Partida Rol por web

La suerte esta echada, empezaba el juego.....

PNJOTIZADO (para adelantar el orden).

Iniciativas.

1. Bermudo: 28
2. Abid: 27
3. Has: 26
4. Durán: 25
5. Simón: 24
6. Diego: 23
7. Ruy de Miguel (ladronzuelo): 21
8. Secuaz 1: 21
9. Secuaz 4: 17
10. Secuaz 2, 3 y 5: 15

Podéis declarar y actuar todos (luego ya efectuaré los resultados en función de la iniciativa).

¿Quién empuña un telek o cualquier otra arma más que los alguaciles en las calles o los muccadim en las aljamas? ¡Nadie!, ¡ni tan siquiera los ladronzuelos que se dedican a robar bolsas y a huir por los tejados!

No obstante, arriesgadamente ya te hallabas doblando la esquina, y por suerte nadie había en la calle por la que habías venido hasta que entraste de nuevo en la plaza del Potro, algo necesario para dar la vuelta a la manzana, pues no había manera de hacerlo por otro lugar.

Por suerte, el telek, aunque dañino, parecía menudo, pequeño, y entre el bullicio comercial y los curiosos y comerciantes apenas se distinguía. Con cierta dificultad, mientras seguramente ya habrían comenzado los espadazos justo en la calle que habías dejado atrás, saliste de la plaza por el otro extremo, pasando por entre el Mesón Valdellecha* y el de las Trenas y luego por entre el Mesoncillo de Juan Cabeza y el de los Clérigos de San Pedro...

Habíalos borrachos, tunantes y maleantes, sobre todo en esa zona de mesones, y especial cuidado tuviste que poner en no tropezarte con alguno de ellos mientras ibas a paso muy ligero, en carrear, a tomar la esquina de la calle Pellejería. La calle era larga, pero no había tránsito, por lo que corrístes como alma que lleva el diablo ¿Serías capaz de cogerlos en retaguardia y hacer que mearan sus ropas tras rodearles? Muy posiblemente...  a no ser que no ocurriera lo que pasó, y fue lo siguiente.

Veías el final de la calle, y era la calle Adarve del Río, donde se encontraban los ladrones y los robados... Veías el Guadalquivir al fondo, mientras corrías por la estrecha callejuela, ahora sí, más holgadamente, sin preocuparte (demasiado) que te vieran con un arma tal en tus manos...

Sin embargo, cuando estabas a punto de salir de la calle Pellejerías, un hombre te salío al encuentro de una de las puertas de algún domicilio que había en ella, se puso delante de tí, oíste el despertar de una espada, y un gran filo de acero te paró en seco, apuntándote en la garganta, empuñado por aquel "salteador" que te sorprendió sin posibilidad tan siquiera de moverte, de reacciónar.

Sentías el filo en tu cuello, y tenías el gazanate levantado, mientas mirabas hacia abajo (sólo moviendo los ojos) cómo aquel filo brillaba por el reflejo del caluroso sol cordobés... En éstas miraste a quien manejaba el instrumento de tu posible muerte cuando reconociste al tipo: era el que te miró cuando intentaste engañar al resto cuando señalabas que el ladronzuelo habíase escapado falsamente por una callejuela... Era ese tipo de capa negra, pelo corto y barba en la cara...

Y su mirada ahora no era del todo tan graciosa, como cuando te sonrió minutos antes.

¿Dónde vas tan corriendo, muchacho? -dijo suavemente-. No deberías ir tan a la ligera con eso en la mano -dijo señalando el telek con la mirada-. Suéltalo... ahora.

El acero se recrudecía con sus palabras. Tenías la sensación que con sólo tragar saliva, el filo comenzaría a cortar tu garganta...

Me detengo en seco mientras noto el frio acero bajo mi barbilla, y levanto las manos, sin soltar mi arma:

-Señor, dejaré mi cuchillo lentamente en el suelo si usted me lo permite, no tengo ninguna intención de utilizarlo, y mucho menos de dejarlo caer y que se melle un recuerdo familiar como este. -sujeto el arma sólo con dos dedos y dejándolo colgar de estos en forma pendular- Veo que en este pueblo ser buen ciudadano está penado con la muerte, o al menos esto me está pareciendo.

Trago saliva y noto como una gotita de sangre caliente cae por mi cuello al haber movido la nuez.

-No tenía intención de acabar con ninguna vida, sólo quería sacar a ese chico de entre los bandidos, y dejarle correr otra vez para que se escape, y bueno, mis tendencias suicidas me hicieron sacar mi arma para camuflarme entre los bandidos, y de un tirón sacar al chico de ese lío. No conozco de nada ni a los maleantes, ni al alguacil y su, mmm, mmmm, ¿nueva tropa reclutada? -dije levantando los hombros y manteniendo mi cuello en alto- curiosa formación ha hecho mezclando moros y cristianos para recuperar una bolsita, que al parecer vale bastante mas que un puñado de vidas humanas. Y por lo visto, no se si para probar la virilidad de algunos, o para demostrar que le sistema funciona, todos están dispuestos a pelear a muerte. Nunca acabaré de entender a ciertos tipos que prefieren el olor a sangre y muerte en vez de la de las flores del campo.

Y viendo que no había forma de que entraran en razón, Bermudo enarboló su pesada hacha y se abalanzó sobre el primer ladrón que encontró a tiro.

¿Con que hay un alguacil entre los que corrian? Mmm..., interesante... oí a uno de esos hablar en nombre de la autoridad, pero parecía muy joven... -decía mientras te agachabas para sostener el telek ya en el suelo, mientras el filo te acompañaba mientras te ponías en cuclillas-. Una vez que lo soltaste, el tipo de la barba recogió su gran espada, se la colgó de nuevo al cinto, en su funda y volvió a hablarte.

Anda... recoge ese puñal -dijo- te lo robarán en menos y en nada y tu infortunio será el doble si es que es un recuerdo familiar. Pero no hagas ninguna treta, no me apuñales, ¿de acuerdo? Porque yo he guardado mi espada... En fin... -dijo mientras te miraba de arriba a abajo... ¿Porqué te miraba de arriba a abajo? El no era árabe, sino cristiano, quizá fuera por eso-. ¿Sabes? Me di cuenta de lo que hacías..., en medio de la plaza, digo... Eso de intentar despisar al resto... Mmm... interesante... pero no creo que conozcas al "saltador de tejados" como para que intentaras ayudarle, ¿verdad? -hablaba con cierta ironía- Y he visto el encuentro desde esa esquina -señalaba con la mirada la esquina que querías tomar, la que salía a la calle del Adarve y te colocaría en la vanguardia de los tipos, para sorprenderlos-, y sabía que darías la vuelta... pues uno no llega hasta la plaza y se marcha como si nada..., tras tanto empeño puesto en rescatar una bolsa... -y te guiñó un ojo mientras asentía-. Mi nombre es Casimiro López... -y dejó entrever, sin querer, una cruz roja bordada en su ropa, a la altura dle pecho-, ¿Puedo preguntar cuál es el vuestro?

¿Estoy a menos de 25 varas?

Creo que sí, porque si puedo correr hasta el combate y atacar cuerpo a cuerpo estaré a unas 12.

Lo digo para aplicar o no el modificador por distancia.

veinticinco varas son unos 20 metros... Ahmed y tu estáis a muchísimo más... la calle es muy larga, y el disparo sería a media distancia, osea, sin bonus ni malus. (tampoco he querido que gastaras tus dos acciones en acercarte, por eso considero que con una basta). Más dudas al off.

Aquello pintaba mal, la pelea había estallado. No tenía motivos para meterme en ella y quitarle la vida a alguien que no me había causado ningún mal- ¿O si?

El ladrón había sido lo suficientemente tonto como para dejarse ver y merecía perder su mano simplemente por eso, además ayudar al alguacil me reportaría un amigo influyente en la ciudad.

Apunté mi arco con mucho cuidado y disparé contra la mano de aquel ladronzuelo, si impactaba estaría haciendo justicia. Lamentablemente mi flecha pasó muy por encima de su cabeza.

me agacho lentamente para recoger mi arma sin dejar de mirar al caballero, y al levantarme oculto mi arma debajo de mi manga.

-Me llamo Yurem saied -iba a saludarle con nuestras típicas palabras y nuestros gestos árabes, pero pensé que iba a perder el tiempo, así que le ofrecí una mano libre de armas- ¿y su merced, exactamente que hace por aquí?, veo que no está de parte de ninguno de los dos bandos, ni tampoco es un mero espectador.

Me rasco un poco la sien mientras prosigo:

-Realmente, me ha sorprendido que ese grupo de extraños que se han juntado en un momento no hayan pensado en sorprender a los ladrones por la espalda, sino que se enfrentan todos de cara a ellos de forma caballeresca.

Observo la cruz del pecho, sin llegar a identificarla del todo...

El musulmán se acerca hasta el ladrón más cercano y ataca

Creo que la he cagado, ya que no tengo arma ni pelea como competencia, no? poco puedo hacer en una pelea aunque tenga espada corta no?

Tienes Hondas: 50% (está apuntado en tu ficha). También tienes una espada corta en armas, pero no como competencia. NO obstante, la espada corta depende de habilidad (puedes intentar por tanto usar esa esapada tirando por HABILIDAD simplemente, y si superas la tirada logras acertar). Dudas al OFF

Diego se movió agilmente a pesar de su tamaño y lanzó un cuchillazo hacía el rubio y escurridizo joven quien, por cierto, no parecía precisamente un muchachillo en busca de algo para llevarse a la boca.

Intento atacar al ladronzuelo más cercano con mi espada corta.

Diego se encara con otro de los bandidos que queden libres.

Todos los secuaces atacan con espadas y esquivan.

El ladronzuelo Rui de Miguel saca su cuchillo pero esquiva y esquiva.

Resumen turno 1:

Bermudo, viendo que su bolsa era manoseada entre unos pocos y delante de sus narices, no hizo sino impulsar la parte afilada de su hacha mediante un movimiento de cuerpo impecable. El impulso viajo finalmente hacia el estómago de uno de ellos (secuaz1), impactándole de lleno en el abdomen. Gran cantidad de sangre salió hacia delante, "regando" el suelo con ella... ¡Ay si le coge de lleno!:

Daño: 7 (+3 de bonus) (-2 por Gambesón): 8 puntos de daño.

Acto seguido y al parecer lejos de querer herir al portador de la bolsa en un acto casi heroico, Abid intentó tan sólo herir su mano, para hacer que la soltar, pero su flecha tan sólo llegó a pasar al grupo de ladrones hasta caer al suelo. Tras ello, el tipo de nombre Hasaghmed enarboló su hacha en el aire y la hizo probar en el cuerpo de secuaz 1, que ya venía dolorido de otro hachazo...:

Daño: 5 (+6 de bonus) (-2 por Gambesón): 9 puntos de daño.

El secuaz1 recibió con sorpresa y casi con un quejido totalmente seco el embiste del hacha de Has ¡Menuda cicatriz iba a quedarle en el pecho de salir vivo de esa! No contento con ello, el tipo de la barba, Durán, sacó su espada. Parecía no tener demasiada habilidad con su manejo, pero parecía que guardaba la suficiente como para remtarlo:

Daño 5 (+2 de bonus) (-2 pr Gambesón): 5 puntos de daño.

El tipo (secuaz1), que parecía estar levantándose tras las graves heridas de los otros dos, fue herido mortalmente por Bermudo, pues su espada se incrustó por el mismo lugar en el que el hachazo de Has se efectuó. El muchacho yacía ahora en el suelo. Era ahora el turno de Simón, que se recipitó contra el secuaz2 para propinarle un buen espadazo en el abdomen:

Daño: 6 (+4 de bonus) (-2 por Gamesón): 8 puntos de daño.

Mientras esto ocurría, Diego apretó su espada y se encaró con el secuaz2, el cual esquivó su ataque de espada como si nada, moviendo su cuerpo ligeramente. Acto seguido Diego fue directamente contra el landronzuelo robabolsas, pero inutilmente, pues se encontraba resguardado tras sus compañeros de botines. El otro ataque que hizo si impactó, pero en el secuaz2, que estaba delante del rubiales bribonzuelo:

Daño: 5 (+5 de bonus) (-2 por Gambesón): 8 puntos de daño.

Tras el embiste del joven alguacil, el secuaz2 quedaba gravemente herido y se desmaya (seguro que no se iba a mover en mucho tiempo). Bien, ahora parecía el turno de la banda, y uno de ellos, secuaz4, dejó ver su espada y pareció precipitarla contra alguno de vosotros, pero sin éxito, al igual que le acompañó el secuaz2 sin mucha fortuna... Sin embargo, los dos últimos en discordia parecían más afortunados. El secuaz3 se dirigió hacia Has* y le asestó una cuchillada que bien la recordaría, o tal vez ni eso...:

Daño: 9 (+3 de bonus) (x2 en Cabeza) (-4 por Bacinete): 24 - 4: 20 puntos de daño.

El vuelo de la espada fue tal y tan preciso que la hoja se puso paralela el empedrado suelo cordobés, avanzó con precisión y poca desgana y enseguida tomó la cabeza de Has. El filo golpeó su bacinete, y la potencia del ataque dejó atrás la poca protección que ofrecía (en comparación con dicha potencia) y comenzó a desgarrar la carne y los huesos de la cabeza, aunque gran parte del filo se le incrustó tomándole la sien y segándole uno de sus ojos... Has se desmayó, cayó al suelo, y su ojo bailaba al son de las monedas robadas... HAS ESTÁ INCONSCIENTE, A 0 PV.

Tras ello, el secuaz5 respondió, y su espada cargó de la misma forma que sus compañeros de lucha (y sus enemigos). Lo hizo contra Bermudo, justo en su abdomen, que se encontraba muy cerca:

Daño: 7 (+1 de bonus) (-4 por Bacinete): 8 - 4 : 4 puntos de daño.

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TIRAD TODOS INICIATIVAS  (1d10 + AGI). De momento SÓLO  la iniciativa. Ahmed y Abid, podéis narrar que os acercáis (si queréis), ya hora si que podréis luchar cuerpo a cuerpo, si lo queréis.