Partida Rol por web

Si mal no recuerdo era por aquí. Nos encontramos con una sala llena de comida y bebida. Y después otra con camas para descansar. No sé si era una trampa, porque nosotros seguimos al siguiente nivel, pero creo que la torre nos proporcionó lo que en esos momentos necesitábamos. Ahora el propósito lo desconocemos.

Stanley se dirigió a la puerta visible de la habitación, mientras intentaba recordar si era el camino que habían seguido anteriormente

¡Comida y camas! - exclamó Arther. - Es justo lo que necesitamos ahora mismo.

El Orco permanecía atento, ya habían pasado por aquel lugar y aunque lo recordaba tranquilo la torre le traía ya de cabeza. Se acercó a Stanley para ir en cabeza, quería derrotar a la torre, pero ante todo quería hacerlo pronto. 

-Toorque nu que na bonnno- dijo el Orco casi mas para si mismo que para los demás -Muter'e besa pa daña onde nu pude ses birros-

Aramil avanza en la retaguardia, con el arco listo y dejando que Stanley les guíe. Permanece sumido en sus pensamientos sin hacer ningún comentario.

Mientras, su cuervo revolotea por toda la habitación, molestando a Urkk de vez en cuando posándose en su hombro.

La siguiente sala que abre Stanley está igual de vacía en cuanto a criaturas se refiere. Pero esta vez contiene mucho más de lo que imaginabais. Era una habitación amplia y decorada al más mínimo detalle.

En el centro de la sala, alfombras formadas por pieles de diferentes tipos de animales. A cada lado armarios de diferentes maderas muy elegantes con adornos de metales preciosos. En el centro había una gran mesa decorada también de forma muy elegante y protocolaria. En la mesa había seis sillas, con sus seis cubiertos y toda ella llena de manjares recién hechos. Todos muy suculentos y deliciosos a simple vista.

Sin duda aquella sala parecía que estuviera esperando a seis invitados para que vinieran a comer, cenar o lo que tuviera que hacerse a esas horas. Habías perdido la noción del tiempo ya, pero lo que era cierto es que vuestros estómagos os rugían sin parar y más tras ver aquellas delicateses.

Al otro lado, una nueva puerta para seguir avanzando.

-Pu ki pezmo ta ve- dijo el orco acercándose a la mesa, cogió una fruta del centro y se la llevo a la boca mientras seguía avanzando -umida nah mal, cume-

Luego siguió hacia la puerta intentando buscar a sus otros compañeros. 

Stanley volvió a aguantar las ganas de sentarse en aquella mesa a comer. No había rastro de sus compañeros y eso le preocupaba bastante.

Por aquí fue por donde pasamos, pero no hay rastro de mis compañeros. Es extraño porque algo deberían haber dejado. No os recomiendo que comáis pero haced lo que más os plazca. Yo continuaré por esa puerta. 

- Creo que el orco se ha adelantado Stanley...

Aramil observa la comida con suspicacia. Cuando el orco coge una pieza de fruta como si fuese lo más normal del mundo abre la boca dispuesto a decirle que tenga cuidado, pero finalmente cambia de opinión y se calla, dejando que Urkk haga lo que quiera.

-Yo no tendría demasiadas esperanzas sobre tus compañeros, en ese caso. ¿Cuántos decías que eran?

Urkk gira y observa como los demás miran la comida con suspicacia, da otro mordisco a la fruta amarilla-rojiza y dice con la boca chorreante -Kando pezemu pu ki comemos to. Nu pezo nah. No peza na ora.-

Se queda al lado de la puerta un momento y luego la abre con curiosidad para ver que hay al otro lado. 

-es'pez vemo echuz pa mimir.  tan ki?-

Arther casi no pudo resistir el impulso de lanzarse de cabeza sobre la comida, llevaba mucho tiempo sin probar bocado y estaba hambriento. Pero se contuvo, en lugar de coger comida de la mesa Arther abrió su mochila y sacó una de las raciones de viaje. Despues de darle un mordisco miró a los demás diciendo: ¿Queréis un poco?

aun en silencio, dejo atrás la mesa sin probar bocado, no me suelo fiar de los convites a los que no estoy invitado, por lo que sigo tras mis nuevos compañeros

Una amplia y pulcra sala. Toda ella limpia y de colores y paredes blanquecinas y el único mobiliario que había allí era más de una docena de camas con sus sábanas y almohadas limpias. Una sala que invitaba al descanso, un lugar donde poder disfrutar de una buena siesta para reparar el daño sufrido.

A pocos metros de allí, una escalera ascendía hasta el siguiente nivel de la torre.

Allí estaban descansando en cada una de las camas, la dama Roselina, Kaalim y Seifer. Junto a ellos estaba Mal Carlsson que se encontraba sentado sobre la cama negando con la cabeza una y otra vez.

- Lo lamento, no pude hacer nada por ellos. Han sucumbido al poder de la torre. Han caído en sus garras y ahora ya no se les puede sacar de este profundo sueño.

Daos prisa, ascended las escaleras y largaos de aquí, esta sala es muy peligrosa y su voluntad os atrapará.

- ¿Has probado con volcar la cama?

Stanley se entristeció al ver a aquel guerrero muerto.

Apenas se conocían pero se habían enfrentado a la muerte hombro con hombro y para él era suficiente como para considerarlo un compañero.

 Recordó, apenado, como ellos tres subieron las escaleras dejando al resto allí, en aquella habitación mortal.

Rápido, que nadie se duerma, cojamos sus cuerpos y que vengan con nosotros, si los sacamos de ahí quizás vuelvan en sí.

Se acercó al cuerpo de la Dama y lo sacó de allí. Mientras miró al fallecido Mal. ¿Qué te pasó, amigo?¿ Cómo moriste? 

El mago asiente a las ideas de sus compañeros.

-Llevémoslos con nosotros.- Se acerca a la cama de alguno que pese poco y se dispone a levantarlo con ayuda de alguien más.

Yo os ayudaré. - le dijo Arther mientras avanzaba juntó al mago y le ayudaba.

¡Lo he intentado todo! dijo contestando a Falcon.

¿Cómo morí? - dice mirando extrañado a Stanley - ¡Pero si yo no estoy muerto! ¿No me veis? Soy el único que se mantiene con vida... Ellos son los que están muertos y ya no hay nada que hacer por ellos. Dejadlos aquí y marchaos. Esta torre es peligrosa y solo si ascendéis podréis derrotar el mal que mora en él.

¡Pero no os los llevéis con vosotros, tan solo os retrasarán más!