Partida Rol por web

Aramil se detiene unos segundos a observar las reacciones de sus compañeros. Cuándo ve que Falcon puede moverse con normalidad, carga una flecha en su arco y la dispara apuntando a la cabeza de la criatura, antes de que Falcon cargue contra ella.

Arther y Dimple quedan de nuevo atrapados bajo el cántico de la mujer alada y se dirigen hacia ella como si no hubiera nada ni nadie más. Afortunadamente, Falcon y Aramil se ven capaces de no caer prendados ante semejante magia y se lanzan directos a atacarla. La criatura resiste estoicamente los golpes dados por ambos contrincantes, y mientras se dedica a atacar a Arther, desgraciadamente cuando intenta golpearle con su clava, ésta se le escapa y sale disparada por los aires. Aquello era una oportunidad para Falcon y Aramil.

Avanzáis por el camino del frente en busca de la música, según seguís andando el camino vuelve a dividirse en dos, tomando el camino de la izquierda o el de la derecha, la música proviene de la izquierda así que decidís ir tras ella, cuando giráis la esquina os dais cuenta que a algunos metros hay una criatura parecida a un humano viejo, de rostro malvado, con la parte inferior del cuerpo, las piernas y las alas de un monstruo reptiliano. Su pelo está enredado y sucio, lleno de la sangre de las víctimas.

Pero aquella criatura no se dirigía hacia vosotros, si no en dirección contraria, a juzgar por las palabras y las voces alguien había tras ella, pero la escasa visión os impedía ver quien era.

La música era cautivadora y atrayente, un impulso muy fuerte os invitaba a acercaros a la criatura.

Retrocedo, sigilosamente hasta quedar fuera de la visión de la criatura, y desenvaino mi cimitarra, preparado para lo que pueda venir mientras miro a mi compañero, curioso de como le afectará la canción.

Falcón se agacho, y ataco desde abajo con toda la fuerza de sus dos piernas.

El semiorco baja los brazos sin fuerza, mientras empieza a mecerse de un lado a otra siguiendo la música. Un hilillo de baba empieza a caer por la comisura de sus labios.

Al ver como el semiorco comienza a avanzar, hipnotizado, sujeto con fuerza su hombro, pero sin brusquedad y le hago retroceder.

Vamos piel verde - digo poniendome delante de él, cortando el camino hacia el otro hombre - ¿no me digas que ahora te ablanda la música?

Seguía babeando, sin oír las palabras de Saleuricos, solo tenía oídos para la cautivadora música. Era su punto débil, su cuerpo era fuerte y resistente, pero su voluntad era muy débil.

Esto puede ser peligroso - pienso mientras lo retengo interponiendome en su camino atento a cualquier reaccion violente. Tomo su cara entre mis manos y obligo a que su mirada se cruce con los mios - No escuches, eres un guerrero, no me creo que solo una voz te obligue a bajar los brazos, a rendirte. Busca en tu interior, encuentra tu furia combativa, resiste su voz, escuchala, pero no deje que dicte tus acciones, demuestrale que incluso su mejor opcion, no es nada para ti, que eres mejor

Aramil repite su acción anterior. Apunta con cuidado a la criatura, para evitar golpear a Falcon por error, y suelta otra flecha, confiando en volver a impactar.

La criatura cae ante los rápidos movimientos de Falcon haciendo que de nuevo quedaran libres del cautiverio que les había apresado a sus compañeros Arther y Dimple.

Aquella criatura alada os ocultaba la presencia de dos individuos que había detrás. A algunos metros había dos criaturas, una de ellas era un orco, y el otro un humano algo más alto de lo habitual con un porte regio casi palpable.

Saleuricos comienza a gritar y a entorpecer el camino a su nuevo amigo cuando se da cuenta de que éste vuelve en sí. Por unos momentos se piensa que es gracias a él, pero después se da cuenta que aquella canción tan atrayente había terminado. El orco vuelve en sí y descubre que la mujer alada ha muerto y que dos humanos, un elfo y un mediano son los causantes de semejante dicha.

Por fin dejarían de estar solos en aquella torre, por fin se habían reunido con parte de sus compañeros.

¡Maldita sea! ¿Quien ha parado la música? - dijo volviendo en sí, sacudiendo la cabeza.

Avanzó hasta el cuerpo de la mujer alada y la golpeó con la punta de la bota. - Una pena. Con lo bien que tocaba.

Luego miro a los que la habían matado. - ¿No tendréis algo de comer? Dar tantas vueltas por este maldito sitio me ha abierto el apetito.

El semiorco sangraba por varias heridas, pero parecía no importarle.

Falcon limpia la sangre de su espadón mientras contesta a Garra Negra.

- Deberias haberte traido provisiones antes de entrar en la torre ¿No iras a pensar que acabariamos el trabajo antes de la hora de comer?

Silencios me acerco a los que acabaron con la criatura, la cual observo con cierto desden.
La comida no es un problema, pero aun no es un problema, pero aun mo es la hora, aguanta un poco mas, pielverde

Aramil observa con frialdad a los dos aventureros que acaban de salvar accidentalmente. El orco le resulta repulsivo, de modo que dirige sus preguntas al extraño humano, sin perder tiempo en saludos.

-¿Venís del primer piso? ¿Seguíais a la criatura o os la habéis encontrado al bajar?

Mientras espera la respuesta se agacha junto al ser que han abatido, presto a recuperar las dos flechas que lanzó y examinando de paso el cadáver.

El cuervo que revolotea junto al mago, sin embargo, parece encontrar gracioso a Garra Negra. Se apoya en el hombro del orco mientras habla de forma comprensible para todos.

-Valientes guerreros van a salvar esta torre, enganchados a la música... ¡Akakakak!- Parece reírse de su ocurrencia con sus estridentes graznidos.

Venimos de arriba, sí. O eso creo. Llevo dando tantas vueltas que ni se donde demonios estoy. - se rascó la cabeza con cara de idiota.

Dos de los que me acompañaban han muertos, y a este... - señalo a Saleuricus. - ...me lo encontré viviendo en un jarrón muy raro.

Al ver como el cuervo se acerca y se apoya en su hombro, la boca se le hace agua. - ¡Comida! - brama intentando cogerlo. Pero el cuervo es más rápido y enseguida sale huyendo hacia su amo.

El cuervo grita al verse perseguido por el orco, y corre a refugiarse en el hombro de su amo, que le recibe con resignación.

Aramil, por su parte, enarca las cejas ante la ambigua respuesta de Garra Negra, ya que es la única que recibe. Seguro que si cree que venían de arriba en realidad estaban en el piso inferior... estúpida bestia. Se vuelve a sus compañeros y da su opinión.

-Continuemos con el plan de subir al piso superior.