Partida Rol por web

Maevis y Vladko atacaban al moloso, por lo que se permitió sonreír - lo siento Elian - susurró pasando fugaz por su espalda, seguramente aquel hombre se morían de ganas de matar a un decano, pero ya le había dado ventaja.

Danzó ante el decano que más hábil de lo que Sara esperaba evitó su cimitarra, no tuvo la misma suerte con su estoque con el que se aseguraba de acertar debidamente.

El baile de la chica no debía ser lo que el decano pensaría que era normal en un cuerpo tan pequeño, el estoque se acercó a él a velocidad alarmante, la muchacha no apreció que insultara a los balleneros y atravesó su cráneo justo por la boca, o allí donde se intuía que debía estar. Un chorro salió disparado por detrás de su cuello, quizás no siendo sangre lo único que evacuaba aquella sesera.

Maevis dispara su ballesta en primer lugar. La criatura que estaba gruñendo a Vladko dispuesta a atacarle recibe el impacto del virote en el hocico. Algunos de sus colmillos salen disparados por el impacto que le hace retroceder mientras un reguero de sangre le chorrea babeante al suelo. Pero cuando levanta la cabeza de nuevo y la sacude os dais cuenta de que apenas le ha partido el labio inferior y parte de la dentadura.

Por su parte, Vladko intenta aprovechar el momento, pero la criatura guarda distancia evitando que el tajo descendente del tyviano le alcance. La hoja hace saltar chispas cuando rebota contra el suelo. Ha estado muy cerca de acabar con ese sabueso...

Sara en cambio consigue lanzar dos ataques en una danza mortal que algunos de vosotros veis por primera vez. El decano no tiene problemas en esquivar el primer tajo de la espada curva, pero lo que no se espera es que apenas un instante después y aprovechando la guardia baja y confiada reciba una punzada mortal a través de su máscara, silenciandole, nunca mejor dicho, para siempre. 

El moloso a todo esto, sacude la cabeza para aclarar cual es su objetivo... Cualquiera pensaría que siendo una criatura, una bestia, se marcharía por propio instinto de supervivencia, pero no. Estas criaturas, como bien sabía Elian, habían perdido todo aquello que las hacía parecer bestias que alguna vez pertenecieran a la naturaleza. Ahora eran maquinas de matar sin sentido alguno de auto-conservación. 

El moloso salta directo hacia el cuello de Vladko intentando apresar su garganta entre sus maltrechas pero todavía poderosas fauces. Pero el ballenero, por suerte consigue apartarse lo suficiente como para que solo su máscara se vea ligeramente golpeada.  

La criatura cae al suelo e intenta levantarse de nuevo para seguir atacando aún estando rodeada por todos vosotros.

Lo que los ojos de Elian vieron a continuación fue dificil de asimilar hasta para un asesino Ballenero ya curtido en algunas batallas.

Todo fue muy rápido. Ver como su mano erraba el golpe. Ver al fondo medio borroso a Vladko ya depositando el cuerpo de "su Decano" en el sueño y saltar como guiado por un resorte a por aquella abominación que los Decanos llamaban "moloso", golpoándola con igual brutalidad y limpieza a la vez. Y por último, vio a Sara pasar junto a él como una exalación y atravesar con sus armas al Decano que tenía justo delante.

O se estaba haciendo mayor, o no tenía la mejor noche. Pero en cualquier caso, estaban consiguiendo sobradamente su objetivo. Como decía uno de sus viejos instructores, el señor Britton, al único que no podía guardarle rencor por tolo lo que intentó hacer por él cuando aun era joven: "señores, progresan adecuadamente".

Por el rabillo del ojo vio cómo Sara hacía lo que sólo hacía hacer: comportarse como un autómata con una orden básica, la de matar. Sólo necesito escuchar el familiar sonido del acero atravesando carne y hueso para saber que ese hombre no volvería a martirizar a nadie en nombre de su fe. No es que fuera una pérdida que le quitara el sueño — ninguna lo era, al fin y al cabo todos tenían el día de su muerte grabado a fuego en su corazón — pero Vladko era pragmático: si no le pagaban por ello, no valía la pena gastar energías.

Afortunadamente, tenía algo en qué pensar. Un algo con colmillos, cuatro patas, y al que le quedaban contados segundos de vida. Era una visión lamentable. Eran bestias entrenadas para obedecer órdenes, aunque éstas sean ordenes que les lleven a dormir por siempre. Qué pérdida tan tonta.

Su acero descendió de arriba a abajo, atravesando el cráneo del moloso y provocándole una muerte instantánea. La espada corta emitió un sonido de succión al extraerlo, procediendo Vladko a limpiarla en las ropas del Decano a sus pies. 

El asesino miró a su alrededor, comprobando que sus compañeros estaban ilesos y que había tres cuerpos ante sí, uno de ellos inconsciente.

—Echadme una mano —dijo, echándose al hombro el cuerpo del Decano que aún seguía con vida. Pesaba, con ese grueso abrigo que llevaba encima, pero Vladko era un tipo fornido. Además, no iba a ir demasiado lejos: ya habían pasado por la cafetería, y el espacio detrás de la barra era idóneo para esconder los cuerpos. Decidió usar el collar del moloso — que ya no necesitaría más — para atarle las manos a la espalda si no encontraba nada con qué inmovilizarle.

Sara podía ocuparse del tipo cuyos sesos ahora estaban desparramados por el suelo, al fin y al cabo, había sido la causante.

—Maevis, ¿puedes echar agua o algo de alcohol por aquí para limpiar los restos? No quiero que una patrulla se encuentre nada que delate nuestra presencia.

Sara miró por encima a aquel decano muerto, pero no vio nada decente que llamara su interés, por otro lado, ni siquiera veía cloacas cercanas - ¿donde metemos a estos dos? - no le parecía inteligente dejar a un decano vivo, pero no iba a decir nada al respecto, su problema era saber donde tirar al moloso y al segundo decano.

Aun perplejo por la rapidez de Sara, Elian observó detenidamente el cuerpo que tenía justo delante de él como un ovillo. El ataque de la joven, con aquel extraño movimiento similar a un baile, había sido letal y el Decano se había desplomado al instante. Hubiera preferido ser él quien ejecutara tan magistralmente aquel "trabajillo", pero se alegró igualmente por el final conseguido.

Alzó la mirada un instante para descubrir como Vladko cargaba sobre su hombro al otro Decano que, desgraciadamente, parecía que aún respiraba. Estaba claro que las intenciones de ambos asesinos al atacar no habían sido las mismas, pero ambos habían conseguido el resultado que querían. Volvió a mirar al Decano caído frente a él y susurró un "gracias" a la muchacha que parecía mirar con desconcierto los movimientos de Vladko. Elian tampoco sabía donde quería ir el asesino, pero si sabía que, efectivamente, debían hacer desaparecer aquellos cuerpos de manera rápida para que nadie pudiera verlos.

Se agachó, cargó al Decano muerto en su hombro y siguió a Vladko. No le importaba lo más mínimo donde dejar aquel cuerpo deshilvanado. Observó a sus compañeras asesinas al pasar junto a ellas. Media sonrisa se dibujó en su rostro. La noche, había empezado bien.

Antes de deshaceros de los cuerpos les vaciáis los bolsillos consiguiendo reunir 14 monedas y dos espadas. No era gran cosa pero se sumaría a la recompensa total. El problema de esas armas es que eran un peso extra que ahora mismo no os podíais permitir cargar durante la misión. Tampoco es que fuesen fáciles de vender tal como estaban. Si los decanos descubrían a alguien portando un arma así, estaba sentenciado a muerte. Quizá si podían reconvertirse en armas para los balleneros, pero eso aportaba poca ganancia personal más allá de hacer un bien para la banda y ganarse su respeto.

El cuerpo del decano muerto yacía sobre un charco de su propia sangre mezclado con algunos restos de materia cerebral, una porquería que a nadie con estómago le apetecía limpiar. Echáis un vistazo a los alrededores y conseguís ver que no muy lejos hay unas alcantarillas, por desgracia son rejillas por la que apenas pasaría el cuerpo de un niño. Quizá el moloso, con algo de esfuerzo podría colarse por ahí dentro, pero ni mucho menos el decano.

La idea de Vladko parece ser por ahora la mejor solución que se os ocurre. Así que los dos más veteranos os cargáis sendos cuerpos a la espalda, tanto el vivo como el muerto para llevarlos tras la barra de la cafetería. 

Mientras tanto, Matka le dice a Sara que la ayudará a deshacerse del moloso por esa alcantarilla, pero que primero habrá que abrirla y luego meter el cuerpo a presión. - No se si entrará por ahí, pero podemos intentarlo. Yo te echo una mano. - dice la tyviana que no parece hacerle ascos a nada. 

Maevis en cambio decide quedarse vigilando las escaleras y avisar a uno de los dos grupos por si alguien sube de los sótanos o baja de la primera planta. Era esencial controlar siempre la retaguardia para que ninguna patrulla, ya fuese de uardias de seguridad o decanos os pillara con las manos en la masa.

* * *

Elian y Vladko regresan a la cafetería y sueltan tras la barra los dos cuerpos. Uno ensangrentado y muerto, el otro simplemente inconsciente. El traje de Elian se ve teñido de un color escarlata. Por suerte vuestras vestimentas impermeables son fáciles de limpiar. Nada que no se quite con un poco de agua y jabón. Hasta las manchas más resecas desaparecían, todo gracias a Industrias Greaves, la refinería más grande de aceite de ballena que el mundo había conocido y que ahora formaba parte de vuestro territorio. Abandonada, los trabajadores dejaron tras de si un montón de material que Daud muy amablemente tomó prestado para los suyos...

* * *

Sara y Matke llevan entre las dos el cuerpo del moloso para no dejar un reguero de sangre demasiado visible que lleve directamente a la Academia. Llegan finalmente a una apertura que da a las alcantarillas. Es pequeña y está cerrada con una reja. Ahora que estáis más cerca dudáis en si por ahí va a caber el cuerpo del can. Os miráis la una a la otra sin saber muy bien si vale la pena el tiempo y el esfuerzo o si mejor daros la vuelta.

* * *   

Cuando Intentáis ver el estado del decano inconsciente os dais cuenta de que no va a despertar en un buen puñado de horas. No parece que os pueda ser de utilidad... salvo por el traje que lleva. No está chorreando sangre como el de su compañero y quizá uno de vosotros quiera aprovechar el factor sorpresa que implica tomar la apariencia de uno de estos fanáticos. Elian ya lo había sido en el pasado ¿Puede que fuese hora de volver a vestir el hábito y "redimir" las censuras de los "pecadores"?

La pelea había sido dura, pero sus compañeros supieron defenderse como los soldados de fortuna que eran. Por eso Matka estaba con ellos, no podría encontrar a nadie mejor.

Deshacerse de un cadáver es algo que nunca te cuentan cuando alguien habla de las virtudes de hacerse asesino a sueldo. Y lo de "virtudes" también es relativo.

Nadie se para nunca a decirte que los cadáveres que matas hay que esconderlos, o directamente hacerlos desaparecer de las más terribles maneras posibles, dependiendo de las circunstancias.

Tirar a peso por el cuerpo del decano hasta la alcantarilla fue, para Matka "un puto asco", pero la chica cumplió su cometido junto a Sara.

Ahora quedaban más cosas por hacer, así que volvió a su modo de alerta en misión.

La pelea había terminado como suelen terminar las peleas, rápido. Maevis se situó al lado de las escaleras esperando que todo pasase lo más deprisa posible y que pudieran irse de allí pronto. Se preguntó si sus compañeros habrían desvalijado el lugar o al menos a los decanos para que pareciese un robo tal y como habían conversado. Suponía que si.

Por las dudas, aguzó sus sentidos para estar segura de que no se encontrarían con ninguna sorpresa, o por si,de casualidad y a pesar de su posición, se daba cuenta de alguna cosa de mínimo valor que llevarse también. Si era así tendrían suerte pues no solo conseguirían algo de valor, si no que camuflarían mejor su trabajo.

El tyviano se abstuvo de decir a sus compañeros "os lo dije" cuando empezaron a verse empapados en sangre y tenían que lidiar con la masa encefálica chorreante del Decano muerto. La experiencia era un grado, y bastante generoso estaba siendo ya Elian cargando con el cadáver. Él no habría hecho lo mismo. Tras dejar los dos cuerpos tras la barra, Vladko chasqueó la lengua tras la máscara, alternando la mirada entre el cadáver y su compañero asesino.

—¿Cómo lo ves? Tiene más o menos tu talla —dijo, abriendo la mano sobre el pecho del Decano y midiendo a ojo— Nos vendría bien y así nos podrías abrir las puertas y distraer a quienes estén arriba. Por no decir que podrías incapacitar a los Guardias o incluso mandarlos a casa.

Aprovechó para guardar el dinero que había recuperado de los caídos para luego ponerlo en común con sus compañeros, pero no cogió las espadas. Quizás luego podrían llevárselas, pero cargarlas ahora sería una estupidez.

—Si no lo ves claro, continuemos. Hay muchas plantas que recorrer aún.

Y allí estaban. De pié junto a aquellos dos cuerpos. Elian no apartaba la vista de ellos mientras escuchó las palabras de su compañero y observó como tomaba medidas del cuerpo. Sí. Estaba en lo cierto. Muy probablemente era de su talla.

Una ves mas Elian se debatía entre lo que quería hacer y lo que sabía que debía hacer. Todos habían demostrado gran maestría en su trabajo, bien vigilando, atacando o abriendo pesadas puertas. Y toda ayuda sería necesaria de ahora en adelante.

-Esta bien Vladko. Tienes razón - dijo Elian secamente y casi con un hilo de voz - Sabes lo que me pides... pero entiendo que nos puede ser necesario. Dame un segundo.

El asesino despojó con habilidad a aquel Decano de sus ropas y, en un abrir y cerrar de ojos, las llevaba puestas. Al levantarse tras la barra con aquella vestimenta, aun resultaba mas imponente. Parecía mas temible. Su rostro mostraba una mueca entre el asco y el odio. Una imagen difícil de descifrar. Las ideas fluían a cientos por la mente de Elian al notar aquel ropaje sobre él. Trató de serenarse. Cerró los ojos y respiró profundamente varias veces. Finalmente volvió a mirar a Vladko - Estoy listo - dijo mientras escondía su máscara tras la barra, detalle este que lo hacía sentirse como desnudo - Sigamos.

Abandonó la cafetería con Vladko junto a él. Dio unas largas zancadas y se detuvo de nuevo al final del pasillo. Buscó con la mirada a Matka y Sara y las vio volviendo tras deshacerse del cuerpo del moloso. Giró la cabeza y observó a Maevis que seguía con todos sus sentidos alerta para detectar cualquier movimiento sospechoso. Luego fijó la vista en la escalera y, pasando junto a la asesina, empezó a subir pesadamente.

Llevando el moloso junto a su compañera torció el gesto, pero no se resignó. Comenzó a patear espachurrar y linchar al moloso, pero no es que no entrara, esque a duras penas habían colado una pata. Matar era una cosa, pero deshacerse de cuerpos... Eso no venía en las clases que había recibido, que se supone que debía hacer en ese caso... ¿Porque no podía simplemente matar al que se pusiera delante y seguir caminando? Eso de matar no era como lo imaginaba, eran más duro, sin duda, mucho más duro.

Mirando abajo mientras alzaba la cabeza, apretó los dientes bajó su mascara, en ese momento su máscara modificada con medio rostro de demonio podría hacer estremecer a más de uno.

- ¿como osas llevarnos la contraria su yaestás muerto - susurró moviendo su cimitarra para coretar sus cuartos traseros. No conforme, empezó a agitar su arma, partiendo al animal por cada articulación que intuía, una auténtica suerte que la sangre estuviera coagulando, cada pata en 3 o cuatro secciones, machacados los costillares, e incluso el cráneo en dos. Dejó a un lado un trozo de pierna, el más limpio que quedó, y en él pasó su arma para limpiarla antes de dejar caer el último trozo con su figura altiva y poco dispuesta a ceder ante aquella misión de ocultar el cuerpo - ...y da gracias a que no tenía hambre – añadió mientras caía aquel último pedazo.

- esto ya está hecho, ¿entramos? - dijo con voz calmada de nuevo e incluso alegre de haber cumplido su parte.

Cuando el reloj cercano a las escaleras marca las diez y veinte, volveis a reuniros. Allí se encuentra Maevis de guardia, pero no reporta ninguna novedad.

Las pintas que traeis son a cada cual más extraña. Primero aparecen Sara y Matka. La primera chorreando sangre por toda la ropa, dejando unas poco discretas huellas carmesí sobre el suelo encerado. La segunda, Matka, algo más callada de lo habitual.

Por último aparece Vladko acompañado de un decano. Eso os sobresalta a las tres balleneras, hasta que os dais cuenta por la voz que se trata de Elian caracterizado.

Frente a vosotros hay una escalera que sube a la primera planta y otra que desciende a los laboratorios.

Vladko palmeó suavemente el hombro de su compañero cuando se unieron con el resto. No podría comprender nunca hasta qué punto odiaba a los Decanos, pero entendía lo que significaba vestirse como uno de ellos. Debía de ser duro para el ballenero y quería decirle con ese gesto que agradecía su sacrificio.

—Ahora que tenemos a nuestro propio Decano, él nos abrirá camino hacia las plantas superiores. Propongo que vaya en cabeza y los demás le sigamos a cierta distancia con las ballestas preparadas —indicó palmeando su brazo izquierdo —Planta por planta, ya que esa mujer no supo cuántos había exactamente, no podemos descuidarnos. Cuando veas a los Guardias, yo diría de mandarlos a casa. O a contar estrellas, no sé. Dudo que planten cara a un Decano. ¿Sugerencias?

Así mientras aprovechaba Sara para limpiarse toda esa sangre. Por el Forastero, manchar todo de rojo carmesí era como ponerse a gritar que allí había asesinos profesionales.

Maevis torció un poco el gesto al ver el reguero de sangre que estaba dejando la chiquilla a su paso, pero decidió ignorarlo para concentrarse en lo que les proponía Vladko.

- Quizás Sara y yo podríamos intentar desaparecer, para pillarlos más por sorpresa aún - dijo la joven con un tono siniestramente calmo - O podría asustarlos un poco, eso también podría funcionar. - Cualquiera de las dos opciones podría ir muy bien para ellos si es que resultaba efectiva.

-Me encantaría decirte que te queda bien, Elian... Pero no. Ya le tengo mucho asco a ese traje, espero que puedas recuperar tu ropa pronto.

Mientras hablaba cogió un trozo de ropa desechada, y con un pie limpió alguna de las huellas que Sara había dejado.

-Elian sabe defenderse, me consta. Ser sus sombras es un riesgo, pero creo que es el mejor plan. si hay problemas, ahí estaremos, y si no, nos abrirá muchas puertas. Literalmente.