Partida Rol por web

¡ Esperad! os ayudaré desde arriba -y con sus manos engancha al primero que asciende para facilitarle la tarea -no hagáis tanto ruido o nos descubrirán.

- Mierda. Al intentar trepar hasta lo alto de la pared resbalé y caí de culo. Froteme con la mano las posaderas y me levanté. Intenté ayudar a quien trepase, mas el dolor que tenia en el culo me lo impedia.

Parecía que no era el día del alguacil. Zaif, por más que lo intentaba, nada podía hacer, ni tan siquiera con la ayuda de los sus compañeros. Pasó un buen rato desde que entraran Abid y Bermudo en la casa, desde que dísteis la vuelta a la calle (yendo por las partes traseras) y desde que intentásteis trepar. Tan sólo Nazeh estaba allí plantado, en el tejado de la casa, observando los dos huecos interiores (los dos huertos) a los que podría acceder sin problema, tan sólo bajando por ellos.

¿¡Excesiva!? -dijo el Arrancacepas, ¡¡BOOM!!, dando un golpe con el puño cerrado en la mesa, y su voz tornó a elevarse más, aunque sin llegar a gritar-, me estoy cobrando lo que ese cabrón me debía y se gastó, ¡Nada de excesos! ¿Qué creéis?, ¿que podéis entrar así en mi casa a preguntar sin más? -Fue entonces cuando elevó la voz bastante, y los dos tipos tras de él se miraron, al ver que perdía los nervios- ¡SALID DE AQUÍ!, ¡¡y decidle a vuestro amo, o a la madre que lo parió, que si quiere al Bonilla que venga él mismo, y se deje de enviar a dos putos balandrones de mierda sin un vellón en sus bolsas!! ¡O cuando caiga el sol colgaré su cuerpo de la muralla! -se refería, al mencionar esta última frase, al propio Bonilla; además, la muralla estaba tras esa calle-.

Los hombres detrás del Arrancacepas dieron unos pasos alrededor de la mesa, uno pora cada lado y se colocaron a vuestro lado, esperando que os levantárais y saliérais de allí en el acto...

Cuando Nazeh aguardaba arriba y el resto abajo, el caballero Casimiro se quedó inmóvil y sus faccionen hicieron lo propio.

¿No oís eso? -dijo el de Calatrava-.

Moví las dos manos para que bajasen la voz y le dije a Casimiro en voz baja:

-Si que lo he escuchado...

Maldita sea... aquel sujeto era de cólera rápida sin lugar a dudas, pero gracias al Altísimo y sin mayores problemas podrían salir de allí para reunirse con sus compañeros. Al final no había resultado tan mal ya que habían conseguido la información que buscaban, que no era otra que saber que el Bonilla se encontraba allí, y por otra parte habían visto cómo era el lugar y que, aparte del Arrancacepas, se encontraban con él unos cuantos hombres dispuestos a facer todo lo que su "amo" les pidiera.

Sin esperar un segundo, para no enojar más al villano más peligroso de toda Córdoba, Bermudo dio media vuelta sin mediar más palabra, pues tenía miedo que si seguía hablando no saliéramos bien parados de aquella, y dispúsose a salir de allí por pies.

No podía creerme la fortuna que habíamos tenido, durante unos interminables segundos pensé que el Arrancacepas ordenaría a sus hombres que nos diesen una lección por hacerle perder su valioso tiempo. En lugar de eso, nos estaba echando de su casa como a perros. Nada en el mundo podría haberme apetecido más que salir de aquella casa en aquel momento.

Seguí a Bermudo lo más rápidamente que pude en completo silencio, no fuese que aquel hombre quisiera reconsiderar sus últimas palabras.

Casimiro nos alerta de algo, y yo pongo especial cuidado en atender a esas sonidos.

Casimiro quedó con cara de bobalicón, aunque en realidad estaba escuchando algunas cosas...

No logro discernir bien... -decía "oteando el sonido" con sus orejas-, mas... ¿vos? -dirigiéndose a todos vosotros, incluido Nazeh en las alturas-.

Por supueto que sí. ¡algo oías!, sin duda alguna procedía del interior de la casa a la que intentábais acceder, la casa del Arrancacepas. Oías frases sueltas (en las que más alzaba alguien la voz):

                                                  ...putos balandrones de mierda...

                                                        ...¡O cuando caiga el sol colgaré su cuerpo de la muralla!...

                                    ...ese cabrón me debía y se gastó, ¡Nada de excesos!...

El Arrancacepas quedose mirándoos, como si quisiera grabarse vuestras caras a fuego en su mente. Acto seguido, sorprendidos por no ser reprendidos por incluso las propias manos de éste, los guardias os condujeron hacia los dos que os habían abierto la puerta (que aguardaban fuera de la sala, alertados por los gritos), y ellos os condujeron de nuevo al patio y luego hacia la entrada (ese medio zaguán-establo). Finalmente tomásteis la puerta de entrada. Nada más salir (sin un rasguño), la puerta se cerró de un portazo.

Sin embargo, allí no había nadie: vuestros compañeros habían desaparecido.

¿Habríanlos abandonado?

Voy a esperar a ver si alguien escucha algo antes de tirar.

Con la oreja planchada contra la pared les comunico:

-¡Shhhhh! he escuchado algo de que quieren colgar a alguien esta tarde, porque se ha gastado su dinero. ¿hablarán del Bonilla?

Me quedo a la espectativa...

Encontrábanse de nuevo en la calle y de una pieza pero, para asombro de Bermudo, ninguno de los sus compañeros esperábanlos allí. ¿Dónde demonios habían ido? Algo tenía que haber pasado para que no estuvieran allí esperándolos. Frunció el gesto con preocupación. Una de dos, o los habían descubierto y habíanse ido por pies o en esos momentos estaban cometiendo una locura.

Miró a ambos lados de la calle buscando algún indicio que le pudiera indicar por dónde andarían.

- Sólo espero que no les haya dado por intentar entrar en la casa a la fuerza.

Ves, clarísimamente, la "coronilla" de Nazeh (por decirlo así y refiriéndose uno al turbante que llevaba), sobresaliendo del tejado de la casa del Arrancacepas, estando tu y Abid ya en plena calle*. Parecía estar subido en la zona posterior del tejado del Arrancacepas, ¿¡Se puede saber qué hacía ahí!? ¡¡Pareciera que no tení suficiente con haber gritado el nombre del Bonilla en el pórtico de la collación, dando la nota, que ahora subía al tejado del criminal más peligroso de Córdoba!!