Partida Rol por web

Cuando accedes al vagón-restaurante (descripción en la escena "compartiendo datos"), el camarero trabaja laboriosamente en torno a las mesas, limpiando y prearando el lugar para la tanda de desayunos, antes de acostarse.

Otro joven lo ayuda en su labor, con un uniforme bien distinto.

Rápidamente adviertes que ambos jóvenes son algo más que compañeros de trabajo. Entonces te fijas en sus caras y... ¡Vaya, si son gemelos!

-Oh... Buenas noches, ehm.. Mark, Wayne...

Les saludo con una inclinación a cada uno, sin soltar mi vaso de leche.

-No podía dormir, como comprenderán. Espero no molestarles, necesito un poquito de charla, ando demasiado desvelado. Mario ha tenido la gentileza de prepararme un poco de leche caliente, imagino que me ayudará a quitarme de encima el insomnio...

Un sorbito.

-Me comentaba que sus cuchillos, los que se usaron en el asesinato, habían desaparecido probablemente en el intervalo en que estuvo fuera de la cocina, arreglando las mesas del comedor. Pero no se fijó en nada. Claro, debieron hacerlo después de cada turno de cena, no es así...? es decir, justo antes de las seis... y justo antes de las siete. ¿Por qué no me cuentan todo lo que recuerden, amigos, y vemos si podemos reconstruir los hechos...?

Ambos jóvenes se vuelven como si no te esperaran; Mark es el primero en reaccionar, sonriéndote y comenzando a hablar algo confundido:

-Vaya, sí claro, tiene sentido: los cuchillos deben de ser los de Mario. Lo cierto es que no había caído en ello. Qué tragedia ¿verdad?- comienza el camarero algo trastabillante -Lo cierto es que no puedo ayudarle demasiado. Aquel día andaba como loco de un lado a otro. Iba justo para el turno de comidas, tras el retraso con el pedido de Paris, y me tuvieron bastante atareado toda la tarde. Menos mal que Mario vino a echarme una mano.- comenta como si hicera un esfuerzo para recordar -Sí que recuerdo que entre las 5 y las 6 estaban comiendo los Davourier, el Sr. Homburg y el Sr. O'Hare. Entre las 6 y las 7 comieron el los Vanzetti y usted y su sobrina, claro.- concluye el camarero -Luego fui a servir el café al salón, con todos juntos, como manda la tradición... y ocurrió el lamentable incidente. Dudo que el Sr. Rodman guste de relacionar entre sí a los pasajeros después de esto; para él tampoco ha debido de ser nada agradable.- termina con cara de buenas intenciones.

-Pues a mí no me miréis... yo ni siquiera estaba en el vagón-restaurante. Todo lo que puedo decir es que entre las 4 y las 5 todoS los pasajeros de la primera clase estaban en su coche-cama: los Davourier en su compartimiento, el sr. O'Hare en el suyo. y el sr. Homburg estaba charlando conmigo.- se encoge de hombros Wayne, antes siquiera de que la cosa vaya con él.

-Ufff... estoy medio mareado... disculpen. Perdonen pero ahora mismo, ando algo confundido... ¿qué demonios tendrá la leche caliente que me haga desorientar así...? A ver, París... el retraso de París... ¿a qué se refiere usted? Y el... incidente... fué el día... Veamos. ¿A qué día estamos hoy? ¿Y cuándo estuvimos en París? ¿Y cuando fué el incidente? Maldita jaqueca... ¿Y Rodman? ¿Quién es Rodman...?

Pietro se sienta, como si realmente estuviera algo descentrado, y necesitara tomarse las cosas con calma. Pero les mira intensamente, aguardando una respuesta. O muchas, en realidad.

-¿Se encuentra bien, señor?- pregunta Mark, mirándote entre extrañado y preocupado -Wayne, ve a buscar al Dr. Mendelhelm.- pide al mozo de equipajes.

Wayne asiente y abandona la habitación con presteza, dejándote con Mark.

Entre tanto, Mark te da conversación, tratando de "mantenerte con él":

-Oh, lo de Paris no fue nada: se retrasó el pedido de despensa; es por eso que salimos con retraso. Salimos de allí esta madrugada, señor. ¿Recuerda?- explica el camarero, como si fueras a desmayarte -Mejor siéntese.- añade guiándote a uno de los butacones.

Pietro se sienta en el butacón, agradecido, y deja la leche a un lado, mirándola con aprensión.

-Gracias, me irá bien que el Dr. me eche un vistazo... quizá es simplemente un mareo por la leche caliente... un corte de digestión, una descompensación de la tensión... algo. Claro, si, esta madrugada salimos de Paris, pero no sabía nada del por qué del retraso. Sabía que allí ha subido algún pasajero, y que seguimos según lo previsto. Lo siento, me he desorientado, me temo. Demasiadas emociones... y le admiro, Mark, no entiendo como usted puede estar tan tan entero. Estaba allí, en el salón, con todos nosotros cuando sucedió. ¿Qué piensa al respecto...? ¿Ha hallado alguna explicación, ve posible alguna hipótesis...?

-Si, bueno... casi prefiero no pensarlo muy a fondo. Tengo que seguir sirviendo a todo el pasaje, ¿sabe? Pensar que el dinero de tu propina está manchado de sangre no es la idea más agradable del día.- dice tratando de apartar el tema a un lado; está claro que le turba.

-¿Propina manchada? ¿Quizá alguien le incomodó, Mark, algo que no le haya gustado...?

-Oh, no, no. Hablaba en general, claro. Procuro mantenerme al margen de la vida de los pasajeros, como al Sr. ROdman le gusta.- contesta rápidamente el camarero.

Apenas acab de terminar la frase Mark, cuando el resto de los compañeros de Pietro acceden al vagón-restaurante, con cara de preocupación.

Con presteza recorres el coche-cama en dirección al salón. Cuando llegas ante las puertas, éstas parecen haberse dejado corridas. ¿Cerradas quizá? Quién sabe.

Con suavidad empujo las correderas, viendo si realmente están abiertas.

Con suavidad tratas de abrir las puertas del slón, que pronto demuestran estar igualmente bloqueadas. Sin mucha tardanza, la inconfundible voz del revisor
pregunta desde el interior:

-¿Quién anda ahí?

Viendo que el salón realmente seguía cerrado, y al cuidado de alguien, Pietro desiste. No responde a la pregunta, para que le quede la duda al hombre de que no haya sido el traqueteo del propio tren lo que ha hecho que le pareciera que las puertas estaban siendo empujadas.

En vez de eso se dirige de nuevo al vagón dormitorio, y prueba de abrir la puerta del compartimento con la placa de "Revisor", mientras ve a lo lejos que sus compañeros bloquean con sus cuerpos la visión que podría ofrecer al Jefe de Tren.