Partida Rol por web

-¡Pero qué coño...?!!- bufa McDouglas, fusil en mano y ya fuera del coche. Menudos par de hijos de perra asesinos sanguinarios. No habían dejado opción a aquellos tipos...¡BAM,BAM!...No había hecho más que empezar, y el trabajo ya estaba hasta arriba de mierda.

-Esto no es profesional...

Rupert se coloca parapetado tras el coche del grupo, apuntando la puerta del blindado con el fusil.

-¡TENÉIS CINCO SEGUNDOS PARA SALIR DEL FURGÓN, CABRONES,...O VOLAMOS LA PUTA PUERTA CON VOSOTROS DENTRO!- a estos no los saca de ahí ni la Virgen María.-¡¡¡CINCO,...CUATRO...

Cojo el Bazooka y se lo llevo a Vladimir. Creo que no quieren abrir la puerta.

Viendo la inminente acción de sus compañeros de trabajo el rubio gira su cuerpo hacia la izquierda para acabar mirando hacia los guardias, Beretta en mano, y preparándose para disparar.

Un toque de gatillo y la bala salió disparada contra el policía joven, intentando rematarlo, sin embargo debido a la posición se encontró realmente incómodo para disparar, de modo que estaba casi seguro de que iba a fallar.

Pensó rápidamente que él estaba en la peor situación de todas, ahí, solo, desamparado... pero bueno, iba disfrazado, siempre podría intentar disimular y escapar en caso de que las cosas se pusieran feas.

No quería que el resto usara el bazooka o él se iba a llevar un bonito empujón por la onda expansiva.

Las armas vuelven a ponerse en silencio, aunque todavía retumban en las paredes de aquel túnel los disparos del fusil de james. Aun así, la situación no se calma. Los gritos y amenazas de Rupert para los que están todavía dentro del blindado parecen no tener resultado, los policías no reaccionan y se mantienen atrincherados dentro de aquel acorazado.

Mientras Nate, viendo que los policías no reaccionan y que van a tener que sacarlos por la fuerza, toma la Bazooka y se la acerca a Vladimir. Mientras tanto, Simón gira en el suelo, sobre si mismo, mientras quita su arma e intenta rematar al guardia herido por Vladimir, pero este le esquiva a tiempo, o mejor dicho “cae”, evitando la bala disparada por Simón.

El joven cae dolorido en el suelo, tomando su hombro y y sacando, con la otra mano, la pistola de su funda. Rápidamente y casi por un acto reflejo, apunta a Vladimir, autor de su herida...

Sin perder tiempo, James se acerca al policía herido cuando este esta aun en el suelo. Mientras levanta la mano y intenta apuntar a Vladimir, James toma con fuerza su rifle y golpea con la culata a el policía.

Le da en la cabeza, pero no le hace mucho daño, aunque evita que dispare. El muchacho se tira hacia atrás, con una mano en el hombro y otra en la cabeza. Se queda ahí, tendido sobre el pavimento, completamente asustado.

Mientras tanto, James patea su arma lejos de el y arranca unas llaves de su cinturón, para luego dirigirse a donde Rupert, mientras agita las llaves frente a el, como si se tratara de un juguete.

-¡Mierda, pensé que habían prestado atención al plan! - grita mientras pone la llave en la puerta trasera del camión y se apoya sobre uno de los costados. Gira la llave, pero no abre la puerta, mira a los demás mientras les hace un gesto con la cabeza para que se acerquen.

Se vuelve a hacer un silencio en todo el lugar.

 Vladimir observó con los ojos bien abiertos al policía que intentaba dispararle desde el suelo hasta que James en una rapida y gran actuación consiguió noquearle  y alejarle el arma, en este momento mientras James se dirgiá al furgón, Vladimir tiró su pistola dentro del coche y cogió el fusil que llevaba en la espalda.

 *Se acabaron las tonterías ... ya no es momento de usar una pistolita, ... pero tampoco un bazooka- pensó mirando a Nate - ... además  parece que James tiene las llaves hay que estar atentos.

 -Bien adelante ... ¡James abre la puerta yo te cubro desde aquí!- dijo Vladimir ocultandose trás su coche para tener algo de cobertura - ... cuando abras la puerta yo abrire fuego a diestro y siniestro contra todo el que se mueva dentro - gritó Vladimir - ... ¡me habeís oído panda de policias de mierda! - gritó aún más amenazando a los que estaban dentro del furgón - ... ¡teneís dos opciones ... la pirmera, bajad vostros soltad vuestras armas y objetos con los que podaís comunicaros y dejad que os atemos...  segundo, que mi amigo abra la puerta y yo os acribille a todos con mi fusil ... y podría quedar una tercera ya que me he levantado cabreado...- dijo sacandose como pudo un cigarrillo y colocandoselo en la boca- ... la tercera es, que os vuele a vosotros y al camión con el bazooka que tenemos aquí! ... teneís siete segundos, ... seis, ... cinco, ... cuatro ... - gritó impulsivamente Vladimir - ... tres ... ¿habeís elegido ya? ... dos .... ¡os queda poco tiempo! ...

Rupert sale del parapeto y se coloca apoyando la espalda en uno de los costados del furgón, justo al lado de la puerta trasera.
-No son tan gilipollas, vaquero...- le dice a James en alusión a las llaves. McDouglas está especialmente preocupado por lo que se mueve alrededor: en este país hay demasiado excombatiente del puto Vietnam, demasiadas barberías en las que cualquier medio mierda puede comprar un AK-47 mientras le arreglan las patillas. Mucho Rambo. Mucho tarado con Magnums bajo la almohada...

...y por ello no deja de controlar a los "civiles" y, de paso, comprueba de un vistazo si el poli herido está más cerca de levantarse que de convertirse en fiambre. El fortachón escocés le echa un ojo a su reloj, convenientemente sincronizado desde que se produjo el primer disparo(*) y grita el tiempo que queda.

Quince segundos. Quince segundos tan solo habían pasado desde el primer disparo. El plan se sucede a tiempo y dentro de lo planeado, ya tan solo falta sacar a los guardias de atrás. Quince segundos, aun quedan mas de dos minutos y medio.

Me coloco al lado de Vladimir, mientras sacó la Magnum apuntando a los portones. Venga, hay que darse prisa. Estamos tardando demasiado.

Los gritos amenazantes de Vladimir parecen dar resultado ante los asustados guardas del furgon.

- ¡Eh! ¡Eh! ¡tranquilos! - dicen. Parecen jóvenes y asustados. Hacen un momento de silencio hasta que vuelven a hablar - ¡No disparen! ¡Nos rendimos! - dice otra voz, igual de joven y asustada.

Para entonces, los pocos civiles que había en el lugar observando ya han salido a toda carrera del lugar. El túnel a quedado prácticamente desierto, salvo por algún que otro tipo asustado y acurrucado bajo el volante de su coche. No faltará mucho mas para que el lugar este atestado de policía... casi dos minutos y medio mas.

El tipo joven, aquel que había sido herido en el hombro hacía unos segundos, sigue e el suelo, tomándose de la herida, con un leve corte en la cabeza y una bala en el hombro. No parece estar dispuesto a intentar nada por un tiempo. El otro tipo, el conductor... dudan que siga con vida, y si es así, lo disimula muy bien, pues se encuentra tirado, inmóvil, sobre un charco compuesto por su propia sangre.

El silencio se vuelve a hacer en el lugar y se prolonga por unos segundos. Cuando comienzan a pensar que los tipos de adentro no están haciendo otra cosa que esperar a los refuerzos, la puerta trasera del furgón se abre, y por ella asoma la cabeza de un joven (posiblemente recién salido de la academia) policía, el cual inmediatamente levanta las manos descubiertas al ver al comité de bienvenida que le espera fuer.

- Estoy desarmado... - dice con la voz quebrada. Se puede notar el miedo en sus ojos – por favor... - es lo único que llega a decir mientras enseña las manos y baja del furgón sin dejar de mirar a los atracadores.

Detrás de el, y con apariencia, gestos y acciones casi calcadas, baja otro muchacho, igual o mas joven.

- Tú, el que acaba de salir, ponte ahí con tus amiguitos....- Dice James señalando al ultimo en bajarse.

Se gira hacia sus compañeros aún con sudor y motas de polvora en su frente. Los mira a todos uno por uno, lentamente.

- Vamos, es el momento de actuar...

Vamos a ver amigos... digo apuntando a los policías. Quiero que solteís el cinturón y lo dejeís lentamente en el suelo. Luego os vais a poner donde os ha dicho mi compañero y vaís a besar el suelo... ¡Moveos!

- Si... si – dicen los tipos, completamente asustados, dos novatos, con la voz quebrada y temblando como hojas, mientras se quitan el cinturón y lo dejan en el suelo, para después dar varios pasos atrás y hacer lo mismo, “besar” el suelo, boca abajo y con las manos en la espalda. Se podría oler el miedo de esos tipos a kilómetros de distancia.

McDouglas casi no se lo puede creer. Que puta suerte más grande. Dos chiquillos que parecen motoristas de un restaurante de pizzas a domicilio. Nota-recordatorio: besarle el pellejudo trasero al viejo y a su tipo de confianza cuando estemos contando billetes.

-¡Dentro!.- exclama el irlandés comprobando el interior del furgón, encañonando la cámara con el fusil...por aquello de evitar sorpresas.

Rupert se lanza de manera arrojada dentro del furgón, en búsqueda del botín, de la paga del día, cuando escucha un ruido dentro, un movimiento... parece que alguien aun sigue ahí. Por suerte Rupert es lo suficientemente avispado como para notar eso antes de asomar la cabeza como un alce entre los arbustos en plena temporada de caza. Al parecer, la suerte se termina. El tiempo sigue pasando mientras un estúpido quiere jugar al héroe atrincherándose dentro del camión.

La primera reacción de McDouglas fué...miedo. Más que miedo, terror: estaba jodido, pero a base de bien.

-¡SAL DE AHÍ, HIJOPUTA!- grita al interior del furgón. Pero seguramente nadie escuhe ese grito, porque el irlandés está disparando mientras se desgañita. Todo por eso. Por miedo.

En ese momento, Rupert no entiende que la cámara del blindado es una enorme caja de resonancia que le puede reventar los oídos, que el cargador que está vaciando puede dejar los fajos de billetes - de no estar protegidos en hardcages - como un jodido queso de gruyer, que dispara a ciegas,...qué más dá.

¿Quién podía esperar aquello?. El beso en el pellejudo trasero del viejo había pasado a la historia.

Genial, la cosa marcha genial... por ahora. Simón, con toda su indumentaria aún puesta (obviamente) se levanta al fin, pistola en mano, para acercarse al jaleo por la parte delantera del blindado, mirando también a sus compañeros.

¡Dejaos de tonterías! Ya se han rendido, cojamos la pasta y larguémonos de aquí antes de que tengamos a medio país oliéndonos el culo.

Realmente para alguien que mirara desde fuera tendría que resultarle gracioso a la par que aterrador a un rubio con pistola y vestido de mujer atracando un furgón blindado.

¿No tenéis un rifle? Pues aprovechad y vigilad que no nos venga nadie por detrás antes de tiempo. Y el bazooka... no lo dejéis de lado todavía, seguramente tendremos que usarlo.

Y es que él no se solía fiar de que los planes ajenos salieran bien al 100%...

Las balas que expulsa el rifle de Roupert van a parar directamente contra el blindaje de aquel camión. Los pocos civiles que se habían quedado en sus autos no se lo piensan dos veces, aquellos disparos son advertencia suficiente como para salir a todo gas de aquel lugar.

Las balas golpean y el sonido que generan estas es incluso mas ensordecedor que el de los disparos. Los casquillos caen a los pies de Roupert uno tras otros. El lugar se convierte en un infierno, si es que no lo era ya, durante el tiempo en el que aquel atracador disparaba sin piedad contra el camion.

Y así como comenzó, de súbito se vuelve hacer el silencio. Los últimos sonidos de los disparos se escapan en un eco a lo largo del túnel. Por unos segundos no se escucha nada mas que la respiración agitada de de Roupert.