Lanza en ambas manos, apuntando ésta hacia delante, me fui tras los pasos del caballero de Montesa, casi pisando donde él pisaba. Si ninguno de mis compañeros le alcanzaba lo remataría yo por detrás.
Pues eso: corro hacia el tipo que nos hostiga.
Imitando al resto, Marcial corrió protegiéndose con su escudo con la siniestra y enarbolando la espada con la diestra hasta llegar muy cerca del aquero. Éste tiró apresuradamente el arco al suelo al ver que os acercábais y sacó un cuchillo mientras se lanzaba al ataque hasta llegar a Don Alonso, lanzando el cuchillo de atrás a delante pero quedándose corto en su acometida por haber calculado mal la distancia.
Motivo: Ataque
Tirada: 1d100
Dificultad: 65-
Resultado: 70 (Fracaso)
Don Alonso
Don Josep
Nadir
Marcial
Ya estáis todos en distancia de combate.
¿Declaro sólo o hago las tiradas ya?
Mi declaración es ataque y ataque
Las dos cosas, declarad y actuad en el mismo post.
Cuando llegué hasta el hombre que nos disparaba, con la rabia y el impulso que llevaba, peguéle un tajo en la pierna que me desestabilizó, consiguiendo que el siguiente ataque no llegara ni a rozarle.
Motivo: Ataque 1
Tirada: 1d100
Dificultad: 80-
Resultado: 64 (Exito)
Motivo: Daño 1
Tirada: 1d8
Resultado: 7(+1)=8
Motivo: Bonif. Daño 1
Tirada: 1d6
Resultado: 6
Motivo: Localización 1
Tirada: 1d10
Resultado: 9
Motivo: Ataque 2
Tirada: 1d100
Dificultad: 80-
Resultado: 84 (Fracaso)
Ahora sí, frente al arquero, suelto el escudo, para sacar mi espadón, y lanzar un espadazo a éste. No obstante, pierdo demasiado tiempo, y mi golpe sólo logra dar al aire. No obstante, permanezco pendiente, por si intentasen devolverme el golpe.
Motivo: Zascatrasca
Tirada: 1d100
Dificultad: 85-
Resultado: 90 (Fracaso)
Motivo: Parada por si acaso
Tirada: 1d100
Dificultad: 85-
Resultado: 31 (Exito)
Mi idea es ataque y parada. Si no puedo por lanzar el escudo (que eso cuente como acción), pues solo ataque. Y si no puedo atacar porque tirar el escudo y desenvainar el montante es toda mi acción, ignora todo el post.
Mi idea no era sino ensartar a aquel desgraciado, mas no teníalas todas conmigo, puesto que aun bajando en espiral a ese pozo no sabía uno qué o a quién podía encontrarse. Por eso decidía dar buena lanzada al contrincante y esquivar, por si acaso algo me sobrevenía...
Motivo: Lanza
Tirada: 1d100
Dificultad: 85-
Resultado: 21 (Exito)
Motivo: Daño Lanza
Tirada: 1d8
Resultado: 2(+2)=4
Motivo: bonus Daño
Tirada: 1d6
Resultado: 6
Motivo: Localización
Tirada: 1d10
Resultado: 6
Motivo: Esquiva
Tirada: 1d100
Dificultad: 45-
Resultado: 75 (Fracaso)
El hombre recibió un tajo en la pierna y una lanzada le atravesó el torso dejándole tirado medio muerto. El combate había sido rápido, pero aunque el hombre se moría por momentos mientras yacía inconsciente en el suelo. Habíais perdido a Raimundo.
Se acercó a Raimundo y le puso dos dedos en el cuello. Negó con la cabeza
- Ve con Dios. No podemos llevarle con nosotros, cuando subamos podemos sacarle de aquí y darle cristiana sepultura. Creo que habríamos de llevarnos sus pertenencias... ya no las necesitará.
559 maravedíes
Bastón de combate
Gambesón
Talismanes mágicos (4) y una poción. No los podéis usar pero los podéis vender o lo que sea.
¿Qué diantres son esas cosas? -le dije a Marcial al ver aquella especie de amuletos sobre el cuerpo de Raimundo-. Sabía que era hombre poco recto en cuestiones sacrales, mas ésto... -y me aparté un poco del cuerpo del caido, esperando a que mi compañeros tomases sus pertenencias-. Hemos de seguir descendiendo, Marcial. El meollo del asunto está cerca...
Al ver el cuerpo del que había sido nuestro compañero durante ese corto espacio de tiempo elevé una plegaria al Altísimo para que acogiera su alma, aunque al ver las posesiones que portaba dudé unos segundos si dicha alma tendría derecho a entrar en el cielo. Me negué a recoger alguna de sus posesiones, ya que desvalijar a un muerto me daba cierto repelús, y esperé a la decisión del resto para saber qué íbamos a hacer.
- Esto... sí, mejor continuemos.
- No deberíamos dejar esos dineros ahí tirados. Quizás en algún momento puedan hacer falta... yo esas otras cosas blasfemas no pienso tocarlas -dice mientras se agacha a recoger el dinero.
- guardaré el dinero por si acaso, bajemos, rápido.
+559 maravedíes
PNJtizado.
El grupo continuó descendiendo, pasando por encima del cuerpo del extraño fraile, el cual no portaba nada de valor excepto las armas que había blandido en contra vuestra. Según se descendía en espiral el frío se iba haciendo cada vez más y más intenso.
Sobre el suelo de piedra ahora se notaba que el camino era menos transitado que los anteriores, pues el pavimento no estaba libre de obstáculos y podían verse piedras de diferentes tamaños e incluso algunas raíces en diversas zonas. Caminábais con cuidado, intentando no hacer ruido, pero era inútil, el silencio era sepulcral y el más mínimo contacto con el suelo resonaba por todas partes, ¡sólo Dios sabía hasta dónde seríais escuchados!
Una eternidad descendiendo, os castañeaban los dientes y sobre el suelo empezaban a verse trozos de hielo, os dábais cuenta de que el techo quedaba más y más arriba, era todo parte de la misma caverna.
Los sonidos de tambor habían dejado de oirse de repente, tan de repente que tardásteis un tiempo en daros cuenta de que habían cesado. Pero entonces, vísteis luz más adelante y el sonido de los tambores volvió a retumbar. Ahora que estábais más cerca os dísteis cuenta de que cantaban en el mismo idioma que en la iglesia.
tirad por Latín.
- ¡Shhhh! No os mováis y no hagáis ruido. Apagad las antorchas... vamos a asomarnos un poco más a ver qué vemos. No entiendo bien lo que dicen, pero hablan "del oscuro" "del negro".
Dejando atrás los cuerpos, tanto del que había sido nuestro compañero hasta ese momento como de nuestro extraño atacante, seguimos el camino. No hacíamos otra cosa que descender, parecía que estuviéramos bajando hasta el mismo infierno sino fuera porque el frío era cada vez más insoportable. Con cuidado de que mis pies no tropezaran con ninguna piedra o raíz, cada vez más abundantes, seguí aquel camino que a saber dónde nos dirigía. Temblando, y no sólo de frío, fui consciente que el ruido que retumbaba entre las paredes eran nuestros propios pasos y no el de los tambores como hasta el momento.
Me detuve al ver claridad al final de nuestro recorrido y, dando un pequeño respingo, volví a escuchar los tambores, pero esta vez acompañados de cánticos que no pude entender. Sin lugar a dudas el miedo hacía que mi mente no fuera capaz a pensar con claridad, y las palabras de Marcial no ayudaron precisamente a calmar mi temor.
- ¿El oscuro? Eso suena muy... mal.
Motivo: Latin
Tirada: 1d100
Dificultad: 15-
Resultado: 78 (Fracaso)
—Esperad —digo al resto, al escuchar los cánticos—. No os mováis ni hagáis ruido. Quiero escuchar qué dicen esos cánticos...
Motivo: Latín
Tirada: 1d100
Dificultad: 15-
Resultado: 9 (Exito)
Traduzco al resto lo que digan, para que no lo pongas sólo para mí.
El fantasmagórico coro de voces cantaba
No en nuestro nombre, no en nuestro nombre. Es el nombre del Oscuro el que invocamos. Ved aquí los restos aún sangrantes y palpitantes de aquellos que tienen miedo, de aquellos que no conocen aún la grandeza y el Poder del Oscuro. Es él quien ha de traspasar el umbral del dolor y de las tinieblas para acudir a la llamada de éstos sus siervos, dar una lección de magnanimidad y apoderarse de estas almas que yacen a sus pies, consumiéndolas y tomándolas para sí, incorporándolas a su esencia, la esencia más pura que jamás se haya podido concebir en un ser.
Acude a nosotros, ven... ven... ven... escucha nuestra llamada y toma estas almas, pues de tardar no podrás recogerlas ya. Acepta este sacrificio que os ofrecemos, si lo tienes a bien, concédenos una parte para nos. ¡Oh concédenos!
Durante unos minutos Josep estuvo traduciendo todo lo que entendía de los cánticos, y no calló hasta mucho después de haberse apagado el coro de voces, no así los tambores, que ahora tronaban con un ritmo creciente muy similar al que escuchásteis arriba.
Ahí abajo... -dije-, ahí abajo deben tener a todos los que han sido secuestrados en éstos parajes. ¡Ahí abajo se estarán haciendo ofrendas!
Ya casi no veía el techo si miraba hacia arriba, y lo que más miedo dábame no eran los cánticos en el latín romano, sino el ver hielo ya junto a mis pies... ¿Tan profundo podía adentrarse un hombre?
Sacad esa espada... -le profería al Aguerrido Caballero en cuanto a la especie de jineta musulmana que yo mismo encontré-, quizá es el momento de usarla contra... contra quienes sean esos que invocan... ¡et vayamos!
Mi intención era llegar al meollo del asunto, pues bien cerca lo teníamos.
Casi hubiera preferido no saber qué decían aquellos diabólicos cánticos. Sudaba en frío por el miedo que me producían aquellas voces y los tambores resonando, mas poco podía hacer al efecto que o echar a correr por donde había venido pero solo o acompañar a aquellos que parecía querer buscar su final a toda costa.
Y lo peor de todo fue escuchar al judío hablar de las intenciones de usar aquella espada que habíamos encontrado y que tan mala espina me había dado, pero quizás esa fuera nuestra única salvación.
- Vayamos pues y encomendémonos al Altísimo.
Ni mi voz ni mi mano temblando en el pomo de la espada parecían subrayar mis palabras.