Partida Rol por web

“Me han informado de un trabajo que tal vez te interese, después de todo estas buscando hacerte una moneda ¿verdad?. Es un trabajo fácil, si todo sale bien, pero confío en que no harás ninguna estupidez, te adjunto los detalles...”

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El mensaje había sido claro: Encontrarse a las 11.00 a.m. en Vega`s , un viejo taller en Pasadena, Los Ángeles. El lugar servia de tapadera para uno de los tipos encargados del crimen en esa zona, menos que un mafioso, pero no un palurdo cualquiera. Su nombre era Ronald Vega, un tipo de respeto, no por su poder, si no por su forma de trabajar.

Tal vez era por eso, o tal vez por que necesitaban el dinero, como fuera, ahí están, en lo que parece ser la sala de espera del taller. Una música de ambiente suena y se mezcla con los sonidos que vienen del taller, el lugar huele a aromatizante y combustible.

Ahí están, tres sujetos completamente desconocidos, sentados en sus asuntos, esperando por el trabajo que les ayudara a pagar sus boletas de gas y el whisky barato con el cual embriagarse.

Apenas pasa un minuto de las 11.00 a.m. Cuando ven que un sujeto entra por la puerta principal. Lleva unas gafas negras y unas llaves en sus manos. “jodidamente enorme” es el único adjetivo que se les ocurre al ver a aquel tipo.

Se quita las gafas y las cuelga del cuello de su camisa mientras los observa.

-Así que ustedes son los tipos que aceptaron el trabajo... - dice mientras mira con detenimiento, como si contara a los ahí presentes - ¿Y donde mierda están los otros dos? ¡Bah! , da igual, sera mejor que no hagamos esperar al viejo o se enojara, allá los demás. Por aquí.

Inmediatamente abre una puerta y los guía por una escalera que lleva a un pasillo al primer piso. Al Final de este atraviesan una puerta que da a lo que parece ser un despacho.

-Iré a la puerta a esperar al resto – dice, e inmediatamente da media vuelta, cerrando la puerta tras el.

Detrás de un escritorio ven a Ronald Vega, un tipo entrado en años, marcado por la experiencia de la vida.

-Vaya, muchachos – dice de manera amable y tajante al mismo tiempo, con su característica voz ronca producto del alcohol y el tabaco – llegan a tiempo, me gusta eso – continua mientras se levanta – hmm... parece que aun faltan algunos... bien, no importa, pónganse cómodos – les dice mientras les señala unos sillones - ¿Algo de beber?

Sirve whisky en cuatro vasos cargados con algo de hielo. El lugar tiene mas clase, mucha mas clase comparado con lo que aparentaba el taller, que sin duda no es mas que una tapadera. En medio de los sillones ven una pequeña mesa, adornada unicamente con un gran cenicero de vidrio. En ella deja los vasos, mientras hace un gesto para que se sienten.

El, por otra parte se mantiene de pie, mirándolos.

- Por favor, beban tranquilos, nos ahorraremos los tecnicismos hasta que lleguen los demás.

Curiosamente, Leo no va de ninguna manera especial aquel día. Quizás por confianza, o quizás por psicología inversa, pero conociendo al hombre era más probable que fuera por la segunda opción. Su cabello corto y rubio y sus ojos azules, junto a unos pantalones vaqueros, una camisa de color blanco y una americana color beige, muy informal él.

Apenas mira un par de segundos a los otros dos, si no que más bien se dedica a mirar una revista de coches mientras espera, cuando entra aquel hombre: sin contestar, le sigue hasta el despacho del viejo.

Las palabras de Vega le resultan algo vacías: todavía no estaba hablando de trabajo, Hasta entonces, su atención hacia él era mínima, aunque siempre estaba algo alerta, por si las moscas. Se sienta con tranquilidad, en la parte izquiera de uno de los sillones, cogiendo su copa de whisky y llevándosela a la boca, aunque en realidad el líquido ambarino no pasa de sus labios. La copa vuelve a reposar en la mesa y Leonard se pone a observar aquel sitio.

 Vladimir se presenta vestido de una manera muy formal, camisa blanca, corbata roja, traje de chaqueta y unos mocasines negros. En la  madre Rusia le enseñaron las maneras de ir a los sitios, sobre todo cuando vas a tratar con desconocidos y aun más si vas a trabajar  para ellos.

 Mira por un instante a sus dos compañeros haciendo mayor incampie en el tipo de corto pelo rubio al ver su informal forma de vestir, la  cual le sorprende, luego se va a una esquina a fumarse un cigarrillo, mientras se intenta relajar escuchando la música de ambiente  interrumpida por esos molestos ruidos del taller. Nada más entrar aquel tipo grande, tira la colilla al suelo y despues la pisa con  disimulo, y sin decir nada le sigue.

 Al llegar al despacho de Vega, mira el lugar con disimulo, analizando bien la zona; una vez Vega dice que tomen asiento y si  quieren  algo de beber, se sienta en el sillon derecho cogiendo su copa de whisky, y empieza a beber, mientras piensa que hubiese preferido  Vodka.

Soy el último en entrar. Visto totalmente de negro con camisa y pantalones y una corbata blanca fina. Cuando entro me quedo de pie al lado de la puerta. Observo con tranquilidad toda la estancia y permanezco inexpresivo.

Llegas un poco retrasado al lugar del encuentro. El lugar, a simple vista, es un taller. “Vega´s” dice un cartel en el frente. Es un edificio viejo, de dos pisos, en Pasadena. El reloj te marca las 11.02 hs. Estas atrasado.

Dejas tu auto en el frente, ves que hay varios estacionados, parece que la reunión ya comenzó. Al bajar, un tipo se acerca a ti. Le reconoces, es Mike Vega, el hijo de Ronald Vega, el tipo del trabajo. Mike es enorme, “jodidamente enorme” piensas, de esos tipos con los que es mejor ni pensar en meterse. Va vestido de manera informal, y juguetea con unas llaves en la mano, mientras se acerca a ti.

- Mierda, hombre, estas atrasado – te dice – vamos, sígueme, no hagamos esperar al viejo o se pondrá de mal humor, y todavía falta un capullo – te dice mientras camina y te guía hasta dentro del negocio.

Entran a la zona de atención, una especia de sala de espera, la cual comunica a una escalera que lleva al primer piso, de ahí a una puerta, y de ahí al despacho de Vega. El lugar destila clase, es el típico despacho de un mafioso de tercera, adornado con muebles de segunda.

Vega esta parado junto a una licorera, mientras dos sujetos beben whisky sentados en los sillones, y un tercero esta parado, mas alejado del grupo.

-Aquí llega otro, volveré a esperar al que falta – dice Mike, mientras sale del despacho dando un portazo.

Pasan apenas unos pocos segundos cuando la puerta del despacho vuelve a abrirse. Por ella entra el tipo enorme que los había guiado, junto a otro, que no difería mucho a tamaño en cuanto al primero.

-Aquí llega otro, volveré a esperar al que falta – dice , mientras sale del despacho dando un portazo.

-Ah, McDouglas, es siempre bueno ver una cara familiar – dice Vega, con su característica voz rasposa. Parece alegre de ver al recién llegado – ya casi estamos todos, pasa, por favor, y toma una copa mientras esperamos a quien falta - dice, mientras le hace un gesto con la mano, señalando los sillones.

Sacando la mano que llevaba en el bolsillo (que estaba contando los pocos billetes que me quedaban tras haber sido desplumado en una timba surgida a última hora), se la alargo al señor Vega, esperando estrechársela.

Señor Vega, gusto da verle tan bien cómo siempre... Me serviré algo no muy fuerte, que mi estómago ya no es el que era.

Mirando al resto de los muchachos, alrededor de Vega.

Chicos... ¿qué tal?

Vega estrecha la mano del recién llegado con Fuerza, mirándole directo a los ojos.

-Es un gusto tenerle por aquí – le dice mientras le pasa un vaso con whisky y hielo – Este es el señor Roupert McDouglas, un tipo de confianza, y trabajara con nosotros – le dice a los demás – Roupert, estos muchachos son Vladimir Vólkov, Simon y Nate Malone, - dice, señalando a cada uno con el vaso de whisky - trabajaran contigo y otro mas que ya se esta atrasando demasiado. Pero por favor, vamos a sentarnos.

Vega se sienta sobre el borde de uno de los sillones, mientras mira a todos los presentes.

- Siento tenerlos aquí esperando, me gusta ser muy puntual, pero no me gusta repetirme, asi que esperaremos al miembro que falta antes de empezar con los detalles.- dice antes de mojar sus labios con un poco de Whisky.

'Simón' sonríe levemente, saludando con un gesto de cabeza al recién llegado. Otro 'trago' al whisky y un par de movimientos para acomodarse más en el sofá, cruzando entoces las piernas al colocar el tobillo izquierdo sobre la rodilla derecha.

Si realmente el quinto es bueno tiene derecho a darse el lujo de llegar tarde. Y si no lo es... ya saldrá perdiendo por otro lado.

-Muchacho – dice mirando a Simon – En este negocio nadie es lo suficientemente bueno e indispensable. Ademas, ¡que mierda! Este es un trabajo. Tu, si fueras un tipo correcto y legal, ¿Te darías el lujo de llegar tarde a tu primer día de trabajo o a tu entrevista laboral? Yo no, soy un tipo serio, y en un negocio como este tienes que ser serio, o de lo contrario seras la cena de los buitres.

Sus manera de decir las palabras es dura, pero no por eso parece molesto. Mas bien se nota que es un tipo que se va sin rodeas y dice exactamente lo que piensa.

Vuelve a dar un trago a su bebida mientras mira el reloj pulsera de su mano izquierda.

Atento, cómo siempre, a todo lo que ocurre a mi alrededor, por si kla cosa se pusiera fea, no me queda otra que asentir ante las palabras de Vega... Sólo espero que el que falta sea un veterano cómo yo, ya de vuelta de todo y al que se le pueden dejar ciertas libertades cómo puede ser el llegar tarde y hacerse esperar...

Sin embargo, si la persona que falta es un principiante, un novato, caerá sobre el una fama de mal cumplidor que tardará lustros en quitársela.

 Acaba su copa de whisky y saca el paquete de cigarrillos del pantalon.

 - ¿alguien fuma?, de así serlo podeis serviros- dice observando al último invitado mientras sonríe con naturalidad intentado crear un  ambiente de mayor confianza .

 - Por cierto Sr. Vega, tal vez no sea de mi incumbencia, pero ¿de que conoce al Sr. McDouglas?- dice mirando con seriedad a Ronald.

Observo con atención al sujeto que acaba de hablar y me ofrece el cigarrillo, que muy gustoso acepto...

Deduzco, por su acento, que no es americano, y seguramente sea ruso o ucraniano... y eso me incomoda bastante, pues toda esta gente ha venido a América a quitarnos la parte del pastel  que ya nos pertenece de por sí...

cojo uno de los cigarrillos que ofrece y me dirijo a él.

Lo raro es que tú no sepas quién soy yo, chico... ¿y tu quién carajo eres?

 Le miro con mala cara, provocada por su egocentrismo y arrepintiendome totalmente de haberle ofrecido un cigarrillo.

 -Pues no sé quien eres, ¿piensas contestarmelo o crees que todo el mundo te conoce?- dice intentando conservar sus buenos  modales  y tranquilidad del principio - ... Por cierto, soy Vladimir Vólkov, Ex-agente de las fuerzas de seguridad del estado rusas y  experto en  economía, no todos aquí nos hemos criado en la calle ¿sabes?.

Me acerco por detrás y rodeándole lentamente cojo un cigarrillo. Sonrío. Gracias. Lo enciendo tranquilamente, aunque estoy situado entre ellos dos y el ambiente no es muy cómodo. Soy Nate Malone. Extiendo la mano, primero hacia mi amigo ruso.