Partida Rol por web

“La belleza es una prisión, querido, pero el dolor es su liberación"

La dama pintada - nosferatu

Hay algo que os liga a todos los vástagos, pero que brilla con especial ímpetu entre los que comparten tu linaje: la furia y la brutalidad. Exactamente el mismo sabor del que gusta rodearse la secta que tanto desprecias: el Sabbat. ¿Casualidad? 

Enfrascado en estos pensamientos, te diriges al lugar donde sabes que tarde o temprano aparecerán esos animales.

El pabellón que rodea el ring de Muay Thai huele a sudor y sangre. Los gritos en las gradas a penas sobresalen, pues la música frenética que está pinchando el dj solo es igualada en volumen por la voz del comentarista. Benji, un excéntrico Toreador conocido de sobras en el elíseo por su título de arpía y que ahora luce un sombrero rojo de cowboy y lleva el torso prácticamente desnudo.

- ¡Oh, oh...! parece que la mariposita viene a por más ¡¡Cuidado no te quedes sin alas, guapa!!

Por el aspecto cansado de los luchadores y las cejas abiertas, intuyes que ya deben estar en las últimas rondas de la competición.

Haciendo un barrido general, ves a un par de vampiros (o al menos eso te parecen) alrededor de las graderías. No deja de ser un número muy bajo.

- ¡Auch! Eso ha debido de doler, colega.

Tienes que esperar un rato, pero cuando ya empiezas a impacientarte ves claramente entre el público a uno de tus objetivos. No está sentada, si no que atraviesa la sala por uno de los laterales y va acompañada de otro tipo que también has investigado.

Samantha Patricks y "El doctor" formaban parte de la misma manada "El orgullo de la espada". Éste último es un sádico cirujano Tzimisce cuya locura solo es equiparable a su fanatismo y la otra una estratega Lasombra que llegó a dirigir la ciudad hace muy poco.

Ambos se mueven ligeros entre el gentío, sin presetar mucho interés en los combates y se meten por uno de los accesos marcados con el ankh que tanto se repite.

Observé atentamente a mis objetivo, al fin los tenía a la vista. Activando nuevamente mi sensación del cazador sobrenatural, empecé a avanzar entre la gente de las gradas para salir de la muchedumbre, y una vez en el pasillo, la desactive, para continuar con paso normal y bajo distancia prudente, a mis objetivos al nuevo lugar que habían avanzado. Fui mirando con mucho cuidado todo lo que sucedía a mis alrededores, y esta vez, al igual que como hice con Tully, intenté entrar a la estancia detrás del par para que los guardias que hubiera allí apostados tomaran como que iba con el par.

Sí, lo active en la escena anterior

En este caso, el truco de intentar colarte detrás de tus objetivos no funciona.

Un robusto brazo te corta el paso.

- Disculpe señor, evento privado.

¿Qué le pasa a ese tío? a los que iban delante tuyo no les ha pedido nada.

- ¿Tiene usted acreditación?

Por la forma en que pronuncia esas palabras estás casi seguro que te está pidiendo una palabra clave o alguna especie de gesto.

Cuando Eduard fue detenido por el hombre, su semblante cambió radicalmente. Solo una mirada bastó, una mirada bastó para demostrar la bestia que llevaba dentro de mi. La justicia sangrienta e irrefrenable que había aplastado decenas de vástagos y humanos en post de un objetivo superior, de alcanzar la iluminación a través de la guerra eterna contra los demonios y aquellos que estaban de parte del mal. Una sola mirada que presentó una ira, una violencia, y sobre todo, algo inhumano en ellos, algo tan oscuro, que haría correr a cualquiera. Esperando que mi mirada fuera más que suficiente, continuaría mi camino.

De repente sientes un fuerte martillazo y luego un timbal redoblando en el ancho pecho del portero.

Es su corazón corriendo a cien por hora. Su rostro palidece y se echa para atrás paralizado.

- Con los colmillos habría bastado. Ja! pero ha sido divertido

Dice un tipo cubierto de harapos que también entra a tu lado.

Te ves obligado a dar la vuelta a una tupida cortina negra que tapa la visión a cualquiera que se asome a la puerta. Detrás, el olor a sangre es más intenso y penetrante; la escena que contemplas es absolutamente demencial.

En una silla de terciopelo varios vástagos vacían un enorme vaso de sangre sobre el rostro desecho y el gaznate abierto del que parece su amigo que todavía convulsiona. Jurarías que no se trata de un nosferatu, pues el resto de su cuerpo está en perfecto estado a pesar de que las heridas de su cara, ahora un amasijo de carne que parece rociado con ácido, aparentan ser recientes.

Un gordo calvo enfundado en un traje anticuado cuenta billetes de un fajo en frente del micrófono colgado en mitad del ring. ¿O debería decir jaula? pues eso es lo que es. Un enorme amasijo de hierros entrecruzados que se elevan hasta las vigas superiores separa la parte central de la sala, de la zona donde se encuentra el público.

Justamente entre el público, Samantha y el Doctor se acaban de reunir con Klaus Rumpler:

Otro de los antiguos miembros de su manada. A estas alturas, no te extrañaría que la Banu Haquim Ginger también estuviera rondando por las cercanías.

Los tres sabbat están hablando con otra pareja:

No alcanzas a escuchar su conversación, pues unos operarios acaban de salir al cuadrilatero con una manguera industrial y muy ruidosamente están haciendo que regueros de sangre y otros grumos desaparezcan por los sumideros hábilmente dispuestos a los lados del foso de marfil.

Haber utilizado mi "esencia" había bastado para granjearme una buena entrada, por lo que simplemte sonreí al otro vástago que entró conmigo al lugar. Observando la demencial escena, decidí optar por tomar una mejor opción. Avancé hasta donde estaba el público, buscando un lugar para centarme, a una distancia prudente de mis objetivos.

Mi mente me dijo que tenía que tener especial cuidado en este lugar. Todo parecía hacer que en esta estancia habían varios miembros del Sabbat, y ya me bastaba con saber del hecho habiendo tres en aquél lugar. Me puse a examinar todos los alredores con la mirada. Debía buscar una forma de sacar provecho de esa situación, un punto débil en la extructura que me permitiera hacer uso de la debilidad del lugar y quizás, hacer explotar aquella sala llena de vástagos malditos. Podían haber  bajas en el lugar, pero, ¿Que no son las muertes del resto, en post de unos seres de su calaña? Eso importaba en lo más mínimo, puesto que el bien justificaba los medios.

Mirando a mi alrededor uscaría cualquier tipo de salida de gas, sistema de ventilación, o algo que me pudiera permitir hacer una explosión en la sala, los suficiente como para que mi arma, a una buena distancia, fuera capaz de generar una explosión para acabar con los vástagos y salir de la estancia. De modo contrario, miraría con mucho cuidado el actuar de estos vástagos, para ver si en algún momento se separaban y me daban espacio para abordar por sorpresa a mi objetivo principal y eliminarlo.

uscaría cualquier tipo de salida de gas, sistema de ventilación, o algo que me pudiera permitir hacer una explosión en la sala

Encuentras los sistemas antiincendios y de ventilación que podrían esperarse de cualquier tipo de nave industrial o pabellón deportivo. A simple vista no se ve ninguna instalación de gas.

Cómo eso podría aprovecharse para generar una explosión es algo que desconozco.*

Solo se ve un acceso vigilado por el portero que intimidaste antes. Si quisieras hacer una salida apresurada, debería ser por ahí.

 - Bien, bien, bien... nuestro compañero ha luchado bien, pero me temo que no va a haber otro round para él.

Dice el gordo del micrófono cuando termina de contar los billetes.

Luego mira a la esquina del tipo desfigurado y los que le estaban dando la sangre hacen un gesto negativo.

- Bueno pues, tendremos combate de ghouls en media hora. Sabéis como van las reglas: si hay un valiente del público quiere enfrentarse a ambos a la vez, éste es su momento. La programación se puede interrumpir para aplica el ya tradicional Coliseo de Vástagos* y bla bla bla. Volvemos en 20 minutos.

Tus objetivos siguen en la conversación con los otros dos jóvenes y por ahora no parece que vayan a hacer otra cosa. No les pierdes de vista por si a caso.

Para que mi plan resultara a la perfección, tenía que actuar a la perfección, y cada paso que diera, de ahora en adelante, hasta el resto de la noche debía parecer que estaba haciendo un papel, que era cualquier otro vástago de allí disfrutando, y que literalmente no tenía nada que ver con lo que pasaría dentro de los próximos minutos. Me senté en el asiento y me estire, estando cerca de el otro grupo, con una apariencia y tranquilidad de estar disfrutando el evento completamente, al punto que cuando pasaba uno u otro camarero pedía algo para tomar, e intentaba dar el mayor bajo perfil posible.

Dejas la mochila en una buena posición y te quedas un rato sentado cerca del grupo que mantiene una interesante conversación que en estos momentos alcanzas a escuchar.

- Un favor mayor por cada Carna que desaparezca de la ciudad es un trato más que razonable.

- Solo queremos asegurarnos de no sufrir esa misma persecución si los de Goratrix reaparecen.

- Si lo hiciéramos no podríamos cobrarnos los favores, no somos tan estúpidos.

Es hora de moverse. Por muy interesante que resulte la negociación de esos Sabbat, sin combates en la arena principal te arriesgas a llamar la atención si te quedas mucho rato sentado sin hacer nada.

La conversación me había hecho preocuparme mucho por Eve. Esos malditos tremere antiguos de la camarilla y estos malditos Sabbat lo único que querían era acabarlos, y no permitiría que la tocaran. Levantandome, mientras seguía en todo momento mi actuación, fui caminando por las gradas hasta una parte cercana al pasillo, teniendo, a mi espalda, la salida principal, y a una distancia de, unos 25-30 mts, casi en el límite del rango de mi recortada, la mochila. Una vez ahí, respiré profundamente, mientras mantenía mis manos en los bolsillos, y con una de ellas, tocaba, bajo mi abrigo, mi recortada, calculando la posición de las personas, que nadie se me cruzara por el frente, no cruzar la mirada con ninguno de los objetivos para llamar la atención, y por sobre todo, tener una vía libre para el disparo. Además, la iba desenfundando poco a poco, centímetro a centímetro, para no llamar la atención de absolutamente nadie.

La situación es tensa. Sabes que varios seres inmortales van a morir esta noche. Algunos son viles criaturas que viven para la tortura y la muerte, y otros quizás sabios centenarios o guerreros de la antigüedad que desaparecerán para siempre entre bocanadas de fuego y terrible dolor.

Sin embargo tu "yo" más marcial sale a relucir: No pierdes la calma. El truco es no pensar en las consecuencias. Centrarse en cada movimiento que das y ejecutarlo a la perfección.

Eso haces hasta que consigues sacar tu arma en medio de todo ese gentío sin llamar la atención.

Estás cubriendo tu recortada con el cuerpo cerca de uno de los muros laterales. Tu dedo sobre el gatillo y tus ojos fijos en la bolsa llena de munición incendiaria.

Sabes que en cuanto levantes el arma y aprietes este gatillo, el infierno se desencadenará.

Respiré una vez más. Cerré los ojos, profundamente. Había sido un policía que había pasado por una larga travesía. Había aceptado pertenecer a una orden milenaria que buscaba acabar con el mal en todas sus formas, sin importar el riesgo, sin importar la humanidad que se dejara de lado. Era buscar ser un vampiro, para, a través de la justicia, ser la absolución. Dios nos había abandonado. Los ángeles ya no estaban. No había nadie protegiendo a los inocentes. Ante ese llamado...solo quedaba ser el verdugo de la venganza.

Que pasara lo que tenía que pasar, pero el mal debía pagar. El coraje era la mayor virtud, y yo no flaquearía en el último momento.

Sentí como la sangre del cuerpo agudizaba mi visión, y como la sensibilidad de toda mi mano, sintiendo el frío gatillo, hacía que mi bestia me apoyara, me hiciera pensar en una de las cosas más bestiales del vampiro, la violencia. Era un tiro que no fallaría.

Hice los últimos cálculos mentales. Finalmente, levanté el brazo, y disparé.

El disparo salió limpiamente de la recortada. Una lluvia de fuego en movimiento, calculado de tal manera que este golpearía a la mochila, la tiraría de frente al grupo de vástagos del Sabbat y la haría explotar con todas sus fuerzas, desatando el infierno y el fuego de la justicia a aquellos que lo merecían.

No miraría atrás, me daría vuelta, guardando la recortada en un movimiento y saldría por la entrada principal, después de eso, trotando, me integraría en todo el gentío y la fiesta de afuera, mimetizándome entre todos los que estaban disfrutando aquél lugar.

¡BANG!

el disparo de tu recortada detiene el tiempo por un segundo y todo ocurre a cámara lenta a continuación.

Samantha Patricks, la ex regente del Sabbat en la ciudad se gira como una pantera, asustada por el disparo para darse cuenta demasiado tarde que el incendiario proyectil de un arma se dirige irremediablemente contra la mochila que esta justo en frente suyo.

Sus compañeros: el doctor Andrei, Klaus Rümpler y los tremere Archibald y Candence, abren unos ojos como platos.

Antes que puedan si quiera cubrirse las caras, una bocanada de fuego químico hace que todo el recinto se ilumine como si de repente se hubiera hecho de día con una intensidad cegadora.

Des de donde te encuentras sientes una oleada de calor y luego un terrible estruendo hace retumbar el suelo y el tiempo se vuelve a acelerar.

Cáos. Gritos por todas partes, gente corriendo sale de la sala entre empujones y el olor a plástico y carne quemada dispara una lluvia de sensores contra incendios tanto en el foso de marfil, como en el pabellón de Muay Thai contiguo.

Las duchas de seguridad empapan tus ropas mientras te abres camino hacia el exterior.

El público se amontona sobre las pocas salidas del recinto, vampiros y humanos impiden tu avance. Se escucha un sonoro crujido metálico de una viga y la gente se vuelve todavía más loca. Si no encuentras una forma rápida de salir podrías acabar en la misma tumba que los sucios sabbat que acabas de eliminar.*

El agua era agradable, puesto que servía para purificar los pecados. Poniéndole el seguro a mi arma, guardándola en el abrigo y cerrándolo bien, comencé a dirigirme a la salida sin dilatación. Concentrando la sangre en mis músculos, estos comenzaron a tensarse mientras sentía como la bestia dentro de mí llamaba su interior, haciéndose cada vez más presente. El fuego hacía huir a todos, sobre todos a los vampiros en un frenesí de terror. Esto para mí no sería más que una distracción para meterme en medio del tumulto, y utilizando mi fuerza sobre humana, me iría abriendo paso en la marea de personas, tirando y destrabando todos los pasos que no me dejaran avanzar. Arrojando a un lado a todos los que me taparan el camino y buscando hacerme una vía libre a punta de puro músculo a través de todos estos.