contra ellos, que lo único que le esperaba era la muerte. Pero lo curioso es que la muerte le esperaba cuando él quisiera y no cuando kane desidiera. Aquello le atormentó aún más.

Él no se podía matar, y aquel ser había desistido de matarlo hace tan sólo unos instantes. ¿Que querían de él ahora? ¿Que más podían hacerle o obligarle a hacer? ¿Que coño es lo que vendría ahora?

Apretó sus puños, impotente ante toda su vida, se sentía una marioneta, se sentía utilizado. Por su cabeza pasó todas las imagenes de todo lo sucedido desde que comenzó la persecución de aquel hombre en el vehículo y la detención de la policía. ¿Desde cuando estaba siendo utilizado para un proposito que desconocía? ¿desde cuando era una marioneta?

La distancia que le separaba de aquella criatura y el viejo era demasiado y estaba cansado y todo el peso de sus pensamientos calló sobre él como una losa pesada. Frenó su avance y sus rodillas temblaron y calleron al suelo pesadamente, sobre la hierba, seguidas de sus manos que tocaron la tierra y arrancaron un poco de ella como si del corazón de Drumlak se estubiera tratando.

Las lágrimas comenzaron a salir fuertes y orgullosas. Heridas por todo lo que estaba pasando. Aún así, su mirada seguía pendiente de la escena.

Cargando editor
15/05/2009, 09:48
Master Indio

Ahora ya se encontraba lo suficientemente cerca para escuchar lo que se decía, sobre todo porque, fuese quien fuese quien hablara, lo hacía o con rabia o con la clara intención de que todo el mundo escuchase sus palabras.
Así fue como llegó hasta el detective la voz de la mujer que les había recogido en el camino. Parecía la única con la entereza suficiente como para interpelar a Drumlak, aunque a su lado avanzaba Arnvald y dos personas más a las que no conocía. Uno era un hombre, ya entrado en años, que portaba una armadura. A su lado una figura más delgada no se alejaba de él.
Los cuatros se habían levantado con prontitud y se acercaban, amenazantes, hacia el lugar donde se encontraban Drumlak y Bernard.

-¡COBARDE! -gritó una Gerhardine enfurecida - ¡Involucraste a nuestros pueblos en una batalla sin sentido! Si eres tan poderoso ¿Por qué no obtuviste la espada controlando la mente de Zaelus del modo que hiciste con mi pueblo?

El interpelado se giró hacia la mujer que le había increpado, con el objeto que había recogido del suelo en su mano derecha.
Ahora Kane podía ver que se trataba de una espada.

¿Por qué? Es una buena pregunta. - respondió Drumlak con tono alegre - Podría haberlo hecho, por supuesto. Lo único que tenía que hacer era arrebatar la espada de su mano muerta, lo que no hubiese resultado nada complicado...pero no me negarás que así ha sido más divertido ¿verdad?
También podría acabar con todos vosotros ahora mismo...así
- chasqueó los dedos. Un sonido que resonó claramente sobre el rumor que existía en aquellos momentos, proveniente de los aún incrédulos habitantes de Ródennos.
Por el momento, el detective no vió que aquel gesto tuviera ninguna consecuencia. Puede que fuese una forma de expresión, aunque con aquel ser nunca podía estarse seguro.

Encogiéndose de hombros, o al menos eso es lo que le pareció a Kane, Drumlak continuó - Me gusta divertirme, ¿qué le voy a hacer? Esto le da sentido a mi vida, porque de lo contrario sería bastante aburrido.
Ahora debo irme, pero estoy convencido de que volveré a veros antes o después. Despues de todo tenéis que intentar vengar a los vuestros ¿verdad? Jajajajajajajaja.

Y entonces desapareció. Tanto él como Bernard ya no se encontraban donde instantes antes se enfrentaban a aquellos con los redaños suficientes para acercarse.
La carcajada de aquella pesadilla hecha realidad se había cortado bruscamente...no había lugar a dudas, allí tambien funcionaba el maldito cinturon de Bernard.

Cargando editor
15/05/2009, 10:24
Kane

¿Una espada? ¡¿Una puta espada?! ¡Matar a tanta gente en una masacre por una simple espada!

Kane apretó más aún los puños, con la tierra entrando entre sus uñas como las palabras de aquel ser en sus heridas. No podía creer que todo aquello fuese por una simple espada, era imposible. Aquello tenía que tener otro sentido, aquella espada tenía que tener algún significado para él, algún poder, que visto lo visto no era de extrañar.

Se incorporó pesadamente, lento como un caracol escalando una pared, y comenzó a caminar hasta donde estaba todos, esperando ver a Leonard, muy a su pesar, vivo. No quería admitirlo, pero tenía ganas de encontrarlo de tal manera. Al menos aquella mujer aún lo estaba, eso le hacía no sentirse sólo.

Se restregó las mejillas con sus manos llenas de tierra, para hacer desaparecer los restos de las lágrimas, que estaba por apostar que habían dejado zurcos en su cara, debido a la suciedad y restos de maquillaje que aún pudieran contener sus ojos. Maquillaje. Necesitaba un baño y un buen puñado de pinturas. Y crema. Joder, tenía la cara muy estropeada, y ni pensar de las manos, que ahora arrastraban la suciedad del suelo.

Cargando editor
18/05/2009, 21:26
Director

Notas de juego

Pasas a la escena Forja de Libertad.

Escribiré ahora un post presentando tu llegada y otro de un pnj cuya voz también escucharás, puesto que llegas a donde se encuentran los demás.

Cuando escribas allí, desmarca a Dhan, que es el único personaje que no se encuentra en el mismo sitio.