Partida Rol por web

Dinero Fácil

"Dinero Fácil"

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11/08/2009, 17:04
James Owen

El motor de la motocicleta de James vuelve a rugir. James se pone el casco, se cuelga las gafas, y sin decir nada y antes de que alguien pueda decirle algo, sale rápidamente del lugar, dejando una polvareda tras el, doblando en las vías y desapareciendo de la vista de todos.

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11/08/2009, 17:04
Vladimir Vólkov

Vladimir se sube al automóvil, deja el bolso en el asiento del acompañante y enciende el coche. Hace un gesto con la cabeza al resto y con la misma solemnidad con la cual había trabajado se retira del lugar lentamente, con cuidado.

 

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11/08/2009, 17:45
Leonard Brent, "Simón"

Simón sigue caminando hasta que al fin llega a la autopista, con la bolsa atada a la mano. No tarda en esperar a que pase un coche para hacer autostop y montar... siempre que fuera una dama, y sola, la que conduciera. Al final se trató de una mujer de mediana edad, tampoco especialmente agraciada, aunque no era nada aberrante. Lo suficiente como para que le hiciera caso...

Al abrir la puerta de su coche, el rubio pone la mejor de sus sonrisas. Hola... y gracias por parar. Mi nombre es David Stevenson, un placer. Voy hasta el Bob Hope... todo lo cerca que me pudiera dejar de él sería todo lo cerca que estaría de mi corazón si me llevara. El rubio ríe la broma, manteniendo la sonrisa.

Se acomoda en el asiento, esperando a que la mujer arrancara. Todo volvía a la normalidad...

Notas de juego

Espero que no pase nada por tomarme esta pequeña libertad.

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11/08/2009, 22:44
Nate Malone

Miro a Rupert y asiento, aunque no me hace gracia llevar a nadie, hay que ser buen compañero, nadie sabe lo que puede deparar el mañana. Sonrío cuando entra en el coche y pongo una música pop de fondo... El trabajo se acabó en cuanto cierres la puerta... no quiero oir nada más sobre Owen y el resto... ¿De acuerdo?

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14/08/2009, 17:35
Director

Finalmente, aquel día termina. Un día menos. Un día de trabajo duro, como cualquier otro, con los mismos problemas de siempre, los mismos contratiempos y, por suerte, los mismos resultados, como en todo día productivo.

La carretera se extiende fuera del deposito de trenes abandonado, apenas a pasado del mediodía, el sol golpea con fuerza, el calor aumenta, y solo quedan dos caminos desde ahí: de vuelta a Los Ángeles o seguir hacia el sur, al descanso, alejarse de aquel hormiguero revuelto, aclarar la mente en algún bar de tercera camino a la frontera y continuar.

Es difícil saber que puede suceder después, que tendrá preparado el destino para cada uno. Es difícil saber si al otro día estarán buscando trabajo de nuevo, si aquel dinero supone el no tener que tomar un arma nunca mas en la vida, o si les encontraran con una bala en la cabeza tirados en el baño de un hotel de segunda cerca de la frontera.

O podrían perderlo todo en mujeres, drogas o juego... eso es lo de menos. Aquella sensación, ese sentimiento de, simplemente, haber tomado lo necesario, aquello que reclamaban por derecho lo que creyeron era suyo, de poder tomar millón de manera ruidosa, golpeando a todos a la cara, y luego malgastarlos, regalarlos o hacer con ellos lo que les plazca, aquella sensación, ese sentimiento es el verdadero botín, el incentivo que necesitan simples trabajadores como ellos para levantarse todas las mañanas y tratar de seguir adelante.

Habían robado y asesinado por aquel dinero, por aquellos cien mil que lleva cada uno en el bolso., y esa había sido la parte fácil, la parte rutinaria. A partir de ese momento, del mismísimo momento en que se lanzaran a la carretera y siguieran su camino, el juego se complicaría y cada uno dependería de si mismo, de hacer su parte y de no cagarla. Pero aquello también es parte del trabajo, también es parte de la rutina, aquella incertidumbre, incluso la paranoia, la desconfianza, era un pequeño precio, un pequeño esfuerzo, la única forma de conseguir el dinero fácil.