Partida Rol por web

Sara asintió ante las palabras de Billie, aunque su naturaleza vengativa seguramente no acabara de entender que su actuación hubiera sido errónea, ¿vanidad y orgullo propios? Tal vez si orgullo no lo podría negar, pero nunca admitiría que pudiera ser vanidad su respuesta, para ella solo olvidar el acto crearía una confianza en los causantes que les llevaría a envalentonarse en otras ocasiones, posiblemente pese a aquellas palabras no dejaría a nadie vivo que osara acabar con alguien de su actual familia.

Esperaba que ir con Vladko no conllevara tener que reprimir esa sed que se creaba cuando llegaban motivos de venganza, pues ellos eran en parte los que le habían llevado a estar bajo la tutela de Daud.

Maevis se va para investigar a un lugar tranquilo donde poner a prueba su memoria y también poder usar a una rata para ver como reaccionaba al contacto o la ingesta del veneno.

Tarda horas en descubrir que es un veneno llamado Ponzoña de mar. Se trata de un veneno que se encuentra de forma natural en las púas de un pez poco común en las aguas de Dunwall. Se paga a buen precio, es efectivo en pequeñas dosis suministradas a largo plazo. El problema viene cuando se vierte demasiada cantidad, pues quema la garganta y parte de las mucosas y las vías respiratorias.

No recuerdas exactamente los efectos pero deduces que el fallo ha sido por las prisas. Con una dosis pequeña y disuelta en liquido, apenas unas gotas, es casi indetectable. Aunque puede matar a alguien de una sola dosis, esta debe ser muy alta, lo que provoca vómitos que logran minimizar el efecto...

El cuadro pueden ser quemaduras y posteriormente infección.

Vladko esta con ella, pero más bien como observador y Sara que no anda muy lejos, parece plantearse eso de pedir dinero a algún compañero para las piezas de repuesto y devolvérselo lo más pronto posible.

El día se torna noche y Elian y Matka todavía no han regresado...

Por suerte, a la mañana siguiente los veis llegar a primera hora de la mañana. Eso si, con caras largas. No parece que hayan tenido mucha suerte con su misión en el Archivo.

Elian y Matka pir su parte, no tardan en darse cuenta de que falta Homoj y una de las novatas ha ocupado su lugar.

Al entrar, Matka los miró a todos sin verlos, y fue a sentarse sin decir una palabra. No quería crear expectación, solo estar cómoda tras todo lo vivido.

Encendió su cigarro lentamente, y tras una profunda calada, habló por fin dejando salir el humo a la vez. Eso le daba un aspecto desagradablemente misterioso.

-Tíos, ha sido todo una cagada -resumió. La síntesis era definitivamente lo suyo.

Se incorporó en el asiento, sacudiendo el cigarro con los dedos, y por fin contó lo sucedido.

-Llegamos al piso y había una pareja dentro, el tío estaba infectado. Se hicieron los bravos, pero les hubiéramos descerrajado dos tiros certeros y lo sabían, así que fueron listos. Los dejamos quedarse porque no nos molestaban, pero ya empezaba la cosa mal. Al final se fueron, y nosotros a buscar los planos. El edificio estaba hecho una puta mierda y me herí, y tuvimos que volver al piso a curarme, que hacía falta coser. En esto nos sale la mujer okupa del piso, que su chico se había convertido en escoria andante y quería que lo rematásemos dignamente. A cambio nos mostraría un camino más fácil para llegar a los archivos.

Una calada más, y prosiguió.

-¿Qué coño íbamos a hacer? Por el primer camino las cosas estaban jodidas, así que aceptamos el trato. Yo no me fiaba mucho de ella, la verdad... La hubiese matado si nos traicionaba. Encontramos a su novio infectado con dos colegas más, y conseguimos matarlo a él y a uno de los otros. El que quedaba casi convierte a Elian en su cena, pero lo dejamos allí para no perder el tiempo en chorradas. La tipa cumplió su palabra y nos dijo cómo llegar a los archivos por un pasadizo de personal. Pero al llegar, todo estaba hecho una puta mierda por el agua... ¡Hay que joderse! No podían poner una puerta sellada, no... Todo estaba empapado y la carpeta de los planos hecha trizas. Así que nada, venimos como nos fuimos, pero con mucha más mala ostia... ¿Y vosotros qué?

Ojalá tuvieran mejores noticias que contarles.

Cuando Elian y Matka regresaron, el tyviano estaba terminando de hablar con Maevis sobre el contenido de un frasco que la peliazul estaba analizando. Viendo las largas caras que traían ambos, se quitó los guantes y se acercó a ellos sin meterles prisa. Era evidente que necesitaban su tiempo.

—Homoj ha muerto —soltó sin ambages —. Él y Maevis fueron a hablar con la vieja de Bottle Street, la que llaman Doña Andrajos, y se separaron. Cuando ella quiso darse cuenta, el ciego estaba en la calle, con la garganta cortada y medio devorado por las ratas. Daud me envió con la chica nueva, Sara, a ver qué había sido de ellos y nos encontramos esa mierda. Así que digo "Venga, ¿habíais venido a hablar con la vieja? Hablemos con la vieja" que nos ofrece el veneno que usaron con el niño tullido a cambio de matar a unos tipejos de la banda de Slackjaw. Los de Bottle Street, los del elixir casero —aclaró, para refrescarles la memoria— La niña escuchó que uno de ellos había sido quien acabó con Homoj, borracho como una cuba, y decidió decapitarle antes de preguntarle.

Se notaba el tono molesto de Vladko al hablar de cómo su única fuente de información había terminado convirtiéndose en cadáver antes siquiera de decir ay. 

—Andrajos nos dio el veneno para echarle un ojo. Gallaham está terminando con él, ahora os dirá por qué no funcionó —se dejó caer en un sucio sofá que levantó una leve nube de polvo —Pero vamos, nos hemos cubierto de puta gloria: ni los planos, ni los tipos que trataron de matar al chico. Slackjaw no estaba en casa, que es quien mejor podría decirnos algo. Quizás Daud podría encargarse de organizar un encuentro, en plan... "vamos a intercambiar información".

-Y no te olvides de que además hemos perdido a uno de los nuestros -añadió la asesina. 

No es que hubiera sido especialmente amiga del ciego, pero formaba parte de su manada. Y las manadas se defienden a muerte.

-Sí, quizás podría pasar eso -dijo, refiriéndose al encuentro comentando por Vladko-, pero aún así me jode haber fracasado en todo. Me gusta tener el control de las situaciones, sobre todo si mi vida va a estar en peligro. La información es poder, y nosotros no tenemos una mierda.

Calada pausada al cigarro. Se daba cuenta de que su ira crecía por momentos, y no era el lugar ni la gente con la que despacharla. Habían tenido mala suerte, pero ninguna explicación la consolaba. 

Se mordió la lengua para no seguir consumiéndose en la rabia, pero apretó el puño con furia contenida.

Pese a las caras de sus compañeros unos más molestos que otros, la muchacha sonreía, había sido su primera misión tras años de entrenamiento, si bien el resultado no era el mejor, se sentía satisfecha de que los entrenamientos con Billie y con algún otro ballenero, hubieran demostrado que pese a su edad podía ser una ballenera de temer.

- podría haber sido peor - dijo para nadie en especial - al menos hay ocasión para arreglar los errores - se miró las manos, si, tal vez había cometido alguno que otro.

Sara Cimitar destacaba por llevar un estoque y una cimitarra, más curiosamente lo que no llevaba era ballesta de mano, blandía en intensos entrenamientos ambas armas como si hubiera nacido con ellas, fruto de la estricta enseñanza de Billie y Daud, llevaba años allí, y había sido entrenada claramente para matar.

Mientras os ponéis al día con vuestros avances, vuestro jefe hace acto de presencia. Daud llega con el rostro sombrío. - Así que fueron los chicos de Slackjaw. - dice nada más llegar. - Cuatro de los suyos por uno de los nuestros. Eso hará que se lo piensen dos veces antes de volver a entrometerse en nuestros asuntos. - sentencia dejando el tema de Homoj cerrado. 

No quería oir explicaciones ni excusas. Le había bastado el informe de Billie y no precisaba de nada más. Cuando uno de los asesinos cae el resto no puede pararse a lamentar su muerte. La muerte no es más que pasar a otro estado, le habíais oído decir en más de una ocasión. El Vacío, donde el tiempo y el espacio se entremezclan y dejan de tener sentido, allí iban las almas de lo fallecidos. No había nada que lamentar, pues según sus palabras se partía del mismo lugar del que se había venido. Nada que los humanos deban intentar entender, nada por tanto, a lo que merezca la pena dedicar más tiempo. Esa era la visión de Daud...

- ¿Qué tenéis? - preguntó sin dar más rodeos. - Os he podido conseguir información a cerca de los mercenarios que le protegen y algunas de las defensas que se han instalado recientemente. Los guardaespaldas están muy bien pagados y son competentes. No se rendirán por mucho que los diezméis. Olvidaos de la idea de un ataque frontal entonces. Hay como mínimo un arco voltaico en la entrada principal y seguramente algún que otro sistema en el interior. Por último, deciros que acceder desde el acantilado es muy arriesgado, pero si lo conseguís la seguridad por esa zona será mínima.

Parecía que Elian no tenía nada que decir a la narración de su compañera de misión. Aunque, ¿qué más podía decirse? Habían fracasado, como ellos, en cierto modo. Bueno no, él había cumplido: Vladko, ve a ver qué ha pasado con Homoj. Y Vladko encuentra a Maevis y el cadáver del ciego. Y con la niña a cuestas.

Seguía sin gustarle aquella misión. Matar a un niño, verse involucrado con alguien tan peligroso como Slackjaw, arcos voltaicos... eran formas de ponerse en el camino que llevaba a la Parca demasiado pronto. Y el tyviano no tenía prisa por volverse comida de ratas, como le pasaba a todo aquel que no dormía entre algodones en aquella ciudad. Sin embargo, si no participaba, Daud no le daría una misión hasta pasado un tiempo. Y sin misiones, no había dinero. Y sin dinero... no habría elixir. Mal negocio.

—Nada que sirva, jefe —dijo, apoyando los codos en las rodillas. Sacó su máscara de ballenero y empezó a limpiar algunas salpicaduras de sangre arterial con cuidado —Estamos bajo mínimos de presupuesto. ¿Subir el acantilado? Estaría bien, pero al menos Vladko no tiene cuerda ni gancho. Aparatos de esos que usáis aquí para estropear los arcos voltaicos también estarían bien, pero son caros. ¿Hay algún encargo que podamos hacer para... recaudar?

Maevis suspiró mientras se intercambiaba la información con sus compañeros. La muerte de Homoj era algo de lo que tendrían que sobreponerse... Pero era molesto, y hasta cierto punto tenía que aceptar que doloroso. Convivían con la muerte a diario, pero como sus agentes, no como sus víctimas. "Pero al final, nos alcanza a todos" rememoró la muchacha las palabras de su abuela. Para colmo, a sus colegas Makta y Elian tampoco habían conseguido mucho más. Al final lo único que tenían era la información de Daud, que no era muy alentadora, y lo que ella había podido extraer del análisis de la droga, que tampoco era demasiado esclarecedora. Suspiró torciendo el gesto molesta. Sin duda todo aquel asunto, de principio a fin, era una chapuza. Y Maevis odiaba con todos sus poros esa clase de trabajos mal hechos. Una chapuza que había acabado matando a Homoj, por un gordo arrogante e imbécil obsesionado por matar a un niño para engordar aún más su ya considerable fortuna. Chasqueó la lengua pero no hizo más valoraciones personales. Daud, ya había dejado claro que no quería quejas.

- El veneno que usaron es ponzoña de mar - dijo con su tono de voz frío. Pero esta vez no usaba su habitual entonación cantarina. Solo había frialdad, un cierto disgusto cansado y desdén. - Es un buen veneno, discreto y poco notorio si se utiliza correctamente, la bruja estará loca, pero sabía lo que hacía. Si se administra repetidamente en pequeñas dosis mata de forma eficaz y apenas despierta sospechas... Pero evidentemente en este caso se usó con torpeza. Se debió utilizar una cantidad muy alta, y aunque estás dosis pueden llegar a matar, producen quemaduras internas en las mucosas,garganta, vías respiratorias... Un desastre, vaya. Y estas quemaduras e infección producen vómitos, lo cual puede eliminar el veneno del cuerpo reduciendo su efecto, y si a parte la víctima recibe atención médica... Facilmente puede salvarse. - Puso sus manos en las sienes masajeándolas para aliviar el dolor de cabeza que la aquejaba, mientras cerraba los ojos, y seguía hablando. - Lo que puedo aportar es que el niño debe tener la garganta bastante destrozada, y que será difícil envenenarle. Con los síntomas que tuvo es evidente que fue un intento de asesinato, y tendrá un cuidado especial con todo lo que coma e ingiera. - terminó.  El gordo cerdo que quería matar a su próxima víctima era tan imbécil, patético y chapucero que la chica no podía evitar ponerse en el lugar del chico. Cumpliría 13 años, más o menos la edad en la que la joven había empezado a participar en algunas misiones de sus padres como ballenera.

- Supongo que nuestra única opción es infiltrarnos de alguna forma y acercarnos a él - Dejó caer al fin, con agotamiento y lanzando una mirada irritada, no a Daud ni a nadie en concreto, simplemente a las siguientes tres semanas que se le venían encima. Era consciente de lo que implicaban sus palabras. Infiltrarse en una casa que a estas alturas era una fortaleza bien defendida y ganarse la confianza de un chiquillo paranoico en tan solo tres semanas. Maevis tenía confianza en si misma, sabía que era hermosa y sabía ser encantadora, y un chaval de 13 años con las hormonas revolucionadas no debía ser nada para la joven... Pero le molestaban, siempre le habían molestado, ese tipo de trucos. Era curioso, porque era a la vez, quizás, el tipo de misiones que mejor se le daban. Cruzó los brazos sobre el pecho incómoda. "Sigo pensando que si tenemos que infiltrarnos, lo mejor sería, una vez ganada su confianza... Pedirle una contraoferta. Pero no voy a volver a decirlo, Daud ya se enfadó la otra vez, y al final, tiene razón. Somos agentes de la muerte, no jueces " se dijo Maevis, aunque cualquiera que la conociera sabía que estaba cruzando por su mente.

- trepar por los acantilados suena bien, para mi sería mucho peor acercarme a ese arco, la tecnología me tiene un poco de manía - si bien con las trampas no tenía tantos problemas, manipular cosas no era su mayor interés.

Aun tenía fondos para sus respectivas dosis de elixir, pero empezar a ser enviada a misiones conllevaba algo que la joven entendía bien, ahora tendría que costearse ella misma aquel mejunje, que si bien nunca le había faltado desde su llegada, no le veía demasiado interés. Aun así Daud le había dicho que debía tomarlo, y jamás le llevaría la contraria en ello.

No quiso decir mucho más, parecían inconformes con matar a aquel crío, ella misma lo haría sin dudar un segundo, pero Daud le había pedido a Vladko que la guiara, y si ahora la tutela de su persona residía en aquel hombre, que tampoco parecía muy convencido con acabar la misión, solo podía pensar si le habían enseñado a matar para luego dar tantos rodeos. Era de algún modo interesante descubrir que entre lo enseñado y lo visto en el campo de batalla, las diferencias eran físicamente mínimas, pero la moralidad de los implicados era bastante diferente a lo que imaginaba.

Quería entender esa forma de pensar, pues según su propia experiencia matar o morir eran las únicas opciones viables.

Elian había permanecido cabizbajo y pensativo todo el tiempo. Las palabras a su alredeor sonaban como ecos lejanos. No eran los mejores asesinos, eso estaba claro; aún tenían un largo camino por recorrer, pero nunca hasta ahora, que él pudiera recordar, habían empezado una misión con tan mal pie.

- Creo que de nada servirá lamentarnos - dijo finalmente con voz áspera - Tenemos que ser realistas. Dentro de poco nos quedaremos sin dinero y sin dinero adios provisiones, adios elixir, adios a todo - detuvo su monólogo un instante - Para mi es evidente que no estamos aún lo suficientemente preparados para atacar de frente - meditó sus palabras antes de continuar - Pienso que debemos trazar un plan de acercamiento al crio, pero desde fuera. Observarlo, conocer sus rutinas y crear un engaño para acercarnos a él fuera de la casa. Ganarnos de alguna manera su confianza y que sea él mismo quien invite a uno, o varios de nosotros en el mejor de los casos, a entrar... Por muy paranoico que esté, no deja de ser un chaval de 13 años, y esa mansión, tarde o temprano, se le ha de quedar pequeña... Y, cuando salga, ahí estaremos....esperando a nuestro objetivo - paso su mano pesadamente entre su escaso pelo - ¿Alguna idea de cómo sorprender al crio y que nos preste atención?

Veis como Daud escucha vuestras aportaciones, tranquilo, sin prisa. A cada uno le dedica atención plena, sin distraerse con nada de lo que suceda alrededor. 

- Las tareas menores que hay ahora mismo os permitirán comprar comida y con suerte alguna ración de elixir. Nada lo bastante bien pagado como para comprar nuevo equipamiento.  

Calculando que podéis ganar entre 100 y 200 trabajando durante 7 días en tareas menores, veis que casi perdéis más de lo que ganáis a menos que tengáis un golpe de suerte. Sabéis por experiencia que muchas semanas e incluso meses, sobretodo cuando empezasteis, estaban así de mal pagados. Recordáis que con ese dinero se podía vivir de forma decente e incluso renovar o reparar equipo cada ciertos meses. Pero eso fue antes de llegar la peste y que el elixir pasara a formar parte del día a día de la gente, especialmente mermando su poder adquisitivo.

- Si queréis podemos procuraros equipo de escalada, lo tenemos disponible. - Evidentemente se refiere a pagando lo necesario. - Pero si lo que queréis es ganaros su confianza, me temo que lo tendréis muy difícil. De una forma u otra tendréis que llegar a la mansión. Ordenaré que os preparen un par de botes.

- ¿Necesitáis algo más? Si no es así, voy a marcharme, en breve tengo una reunión importante, estaré fuera. - Sabéis que las reuniones con los clientes se hacen lejos, aunque dentro del barrio anegado que está bajo vuestro control,  en el antiguo bufete de abogados.

—Pues no estoy de acuerdo —respondió a Maevis. Vladko se había inclinado hacia delante, dejando que el humo del cigarrillo escapara de sus labios lentamente. Sólo Matka podía entender el placer que significaba ese gesto— El muchacho no va a salir hasta que no esté completamente seguro de que está a salvo, y eso llevará tiempo. ¿Quieres entrar, comerle la oreja y ver qué tiene que ofrecer? Buena suerte. No creo que sea tan imbécil como para permitir que una desconocida llegue hasta él considerando que ha sobrevivido a dos intentos de asesinato.

»Otra cosa sería ceñirnos al plan original, pero una vez lleguemos a él, hacerle la contraoferta, porque yo sigo siendo reacio a matar al tullido: Hacemos algunas tareas menores con las que podamos equiparnos bien, vamos todos juntos, llegamos hasta él y ponemos las cartas sobre la mesa. ¿Que acepta? El dinero en la mano y cambiamos de objetivo. ¿Que no? Pues sólo hay que lanzarle al mar. Ese es mi plan —la última frase la dijo mirando directamente a Daud. ¿Quería iniciativa? Ahí la tenía.

- No me gusta la idea, y mas pensando en el desgraciado que nos ha contratado y metido en todo este embrollo, pero creo que tienes razón Vladko. No tenemos tiempo.....por un momento pensé que podíamos jugar a los "amiguitos" con el crio, pero nos jugamos mucho. No nos queda otra que ir a saco. Poner en pràctica todo lo que hemos aprendido hasta ahora y jugárnosla. Si tiene buena protección, tendremos que ser mejores infiltrados - Elian observó a todos sus compeñaros que segían pensativos; obviamente no era una decisión fácil - Debemos hacerlo, debemos entrar....y pronto......una vez dentro, junto a él, podemos intentar convencerlo y cambiar las tornas. Y si el chaval no entra en razon, pues...... - se detuvo, bajó la mirada y observó la espada corta que sujeaba con la mano derecha. No le gustaba matar niños, era lo último que deseaba hacer, pero sabía en lo que se había convertido, un asesino. Y no podía permitirse el lujo de dudar.

- ¿cuantos metros hay que escalar Daud? Yo me ofrezco a hacer la primera escalada y ayudaros desde arriba a subir, luego compraré el doble de cuerda necesario para servir de apoyo al que escale después de mí. Aun y así si queréis algo de margen monetario y tomamos alguna otra misión, estaré encantada de hacerlo...

Quería experiencia, y más misiones, era más trabajo a sus espaldas. Simplemente, perfecto.

Hasta entonces tan callada, Matka acabó su cigarrillo. Lentamente aplastó la colilla contra el reposabrazos del sofá mientras le daba vueltas a muchas ideas.

Elian preguntó si alguien conocía alguna forma de acercarse al chaval. Le hubiera contestado con el plan de convertirse algunos de ellos en cebos y otros en supuestos salvadores en un ataque contra el crío. Seguro que él estaría agradecido a sus salvadores.

Pero irrumpió la idea de Vladko de ir a saco, y fue la que más sensata le parecía. Perder el tiempo no era su estilo.

-Me interesan las misiones -dijo escuetamente. Dinero y retos, eso era además de entretenido, productivo. 

- Podríamos hacer al menos una misión - dio la razón Maevis, por alguna razón aliviada - Y si, entrar deprisa y en silencio, exponer la situación... Y según lo que el niño diga, actuar en consecuencia - La joven confiaba en que el niño fuera listo. Disfrutaría mucho más matando al tío gordo que al sobrino tullido. Pensó en las palabras de Homoj y esbozó una sonrisa torcida - Sea como sea, lo libraremos de su miedo. -

—Todos de acuerdo —devolvió Vladko a Daud, abriendo los brazos como si con ese gesto quisiera incluir la habitación entera— Seguro que Billie tiene por ahí una lista de encargos pendientes, algo que podamos hacer entre los cinco y que ayude a equiparnos correctamente. Joder, aunque sea cambiar la piedra de afilar, que mi acero está algo mellado. Aún tenemos tres semanas, si nos organizamos bien, incluso podríamos permitirnos recuperarnos si alguno sale mal parado. Infiltrarnos en la mansión del tullido va a exigir lo mejor de todos nosotros. Pero por mis muertos que de allí salimos con un cadáver y la bolsa llena, no me importa de quién provenga.

Daud se despide de vosotros y os encomienda para que habléis con Billie que es la que se encarga de buscaros buenos trabajos. Por algo se dice que regenta "la casa de los secretos", un lugar donde se compra y vende información de toda clase. Se encarga de saber todo lo que pasa en Dunwall y especialmente de aquellos objetivos sensibles...

Decidimos a tomar una misión para conseguir fondos, aun a riesgo de acabar mal parados, le pedís ayuda.

Se encuentra en uno de los antiguos despachos de lo que antaño era la Cámara de Comercio, un lugar acomodado relativo a su rango dentro de oa organización. Parece que está con unos informes cuando os ve entrar...

- Pasad, si queréis tengo algo para vosotros. Daud ya me ha dicho lo que buscáis antes de marcharse.

Veis como busca entre varios informes que va descartando a medida que va leyendo en diagonal.

- Mmm... no, este es demasiado arriesgado. Este otro es poca cosa, si quieres sacar tajada. A ver... sí. - observais como saca un papel del montón que ocupan su mesa y comienza a revisarlo más en detalle.

- Matar a un profesor de la Academia de Filosofía Natural llamado Gustav Kalmer. Según el informe, ha denunciado a otro miembro del claustro por prácticas herejes a la Abadía de Quidam. - Billie sigue leyendo en silencio para haceros un resumen.

- Nuestra cliente, la profesora Miranda Feinmann, ha sido acusada de investigar la magia negra y los cultos al Forastero, entre otras cosas. Si la Abadía encuentra la más mínima prueba contra ella, está acabada. El objetivo es eliminar pruebas y hacer lo mismo con el denunciante. Al parecer tendréis que colaros en el despacho de Kalmer, robar las pruebas que apuntan a nuestra cliente y silenciarlo.

- La complicación es la siguiente. Hay varios decanos, llamados por Gustav, buscando pruebas que incriminen a Miranda. Así que es muy posible que os topeis con algunos. Una de las opciones es meter pruebas falsas en el despacho de Kalmer y redirigir los intereses de los decanos hacia allí. De esta forma podríais matar dos pájaros de un tiro.

Billie levanta la vista de los papeles y os pregunta. - ¿Os veis preparados para la misión?

A Sara se le abrieron los ojos como platos, como un gato que vislumbra a una rata... Era una misión que buscaba vengarse de ese tipo, bien porque la acusación era real o bien porque el objetivo estaba inculpándola con lo mismo que nos ofrecían hacer a nosotros, poniendo falsas pruebas para quitársela de encima. Era una misión que para la muchacha sonaba magnífica, jugar a escapar del gato para robar pruebas y jugar a perseguir al ratón para acorralar a una presa... No necesitaba hablar, su rostro rebosaba sus ganas de seguir probándose.

Miró a Vladko, imaginando al tipo exhalando un cansado álito que parecía querer criticarlo todo, aunque esta misión no creía que fuera criticada por el gigante, solo le necesitaba seguir.

- pero a su lado Sara, que no le gustan las sombras - sonrió en sus pensamientos, actuar al fin le permitía estirar bien los músculos.