Partida Rol por web

Mike escuchó a la madre de Hannah advertirles que no fueran al bosque porque era peligroso. Razón no le faltaba, sobre todo teniendo en cuenta lo que les había pasado la última vez. Pero había que buscar a la familia extraviada, no podían simplemente pasar de ello e irse a jugar.

—Pues nada, a disimular tocan... —susurró, dándose la vuelta hacia sus amigos y alzando las cejas en una mueca de picardía en plan "que no se enteren".

Como vio que Alex no podía llevar a Em en la bici, le hizo un gesto a su nueva amiga para que se acercase. Además, en su bicicleta había un pequeño portacargas en la parte trasera para cuando tenía que llevar pedidos, así que la chica tendría sitio de sobra para sentarse.

—Ven, Em. Yo te llevo —dijo mientras bajaba para ayudarla—. Así... Siéntate aquí y cógete con los brazos a mi cintura para no caerte. Iremos despacio al principio para que te acostumbres. Verás que bien te lo pasas. Sobre todo no te sueltes, ¿vale?

En cuanto la niña se hubo montado en la bici, Mike asintió al resto de la pandilla indicando que estaban listos para ponerse en marcha.

Los demás terminaron sus respectivas conversaciones mientras daba buena cuenta de mi limonada y salimos todos juntos de casa de Hannah, no sin antes una buena advertencia por parte de su madre.

― Tranquila, señora R. Somos buena gente.

Salí con el resto y monté en mi bici, sin pensar en la problemática de que Em no sabía montar todavía. Tendríamos que haber invertido más tiempo en enseñarle a montar y menos en cebarla a galletitas. Nadie se creería que un niño de Romeo no supiera montar a estas alturas. Así que empecé a pedalear, pero paré en seguida al escuchar a Alex. Había intentado llevarla él, pero sin mucho éxito. Pero Mike, que tenía la bici más grande, acudió al rescate.

― ¿Ya estamos todos? Pues venga. Quizá podríamos dar un pequeño rodeo para que la madre de Hannah no se ponga histérica…

A Sabine la charla de la madre de Hannah le entró por un oído y le salió por el otro. Vamos a ver, ¡que ella era una scout! Nadie podía echarle la bronca por ir al bosque, estaba en su sangre, la cosa esa genética o como fuese. Sus padres se sorprenderían más de saber que había salido de casa sin pasar por el bosque que de lo contrario. 

Se quedó mirando a Alex cuando intentó llevar a Em en su bici, la cosa no tiraba bien. Se planteó si ofrecerse ella, pero no tenía mucha fuerza y le parecía que no iba a poder. Cuando había intentado llevar a alguien alguna vez habían acabado en el suelo las dos. Y entonces Mike acudió al rescate y Sabine sintió una punzadita de envidia por Em, que podía ir en la bici de Mike y agarrarlo de la cintura. Se le sonrojaron las mejillas y al darse cuenta de que estaba mirando demasiado, sacudió la cabeza y dio la primera pedalada para alejarse de ahí. 

—¡Vamos! —exclamó, llena de energía gracias a las galletas—. ¡Al rodeo! 

Hizo caso de lo que había dicho MJ y enfiló la bici en dirección contraria al bosque. Podrían rodear por otra calle y luego tomar la dirección buena, cuando las madres ya se hubieran olvidado de ellos y estuvieran entretenidas con sus limonadas y sus martinis.

La posibilidad de que la madre de Hannah se chivara a la suya era alta, teniendo en cuenta lo aficionados que eran de meterse en líos. Elodie dejó en el aire una nota mental que decía: "Mentalízate para el próximo castigo". Si bien, no fue para nada disuasorio del seguir al resto con la bici sin mirar atrás. Un castigo daba igual, lo importante aquí era que... ¡La verdad está ahí fuera!

Dios gracias a que Mike consiguiera cargar a Em en su bici, pues ella no tenía muy claro que fuera capaz de poder llevarla en la suya considerando sus flacas piernas y sus brazos de rata de biblioteca. Ya le costaba superar las clases de educación física, ni decir de soportar el peso de alguien mas pesado mientras coordina sus pies para pedalear. Si, era una muchacha con tendencia a la torpeza física, como todas las personas inteligentes. 

Em se sonrojó levemente al ver que Mike la llevaba, se agarró como pudo a su cintura y sus mejillas se pusieron como tomates a consecuencia. Algo que el chico no podía ver al ir delante, pero que el resto de amigos pudieron remarcar. Era algo gracioso de ver.

Los jóvenes pedalearon y cruzaron el pueblo. Vieron a otros niños dando vueltas por el pueblo, buscando qué hacer. Algunos habían decidido acercarse al río para refrescarse, y quizás tratar de atrapar alguna rana de entre los juncos que crecían en los bordes y luego poder hacer carreras con ellas.

Otros niños más grandes estaban alrededor de las recreativas. Pasaban la tarde en las máquinas de marcianitos o jugando al billar. Se decía que algunos hasta fumaban en el callejón que había detrás del local. Por eso solo iban niños grandes a esas horas, lo mejor era ir temprano por la mañana si se quería echar una partida en paz.

Pedalearon y pasaron por cerca de la plaza del ayuntamiento, donde vieron de pasada a los Kirby. No se los habían cruzado desde que entraron en la casa, no parecían interesados en saber si habían conseguido quedarse dentro un tiempo o no. Parecía como si solo quisieran molestarles ese día, aunque habían cumplido su palabra de no meterse más con Elodie. Martha entrecerró ligeramente los ojos al verlos pasar, su atención parecía estar fijada en la bici de Mike. Más concretamente en Em.

Siguieron avanzando con sus bicis hasta dar con las lindes del bosque. Allí pudieron ver los coches de los adultos aparcados. Trataban de organizarse para hacer batidas de búsqueda.

Encabezando a los padres se encontraba Don Holliyday. Don era un amistoso emprendedor de la localidad, dueño de "Maravillas vacacionales". Organizaba y enviaba a los turistas a realizar las mejores salidas de senderismo, descensos del río en kayak y en invierno se las arreglaba para que descendieran con sus esquíes por la nieve. El señor Holliday intentaba que todo el año hubiera turistas por el pueblo, que trajeran dinero para gastar.

A veces algunos de los forasteros se perdían en el bosque, los equipos de rescate tomaban partido en ir a buscarlos y los rumores decían que no solo no los encontraban, sino que no aparecía ningún cuerpo sin vida tampoco. Don debía sentirse muy mal por aquellos acontecimientos.

-La familia Bertman debería haber salido hace un par de horas, pues les esperaba para hacer kayak después de comer. Insistieron en tomar el sendero que les marqué y hacer un picnic por el camino, pero no han vuelto. Son una pareja y dos niños pequeños. Démonos prisa antes de que anochezca, luego no será seguro buscar- dijo Don e hizo señas por donde se supone que debía estar el sendero que les había marcado a los turistas.

Tirada de evasión dif. 7 para que ningún padre o adulto os vea en el lugar. Hacedla en oculta.

Hannah le dio un beso a su mami, esta le sugirió que se lavase la cara, que tuviera cuidado y que no quería que volviese con demasiados rasguños.

-Te ha quedado buenísima la limonada, mamá. Y las galletas.

A pedalear. Al rodeo, como decían MJ y Sabine.

El ritmo fue tranquilo. Una vuelta por aquí, por allá. Hannah suponía que su madre ni las otras se tragarían el rollo de que no se meterían en el bosque, su madre no era precisamente tonta, y conocía lo suficiente a su hija como para saber de qué pie cojeaba. Para la pequeña ninja, su madre era un desafío a sus habilidades de escaqueo, de librarse de obligaciones y evitar deberes. En realidad, igual que todas las madres.

Pensó en desviarse y largarse con aquellos niños al río. La perspectiva era más divertida que adentrarse en el bosque cuando ya medio pueblo lo estaba haciendo. Pero claro, sin ella, su pandilla solía meterse en problemas, les faltaba la sensatez estilo Hannah. Además, tenía que medio cuidar de Em, bueno, era un decir, pero algo así. 

En estas reflexiones llegaron al linde del bosque, ni se dio cuenta de la presencia anterior de los Kirby.

Detuvo su bici y se camufló entre sus amigos, no sea que, aunque lejos, su padrastro la localizase.  

Hanna no pensó si era buena o mala idea ponerse a buscar, lo harían, las ideas en el grupo eran tipo bola de nieve.

-¡Tarde de aventuras! -dijo, sonriente.- ¿Creéis que esta vez veremos duendes? ¿Hadas? Una vez vi a un elfo chiquitín. O algo así.

Mike empezó a pedalear junto al resto y las bicis se pusieron en marcha. No le costó demasiado llevar a Em, estaba acostumbrado a cargar la bicicleta de muchas formas diferentes y sabía adaptarse a los cambios de peso. Además, Em no era un bulto inerte y pondría de su parte para no caerse, lo que haría más fácil llevarla. El chico volvió la cabeza un momento para comprobar qué tal le iba a su nueva amiga, mientras el viento les revolvía el pelo a ambos.

—¿Vas bien, Em? Lo estás haciendo genial —Mike se fijó entonces en las mejillas sonrosadas de la chica—. ¿Hace calor, eh? Tranquila, en cuanto esa familia aparezca podremos ir todos a un sitio fresquito. ¡A lo mejor hasta podemos tomarnos un helado!

Aquella última frase la dijo en voz más alta, mirando al resto de la pandilla con una sonrisa de esas que muestran los dientes. El verano era la estación de las vacaciones y también de las cosas dulces. Cuando pasaron por el ayuntamiento se fijaron en los hermanos Kirby, y Mike no les dedicó más que un vistazo de reojo. Mejor no saludar a esos dos. Pero no le pasó inadvertida la mirada que Martha les había lanzado a Em y a él, y no le dio buena espina...

Poco después, estaban al lado del bosque. Mike paró la bici con cuidado y puso un pie en tierra, mientras observaba los movimientos de los adultos a lo lejos.

—Me conformo con no volver a ver osos o tipos trajeados... —respondió a Hannah en voz baja—. Ahí está Don, organizando al resto. Lo más seguro sería unirnos a ellos, pero después de lo que dijo la madre de Hannah, no creo que les haga gracia. ¿Qué hacemos?

Buscar por su cuenta era más arriesgado, pero también tendrían más libertad y cubrirían más terreno. Miró al resto con expresión interrogativa, sobre todo a Sabine que era la que mejor conocía el lugar.

Se dieron una vuelta por el pueblo. Incluso por el callejón de los cigarros, como lo llamaba Alex. Fumar decían que era malo, por más que apareciera el vaquero ese anunciando cigarros. Algo que te hacía toser no podía ser bueno. Hasta estaban los Kirby por ahí, que se callarían si sabían lo que era bueno para ellos. 

Porque si algo no tragaba Alex, era los malos perdedores. 

Llegaron por fin a la linde del bosque.

—En el bosque hace más fresco, hay sombra.

Mike planteó una duda razonable. 

—Si vamos con ellos nos harán volver, o se lo comentarán a algún padre, llegará a oídos de los padres de Hannah y nos la cargaremos.

Había que pensar. 

—En vez de perseguir el balón, es mejor estar donde el balón va a rebotar. Sabine, si se hubieran desviado del sendero que lleva al río, donde están los Kayak... ¿Dónde podrían haber acabado?

Sí, mucho mejor ir donde podían haber terminado en vez de seguir todo el camino. 

Sabine pedaleaba contenta. Era verano, estaba con sus amigos, hacían lo que querían y nadie se metía con Em. ¿Qué más podían pedir? Bueno, sí, que no hubiera una pobre familia perdida en el bosque, ¡pero para eso estaban ellos que iban a ayudar! Así que todo perfecto. 

Le sacó la lengua a los Kirby cuando pasaron cerca de ellos y se rio ella sola cuando volvió a mirar hacia delante. Menudos pringaos esos dos. Se escaparon como cobardicas el día de la mansión y desde entonces ya no se atrevían a meterse con ellos. Habían aprendido la lección. 

Frenó la bici al llegar a la linde del bosque y se bajó del sillín para escuchar a Don junto a los demás. Ya estaba levantando la mano para saludar al hombre, al que conocía bien de tanto meterse en el bosque, pero oyó lo que decían los otros de que debían pasar desapercibidos y bajó la mano sin haber dicho nada. 

—Vale —cuchicheó—. Sí, es verdad. Mejor vamos por nuestra cuenta. Los mayores son aburridos y nos harán volver. —Se quedó pensando un momento—. Hmm… Si yo me desviase del sendero… ¿dónde acabaría?

A los demás les pareció bien la idea de dar un rodeo, así que tiré hacia adelante con una galleta metida en la boca. Lo más probable es que terminasen pillándonos, pero por intentarlo que no fuera. Se notaba el verano en cada esquina del pueblo: la gente en las calles, los niños jugando… Hacía tan buen clima que hasta los horrorosos Kirby se habían atrevido a salir de su guarida. Cuando pasamos por delante de ellos, me tragué lo que me quedaba de galleta en un santiamén para poder burlarme de Martha haciéndole una mueca.

Cuando llegamos al bosque me agobié un poco. Para mí el bosque siempre había sido un lugar de paz, para desconectar y esconderme, y ver a todos aquellos adultos moviéndose por la zona y dando voces me puso de mal humor. Estábamos decididos a meternos en el bosque a buscar a esa familia, pero tal y como planteaba Mike, no teníamos un plan. Me sorprendió tanto que fuera Alex el que diera las buenas ideas que casi me caigo de culo de la bici.

― Muy bien, grandullón. Veo que vas ejercitando todos los músculos de tu cuerpo, no solo los que se usan para el futbol.

Le di un golpecito cariñoso en el hombro, orgullosa de él. Me quedé mirando a Sabine a ver si le venía la inspiración divina, pero no parecía tenerlo demasiado claro.

― Igual se han caído por algún barranco o se han desviado del camino. ¿Te suena algún desnivel chungo o algún cruce de caminos que pueda dar a confusión?

El grupo decidió que era mejor prescindir de los mayores. No solo porque fueran un rollo y seguramente no buscarían en los mejores sitios, sino que seguro que se llevarían una regañina, los harían volver para casa y acabarían todos castigados. Era lo peor estar castigado cuando el verano acababa casi de empezar.

Caminaron a hurtadillas, o lo intentaron, pasando a espaldas del señor Holliday. El resto de adultos se adentró en el bosque, algunos con linternas y otro con un megáfono tratando de llamar a la familia perdida. Don sin embargo se quedó detrás, guardando la retaguardia. Si vio a los amigos, no dio señas de que así fuera, acabando por adentrarse en el bosque también con el resto.

Sabine se quedó mirando el sendero y no tardó en encontrar una forma de guiarse sin tener que tomarlo como habían hecho los adultos. Además recordaba que había ruinas de alguna casa vieja y algún coche antiguo oxidado, que se veían desde el sendero y que les ayudarían a guiarse para no perderse.

Es así que emprendieron la marcha al interior del bosque.

Em caminaba decidida y atenta a todo lo que les rodeaba. Pese a que estos días parecía algo asustada y a veces como perdida en su mundo, casi más que Elodie, entre los árboles ese día se sentía como pez en el agua. Sus pasos eran ligeros y no le costaba moverse pese a caminar entre la maleza.

-No los veo- informó al resto, aunque era imposible que Em supiera cómo era la familia que buscaban. Solo sabían que buscaban dos adultos y dos niños.

Tirada de cerebro dif. 8 para buscar a la familia.

-Yo tampoco -dijo al escuchar a Em.

Habían dejado las bicis, poco prácticas por los caminos y senderos ocultos que iban a recorrer. Descubrió ardillas, un pájaro carpintero, una pareja de ratones, y diversos tipos de insectos. Se medio entretuvo jugando con las hormigas de las que tanto hablaba y conocía Sabine. Les dejó media galletita de chocolate cerca del hormiguero, que muy pronto fue detectada por las exploradoras.

Hannah estaba convencida de que no quería ver a hombres trajeados, lo mismo que pensaba Mike. No tenía tan claro lo del oso. Era una pasada observar a un oso a tan poca distancia. Bueno, si tenían suerte se encontrarían con ciervos. 

Y claro, con la familia perdida. -A lo mejor están tan tranquilamente merendando. Hay que pensar en positivo. O en aquel claro tan extraño que vimos el otro día. 

Caminaban, apartando ramas y cuidando de no pisar o tropezar con las raíces que emergían del suelo.- Te mueves bien por el bosque, Emily. -Seguro que era una criatura perteneciente a la naturaleza. Lo de fantasma o espíritu estaba descartado. Sus hermanas también veían a Em. Ahora tocaba saber si no era una duende o hada, o ninfa o lo que fuese. ¿Cómo se decía? Una druida o algo así. Una elfa quizás. 

-¿Eres una elfa? ¿Una druida? -le preguntó -Eh, ¿y si nos subimos a un árbol muy alto y miramos desde arriba del todo? -propuso al grupo, a la vez que seguía el vuelo de una mariposa de bonitos y vivos colores,  y se separó unos metros de los demás.

Alex no veía nada, tenía que apartar muchas veces ramas bajas y vigilar donde pisaba. Si otro niño o niña se torcía el tobillo, él podría ayudar a llevarlo. Pero si se lo torcía él... tendrían un serio problema. ¡No podría jugar el partido y no podrían verle! Bueno, y además quizá tendrían que llevarle, si es que podían. 

—Yo no veo nada, pero es que no estarán tan cerca, sino más lejos. 

Hannah decía otra de las suyas.

—Alguna vez pensarás un buen plan y no te haremos caso. No creo que veamos nada desde la copa de un árbol. Sólo más árboles. Y es peligroso. 

Una mala caída... Allí los árboles eran muy altos. No como los de sus casas. 

Su esperanza era que Sabine los llevara al sitio que mencionaba. Se dio cuenta de otra cosa. 

—Por otro lado... mientras vamos... Estamos todos otra vez sin nadie más. Em, ¿nos puedes contar algo más? ¿Has aprendido palabras estando en casa de Hannah? Allí no paran de hablar, varias personas a la vez siempre. 

Elodie llegó hasta el bosque con la respiración entrecortada. Demasiado ejercicio, unido al nerviosismo de ver de nuevo a los Kirby. Martha no se había vuelto a meter con ella desde entonces, pero tarde o temprano volvería a pasar. Estaba preparada para ello, si bien agradeció que no fuera hoy, ya que tenían algo importante que hacer.

Observo a los niños jugar ajenos, al paso de la caravana de bicicletas. Siempre los observaba y se preguntaba como podían vivir tan ajenos a la realidad. Alienados en un mundo de fantasía creada por los adultos para no ¡Descubrir la verdad!

Trató de acompasar la respiración cuando todos pararon sus bicis. Debería usar más su Ventolin, si no desconfiara de su composición. 

- Los adultos están compinchados, si nos ven nos reprenderán. Esto es una dictadura - había aprendido esa palabra recientemente en uno de tanto textos sacados de la biblioteca: "Forma de gobierno en la que un solo individuo, o un grupo pequeño, que sostiene el poder absoluto sobre el Estado de manera indefinida y sin limitaciones constitucionales reales". Eso hacían los adultos con los niños.

Una vez ilustrados todos, les siguió a la zaga de los pasos de Sabine, atenta y observadora. 

- Nadie se pierde en este bosque y está tranquilamente merendado. Les ha pasado algo seguro. Quizá hasta vemos cadáveres - como en aquella película.- O algo peor... - había leído muchísimas cosas de este lugar, tanto así que por primera vez no le parecía nada descabellado lo que preguntaba Hannah a Em, lo que hizo mirarla con interés renovado en cierto momento. Se hizo una nota mental para interrogarla en cuanto tuviera oportunidad. 

Tampoco le pareció mala idea lo de subirse al árbol, siempre que no fuera ella misma. Quizá Hannah estaba madur.... No. Miró al resto esperando opiniones, aunque algo captó su atención....

- Chicos, creo que tengo algo... - se acercó a lo que le parecieron pisadas recientes. 
 

—¿Peor que los cadáveres? —Mike alzó una ceja al escuchar a Elodie decir aquello mientras avanzaban entre las ramas y los arbustos—. ¿Qué puede haber peor que...? Ah...

Sonrió al adivinar a qué se refería su amiga. Unos días atrás no hubiera apostado por encontrarse en el bosque nada más inusual que aquél enorme oso que les había perseguido. Ahora... ya no estaba tan seguro. 

Em todavía no había contestado a las preguntas que le habían hecho Hannah y Alex, pero a Michael le preocupaba otra cosa. Se aproximó a Elodie, MJ y Sabine y habló en voz un poco más baja para no distraer a Em, por si la niña se animaba a responder a las dudas del grupo.

—Martha Kirby nos ha visto con ella —murmuró—. Y ya sabemos que es abusona y mezquina... pero no es tonta. Por la mirada que nos echó, me temo que se ponga a meter sus narices donde no queremos que las meta, y si lo hace puede buscarnos un problema...

Después de todo, los Kirby seguramente seguían resentidos con ellos. Y tras lo que habían vivido unos días atrás con los tipos de traje, ya no parecían tan descabelladas las historias que Martha contaba sobre su padre... Mike dirigió a sus amigas una mirada que a todas luces significaba que no quería alarmar a Em con ese tema, pero que ellos tenían que estar preparados por si eso pasaba.

Entonces Elodie encontró lo que parecía una pista, y Mike se acercó a echar un vistazo. Quizá tuvieran suerte y consguieran localizar a esa familia perdida antes de lo que pensaban.