Partida Rol por web

El arbites había llegado hasta el medio de la sala buscando al servocráneo perdido para observar que éste ya había desaparecido por un agujero. Poco podían hacer en tal situación pues ninguno parecía caber por tan pequeño agujero, con un poco de suerte el orificio no tendría salida y el servo no tendría más opción que aguardar y acabar saliendo por el mismo sitio por donde entró, con suerte para recibir un disparo de Gianna.

El viejo asomó una mueca que remedaba media sonrisa cuando su compañero, Heinrich, que debía haber llegado a la misma conclusión que él le llamó, nada menos que "concursante" como si se tratara de un participante en alguna especie de juego o apuesta pública, que el arbites no conocía. El viejo tardó en contestar, en lugar de ello, se había aproximado al cadáver del gigante y tras confirmar por enésima vez que éste estaba verdaderamente muerto realizó un cacheo del mismo, en busca de documentos, armas, tatuajes faciales evanescentes o cualquier otro tipo de pistas que pudiera conducirles a su origen, sus amos o sus aliados.

Mientras hacía eso, por fin respondió a Heinrich - me quedo con todo, supongo - se puso en pie de nuevo con un sonoro crujido de sus rodillas. Se dirigió a todo el grupo en voz alta para que pudieran orirle, tanto Gianna y Orionus apostado junto al agujero, como Arcturus, Taikel y Urtzi, que aún estaban cerca de la entrada - abriremos y exploraremos ambas puertas, no vamos a dejar ninguna opción por explorar. Nos distribuiremos en dos secciones y abriremos ambas puertas tras comprobar que son seguras y no tienen conectadas trampas o alarmas, una vez hecho eso, ya decidiremos qué camino es más adecuado o si debemos seguir ambos simultáneamente.

Centró su atención entonces en el tecnoadepto que de forma nada sutil había rechazado sus órdenes de perseguir al servocráneo perdiendo la que podía ser la única oportunidad que tuvieran de cazarlo antes de que avisara a sus amos permiténdoles desaparecer o contraatacar - maese Arcturus, os rogaría, cuando tengaís un momento - no carecían de cierta dureza sus últimas palabras, pero seguramente el deshumanizado Arcturus ni siquiera captara la irritación del viejo - que le echarais un vistazo a nuestro difunto "amigo" - dijo señalando al gigante muerto - y a su arma.

- Imagino que lo encontrareís de lo más instructivo - cosa esta que creía a pies juntillas, seguro que Arcturus se enfrascaría, por horrorizado que pudiera estar en un profuso examen de las características, heréticas o no del diseño del enemigo, aprendiendo, tanto secretos del Dios máquina, lo que al arbites no le importaba, como algo de información útil y real o incluso algo de equipo que no se arruinara, como los brazos-arma de los servos de combate.

El tiro de Gianna provoca una detonación que hace caer aún más gravilla sobre las cabezas de la guardia imperial y la sororitas, pero si el disparo fue certero, nadie lo sabe.

Examinando más cerca al enorme tecnosacerdote comprobáis, no sin cierta sorpresa, que a su espalda tiene 2 enormes extremidades metálicas montadas sobre sus hombros que caen sobre su espalda. Urtzi y Arcturus reconocen una de ellas como una Mecadendrita, una estructura metálica de 2 metros de longitud muy sofisticada que, en esta caso concreto, contiene una serie enormemente variada de artilugios metálicos complejos de pequeño tamaño, presumiblemente para realizar tareas delicadas. La otra extremidad, más corta pero de montura mucho más ancha, tiene en su extremo algo parecido a una perforadora industrial con una broca de casi 10cm de diametro.

Al buscar entre sus ropas, lo primero que nota el experimentado Arbites es que cubriendo completamente el pecho y piernas del gigante hay sendas placas metálicas, aparentemente soldadas a alguna estructura, pues no se mueven un centimetro de su posición. También encontró una carta, con el sobre abierto pero hábilmente doblada, en un espacio entre las túnicas, uno de sus bordes estaba ligeramente chamuscado.

El examen al cadaver provocó una reacción extraña en Arcturus, que se había mostrado desde que vosotros recordabais siempre calmado e insensible a toda acción. Cuando Hieronymus comenzó a examinar el cadaver se acercó sin acelerar el paso, pero al estar a su altura puso un brazo sobre el cadaver e hizo un gesto de negación al Arbites con la cabeza para que se detuviera.

Cuando habló su voz fue tan monotona como siempre, aunque tal vez Arcturus no hubiera perdido su capacidad para percibir emociones de otros.

- Mi comportamiento requiere justificación. El adepto Urtzi estaba herido, mi labor y mis capacidades podían ayudarle a recuperarse, sin embargo mi unidad cerebral me indicaba que sería inútil enviar una unidad de exploración con nula potencia de fuego en solitario tras un enemigo armado.

Realizaré el examen del cuerpo y el arma, pero sin testigos. Hay conocimientos que la simple materia gris no puede soportar, y aunque lo hiciera, los maestros del Tecnosacerdocio de Marte no permitirían la divulgación de sus secretos. -

Contenido de la Carta:

#Escrito en gótico clásico, de letra elegante, pero con mano temblorosa#

Están desapareciendo otra vez, incluso aumentando la dosis.

Dobla la cantidad de la entrega, haz la sustancia más pura, no me importan los riesgos. Te daré el triple de armas. Aún no puede acabarse, tengo que ver como termina...

 

#El texto continúa en el espacio en blanco que ha dejado el contenido original de la carta, incluyendo el reverso. La letra de este "segundo texto" es de trazos rectos y muy legible, pero las palabras no tienen sentido para ti.#

Orionus comento a sus compañeras mientras bajaba el brazo "Hemos perdido la pista del servocraneo por el conducto". Se echo el rifle automático colgado del brazo dejando se un brazo libre mientras caminaba decía en voz alta mientras sangraba levemente "agradecería que me curarais estas heridas" "puede que este ambiente me haga contraer una infección". Orionus con una actitud reservada y poco acostumbrado a trabajar en equipo dijo a sus compañeros "buen trabajo mmm, sino fuera por vuestra ayuda los servocraneos y el servidor me hubieran acribillado".

Se movió hacia la caja, alumbrando la examino que no tuviera ningún dispositivo sospecho y la abrió con suavidad, levantando la mitad de la tapa.

Me acerco a mis compañeros con el rifle al hombro.- No creo que le haya dado a ese servocraneo, no tuve mucho tiempo para apuntar y era un blanco ya de por si dificil. -Miro al tecnosacerdote, con tanto servocraneo y mierda tecnologica yo ya me olia que debia ser uno.
 

Realizaré el examen del cuerpo y el arma, pero sin testigos. Hay conocimientos que la simple materia gris no puede soportar, y aunque lo hiciera, los maestros del Tecnosacerdocio de Marte no permitirían la divulgación de sus secretos.

Me encojo de hombros con indiferencia, no es mi pellejo el que esta en juego aqui. Por una parte, yo no iba a entender absolutamente nada de los tecnicismos que salgan de aqui ni creo que nadie espero eso de mi. Por el otro lado, y debido a ello, si el inquisidor decide que desea esa informacion, no es a mi a quien se la va a arrancar. A mi me pagan para matar, no para hacer chorradas tecnicas. Aunque la mision consiste mas en detener al responsable que en obtener datos tecnicos, quien sabe si luego decide que quiere esa informacion. Vista la ridicula estabilidad de esas armas, yo no me preocuparia mucho por ello de todos modos.

-A mi eso me da igual. Lo que quiero saber es si este tio trabajaba por su cuenta o recibia ordenes de alguien. Ese servocraneo no ha huido por miedo, es posible que haya ido a informar a alguien.- Me coloco la correa del arma al hombro y estiro los brazos mientras me desesperezo. Ahora que el combate ha terminado, me esta entrando sueño. Vieja costumbre del frente, cuando termina el combate siempre se aprovecha para dormir y descansar ya que nunca sabes si hay fregado mas adelante al que te van a mandar inmediatamente. Tambien me esta empezando a escocer el punto de la cadera donde me ha dado uno de esos servocraneos, pero si simplemente me escuece no creo que sea para tanto. Con calma, rebusco en los bolsillos de mi tunica y me saco un pitillo que no tardo en encender. Mal asunto, se me estan terminando.- Creo que dado que estaba escapando y que seguro que era para informar a alguien, la pregunta de si este -señalo con la cabeza al tecnbosacerdote muerto- trabajaba o no solo se responde sola. Lo que me gustaria saber es ¿A quien ha ido a informar exactamente?

Al ver que se estaban reuniendo, me colgué el arma al hombro. Orionus pedía que le sanaran la herida pero no me quedaba claro si se refería a Arcturus o a mi. por lo que me acerqué y le pregunté.

- ¿Quieres que trate de sanarte con mis poderes? ¿O prefieres esperar a que Arcturus termine con el Tecnosacerdote muerto? - Me quedé esperando su respuesta. 

También observaba la sala, y me fijé en las dos puertas. 

- Podriamos dividirnos y explorar las salas contiguas o lo que quiera que haya simultaneamente no? Si hubiera algo peligroso al otro lado, creo que ya se habrian dado cuenta y vendrian a por nosotros. Y de todos modos, no sentí mas vida ahi fuera que la de él. - Dije señalanado al cadaver. 

Entre las atenciones del tecnosacerdote y las curiosas habilidades de Taikel, Urtzi se encontraba ya repuesto de la quemadura que le había provocado el ácido. Todavía notaba su abdomen entumecido y un dolor punzante hacía acto de presencia si el adepto se agachaba para observar los servocráneos y el maltrecho cadáver del otro tecnosacerdote.

Con tiento y procurando no pisar nada que pudiese resultarles útil, Urtzi paseó por la estancia observando y buscando cualquier pista hasta que su mirada se posó en un montón de papeles en las mesas. Un gesto de molestia asomó en su rostro al inclinarse para recoger uno de los maltrechos pergaminos para comprobar que su lectura si no imposible resultaría muy difícil dado el descuido de la caligrafía. Pero alguna de las ilustraciones le llamó lo suficiente la atención como para interesarse por averiguar su contenido. -No puedo asegurarlo, pero estos documentos pueden tener relación con las armas modificadas.- Explicó al grupo sin levantar la vista del pergamino que tenía en la mano. -Si me lo permiten, intentaré descifrar su contenido.- Dijo a la vez que se colocaba el catequizador en su ojo izquierdo y acercaba el arrugado papel para estudiar su contenido y tratar de reconstruir la información.

El arbites se apartó dejando espacio al tecnosacerdote junto al cadáver de su homónimo traidor. Si lo que quería era trabajar sobre el cuerpo a solas, él no iba a detenerle.

- No creo que mi materia gris viera nada nuevo, maese Arcturus; pero si quereís intimidad la tendreís.

Estuvo a punto de añadir - La próxima vez que os pida que mandeís vuestro servocráneo os limitareís a hacerlo, pues no sólo buscamos destrucción sino información - pero se mordió la lengua y no dijo nada. Probablemente el servocráneo además de tener un precio astronómico, el tecnoadepto tendría más motivos para no enviarlo que los que había revelado.

Se centró entonces en el resto de la habitación. Debían continuar.

Se volvió hacia Taikel - teneís razón psíquico, si hubiera alguien probablemente ya habría venido por nosotros, pero no dejaré que el exceso confianza cause bajas, además puede haber prisioneros... o trampas.

Comprobó que el detector de salvaguarda esta encendido y comenzó a ladrar órdenes como un sargento instructor a una pandilla de reclutas del arbites.

- Comprobad vuestra munición, poned cargadores llenos en vuestras armas. Isolda, monta guardia, si algo entra por ese agujero reventadlo. Orionus, Heinrich, Gianna ayudadme con esto - se puso el rifle y el escudo al hombro y se dispuso a colocar las mesas delante de la puerta sin ojo de buey. Colocarían la pesada mesa (o dos si una no era suficiente) para bloquear la puerta de tal forma que no pudieran abrirla desde fuera. Así podrían explorar primero un camino y luego el otro sabiendo que nadie aparecería por detrás. Con ello se ahorraban tener que dejar centinelas o dividirse en dos frentes.

Una vez hubieran bloqueado esa puerta comprobaría que la otra carecía de trampas ocultas o alarmas y explorarían qué había detrás, empleando la misma formación que les había traído aqui, con Heinrich y él mismo en la punta seguidos de Gianna y del impaciente Orionus. Los demás les seguirían desde la seguridad de la retaguardia y dejarían a Arcturus desvelando los secretos del cadáver en privado.

[PREVIAMENTE...]

El arbites sintió en el hombro la mano de Arcturus, conminándole discretamente a dejar de tocar el cadáver del tecnoadepto muerto. Se apartó dejando espacio al tecnosacerdote junto al cadáver de su homónimo traidor. Escuchó sus excusas y sus peticiones. Si lo que quería era trabajar sobre el cuerpo a solas, él no iba a detenerle, al menos no allí.

Cogió al adepto del codo a través de la túnica y le susurró - haced lo que deseeís, pero me informareís de todo lo que encontreís en relación con nuestro cometido aqui, recordad que ahora teneís dos amos y no uno, Marte y la Inquisición. Para vos yo soy la Inquisición, pues tened claro que me aseguraré de que cumplimos con lo ordenado por el Inquisidor Vorn.

Dicho esto se apartó del cadáver y dijo en voz alta para que fuera oido por todos:

- No creo que mi materia gris viera nada nuevo, maese Arcturus; pero si quereís intimidad la tendreís.

Y se levantó para impartir órdenes a los demás.

Isolda volvió con el resto del grupo algo frustrada. Era la segunda vez que se la escapaba un servocráneo. La opinión de Chrom le pareció una buenísima idea, si esos documentos relacionaban las armas xeno con alguien importante tendrían un hilo del que tirar- Y puede que el tecnohereje muerto tenga algo guardado en esos cacharros para almacenar información -comentó Isolda. Sabía que algunos adeptos de marte llevaban cilindros de memoria donde guardaban datos de todo tipo, pero no sabía ni el nombre ni la forma de manejarlos- o los servocráneos.

En ese momento, Heyronimus la ordenó vigilar en el primer turno, tras lo que asintió y buscó un punto en el que poder vigilar bien el agujero por el que se había escapado el servocráneo.

Al abrir la tapa, descubres que en su interior hay otro arma además de la que el tecnosacerdote utilizó contra vosotros. Tiene la forma de un hacha de enorme empuñadura para ser usada a dos manos. Sin embargo tiene un aspecto muy particular, el filo este surcado por vetas profundas en relieve, y de varias posiciones en la empuñadura salen distintos tubos para unirse en la base de la hoja metálica.

Tus conocimientos sobre el credo del mechanicus te indican que probablemente los dibujos son diseños rechazados u olvidados. Respecto al texto, habéis reunido un amalgama de hojas sin ninguna conexión aparente, aunque gracias a tu dispositivo ocular puedes distinguir incluso el texto que pretendía ser borrado te falta información para saber el uso exacto de esos documentos.

Por un lado tienes hojas repletas de números que puedes dividir en 2 categorías:
1 - Potencias y medidas de energía (presumiblemente para armas)
2 - Cantidades y porcentajes entremezclados con símbolos de productos químicos.

Además, hay un pedazo de papel aún más pequeño que los demás, con uno de los extremos ligeramente chamuscado. Parece la conclusión de una nota, una carta, o un pasaje de un libro:

[...] hemos sido dioses y seremos dioses de nuevo.

Orionus se había entretenido examinando la enorme caja con aspecto de baul de la que el tecnohereje había sacado su arma, Urtzi estaba ocupado examinando los pedazos de papel y Arcturus había comenzado ordenar a un lado materiales que podría necesitar para examinar el arma, o al tecnohereje.

El resto, tras formar una improvisada barricada o bloqueo en una de las puertas, abrísteis la segunda de ellas, que daba paso a una especie de gabinete médico. Cerca de la puerta había una caja de madera elaborada y decorada, justamente con el símbolo que habíais visto en el rostro de los servidores y que os costó trabajo recuperar únicamente a partir de vuestra memoria.

La caja estaba abierta, con la tapa a su lado, y en su interior había decenas de pequeñas botellitas transparentes llenas de un líquido de color azul puro y claro con el mismo símbolo que la caja, cada una era tan ancha como el cañon de una pistola y tan alto como un pulgar.

En la otra punta de la habitación, a unos 5-7 metros había una serie de instrumentos que ocupaban una pared entera, entre los que había muchos recipientes de cristal de diferentes formas y tamaños, algunos con un pequeño fuego químico bajo ellos, y unos dispositivos de mayor tamaño con aspecto de ser recipientes, que se agitaban con un traqueteo constante, aunque sin realizar apenas ruido.

El arbites bajó su arma. Se acercó el detector de salvaguarda a los ojos y miró su indicador.

Entró en la habitación con cuidado de no tocar nada. Si la intuición no le fallaba, aquellos botes de líquido azul podían perfectamente ser parte del mecanismo que convertía los rifles robados en armas de plasma, o quizás incluso fueran la munición del lanza-ácido con el que les había atacado el mechanica herético. Si le apuraban incluso se atrevería a decir que los cristales eran la fuente de la que se extraía dicho líquido. El arbites no tenía grandes conocimientos de química pero había visto suficientes laboratorios de drogas en su vida anterior como agente, que era capaz de hacerse con la idea general del laboratorio.

Probablemente el líquido fuera explosivo e incluso los cristales también, cuando no tóxicos. Se alegró de llevar puestos los filtros nasales aunque aún así no se atrevío, al menos de momento, a tocar nada. Acercó el detector de salvaguarda, primero a los botes de líquido, luego a los cristales, luego a lo que parecían pequeñas centrifugadoras.

Quizás tendrían que llevarse una muestra para la inquisición, pero quizás fuera demasiado peligroso y lo mejor fuera destruirlo todo hasta no dejar más que cenizas; pero antes, antes descubrirían qué era aquello o para qué estaba allí.

Se acercó a los estantes con material, quizás allí, además de las sin duda peligrosas sustancias había material médico útil para los acólitos o incluso un documento u otra fuente de información, desde el etiquetado de un bote o una caja hasta una legajo como habían encontrado en la sala principal.

Reconoces las botellitas de cristal. Son identicas a la que Ignace Wolfe saco de su bolsillo cuando os encontrasteis con el en la cuspide

Poner barricadas, recuento de municion... Esto cada vez se parece mas al ejercito, lo siguiente sera una inspeccion supongo. Sonrio para mis adentros, esta claro que si estoy aqui es precisamente porque se luchar, no deberia sosprenderme entonces que me tengan haciendo cosas parecidas en la inquisicion.
Me seco el sudor de la frente, empiezo a estar harta de estos tuneles en los que apenas corre el aire. Para distraerme me fijo en como el viejo se mete en la segunda puerta arma en ristre. No ha reventado, asi que no debe haber trampas explosivas. Parece bastante precavido el viejo, supongo que eso explica que haya llegado a... Viejo. Me cuesta imaginarle haciendo otra cosa que entrando arma en ristre en habitaciones en las que no sabe que hay. Me pregunto si cuando le apriete el estomago en una cantina y le entren ganas de echar lastre, hara lo mismo antes de entrar al cagadero. Se me escapa una risa por lo bajo.

Entonces me fijo en las botellas. - Hombre, eso lo he visto yo antes. Urtzi, ven aqui -Le hago un gesto y señalo las botellas azules para que las examine.- ¿Las recuerdas? El tartaja... Perdon. -Me interrumpo, supongo que por ese nombre no lo van a recordar- Ignatius, el hijo del señor Wolfe, -Utilizo un tono burlonamente solemne- llevaba una de esas consigo. Un tipo muy raro, ya te hablamos de el, viej...ronimus. - Me he acordado en el ultimo momento como se llamaba, tengo que quitarme la mala costumbre de los motes, sobre todo si tanto me cuesta guardarmelos para mi.- Es al que nos encontramos antes de la audiencia con el jefe de los Wolfe. Parecia querer echarnos a los perros, pero entonces llego ese servidor- Contengo un temblor involuntario, prefiero morir a acabar asi.- invitandonos a entrar y se fue echando pestes. Ahora que me fijo mejor... -Sujeto mi barbilla con mi mano izquierda y miro hacia arriba, en una pose que parece decir "esta pensando", y es lo que basicamente estoy haciendo- Sudaba mucho le temblaban algo los brazos y parecia que le costase respirar. No quiero meter la pata, pero recordandolo mejor casi parecia un yonqui necesitado de su dosis. En su momento pense que era porque estaba furioso, quien sabe. El caso es que cuando se fue al darse la vuelta practicamente lo primero que hizo es sacar una de estas botellitas.- Señalo a Urtzi con la cabeza- ¿Te fijaste en eso Urtzi?

Orionus examina con la vista que el hacha no estuviera colocado con algún dispositivo de seguridad dentro del baúl, en ese caso no lo tocaría. Si no hubiera ningún motivo que lo alarmara, dejaría la lámpara incandescente en el suelo y sacaría el hacha del baúl para mostrarlo a los compañeros.

[...] hemos sido dioses y seremos dioses de nuevo.

Urtzi murmuró con cierta incredulidad el fragmento de texto que había logrado descifrar y entender de entre todos los papelajos que pudo reunir de aquella mesa. Hasta ahora había estado revisando diferentes datos que parecían resultados experimentales que el adepto no lograba precisar si su sorpresa tenía su origen en el repentino cambio en el tipo de información o más bien por el inquietante significado de aquellas palabras. 

De repente, la voz de Gianna lo sacó de sus cavilaciones para pedir su opinión respecto a otros descubrimientos. Urtzi frunció el ceño. -Vaya... No, me temo que no estuve tan atento como tu, Gianna. Pero la relación entre el señor Ignace y el contenido de estos recipientes es tan preocupante como relevante. Además... No nos podemos olvidar de la aparición de ese símbolo otra vez.- Añadió cerrando un poco más el cerco de la investigación. -Parece que estas evidencias apuntan a la familia Wolfe sin duda alguna.- Concluyó al instante. Una ligera sonrisa asomo en su rostro al ver que la primera impresión que se llevó del hijo del señor Magnus no iba desencaminada. Pero tal muestra de autosuficiencia desapareció al instante al recordar lo averiguado en los maltrechos documentos que estuvo revisando. -Pero espero que los Wolfe no sean más que un medio para llevar a cabo la herejía. Si no puede significar que la corrupción ha echado raíces y se ha hecho fuerte en su seno.- El adepto alzó los documentos que tenía en su mano para ponerlos a la vista de sus compañeros y comenzar a explicarse. -En estas hojas se recogen diferente notas y datos de lo que parecen diversos experimentos con armas. No sería descabellado pensar que tienen que ver con los prototipos modificados que nos encontramos e incluso con el arma química que uso el tecnohereje...- Su voz perdió fuerza al recordar el terrible dolor por la quemadura de ácido, pero respiro profundamente y recupero fuerzas para continuar. -Puede que nos encontremos cerca del lugar donde se fabrica y experimenta con estas ofensas al Omnissiah. Pero lo que más me preocupa es esto.- Dice con un tono que refleja claramente la preocupación del adepto a la vez que le pasa un trozo de papel con un texto perfectamente legible al arbites. -Debería indagar un poco más al respecto, pero lo que implican estas palabras no es si no la peor de las herejías.- Urtzi no pudo hacer gran cosa por ocultar sus temores al expresar el significado de una oración tan corta pero tan contundente a la vez.

Recuerdas haber escuchado en una ocasión a algunos de los eruditos superiores del centro de educación donde pasaste parte de tu niñez-adolescencia discutir sobre algunos temas acerca de conocimientos "herejes". Por suerte para ti, ellos no sabían que había alguien escuchando, lo que te permitió enterarte de información normalmente imposible de conseguir.

Era imposible pasar por alto aquella frase, ya que mentar alguna otra deidad que no fuera el Emperador (o el Omnissiah, pero nunca cerca de no-creyentes del culto a la máquina) era un acto completamente condenable.

Ese fragmento es parte de la frase de introducción de algún tipo de obra proscrita, aunque no descubriste el nombre del escrito, bajo cuya bandera se agruparon tecnoherejes hace más de 4 milenios, a quienes se dio el nombre de "Lógicos, o, Logicianos". Esos tecnoherejes acumularon suficiente poder para suponer un peligro para todo el sector calixis, pero fueron purgados en las que se conocieron como "Las Guerras Meritech", y día de hoy son tan solo un mal recuerdo para los pocos que conocen su existencia.