Partida Rol por web

Para postear cosas fuera del hotel y no se aglomeren los posts e hilos temporales XD

Un día (Puede ser el mismo tras salir de hablar con Joseph u otro cualquiera) vas por la calle, pasando por uno de los parques donde ves un pequeño coro de gente. Jóvenes al parecer. Parece el típico coro que abraza una pelea...

Fruncí el ceño, extrañado, enmarcado tras las gafas de sol. No había presenciado muchas peleas en mi vida, sobre todo debido a la vida que Altair procuró darnos, algo alejada del resto de los humanos porque así debía ser. Era necesario, pues no éramos como los demás... Ni Diokles ni yo. Así que no sabía muy bien cómo reaccionar a algo así... Aunque por puro sentido común quizá debía intervenir. Así pues, me acerqué hasta el corro de gente y, sin llegar a pasar entre ellos, usé mi visión para ver a través de los cuerpos el centro del círculo, bajando levemente las gafas para ello.

En efecto, típico corro de jóvenes encuadrando una posible pelea. Tanto compañeros de los que se pelean como simples mirones o turbadores.
Con tu visión, apenas ni te hace falta entrar en el corro para ver quiénes se encuentran en el centro.
Parecen tres chicos, jóvenes pero mayores, insultando e intentando avivar la ira de un solo chaval en medio de ellos. Ese chaval se planta inmóvil, sin parecer dar respuesta. Sin embargo, cuál es tu exaltada sorpresa cuando logras fijarte mejor y ver que el chico al que provocan esos inconscientes es nada menos que Aidan Abner.
Del resto no conoces a ninguno.

Eso sí fue una sorpresa. Abrí los ojos de forma que podían asemejarse a dos platos al tiempo que una especie de ira se me apoderaba. Precisamente porque aquellos imbéciles estaban haciendo algo sucio y rastrero... Y Aidan, un auténtico prodigio, no parecía con ánimo de defenderse. No podía entender qué habría propiciado aquél comportamiento por parte del resto de chavales... Por lo que me parecía, el pelirrojo era de lo más tranquilo...

Sentí, de pronto, una necesidad imperiosa de echarle una mano a mi antiguo rival, junto con otra inquietud reciente: la de salvar al resto de inconscientes de la posible ira del chaval. No lo pensé mucho... Sencillamente salté sobre el hombro de uno de los más lejanos y me impulsé, desde ahí, para caer en el centro del círculo tras dar una amplia y elegante voltereta en el aire, cayendo de pie justo frente a Aidan encarando a sus agresores.

Con las manos en los bolsillos en actitud despreocupada, pero mortalmente serio, encaré a los advenedizos. Les observé a través de los cristales negros de las gafas de sol antes de comenzar a hablar.
-Bueno, bueno... He aquí a los máximos representantes del honor Haze en una increíble demostración de valor... Tres contra uno... Joder, estoy impresionado... ¿Qué pasa, que os aburrís en casa tocándoos los unos a los otros? Pues a ver si tenéis huevos conmigo, pajaritos... -amenacé bajando, ahora sí, las gafas por el puente de la nariz, lanzando una desafiante y amenazadora mirada a aquellos idiotas inconscientes.

Uno de los tres Hazes maleante, el más cantoso, presenta un extraño y casi imposible tupé, y es el que está más frente a ti y peor te mira. Los otros dos, uno tiene encima una capucha y el otro es un tipo corpulento de piel oscura, perilla y un pañuelo en la cabeza.
¿Eeeeeeh? ¿Qué coño haces, gilipollas? ¡Lárgate si no quieres recibir! - Te suelta éste, con gran chulería.

-¿Recibir? ¿De quién,de ti? Tienes que nacer trescientas veces para poder siquiera tocarme, listillo... -dije, ceñudo ahora, quitándome las gafas de sol y colocándolas en la pechera de la camisa. Estaba dispuesto a cumplir mi amenaza. De alguna manera no tenía ningún interés en que aquellos matones hicieran nada a Aidan, de modo que, para hacerles ver a aquellos inútiles que hablaba muy en serio, hice crecer el casco de la armadura en torno a mi cráneo, más por intimidarles que porque lo creyera necesario.

Uouh uouh... - El maleantepara dar un par de pasos hacia atrás al ver el extraño casco cibernético que se te forma de improviso en la cabeza, bastante sorprendido, no esperándoselo para nada. Hasta toparse con el corpulento de perilla y pañuelo en la cabeza...

Tío, tío. - Le dice al primero cuando ve que, y no sólo él, se echa hacia atrás intimidado. - ... Bah.
Lo echa a un lado, poniéndose frente a ti en actitud más desafiante. Lo cierto es que su gran altura llega a sobrecoger, pero a ti en ese momento apenas te intimida lo más mínimo.
Mira, como no te quites, te haré un casco y cara nuevos. ¿Sabes capullo?

Un movimiento rápido, casi invisible a ojos normales. Apenas un silbido que corta el aire y el dorso de mi puño impacta contra la cara del nuevo matón de gran tamaño y perilla. Pero es casi como si nada hubiera ocurrido, pues un segundo después me encuentro en la misma posición que antes, manos en los bolsillos inclusive.
-Perdona, ¿qué decías? Creo que se te ha metido algo en la boca y no te ha dejado hablar...
De alguna manera necesitaba eso... Una excusa para dar a alguien una paliza tras lo de Mike. Y cualquier cabeza de turco me iba a venir de maravilla...

El tiparrón recibe el puñetazo, echando hacia atrás la cabeza por la fuerza del golpe, y retrocede unos pasios hacia atrás, donde lo cogen los otros dos, el del tupé y el de la capucha.
El matón se pasa la mano por su nariz ensangrentada y te mira con ira.
¡Ostiaaaaaa...! - Balbucea con rabia mientras se deshace de la sujeción de los otros dos, dispuesto a pegarte un fuerte puñetazo también en la cara.

Aunque logras evitarlo, sientes que ha sido bastante potente.

-Ah, ¿que quieres otra? Sin problemas, hombre... -respondí, divertido, tras haber echado a un lado la cabeza para esquivar el golpe sin demasiado problema. Dispuesto a terminar rápido con aquella broma pesada, giré sobre mí mismo impulsándome con ambas piernas antes de saltar, lanzando una pierna con mortífera precisión hacia la cara del inútil. La patada fue perfecta e impactó de lleno contra la misma zona en la que el puñetazo había caído previamente. Pan comido...

Bluoooorgh! - Suelta el tipo al ser golpeado con más fuerza en la cara, volando un buen chorrito de sangre de su nariz y boca. Tal maniobra deja a muchos impresionados.
Lanzado con algo más de fuerza hacia atrás, los otros dos vuelven a cogerlo asombrados...

Mas, cuando lo cogen, uno de ellos, el de la sudadera y la capucha, se encara a ti envolbiendo sus manos con una extraña aura azulada en posición amenazante.

-¿Es posible que no os rindáis? -pregunté, contrariado y hastiado. Era un problema que fuera a enfrentarme a un haze con algún tipo de habilidad de combate, como parecía aquella, teniendo en cuenta que no tenía mis armas conmigo. Pero, por desgracia para él, seguía siendo un buen estratega... Y sabía cómo defenderme sin utilizar armas-. Mira... Te recomiendo que os larguéis ya, porque si no voy a empezar a cabrearme en serio. Habéis intentado molestar a este chico y os ha salido mal: Aceptadlo.

¡Vas a ver! - balbucea el de las manos brillantes mientras se lanza a por ti.
Una de sus manos brillantes va directa a tu cara, pero le agarras por la muñeca, donde no tiene el resplandor azulado.

-No -es toda la respuesta que doy al encapuchado antes de coger su muñeca, apartado de esa luz azul que no tengo ninguna intención de tocar. Aferro con fuerza esa parte de su anatomía y doy un paso hacia adelante, llevando la otra mano a su pechera para practicar sobre él una proyección que lance al advenedizo lejos de Aidan y de mí. De paso, con un poco de suerte, se llevará un buen costalazo.

El chico de la capucha sale también despedido hacia los otros dos. Aunque al chocar contra el grandullón éste no llega a caerse y de hecho lo llega a apartar con rabia.
¡Quita coño! - Dice dispuesto a volver a encararte, con la cara y camisa ensangrentada pero con expresión furibuna.
Mientras tanto, Aidan no parece ni sentir ni padecer, viendo cómo lo proteges.

Entonces, una voz se alza en el coro que hace al grandullón pararse en seco...

¡Eh, eeeeh! ¡Ya vale! ¡¿No?! - Oyes la voz y ves al líder del equipo Lúmina, presentado firme saliendo de la multitud entrando en el círculo.

Se escuchan balbuceos más entre los vitoreos continuos que no llegas a escuchar bien, pero parece que le conocen y acallan sus gritos tras su presencia oficial en la contienda.
¿Por qué no probáis a darme a mi? ¡¿Eh?! - Provoca a los matones con porte serio y hasta ceñudo, con aire molesto.

Ooooh, mierda tío...
El Li Pai...
¿Li Pai?
¿Quién es ese?
¿No lo conoces?
Es el hijo de la Subcapitana Livhart...
¡Ana Livhart!
Tssssss...
Menuda mierda... ¿Se acabó lo bueno?
El peliblanco empezaba a caerme bien...

Son algunos de los comentarios que se oyen...